martes, 31 de marzo de 2015

Take a Chef 10


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Los restos de una pizza mal comida continuaban sobre la mesa, así como las bebidas y otros residuos de una cena improvisada a media noche. Para Arel formaban una composición desordenada con vestigios de armonía. En resumen, esa composición tenía nombre propio;  Mel. Ésta abrazada a su espalda, prácticamente dormía aplastandola. Por suerte el sofá parecía lo suficientemente cómodo para sostener el sueño de unas horas.
Que gratificante había sido aceptar la invitación a deshoras de Mel. Muy a su estilo, a la Chef no le importó que Mel no le devolviese la llamada hasta horas y horas después de haberla llamado ella y que ante su pregunta de donde había estado, Mel sólo le contestase: "por ahí", sin darle más datos o importancia. Era evidente que entre las dos, estaban creando un círculo alrededor de ellas, que hacía de barrera con sus propias vidas. Tampoco ella había sido nada explicativa sobre la reserva de Candela, ni mucho menos sobre la impresión que se había llevado de Vera. Un círculo pues, que las estaba aislando de su propio día a día, sin que a ninguna le importase, más bien al contrario. Dentro de ese círculo, a esas horas, Arel podía estar abrazada por Mel, contemplando los restos de un horror de cena. Podría haberle preparado cualquier cosa que no fuese un sacrilegio para la buena mesa, como eran las pizzas congeladas a las que Mel le había invitado, pero ésta había insistido en sacarla de la cocina.
- Jajaja, esto debe ser todo un crimen culinario para ti y muero por verte comerlas- le había dicho Mel y mucha verdad había en sus palabras. Pero no se negó a compartirlas con ella, riéndose ante el escrutinio al que era sometida por ella, cada vez que mordía una porción. 
Un círculo donde no existían los silencios incómodos. Durante toda la cena, gozó escuchando a Mel cambiar de temas entremezclandolos. Daba tanta vida verla contar lo que fuese con ansiedad, gesticulando en exceso, riendo a mitad de frases y había sido de lo más delicioso contemplar como Mel arrugaba la nariz cada vez que trataba de recordar algo. 
Su lunar. Ahora que Mel parecía dormir, podría disfrutar de él. Se había fijado en ese pequeño lunar de Mel en la nariz, desde la primera noche en que la vió. Pero cita a cita, las ganas de sentirlo en las yemas de sus dedos se había acrecentado hasta el punto, de darse la vuelta con cuidado en el sofá. No haría más que tocarlo. Una simple caricia que le permitiera saber de su textura. Al volverse no sólo tuvo a tiro ese diminuto lunar, tuvo a toda Mel, en apariencia dormida y lo supo. Teniéndola así, no se conformaría con sentir solo el lunar, sus yemas también querrían saber de su nariz, de sus pómulos, del contorno de sus ojos y sobre todo, de sus labios. Los mismos que había besado la primera vez que se vieron y de los que aún guardaba su sabor, como algo único. Deformación profesional, manías de un loco chef, obsesionado con que sus alumnos, aprendiensen a mimar y desear la materia prima con la que elaborar sus platos. La vista, uno de los sentidos más importantes, para ese loco no lo era tanto. Siendo de la vieja escuela, él prefería por encima de ésta al gusto, olfato y por supuesto, al tacto. Puede que por su culpa, Arel hubiese adoptado algunas de sus manías y por eso, en ese sofá delineaba el rostro de Mel, como si fuese la más preciada trufa italiana. Estando con los ojos cerrados como estaba, cuando Mel dibujó un beso en la yema de sus dedos, le hizo sentirlo tan profundo, como si sus labios en verdad se hubiesen unido en un beso. Desconcertada, la chef abrió los ojos sin retirar los dedos de los labios de Mel, tropezando con los bonitos ojos de ésta. Un plato por mucho que sea el más primorosamente elaborado, jamás te devuelve la mirada como si lo hacía Mel. Pegadas en un epacio tan pequeño y metidas tan de lleno en su circulo, íntimo y secreto, no había donde esconder las ganas de un beso. El golpe de calor y la consiguiente subida de temperatura fue brutal para Arel en cuánto se vió en los ojos de Mel. No pudo fijarse en sus dudas bañando su mirada. Con nada y todo por perder, la chef rompió la distancia entre su boca y la de Mel, anticipándose al loco deseo de volver a tener su sabor. Y lo halló, halló de nuevo su sabor con tintes distintos. Le supieron a noche, a sexo, a dormir en su cama y a vivir en sus ojos y boca. Embriagada a punto del mareo, siguió sin apreciar las dudas de Mel, hasta que ésta frenó el beso y con él, su mano ascendiendo por el muslo. 
- No puedo, lo siento- le dijo Mel y escucharla dejó en Arel un eco ensordecedor.
¿Como lograr apartar los labios de ella o como dejar de tocarla o peor, como no hacerla sentir mal por detenerla? Lo más lógico antes de nada era separarse de ella e intentar respirar. Pero Mel detuvo su intento de huida y tuvo que suspirar a milímetros de la boca que seguía queriendo besar.
- Mel- intentó así que la dejase moverse y alejarse metros de ella. Tratar entonces de relajarse y no caer en la tentación de usar su círculo como chantaje. De continuar besándose, les llevara a donde les llevase, nadie tenía porque enterarse. Pero, iba primandole demasiado Mel- No..no pasa nada- le costó horrores hablar en español en esos momentos y Mel pareció entender la lucha consigo misma que estaba sufriendo. Las yemas de sus dedos ponían toda la resistencia del mundo para no abandonar la suave y cálida piel de Mel y ésta no ayudaba reteniendola en un abrazo de lo más angustioso. La única salida sin poder abandonar su cuerpo y abrazo, fue asumir todas las culpas sin dejar que Mel hablase más de lo que ya lo hacían sus ojos- No debí hacerlo- le dijo y Mel aflojó su agarre esperando algo más por su parten pues bien, era hora de explicarle su forka de ver la situación que entre ambas habían creado- Mi...mi padre es un chef reconocido mundialmente en cambio mi madre es una pésima cocinera. Como él apenas estuvo en casa, me crié en la peor de las cocinas y puede que de ahí, se me haya quedado la obsesión de probar y disfritar de los mejores sabores que encuentro, sin limitaciones de ningún tipo más allá de mis propios impulsos. A diferencia de mí, tú prefieres quedarte con la cocina tradicional y a pesar de que no lo comparta, debo respetarlo- terminó reconociendo que le era mucho más fácil hablar de sus sentimientos llevándolos a la cocina que fuera de ella. Pero para Mel resultó un tanto liosa su explicación, aunque algo sacó en claro y enseguida se mostró ofendida.
- Ya...te faltó decir que de vez en cuando me gusta tontear con la cocina de innovación- le habló sintiéndose ofendida Mel, por la Chef y lo que era peor, por su propio comportamiento. Soltandola del todo, Arel aprovechó para salir de la tortura de ese sofá y temió que Mel siguiese castigandose- No en vano he sido yo la que te ha llamado a media noche para tumbarme contigo en bragas- siguió Mel sentándose en el sofá. Ahora con Arel de pie mirándola, se sintió desnuda a pesar de seguir llevando una camiseta y bragas.
- No me has entendido- le negó Arel pagando con su cabello la frustración que comenzaba a sentir.
- Y la que se ha dormido abrazandote- prosiguió Mel sin escucharla.
- Sigues sin entenderlo- insistió la Chef buscando cualquier punto al que mirar que no fuera Mel volviéndose chiquitita ante ella. 
- Y a la que le ha bastado un beso para ponerse cachonda- en bucle continuó Mel y fue suficiente para la Chef.
- Basta...no has entendido nada- alzó la voz Arel. Ya estaba bien de escupir lo que para ella eran tonterías. Su atracción era tan evidente y palpable, que no admitía acabar tirada sobre el parqué de esa forma. Pero Mel, seguía sin ecucharla, seguramente evitandolo deliberadamente.
- Es que no tengo nada que entender- también alzó ella la voz, sin detenerse a escucharse así misma y menos a la Chef- Soy yo la que se comporta como una cabrona, no tú. Soy yo la quiero a otra y te busco a tí constantemente- exaltada se calificó claramente ante Arel.
- Así lo sientes, así lo haces- encongiéndose de hombros, Arel le restó toda la importancia de la que Mel lo había cargado innecesariamente.
- No..no me lo dibujes  normal, porque no lo es- se alteró aún más Mel rabiosa por los intentos de Arel de exculparla cómo si nada.
- ¿Quien dice que no lo sea?- ironizó Arel ante su ataque y ya no hubo vuelta atrás. Se terminó por completo, el abrazo que no siendo físico, había persistido dentro de la Chef.
- Yo...porque me prometí recuperarla y éste no es precisamente el buen camino para hacerlo- sentenció Mel hundiendose en el sofá. Ese que a pesar de sus palabras, extrañaba a la Chef. Y a más se hundía Mel, más claro quedaba para Arel.
- Ok. No tienes más que decirme- concluyó Arel y en dos pasos, lo tenía todo listo para marcharse de Mel y su sabor, sin que ésta nada hiciera para evitarlo.



6 comentarios:

  1. Uff, que conversación, está claro que la atracción es bestial entre ambas. Que sienten la una por la otra más de lo que quisieran, pero… Mel debe aclararse primero en sus sentimientos hacia su ex, porque por más que lo diga en voz alta, está claro que Arel, no le es indiferente.

    Y Arel, se lo ha dicho bastante claro, aunque no lo haya entendido o sí.

    En fin para mi deben de definir mejor esa amistad que tienen si quieren seguir manteniéndola, pero antes deben abrirse a sus propios sentimientos, aunque con esta charla Arel, queda libre para Vera, no me desagrada esa pareja, jajaja, aunque dejare que la escritora me guíe en este camino que será maravilloso leer tenga el final que tenga.

    Gracias,

    A.

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  2. Ufff...duelo de titanes..las dos con caracter y las dos apasionadas..
    Y a pesar que Vera me encanta (ya sabes lo que me gustan las mujeres con cararter y un poco canallas ) prefiero a Mel..no se..la veo mas ''necesitada'' aunque no lo demuestre y se enconda detras de una mascara.....Trocito electrizante escritora...
    Divina_Wilson

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  3. eu não quero Ariel com vera pra perderia todo sentido e só complicaria as coisas e gente a mais sofreriam, porque arel gosta de mel e mel de ariel desde de o começo o problema que tem medo de aclarar isso e se perderem,e colocar uma amiga como vera no meio disso seria perder um amor futuro e uma grande amizade então não vejo nada justificável para areil se interessar por vera nenhum sentido

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  4. Pues yo hay cosas que no entiendo. Arel se sintió fascinada por Vera, pero no le importaría acostarse con Mel. ¿Se puede sentir atraída una persona por otra y querer tener al poquito rollo con otra diferente? Supongo que cuando solo se trata de sexo y pasar un buen rato, sí. Cosa diferente es cuando median sentimientos de por medio, y los de Arel, son indescifrables para mí. La única que parece tener algo claro es Mel. A pesar de ese tonteo con la chef, a la hora de la verdad se ve incapaz de tener algo que vaya más allá con otra que no sea su ex, de la que está realmente enamorada.
    Menos mal que todos estos líos están más presentes en las series y películas que en la vida real, al menos en la mía, si no, me volvería loca, jejej.
    Muchas gracias por el trozo.
    L.a.c.e.r

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  5. ...... cuando el DESEO aparece....la cordura sale corriendo...por mucho que Mel quiera envolver lo que siente....por mucho que '''''dude'''...
    ese sofá ha estado a punto de arder....las dos lo saben....una libremente lo admite....la otra libremente también se engaña....o se para en seco...porque se piensa aún atrapada en un pasado....pero me temo que para ella....es eso...pasado....ahora solo debe verlo...
    la chef acostumbrada a fogones....enciende el FUEGO como nadie....el que Mel se queme....eso...solo será cuestión de tiempo....¡¡seguro¡¡¡¡...

    gracias....por ¡¡¡tanto¡¡¡¡¡......escritora...

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  6. Increíble es tan diferente a todo... Aquí, se siente tan adentro que me dejas muda se me encoge todo
    Gracias ARTISTAZAAA

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