Emergencias 138

Siguiendo lo pedido por Marina, todos buscaron entretenerse para no esperar y recibir a Inés de lo más ansiosos. Naturalidad buscaba Marina no queriendo hacer sentir mal a Inés por cumplir con su trabajo, y nada más natural encontraron, que poner una película (que no vieron), hacer palomitas (que no comieron) y servirse unas copas (que tampoco bebieron)

Podían intentar comportarse normal, pero era imposible después de lo ocurrido. Para suerte de todos, ahí estaba Laura, la mujer incapaz de aguantar callada como estaba el resto. Sentada al lado de Nacho, le dio por observarle, manosearle y hasta medirle la poblada barba que Nacho se iba dejando.

- Creí que te la estabas dejando por irritabilidad en la piel, pero esto ya es demasiado. Quiero que te la quites, mi sweet- le dijo, caprichosa y dando por hecho, que Nacho enseguida le haría caso. Pero no, Nacho le negó con la cabeza y pasó a arrascarse la barba en una postura no varonil y si demasiado borrico de pueblo, incluyendo que se abrió exageradamente de piernas. Por favor, sólo le faltaba tocarse la entrepierna para que Laura comenzara a gritar histérica. ¿Donde estaba el auténtico Nacho, su gran obra? Marina viéndolos tuvo que reír, mientras que Xavier no les hacía ni caso, acostumbrado como ya iba estando de la forma de tratar de Laura a Nacho. Pero ésta con un no, no se iba a quedar- Que tienes tres pelos, Nacho. Lo llevan hombres con más vello, pero tú pues- conforme le fue regañando tuvo que ir bajando el tono. Nacho parecía molesto y ciertamente sensible- ¿Que pasa sweet?- se interesó ganando el lado amiga la batalla y Nacho ojeó al resto, tratando de que no lo escuchasen.

- Quiero ser más hombre para mi chica- confesó a baja voz y ni uno de los presentes dejó de prestarle atención aunque lo supiesen disimular- Es ella la que arregla las cosas de casa, la que me protege de los bichos e insectos y ahora mírala, va a ser piloto.

- Jajaja.... Ejem, que buena la peli- rectificó la carcajada Xavier al escuchar a Nacho. Cualquiera que conociera de sólo un rato a Karla y Nacho, apostaría todo a que los pantalones en esa casa los llevaba la rubia. Algo que para él no tenia ningún interés. Eran simplemente el complemento perfecto, pero escuharlo de viva voz de Nacho, gracia tenía y no sólo la sentía él. Marina que también lo había escuchado pasó a sentarse al lado de sus amigos y Lucía, siempre madre, prestó más atención a la charla, más que nada, por si tenía que sacar las uñas por su niño guapo. Pero no hizo falta, porque ahí estaba Laura llevándose los problemas a su terreno.

- Ay sweet, eso es una tontería. A Xavier todo el tiempo le previenen de que soy una loba y él pasa. Porque sabe que lo soy pero estoy en love y en love, yo amo como la que más- trató de animarlo en su eterno yo y Nacho quedó ojiplatico, mientras el resto meditaba sobre lo escuchado.

- Jajajaja, también será que lo disfruta- pensó Lucía.

- Joder, ¿y si no está en love?- pensó Xavier.

- Hasta que deje de estarlo- pensó Marina.

- Es lo más- pensaría Inés de haberla escuchado, pero no podía hacerlo. A pie de avioneta recién aterrizadas, ella y Karla se abrigaban deseando llegar a casa y tomarse un pedazo tazón de chocolate. Seguro Marina lo habría preparado, o Nacho o Lucía o incluso Xavier. Pero con su Tía encabezonada con abrir el hangar, ahí se quedaron esperando que lo hiciera. 

Siendo las horas que eran, más de media noche, y estando cansadas como estaban no tenía sentido ponerse a guardar la avioneta. Que Susana quisiera entrar al viejo hangar, no tenía mucho sentido, pero algo se lo estaba pidiendo. No quiso plantearse el qué buscaba entrando pero lo supo en cuánto abrió la puerta y los pájaros comenzaron a sobrevolarla. Alguna pluma cayendo por su rostro, la hizo sonreír mirando a la nada y fue ella misma, quien buscó el recuerdo.

Su hermano se graduaba en días, como piloto de combate. En la academia se apuraban los ensayos y desfiles para que la celebración saliese perfecta. Vendrían familiares y amistades de los pilotos de esa promoción, algún político y la cúpula del Ejército del Aire. Todo un acontecimiento que año a año se repetía tras la formación de nuevos pilotos. Ese, fue el año de su hermano y al loco enamorado que era, se le ocurrió que sería el mejor momento para pedirle matrimonio a Carmen. La forma que ideó, llevaba todo su sello y ella estaba segura, que a Carmen le encantaría. Con la ayuda de los compañeros de mantenimiento, pudieron calcular más o menos, desde donde Carmen contemplaría los desfiles y acrobacias, y su intención era, que en la pasada que haría Roberto, dejaría caer no solo los globos que para la ceremonia llevaría, sino también su anillo de pedida. 

- El anillo puedo caer en cualquier sitio, dependerá del viento- le dijo Susana por decir. La cara de su hermano mostraba todo el entusiasmo con que lo estaba viviendo.

- Le pondré su nombre y llevará el suficiente peso para que caiga al menos cerca. Buscaré a los compañeros que les toque proteger esa zona y les avisaré. Jajajaja, le va a encantar. ¿A que si? Me tiene que decir que si, Su...los pájaros ya se lo dijeron al abuelo- sentenció Roberto entusiasmado con el plan. Entre ambos idearon el globo que debía llevar el anillo, los compañeros encargados de introducirlo en el avión junto al resto y aprovechando, que se iba a hacer el último ensayo, decidieron probarlo. Su, saltándose alguna clase, se posicionó donde Carmen supuestamente lo haría y allí esperó a que Roberto y sus compañeros la sobrevolasen. En teoría, las avionetas en el ensayo no dejarían caer globos, pero se las idearon para tirar papelinas de parecido peso y aerodinámica. La pasada fue todo un éxito y sobre ella cayó un pedrusco. Todo genial y perfecto, tanto que hasta Susana rodeada de papelinas podía imginar la ilusión de su hermano. Lo que no imaginaba, era que en esos momentos, la pillase el oficial que tanta poca simpatía le profesaba.

- Vaya, vaya.... Merino- la voz del Oficial tras ella la dejó maldiciendo.

- Mierda- musitó adoptando la postura de firme. Total, sabía que le venía castigo y del gordo.

- ¿Por que en cuánto me descuido la caga Merino? Aunque, he de decir que ésta cagada me gusta. ¿Por que se preguntará? Porque podré verla barrer, que es para lo que sirve una señorita. 

Era mucho mejor barrer que escucharlo presionarla con machismos varios. Obvio, después de acabar reventada por el castigo, barrer, correr, cargar y demás, Roberto la buscó comiéndole la culpa. De nuevo Su, pagaba sus trastadas. Pero como siempre, Susana lo relajó con su clásico "Hoy por ti, mañana por mi"

- El abuelo tiene razón, el dice que voy tan loco porque se que tú siempre estás ahí para sacarme del marrón- le había dicho su hermano y hoy, parada en ese hangar, daría lo que fuese, porque Roberto siguiese metiéndose en marrones de los que ella tuviese que sacarlo.

- No hay día que no te eche de menos, loco- dijo como sentía y serían las largas horas vividas, la angustia y todo lo pasado, que al fondo del hangar se le hizo presente la sonrisa de Roberto entre pájaros. Mientras que las hijas de éste, llegaban a su altura y extrañadas por su actitud, pues..

- ¿Te estás poniendo tierna o k ases?