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Los restos de una pizza mal comida continuaban sobre la mesa, así como las bebidas y otros residuos de una cena improvisada a media noche. Para Arel formaban una composición desordenada con vestigios de armonía. En resumen, esa composición tenía nombre propio; Mel. Ésta abrazada a su espalda, prácticamente dormía aplastandola. Por suerte el sofá parecía lo suficientemente cómodo para sostener el sueño de unas horas.