sábado, 7 de marzo de 2015

La madre de José


Llevaba toda la tarde encerrada en la biblioteca del Campus, saliendo lo justo para compartir un pity con algún conocido. Un pity, más unas cuantas quejas. Los finales del semestre llegaban y salvo los pasotas, el resto andaba con el culito apretadito por lo que pudiera pasar en esos exámenes, donde se jugaba todo el curso. Pity, quejas y como no, planear como cada semana el jueves “universitario”.
Con los finales tan presentes, ese jueves no se presentaba muy halagüeño. Los asfixiados de turno, como era su colega José, seguro pasarían de salir, prefiriendo apurar horas de estudio.  Bueno, siempre podría convencerlo a última hora. De hecho, iba a pasar de volver a la biblioteca y se plantaría en su casa. Con José la insistencia, para lo que fuese, por wasap no tenia caso, porque era muy dado a desconectar del móvil. Cara a cara, sería más fácil convencerlo y a quien quería mentir. Nunca estaba de más, recrearse la vista con la “Mami” de José. 
Pensar en esa mujer llevando la bici por las callejuelas de su barrio, era molto arriesgado. Joder, ¿Cómo no babear con solo recordarla? De metro setenta de altura y cuerpo guitarra de infarto, sin olvidar unos ojos morunos, grandes, almendrados y oscuros como la misma noche. 
- Y su pelo….joder con su pelo 
Cabello de leona, como lo que ella misma parecía según se movía. Rubio y rizado, super espeso, con un corte de sello e identidad propia. Sería la hostia poder introducir los dedos por esa melena y tirar….tirar como estaba un coche a punto de hacer con ella. 
- Eh tío, ¿es que no me ves? 
Apoyándose en el propio coche, pudo recuperar el equilibrio tras el susto. Vale, debía anotarse no pensar en esa mujer subida a la bici.  A ver, ¿Cuántos años le podía sacar? ¿y cuantas veces se tenia que recordar que era la madre de José? Mínimo veinte añazos mayor que ella y por favor, le bastaba mirarse en cualquier escaparate, para ver las claras diferencias entre ambas. Ella una veinteañera canija de poca chicha, con una altura patéticamente en la media nacional, sin un pavo en la cartera y Lola en cambio,  pues…toda una hembra para una mindundi como ella.
- Siempre se puede soñar jajaja 
Animándose y sin reconocer las veces que podía llegar a soñarla despierta o dormida, llegó a la casa de José y de ELLA. Si, porque tras la puerta a la que estaba tocando, podía estar Lola con alguna de sus camisetas anchas, usadas  como vestido de andar por casa. Si su hijo, no fuera un apavao de la vida, se las prohibiría. A lo “moro”, así lo haría ella si Lola fuera su madre. Vale, ese pensamiento le daba repelús y era mejor pasarlo por alto. Pues si que tardaban en abrirle la puerta, eso solo podía ser que José estaba solo, para su decepción. Estaría estudiando con los auriculares puestos  a todo volumen. Pues vale, para conseguir que le abriese la puerta, debía aporrearla, silbar y en último caso, lanzar alguna piedra. 
Estaba por buscar una piedra cuando un pensamiento le cruzó. Joder, a ver si en vez de estudiando José estaba meneándosela a lo mono salido. Nunca estaba de más, ponerlo en un aprieto. 
- Ey…deja de meneártela y ábreme, pajillero- gritó entre risas y menos mal, tras la puerta se escucho ruido y supuso, que era José. Preparada para seguir metiéndole caña a su colega, la sonrisa se le congeló al ser Lola quien le abría la puerta. Evidentemente adormecida, le sonreía sin que ella fuera capaz de articular palabra ante la pillada. 
- Esa boca- le regaño la mujer, al parecer ajena, al sonrojo que de golpe sufrió. Como no sufrirlo, si Lola le abría la puerta justo con una camiseta igualita a las que siempre llevaba en sus más húmedos sueños. Esta, de un color crema que le hacia resaltar escandalosamente, su piel naturalmente bronceada, además de destacarle dos tetas de impresión. Vale, debía dejar de sonreír como pava y sobre todo, dejar de mirarle el pecho queriendo comprobar lo que  la camiseta mostraba como evidente, Lola no llevaba sujetador para su agonía- Pasa, cariño…José salió. 
- Mierdaaaaaaa- su queja contra la mala pata de encontrársela sola, en camiseta, sin sujetador y descalza, no llegó a tiempo de evitar que Lola se acercase hasta ella para besarla cariñosa en la mejilla. Otra vez a recordarse que era la madre de su amigo y que solo, estaba siendo amable. Debía bastarle para no encoger el cuerpo ante su proximidad ni olerla como si fuese una puta yonky. ¿Por qué tenia que oler tan jodidamente bien? ¿y por que cada vez que la veía la encontraba más guapa? Y peor, ¿Por qué tenia que adentrarla en la casa abrazándola por la espalda? Estaba claro que a Lola se la sudaba su silencio, su temblor y su rubor extremo. De la humedad de sus braguitas, no había ninguna necesidad de que supiera ¿o si? Quizás así seria más comprensiva con lo que provocaba en ella y puede, que dejara de gemir en su oreja, como estaba haciendo. 
- Uhm..me dolía la cabeza y me quede dormida, ¿vienes del Campus?- se interesó la mujer sin soltarla, hundiéndola en la miseria de saberse perdida por esa mujer. Su voz al oído era sumamente orgásmica, imaginar como la camiseta al cogerla así, se le subiría mostrando parte de sus nalgas, también lo era y sus manos entrelazadas a la altura de su vientre, era  todo un castigo. Ni dos minutos con ella, y ya estaba mojadísima y peor, con la imaginación trabajando a marchas forzadas.
- Eh...si- logró contestarle y de buena gana, la habría retenido pegada a ella. Pero Lola la soltó, dejándola huérfana de su calidez.
- Iba a ponerme un té, ¿tu quieres algo?- le ofreció Lola jugando odiosamente a quemarla en ganas. Apenas a un metro de distancia, se estiraba retorciendo el cuerpo en figuras de lo más calientes, provocando que a la pobre canija se le desencajara la boca.
- A ti- le hubiese contestado si la voz lograse salirle del cuerpo. Pero como poder hablar, si Lola terminaba de estirarse y arrugaba la nariz sumamente coqueta- Es la madre de Jose, Amaia..la madre.

Oye José, escúchame que no lo hice queriendo. Yo te fui a buscar y me lié por cierto, que día mas bueno. Qué buena está la madre de mi amigo José, la miro y me recuerda aquel momento que sé, que ella abrió la puerta y yo pregunté por él, me dice que se ha ido, que no va a volver. Vuela mi fantasía, vuela alto y la ves, tumbada en el sofá y yo dentro del chalet. Revivo aquel momento en que me hizo perder, esos pocos papeles que yo puedo tener.
Y ahora estoy quedándome muy loco 
Qué va, qué va, lo que yo estoy es un poquito nervioso ....

¡Una cerveza! Había acabado por pedirle una cerveza. ¿En que demonios estaba pensando? Ah si, en ELLA y su sensual camiseta. Normal que Lola ante su petición alzara una ceja, que para no variar, la hacía aún más sexi si eso era posible. Joder, cada cosa que hiciera o dijera, cada gesto o cada movimiento eran auténtica locura para Amaia. Incluso, que le negase esa cerveza.
- A las siete de la tarde en mi casa, desde luego que no. ¿Uhm?
¿Que otra cosa iba a responderle Lola si era la madre de José?  Agh.. No era buena idea quedarse en ese salón esperando que Lola volviese con dos tés. Cero ganas de té y demasiadas de Lola. 
¿Uhm? Que jodidamente caliente eran esos dejes de la madre de su amigo. Lo más apoteósico que podían escuchar sus oídos con efecto inmediato en sus braguitas. 
Mojada, caliente y a muslos apretados. Así estaba cuando Lola regresó al salón. Había que sumar, trasnpirando de no sólo pensar en verla sentarse en el sofá, según su costumbre, con las piernas encogidas. Porque piernas encogidas era igual  a muslos libres de prenda. A sólo un par de metros, tendría sus larguísimas y morenas piernas y a toda ella, mirándola en silencio. De puta madre. Habría sido más sano inventar una excusa y salir del infierno en que se estaba metiendo. Pero ni modo, estaba ahí sentada frente a ella.
- ¿Te dijo José donde iba?- buscó algo de lo que hablar y joder, Lola entrecerró los ojos mirándola. ¿Es que nada afeaba a esa mujer?
- Supongo que fue con su chica. Dijo que no dormiría aquí- le contestó Lola y jodeeeeeeeer. Mucha información era esa para su mente calenturienta. Esa que le estaba haciendo sufrir lo suyo por mantenerle la mirada y no desviarla golosa recorriendola. No ayudaba, que Lola se acariciese el muslo con el filo de sus uñas. Que puta gozada debía ser arañarla o mejor, ser arañada por ella, mientras la penetraba bien fuerte y profundo. De sólo pensarlo, pudo sentir una dolorosa punzada en su húmedo sexo. Maldita imaginación. Y Lola, que parecía seguir ajena a su sufrimiento- ¿Y tú que?
- Aquí, muriendo por ti..ya ves- podría haberle contestado Amaia, pero prefirió guardar una poquita de dignididad y contestarle- Bien, todo bien- escueta e intimidada por la mirada intensa de Lola y sin saber que hacer con sus transpiradas manos. Vale, buena opción era guardarlas bajo sus piernas, antes de que pasaran de ella y se fueran directas a acariciar ansiosas la piel que la llamaba a gritos desde el otro sofá.
- Jajaja, me refería a- insistió Lola y Amaia estuvo a punto de correrse, con la deliciosa pausa que realizó Lola a boca medio abierta. Joder, que después se mojase los labios, fue mucho...puede que demasiado- en verdad me refería a las chicas, ¿uhm?- concluyó a su estilo Lola y...
Puto deje de los cojones que la llevaba loca. De no usarlo o de no estar completamente loca por sus huesos, podría haberle contestado con cualquier cosa. Pero ya era bastante, o esa..ya.
- ¿Las chicas? Pss, soy una loca que le gusta complicarse la vida, prefiriendo una mujer...mujer- soltó tal cual le vino y los colores le subieron al rostro del tirón. Joder, lo había soltado y no sabía que esperar de Lola. Vale, lo que no esperaba es que sonriese de medio lado en una actitud entre halagada y ¿loba? Imposible que con esa mirada sobre sí, la temperatura corporal y exterior no subiera a lo bestia. Lola volvió a entrecerrar los ojos sumamente sensual. No le había extrañado la confesión de Amaia en absoluto y la intimidad más abrumadora, las envolvió sin remedio.
- Complicarse suena tan...divertido- le dijo Lola, hundiéndola en el infierno más abrasador que contiene el deseo más primitivo.
- Mia...la quiero mia aunque sea una puta locura- le rugieron las entrañas a Amaia, ardiendo gustosa en se infierno.

Es que la madre de José me está volviendo loco y no la voy a dejar, porque lo siento y siento todo. Qué culpa tengo yo si esa puerta no la he abierto, si ha sido su madre, que quería que entrara dentro. 

Subí las escaleras del humilde chalet 
con su madre en mis brazos, rodeándome . Tumbado en esa cama vi a mi amigo José, en un portarretratos ahí mirándome .

La miraba, joder es que parecía que José la estuviese mirando mientras ella se dejaba caer en la cama, besada por su madre. Y como besaba. Ni medio normal era, que además de estar tremendamente buena, besara de esa manera tan única. Húmeda, caliente, enredada y de correrse gimiendo como loca, en esa misma boca que besaba tan escandalosamente bien. Pero Jose, su amigo seguía mirándola desde ese portaretratos. ¿Se iba a tirar a la madre de su amigo? ¿Como coño había llegado a su cama?  ¿Y a quien quería engañar? Era la madre de éste quien ascendía por su cuerpo y la hacía dejar de mirar el portaretratos.
- Me come.. De ésta me come- fue su último pensamiento antes de mirarla sobre ella, increíblemente mujer. A tomar por saco José. Era ella, su más bello pecado, su pensamiento más sensual, su sueño más húmedo, su perdón menos piadoso y su manantial prohibido. 
- Uhm....Amaia
Dioooooos, escuchar su nombre en boca de Lola y entre gemidos, fue tan exquisito y tan loco, que ahora si que si, Amaia mandó lejos de esa cama a todo lo que no fuese Lola y sus infinitas ganas por ella. Joder, era tan bueno sentirla moverse sobre ella y dejarse morder la boca cada vez con mayor presión. Una gozada fue dejarse arrancar la ropa y gemir de puro gusto, en cuanto la noto sobre su muslo, mojada y vibrando. 
Lo quería, quería esa única humedad entre sus dedos, como quería esa calidez para ella. Pero las manos, la boca y los movimientos bien ricos de Lola, la tenían presa bajo ella. Un mordisco, uno fuerte con sonrisa sobrada y chula de Lola, le dio la fuerza girarse con toda la intención de no dejarse nublar por todo lo que significaba tenerla por fin, para ella. Girada el impacto de verla bajo ella, con el cabello revuelto sobre la almohada, fue todo un impacto que le hizo acudir a su boca, hambrienta de toda ella. 
Ahora si, las uñas arañaron, las bocas degustaron y los dedos poseyeron, como fieras que apuran contra el tiempo.

Subí las escaleras del humilde chalet 
con su madre en mis brazos rodeándome tymbado en esa cama vi a mi amigo José, en un portarretratos ahí mirándome. Pasó lo que pasó y ahora no duermo bien. Lo hice casi obligado no sabía que hacer, espero que él lo entienda que lo sepa ver, fué un momento muy duro lo va a entender.

Y ahora estoy volviéndome muy loco 
qué va, qué va...lo que yo estoy es un poco mas nervioso 

Es que la madre de José me está volviendo loco y no la voy a dejar, porque lo siento y siento todo. Qué culpa tengo yo si esa puerta no la he abierto, ha sido su madre que quería.... que entrara dentro. 

No fue fácil, nada fácil para Amaia, dejar su sueño tendida en una cama de sábanas maravillosamente revueltas y pasar por la puerta de la habitación de José. Cuantas horas y días, cuántos sueños y locuras habían compartido ambos en esa habitación. Toda su vida y ahora, pasaba con cierta vergüenza por esa misma habitación. Tampoco sería fácil encontrarse con José. ¿Como iba a mirarlo a los ojos si todavía en sus dedos llevaba la esencia más íntima de su madre? ¿Como hablarle si su boca soñaba con guardar por siempre su sabor? ¿Como volver a hacer chistes con él si el moratón que llevaba en el cuello se lo había hecho su madre?
Demasiado para una cría que trató de seguir como si nada, cuando en verdad, todo había cambiado.
En la universidad pudo clamufar el pudor que sentía al estar con él entre amigos y compañeros, igual fuera de ella pero el día que de nuevo volvió a esa casa y estuvo en la habitación de su amigo, no fue nada fácil ahuyentar los recuerdos y con ellos, los gemidos de Lola grabados a fuego. Al menos tuvo el respiro de que Lola no estuviese en casa y hasta parecieran sin ella allí, los amigos de siempre. Pero cuando un sueño se convierte en realidad, se convierte y Lola acabó por llegar a la casa, sin que Amaia supiese donde esconderse.
- Estáis aquí, vengo muerta- les dijo a ambos abriendo la puerta de José, su hijo. Verla ahí de pie, quitándose la americana como de normal, si era su casa, fue mucho para Amaia que apenas sonrió sin atraverse a mirarla. Para su suerte, Lola se conformó con solo quitarse la chaqueta y quedarse en falda y camisa, mientras su hijo le contaba que estaban por salir.
Salir si, salir de su presencia, de sus miradas a hurtadillas y de lo buenísima que estaba con esa falda. Y todo sin que José sospechara de su silencio repentino. No recuperó el habla cuando Lola se despidió, en teoría, camino de su ducha pero si recordó que estaba con su mejor y más íntimo amigo.
- Algún día me harás enfadar, te quedas boba mirándole las tetas a mi madre- medio en broma le dijo Jose con la intención de salir de su habitación y que ambos se marcharán.
- Si...pues no me has visto comérselas- pensó la pobre Amaia y menos mal, que José no se tomó a mal  su atolondramiento.
- Jajaja vamos ya..apavada- metiéndose con ella, sin saberlo, él fue quien la ayudó a salir de la casa y a respirar fuera de ella. Pero joder, dentro se quedaba Lola, sin que ella hubiese podido decirle nada- Voy a por Mati y no se...¿quedamos en los cines como en dos horas?- de normal continuó su amigo y mira que bien, tenía dos horas para recriminarse por lo hecho y para seguir deseando que volviera a ocurrir. Quizás sería mejor no despegarse de José y estuvo a punto de hacerlo, pero su móvil sonó a mensaje de wasap recibido. Su amigo esperó que lo leyese y confirmó que Amaia estaba de lo más rara, al ver como por pocas el móvil no se le caía de las manos. Que iba a saber él que Amaia acababa de recibir una foto de su madre, en sólo camisa.
- Eh...vale, en dos horas allí- confirmó rápido Amaia, asegurándose de guardar  el móvil y con él, su sueño convertido en realidad citandola.
Bueno, para contarle a tu amigo que la has liado bien gorda, primero hay que liarla bien gorda.
Mensaje de Amaia a Lola: En diez, voy. 
Mensaje de Lola a Amaia: Esperándote estoy.
Pues ni diez......

Es que la madre de José me está volviendo loco 
y no la voy a dejar, porque lo siento y siento todo 
qué culpa tengo yo si esa puerta no la haya abierto ha sido su madre que quería que entrara dentro.

Mira tío, entiéndeme, que no soy un mal tío 
que soy muy sensible y lo hice con cariño no quiero que pienses, que de ti me río. 
Que me gusta tu madre José.

Fin



5 comentarios:

  1. Canija poca chicha..jajaja, suerte para Amaia que te ha dao por coger esta madre de José, porque..pobre de ella si coges la mamá de José de los Mojinos (aunque nosotras encantadas de poder leerlo)..gracias.

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  2. Me ha encantado, y la forma de relacionarla con la canción ha sido un acierto.

    Gracias.

    A.

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  3. Buenisimo.Vaya imaginación que tienes.Eres una crack.

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  4. ......SUEÑOS....SUEÑOS QUE SE HACEN REALIDAD....SUEÑOS HUMEDOS...CALIENTES....QUE TE HACEN VIBRAR....SUEÑOS...Y REALIDADES QUE LUEGO TE HACEN SOÑAR MAS....
    HISTORIAS QUE ALGUIEN CONVIERTE EN CANCIONES...Y CANCIONES QUE INVITAN A PERDERSE ENTRE ESAS MISMAS HISTORIAS...

    Y ESCRITORA...TÚ....SIEMPRE HACIENDO FASCINANTES REGALOS....HACIENDO QUE TUS LETRAS BAILEN AL RITMO DE ESA IMAGINACIÓN TUYA...QUE NO PARA...NO PARA...¡¡FANTASTICA ESTA NUEVA FORMA TUYA¡¡¡ SORPRENDENTE....FRESCA¡¡¡ Y MÁS...MÁS QUE NUNCA...ÚNICA...INIGUALABLE¡¡¡¡ GRANDE¡¡¡¡ LO ERES¡¡¡

    GRACIAS.....SIEMPRE.....POR ¡¡TANTO¡¡¡

    CELESTE-NEGRO

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  5. ...... Y olvidada esto...

    Es un placer ....llegar y poder sumergirse en cada palabra....en cada una de ellas....que destilan LOCURA....un placer...si¡¡¡

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