En el Parque...9

- La Virgen que tetas mas bien puestas tiene.

Esa frase, por mucha verdad que llevase, a Alicia le había costado comer mesa de cocina. Porque si, alguien debía haberse parado a pensar en lo que Ali hacía con los regalos que Estefanía no estaba aceptándole.

Primero fue la rosa rescatada del carrito de basura. 15 pavos estando en paro y sin cobrar subsidio, era mucha pasta para dejarla toda tirada. Y es que a Alicia se le hacía el culo PepsiCola por ojitos, pero antes que ojitos estaba su madre. Y a ella le había llevado la rosa, como buena hija y buena busca vidas, que no está reñido. 

- Jijiji mi que te traigo hoy. Que es que, me falten detallitos para decirte lo que yo te quiero a ti- le había dicho a su madre con una sonrisita coneja que no había quien se le aguantara. Pero ay mi mare, le estaba regalando la oreja a una que la conocía demasiado bien.

- Jejeje anda ya, cara dura. ¿Que me vas a pedir? Las cosas que me dice, ains- se dejaba querer su madre, en un principio, porque dudas por tanto pasteleo le iban entrando.

- Que eres lo más guapo que pisa tierra. Que el día que te parieron se debieron caer dos luceros y en tus ojos lo llevas. Que no se puede aguantar tanta guapura en una misma cara- seguía a muerte Alicia con su madre, pero mira que la había avisado, es su madre, la misma que la parió. 

- Manueeeeel, ven a la cocina. La niña ya la ha liado. ¿Que has hecho esta vez? Dímelo que me da- la mujer llamaba a su marido y Ali que seguía enganchada. Venida arriba, a ver quien la paraba.

- Que ties dos soles, que mi vida son. Que me habré enamorado de un veneno de mujer, pero que para mi tu la primera, luego ojitos. Me enamorao, Mamá. Pero que ahora mismo me parto la camisa y te abro mi corazón y lo dejo en la mesa, y echalo al guiso porque es tuyo. Tuyo es..y ya está.

Ella venida arriba, su madre cada vez más acojonada, porque Alicia se arrancaba asi cuando algo muy gordo había liado y Manuel, el padre de la criatura que llegaba a la cocina, veía el asunto y se echaba un chato vino. Y entre echarselo, que su mujer le pegara pellizcos y escuchar a su hija, el hombre sacó sus propias conclusiones.

- ¿Que se ha enamorado dice?- no estaba de más asegurarse con su mujer que había escuchado bien a su hija. Y su mujer que le afirmaba en un movimiento de cabeza sufrío y entonces ya, no podía más que intervenir.

- A ver que se entere tu Papa. ¿Que estás con alguna chavala?

- Una chavala no, un mujeron Papa. Pero no me echa cuentas ningunas.

- ¿Como que no te echa cuentas?- el orgullo de padre herido, le arrugaba el bigote y el vaso con su chato vino pagaba las consecuencias. ¿Que a su angélico no le echaban cuentas? ¿De que?

- Papa... Yo le he entrado de todas maneras y siempre se me acaba yendo- lloriqueaba Alicia sabiéndose protegida por su padre que ya se tocaba la barriga rompe botones, en modo a mi niña ni tocarla. 

- ¿Ni un besico ni nada?- quiso saber el hombre, empezando a odiar a la mujerona esa que no echaba cuentas  su hija.

- Nada- penosa le respondía Ali.

- Dime ahora mismo, como es y donde puedo buscarla- como un héroe se levantó Manuel. 

- Jijiji es así con carnecitas ricas pa mi y tiene unos ojos que te embrujan, y...- llegados a éste punto Alicia suspiraba enamorada antes de acabar soltando- y la Virgen que tetas más bien puestas tiene. 

La colleja que le hizo comer mesa le vino por parte la madre, mientras que el Papa.

- Jem jem, pues entonces habrá que conocerla ¿no?

Y así fue, como se orquestó la cita de la mañana siguiente con ojitos. 

" Jijiji con mi Papa, lo peto"