En el Parque...10

No hubo vecino del patio luces, que no asomase a verlos aquella mañana. Alicia y su Papa, vestidos y perfumados como para Misa de domingo con vermú incluído. El pestazo a colonia infantil que se habían echado a litros, estaba por perfumar la ropa de la vecindad tendida en el patio y la sonrisa de ambos, bien podría eclipsar al sol.

" Jijiji que vamos to guapos. Lo petamos hoy"

No si, fe a la muchacha no le faltaba ni tampoco a su Papa, que orgulloso sacaba pecho, ganándose la atención de sus vecinos.

- Manuel....¿donde vais de domingo?- le preguntó el típico vecino que siempre estaba dispuesto a dar que hacer.

- A conocer a mi futura nuera- le contestó Manuel, esforzándose en que su bigote estuviera bien peinado. Sin olvidarse de hacer rabiar al cansino del vecino- Tie las caderas bien anchas, esa me da lo menos tres o cuatro nietos. Déjate que no sean quintillizos- vacilaba el hombre haciendo tragar saliva a la pobre Ali, que se veía cambiando pañales antes de ni siquiera haber besado a su ojitos.

"Ojitos...ays"

Y Alicia era pensar en ojitos y poner cara de enamorada o lo que es lo mismo...

- ¿ Por eso lleva esa cara de subnormonga tu canija?- inquirió el vecino con muchas ganas de juerga y gresca.

- ¿Que le acabas de llamar a mi canija?- enseguida se envalentono Manuel. A su canija ni tocarla, por mucha cara que llevase de...de algo extraño si que era.

- Enamorada...si es como estoy, Papa- intercedia Alicia poniendo más carita de subnormonga, digo de enamorada y el Papa pasó sel vecino. Ya habría tiempo de darle en la boca cuando el domingo viniese su nuera a comerse un arroz. Que guapa y dispuesta debía ser para llevar a su canija con esa carita de...

- Coño Alicia, pon cara normal que en verdad pareces subnormonga- le tuvo que pedir a su hija. La subnormonga enamorada.

- Es el amor..que habla por mi. Ay Papa, mi chica que la vas a conocer. No vale enamorarse de ella, que se lo galán que eres- lo previnio Alicia, conocedora de su padre y éste que volvía a peinarse el bigotillo.

- Jem jem..en el corazón no se manda- le dijo.

Pero en la vista, puede que si. Pensaría rato después cuando llegados al Parque medio escombroso donde su hija se había enamorado, fue ver el uniforme de barrendera e ir decidido a presentarse a su futura nuera, dejando a Alicia a metros de distancia, en una estrategia nada pensada y poco práctica. Pero ellos son así y poco puedo hacer.

" Jiji deja a mi Papa, déjalo y veras"

Lo dejo y así es como el hombre se fue acercando a la barrendera que enérgica se dedicaba a su tarea con arte.

De carnes ricas y cuerpo guitarra, le había dicho su hija y tanto que si. A la criatura no es que le sobrara algún kilito en su cuerpo, es que los había cogido todos para ella.

"Oju...en el salón no nos entra, habrá que tirar alguna pared"

Se hacía sus cuentas el hombre, siguiendo en su aproximación. Ahora a pasos más miedosos. 

" Chiquilla, no ha dejado ná sin comerse" Acojonado a cada paso continuó hasta que llegó a la barrendera y sonriendo enseñando dientes carraspeó llamando la atención de la en teoría linda barrendera.

- Buenos días, caballero- respondió a su carraspeo la barrendera girándose hacia Manuel y....

" Por la Virgen tirando la roca que tapaba la cueva de su hijo. ¿Que criatura es ésta? "

Girada hacia él, la barrendera de extraños ojos entornados y de difícil mirar, le sonreía mostrando una caja de dientes, mal apilada. Se mezclaban entre sí los dientes y muelas, sin orden alguno. Y ni fijarse quiso en el lunar con tres pelos que portaba la muchacha en la barbilla.

"Lo que hay que hacer por una hija

No está pagado esto de ser padre"

" Jijiji...pero, ¿esa quien es?"

Tarde se lo preguntaba Alicia, el Papa iba decidido a todo y si a su hija le gustaba ese extraño ser, el pa,lante y bien orgulloso.