Con carácter, personalidad, pasional, indudablemente atractiva y ciertamente aventurera. Era el resumen de Vera para Arel y por el que, a pesar de tener el menú listo, continuaba en la cocina volcada en prepararle una deliciosa Opéra. No tenía ningún sentido hacerlo, pero tampoco retuvos las ganas inmensas que pensar en la boca de Vera le despertaban. Un clásico francés, al igual que la millefeuille. Tres capas de biscuit joconde, tres capas de crema de café y tres capas de una fina ganache chocolat. La deliciosa mezcla que produce el dulce con el amargo.
Así debía saber la boca de Vera. Partiendo la torta francesa conseguida en perfectos cuadrados, Arel se río de su obsesión de etiquetar a las mujeres con sabores y pensar en sabores era pensar en Mel. Diablos, hacía rato que no hablaba con ella y ya venía extrañando sus cosas. Exquisito, el pequeño cuadrado de torta acompañaría perfecto al anterior postre preparado. Quedaba emplatarlo, ser educada despidiéndose y voilá, podría marcharse a perderse por las calles de Atocha.
Esos eran sus planes, pero Vera entrando en la cocina, los varió de momento.
- Huele genial...todo- le dijo sin mirar los platos y si, el mar verde de Arel. Ésta no se intimidó y agradeció con media sonrisa, la pausa realizada por Vera para incluirla en el todo que había utilizado. El eclipse entre el mar revuelto y la oscuridad de una tomenta, duró lo que Vera quiso. Prefiriendo retirarle la mirada en cuanto Arel le devolvió la media sonrisa. Aventurera poco acostumbrada a no ganar. Arel continuó sumando características a su puzzle sobre Vera, en tanto esta curioseaba la pequeña bodega, hasta que de ella extraía una botella de vino. Cuan armoniosos eran sus gestos y como había llenado la cocina con sólo dos palabras- Lo francés no suele fallar- volvió a hablar Vera y Arel dejó los platos para apoyarse en la encimera y disfrutar de las vistas. Al poco Vera le dio frente, abriendo que lo que por su etiqueta, parecía un Moet Chandon. Nada le dijo, se limitó a mirarla, mientras era Vera quien seguía hablando sirviéndose una copa- Sus vinos, éste por ejemplo puede pegar con todo- prosiguió antes de probarlo y Arel volvió a sonreír. Había algo en la forma de mirar de Vera que animaba a la chef a no perder detalle de ella- Mm, sabor y cuerpo- apenas lo probó se marchó a la ventana por la que su desaparecida pareja, se había remirado por largo rato. Vera en cambio parecía mirar. En ese punto, Arel podía dar por concluida la velada, dejarlas con su menú y su pedida de matrimonio, pero Vera de espaldas y abrazándose le hizo alargar la conversación.
- Surprises....para bien o para mal, son la chispa de la vida- le dijo y Vera podría disimular lo que quisiera, pero había sido todo un "tocado"
- Que decir de vuestro idioma, con diferencia el que más incita al amor, a la pasión- en cambio Vera siguió a lo suyo, aparentemente sin haberla escuchado girándose hacia ella- Hoy es para bien. Muy esperado además- sin olvidarse de dejarle claro a la chef que la no sorpresa de esa noche, se la traía al pairo. Ahora de frente, las dos sonrieron bajaron la mirada los segundos suficientes para volver a mirarse mucho más íntimamente. Arel ardía en deseos por verla probar su torta improvisada. Debía ser apoteosico contemplar a Vera cerrar los ojos ante el placer de fundir en su boca, la crema de café con el gamache de chocolat. De nuevo la presión de sus sienes la alertaba pidiéndole distancia con la mujer que continuaba mirándola constante. Probar su boca y enredarse a su sabor en esa misma ventana. Malditas ensoñaciones que provocaban en sus manos un nervioso cosquilleo. Enredada a su sabor, podría bajar las manos hasta la falda de su vestido y apreciar la textura de su piel de nuevo ascendiendo.
- Basta- se exigió y seguro que tragó saliva. Para su mala suerte, Vera de nuevo se acercaba a la isla de la cocina, para curiosear el menú y enseguida sus fosas nasales quisieron retener su olor. Perfumada en exceso, eso sin duda. Lo cual no le restaba atractivo. De poder tocarla, seguro que sus manos quedarían impregnadas por su olor.
- En cuanto a la cocina, siempre preferí vuestros dulces- dijo Vera y las sienes de Arel comenzaron a palpitar deseando que eligiera la opéra.
- Pruebala, hazlo- pensó la chef y estuvo a punto de sufrir un orgasmo en cuanto vio la mano fina y delgada de Vera tomar uno de los cuadraditos de la torta. Después de todo iba a tener la suerte de verla comérselo. Con cuidado Vera miró el trocito entre sus y pareció que adivinaba las ansias de Arel, porque despacio lo llevó a su boca. Apenas abrió los labios, cerró los ojos y Arel retuvo la respiración. Como al borde de un precipicio, así se sintió la Chef mientras Vera desgutaba su pequeña porción. Auténticamente magnífico la composición de su rostro disfrutando del dulce, tal cual lo había soñado. Su voz, Arel necesitaba cualquier murmuración, gemido placentero o catalogacion de su dulce, lo que fuese que le permitiese escucharla. Vera entonces abrió los ojos, clavandolos en ella directamente, pero Vera esa noche tenía una cita y entraba por la cocina antes de que dijese algo.
- Los tengo a todos expectantes con la cita de esta noche- le dijo a Vera, que enseguida se giró a atenderla sonriendole.
Ahora sí que Arel prefería marcharse y lo hizo tras despedirse educada de ambas y de nuevo, Vera la sonrió con un hilo especial cruzando sus oscuros ojos. Al rato, cuando se metió en su furgoneta con todo listo para marcharse, Arel estalló en risas. Desde luego que Vera era todo un descubrimiento, que seguiría usando como musa. Pero que fuerte y añejo le resultaba la hipocresia de ella y su pareja. Que pedida de mano más ficticia y que poco le importaba a ambas. Pues al diablo, que vivieran como quisieran si eso no jodia a un tercero, cuarto o quinto. No era su problena y atender la llamada que estaba recibiendo, si.
- Arel Dubois- contestó como siempre, antes de arrancar la furgoneta. Sería algún cliente o con suerte, Mel.
- Arel....no había probado una opéra tan exquisita ni en la misma Francia- la voz de Vera la irguió en el asiento, reconociéndose excitada de golpe y le dio igual el halago recibido. Por pura intuición buscó la ventana de la cocina y una sombra en ella, le hizo sonreír. Ahí estaba Vera, su obsesión convertida musa.
El juego de seducción/coqueteo de estas dos es adictivo, me encanta como Arel intenta plasmar a través de sus platos el carácter y la forma de ser de las personas, pero me quedo con una duda, ¿Seguro que Vera no la recuerda?
ResponderEliminarBueno en algo debo darle la razón Arel que pareja más fría, pero en fin ellas sabrán que hacen, polos apuestos se atraen.
A la espera de la conversación que seguro tiene con Mel.
Estoy intrigada por ver como se suceden los siguientes encuentros.
Gracias.
A.
Puff...menudo trocito éste. Ya veremos a ver como acaba la velada. Lo que si tengo claro, es que si alguna vez me caso, espero que la pedida no sea tan fría como esta, jeje.
ResponderEliminarEn fin, que me encanta el fic.
Muchas gracias
L.a.c.e.r
Esta historia es para verdaderos "gourmets" de las palabras. Te pasas, niña. Haces que saboreemos cada frase, cada palabra. Uffrf, si casi siento el aroma del perfume de Vera y saboreo "ese" chocolate amargo.
ResponderEliminarGracias por el placer de leerte.
Constance
..... como el deseo que enciende ....como la pasión que desespera en la espera....como el '''''como el sabor de ese beso que ''enreda''' nuestros sentios'''...como ese moet chandon....fuerte...intenso...que recorrerá nuestra garganta....queriendo embriagarnos ...que nos abrasara primero y luego calentara nuestro paladar...elegante en su copa de cristal....orgulloso de saberse selecto....entre manos poderosas....invitando a ese chocolate entre dulce y amargo....a que se mezcle entre quienes quieren beber de el...como esos platos que ....que....que....invitan a saciar el hambre . Así....así son las dos mujeres que comparten espacio en la cocina...una sabe ''cocinar''' crear...satisfacer el ''apetito de esos ojos que queman''''....de esa boca...que ya quiere probar......Y la otra...la otra esta dispuesta...para comenzar cada bocado que quiere dar...lo esta¡¡¡...
ResponderEliminarescritora....soberbia...¡¡lo estas¡¡¡ en cada letra...en cada forma de llevarnos por ellas...documentada...absolutamente documentada cada una de las situaciones que con exquisitez nos das....brindando con elegancia ....como se puede hacer...con los mejores vinos...como lo haces tú....al escribir...
gracias.....por ¡¡¡tanto¡¡¡¡ SIEMPRE....
Asumo los 4 comentarios de arriba...¿para que escribir lo que se dijo ya?...
ResponderEliminarEres buena hasta decir basta Gemo...grande tu....
El relato es bueno..original y adictivo niña..me encanta....
Divina_Wilson