En el Parque...1

Nada tenía de especial, pero en ese banco se sentó. Podia haberlo hecho en el siguiente a tan solo tres metros del elegido e incluso, hubiese disfrutado de mejores vistas. Pero se sentó en ese, con la increíble vista que pueden dar los arbustos normales de cualquier parque de barrio. 

¡Bueno, es que es un parque de barrio! Con las caquitas de los perros que algún payaso no recoge, con colillas tiradas a discreción, alguna botella de cristal, pañuelos y un largo etcétera de residuos, que no lo convertían en un parque digno de mencionar en ninguna guía. Se podría apostar, a que ni siquiera aparecía en el típico mapa callejero.

Pero ahí estaba ella sentadita.

¡Mierda!

No había comprobado como estaba el banco y pensar en ello, le hizo gracia. Quien no recuerda la típica leyenda de la chica que quedó preñada en un aseo, ¿te podría pasar en un banco donde de seguro alguna pareja hormonada a medianoche se dio lo suyo? ¡Bue! quizás sería como la chica que también hay en cada pueblo a la que jugando con una botella de cocacola se le terminó quedando dentro. ¡Coño! ¿y la niña la curva? Si existía en cada curva de España al ocaso, ¿estaríamos hablando de sobre-explotación? ¡Pss! chorradas, que como rezaba la copla...de boca en boca, van.

No notaba que sus pantalones se estuvieran humedeciendo con alguna asquerosidad  y los ánimos no le daban para levantarse y comprobar. 

¡Que pereza! 

Como estar animada si venía de repartir los 50 curriculums que se había preparado para hoy, había visitado infructuosamente la oficina del Inem a la que estaba adscrita y nada.

¡Cero patatero! 

Después de recorrerse el barrio de punta a punta, regresaba sin haber conseguido nada. 

¡No está de Dios! 

Las altísimas divinidades, o debían estar pasando de ella o simplemente era una parada mas de 6 millomes.

¡Ay mi madre! 

No, o sea no. No podía venirse abajo y que carajo, estaba en un parquecito que le olía a su adolescencia. No estaría mal echarse unas pipas.

¡A tomar por saco! 

Ya ves tú que cosa, unas pipas en un parque más solo que la una, a media mañana con la apreciada compañía de una caca de perro.

¡Mola! 

Si, porque las pipas son extragrandes y van cubiertisimas de sal. 

¡Jijiji me salgo, joer!