Cómo
cada mañana su despertador fue el más bonito imaginable. Los
balbuceos de Minerva desde su cuna, claramente despierta y de seguro,
jugando con el pequeño cojin del que no se separaba. Amante hasta el
extremo de la belleza, Julia se giró con los ojos cerrados y los
abrió cuando supo, se encontraría la imagen de su hija en la cuna.
La forma más rápida y perfecta, de despertar sonriendo. Para ser
completamente idílico solo le faltaba sentir los brazos y piernas de
Minerva abrazándola por la espalda. Pero como en los últimos tres
días, su peso no le dio los buenos días.
lunes, 30 de junio de 2014
domingo, 29 de junio de 2014
112-Emergencias 7
Al
final, el relevo de Marina, el doctor Adolfo llego cuando ella aún
hablaba con Inés por frecuencia interna. Marina no tuvo ninguna
reserva en darle su mail personal. Después de todo era una compañera
de trabajo más. Para cuando Adolfo abrió la puerta del despacho,
Inés la estaba sorprendiendo con una nueva afirmación.
-
Tiene el pecho grande...naturalmente grande- la voz usada por Inés
fue como la de un niño que se adelanta a una sorpresa e
inexplicablemente, su afirmación le hizo reír. A las ocurrencias de
la piloto ya se estaba acostumbrando, por igual a sus cambios de tema
entrelazando unos con otros y su desparpajo, para decir algo como lo
había hecho, le parecía más encantador que molesto. Por eso le
contestó, sin sentirse ofendida.
viernes, 27 de junio de 2014
Mi cincuenta cláusulas 132
Una
simple formalidad, legalizar a su hija registrándola, una tarea
burocrática más, que a la magnate la tenia despierta desde bien
temprano. Con Min y la niña durmiendo, salió hacer su primera cola
del día. En recepción espero ilusionada el certificado de
nacimiento de su hija y con entre sus manos, llevándolo como si
fuese un tesoro, regreso a la habitación. Para entonces Minerva ya
estaba despierta y se sorprendió al ver a Julia, tan cómodamente
vestida. Cómodo, para cómo Julia solía vestir. Para
registrar a su hija, la magnate había elegido un pantalón blanco
conjuntado con una blusa que realzaba a ojos de Minerva su altura y
pecho, los zapatos sin duda, realzaban aún más la primera.
jueves, 26 de junio de 2014
112-Emergencias 6
De
estar deseando que apareciera su relevo para irse a casa a descansar,
Marina paso a desear que tardarse un poco. Las risas con Inés, bien
valían salir unos minutos más tarde. No le negó, la taza de
chocolate, ni pensar en ella por esa taza, ni mucho menos, que en un
concurso de chocolates, ella le ganaría sin duda. Pasadas las
primeras risas, fue a Marina a quien le pico la curiosidad.
miércoles, 25 de junio de 2014
Mi cincuenta cláusulas 131
Los
dos siguientes días para las chicas fueron frenéticos. Las visitas
llegaban y se iban, sin que ninguna fuera más consciente de nada que
no fuese la pequeña Minerva. Por suerte la pequeña tomo rápido el
pecho de su aun dolorida Mami, ante la siempre atenta mirada de su
otra madre. Julia enseguida tomo el mando con la niña. Fue ella
quien la cambio las primeras veces y con las indicaciones del
personal sanitario, fue ella quien le dio el primer baño. La noche
del segundo día, fue lo más esperado por ambas Mamás. Las dos
agradecían las visitas y los innumerables consejos que en ellas
dejaban, pero llegaban a las noches, deseando poder quedarse a solas
y descansar un mínimo. Consciente del estado delicado de Minerva,
Julia se esforzaba en que descansase cuanto pudiese e incluso, se
preveía de lo necesario para no tener que avisar al servicio
sanitario de la Clínica. Disponiéndolo todo, lo dejo organizado
para uno de sus momentos favoritos, la toma del pecho de la pequeña.
Adoraba esa imagen desde la primera vez que se dio. El vínculo tan
natural y sencillo, sobrecogía por su belleza a Julia. La minúscula
manita de la pequeña abierta sobre el seno de Minerva, sus pequeños
labios envolviendo el pezón, y la mirada de Minerva sobre la niña,
envolviendola en una acogedora calidez. Una imagen tan exquisita, que
la dejaba paralizada mirándolas.
-
Siéntate con nosotras, cariño...nadie va a entrar a estas horas,
por lo tanto nadie me verá el pecho- a pesar de la seriedad
mostrada, Minerva sonreía por dentro. Primero porque Julia se
sobresaltaba con demasiada facilidad desde que la niña naciese y
segundo, porque el tema darle el pecho en público, necesitaba de ser
hablado entre ambas. Si Julia no gastase una educación a veces
excesiva, habría echado a más de uno de la habitación a lo largo
del día. Al ser sobresaltada, por estar pérdida en la imagen de la
que ya era adicta, la magnate se sentó con sumo cuidado junto a
ellas. En nada, su mano busco la frente de la pequeña.
-
No tienen educación. Jamás me mantendría en la habitación donde
una madre amamanta a su hija. Es algo demasiado íntimo para ser
violentado con perfumes, conversaciones banales, o cuchicheos-
defendió su postura, sonriendo al bebé. Era brutal, sentir su
extrema suavidad, como lo era su aroma naturalmente virgen. La
pequeña dejo el amatorio apoyo en el seno de su Mami para agarrar el
dedo de su otro Mama, haciéndola cerrar los ojos de placer. Los
dedos de su hija apenas cubrían media falange pero era lo suficiente
para estremecerse. Cada gesto de la pequeña, cada leve sonido, su
suavidad, unido a lo absolutamente hermosas que se veían Mami e
hija, la tenían con el pecho encogido, sin creer que algún día
pudiera acostumbrarse a esa imagen.
-
Que no es porque me vean el pecho, es por sus perfumes- continuó
Minerva sonriendo. Pasados los enfermizos celos de Julia de un
principio, Minerva había llegado a acostumbrarse, a la
transformación de estos, sin que llegarán a desaparecer. Julia rodó
los ojos ante la evidencia, no sólo era la intimidad entre madre e
hija, por supuesto también influenciaba la desnudez necesaria de su
pecho- Te consiento demasiado, ¿eso lo sabes?
-
Si- contestó rápido Julia, besándola, para volver por igual de
rápido, la vista a su hija- Cuando estáis así y alguien entra o se
queda, me siento como si tu fueses a tomar tu mejor instantánea y un
perro rabioso se pusiese a tu lado en ese justo instante ladrando sin
parar. Se que es egoísta e incluso infantil, pero sois mi mejor foto
y ellos ladran molestándome.
-
En verdad, mi madre esta un poco rabiosa, la tuve que obligar a
marcharse a casa...uhm- cansada como la misma pequeña, apenas podía
mantener los ojos abiertos. Consciente de ello, Julia tomo a la niña
que como su Mami, se dormía dejando de mamar.
-
Descansa, sush- besó a Minerva, cubriéndola cómo pudo y sonrió
ante sus balbuceos amorosos para ambas- No se lo digas a nadie- le
dijo a la pequeñita que en sus brazos terminaba de dormirse- Soy una
mujer con mucha suerte. No la soltó enseguida en su cuna, se empapó
de ella y de una Minerva dormida cuanto quiso. Una habitación de una
clínica, simple y sencilla, y a ella, la dueña de una fortuna
insultante, le parecía todo un Hogar, al que no le faltaba de nada.
Paseando por la habitación, recordó una de sus bromas más
repetidas por las mañanas, cuando demasiado temprano, su despertador
sonaba y Minerva trataba de retenerla en la cama.
-
Tengo que poner mi máquina de hacer dinero en marcha- era su frase
más usada. La vanidad que llevaba, molestaba a Minerva, una dulce
molestia que las hacia sonreír en su primer abrazo del día.
-
Así suenas muy malvada- solía regañarla Minerva encerrándola
entre sus piernas.
-
Oh...las malvadas nos entrenamos a diario- dejando a la niña en su
cuna, pudo escucharse así misma y no le apeteció lo más mínimo.
Solo pensar que en pocos días las dejaría en casa para marcharse a
poner en funcionamiento su máquina de dinero la desilusiono. En
verdad quería quedarse con ellas, después de todo llevaba toda la
vida almacenando dinero e inmuebles, y podría hacerlo. Amanecer con
ellas, sin más objetivo que disfrutarlas al máximo- ¿Tu que
dices?- le preguntó a voz bajita a su hija, hundiendo la nariz en su
pecho. Llenándose de su aroma, no se percató que la puerta de la
habitación era abierta por Guillermo, quien se quedaba quieto
mirándolas. La luz del exterior aviso a la magnate de su presencia y
con sigilo, llego hasta su suegro.
-
Creo que dejare por un tiempo a Hugo manejando mi empresa- le dijo
apoyándose junto a el. Guillermo la miró un segundo y a Julia le
bastó para guardar silencio, mientras Guillermo devolvía la vista a
su hija y nieta.
-
Primero son los días y días durmiendo a ratos por sus tomas, cuando
te acostumbras a levantarte a media noche para darle el biberón,
empiezan a salirle los dientes y lloran y lloran, sin que puedas
hacer mucho, entre tanto balbucean un Papa que te hace llorar de
emoción y sentirte el tipo más afortunado del mundo, te pasas horas
contando sus progresos, y tu notas que tus clientes, amigos y
familiares están hartos de que les cuentes todo lo que de nuevas
hace tu hija. Después echan a andar, y te pasas horas asegurándote
que no van a tropezar, de ahí saltas a la guardería, y en cuanto te
llora en su primer día, tu mujer tiene que retenerte porque tu
quieres sacarla de esa guardería y llevártela a casa por muy bonita
que se vea con baby. Otro tanto cuando es el primer curso de Colegio,
vuelves al orgullo, porque tu según su profesora tu hija es de lo
más social y en cuanto a estudios es de lo más aplicada. Te pasas
años babeando, porque a ti te sonríe distinto de como lo hace al
resto, y allá donde te vea por muy entretenida que este, lo deja
todo y viene corriendo a que la alces y le digas, que es la princesa
de Papa- en plena catarsis, Guillermo hizo una pausa, necesitando
tomar aire- Es ahí, donde quieres que deje de crecer, justo ahí,
donde no hay adolescencia con su consabida rebeldía, y aún ahí, no
piensas que se hace mujer y temes que cualquier hijo de puta te la
toque o le haga daño. Pero siguen creciendo, y la ves con chicos y
de ninguno te fías y mucho menos te gusta para ella y entonces,
entre lágrimas tu hija te dice que lo siente por ti, pero que a ella
no le van los chicos sino las chicas. Y te cabreas con el mundo, y te
vuelves un temeroso porque no quieres que tu hija sea diferente, pero
entonces ella misma te enseña que no tiene nada de diferente y que
si alguien le insulta, solo tienes que ir y partirte la cara con
quien sea. Esto último no se lo dices a ella, ni mucho menos a tu
mujer. Lo superas todo, incluso que no quiera seguir tus pasos y te
diga que quiere ser fotógrafa. Que carajo, nadie en nuestras
familias ha sido artista, pero ella quiere serlo y te ves, dejando de
comprarte caprichos para corriendo comprarle su primera cámara
profesional. Vuelve la calma, ella sola consigue un buen trabajo y
entonces ocurre, te enteras que tu hija esta viéndose con una
cabrona mayor que ella, que por lo que te cuentan, es una hija de
puta con todas las letras. Te vas donde la tipa, te presentas como el
caballero aguerrido y leal de la dulce princesa y dios...vuelves a
respirar cuando compruebas que la temida cabrona, se convierte en
mantequilla con tu hija. Respiras, asistes orgulloso a su boda y
si...tranquilidad por fin...pues no, ahora quiere ser madre. Y te la
pasas pidiendo a quien sea que pueda serlo, que elijan la mejor
clínica, el mejor donante, se embaraza, dicha y al carajo. Otra vez
desvelado y pidiendo que todo salga bien. Y llega el día, y te hace
abuelo y descubres que ya no eres el caballero de una princesa sino
de dos y acabas tardísimo en una cena de negocios y te recorres
medio Madrid, para ir a la Clínica, y verlas como ahora, durmiendo
felices- volvía a faltarle el aire y en una nueva pausa, miró a
Julia, quien tenía la vista perdida donde el mismo- Es lo que te
espera en adelante, ¿y sabes? Todo ocurre tan sumamente rápido, que
bien merece pudiendo, que detengas todo y te dediques a ellas. Si a
mi me premiarán con volver atrás, ten por seguro que lo haría-
concluyó o eso pensó de primeras, pero la emoción sentida conforme
hablaba lo tenía llorando sin que se hubiese dado cuenta hasta que
Julia lo miró condescendiente a punto de abrazarlo - Me ha debido
entrar una mopa- justificó sus lágrimas con la barbilla temblando.
No eran sólo dos princesas a las que custodiar, la mujer de rostro
duro e impasible que a su frente estaba tan emocionada cómo él,
también ocupaba parte de sus desvelos.
-
Será la misma mopa que me entró a mi- le dijo Julia antes de que
ambos se abrazaran- Eres cómodo de abrazar- bromeó no queriendo
llorar como niña en brazos de su padre, pero Guillermo cerró el
abrazo y medio desarmada por su afecto lo agradeció,
tranquilizándolo- Como dirían a un caballero, con mi misma vida,
Guillermo.
-
Les doy dos besos y te dejo descansar- se despidió Guillermo
resoplando, por el emocionado abrazo entre ambos y como dijo, beso a
su hija y nieta, mandando a la magnate a descansar. Después de todo,
la niña en tres horas estaría pidiendo su nueva toma.
Y
así fue, tres horas más tarde Minerva medio dormida le daba de
mamar, mientras Julia las miraba tumbada con ellas.
-
Mañana cuando venga tu madre iré al Juzgado a registrarla- le dijo
a Minerva y ésta despertó incrédula. Julia sonrió al verla
mirarla sorprendida por ser ella y no Izascu quien se ocupará de
registrar a la niña- Haré cola junto al populacho.
-
Jajaja, no seas mala- rió Minerva recibiendo un beso de la creída
magnate. Beso que prosiguió hasta que los bostezos tomaban
protagonismo- ¿Cuando crees que volveremos a dormir siete horas
seguidas?
-
Oh...creo que falta tanto como para hacer el amor por completo- le
contestó Julia sonriendo contra sus labios y Min se separó lo
justo, para meterse con ella.
-
Que para ti es mucho peor, que dormir poco....con lo que
nosotras hemos sido, cariño jajaja.
A
la mañana siguiente, Julia Arango, la excéntrica millonaria, dueña
de un Imperio económico, hacía cola en el registro civil.
martes, 24 de junio de 2014
112- Emergencias 5
No
le mintió a Inés, Marina, cuando fue ella quien tuvo que decir que
haría en su día libre. Descanso apenas cuatro horas, fue a la
Facultad, se puso al día en cuanto a apuntes recogidos por sus
compañeros, comió algo ligero en la misma facultad, se entrevistó
con su decano y para cuando quiso llegar a casa, era media tarde.
lunes, 23 de junio de 2014
Mi cincuenta cláusulas 130
El
dolor era tan desgarrador que le hacía gritar jadeando. La mano de
Julia solo servía para clavar en ella sus uñas, al tiempo que la
fundía con la mirada. Ella le ofrecía un mundo y a cambio ella
tenía que soportar estar prácticamente partiéndose para darle un
hijo. Escuchaba a alguien pidiéndole un nuevo esfuerzo y quiso
gritar que no podía. Llevaba horas de esfuerzo, y aún, le pedían
más. Solo la mirada cálida de Julia a su lado, le dio fuerzas.
Fuerzas para pedirle algo.
viernes, 20 de junio de 2014
Mi cincuenta cláusulas 129
Los
seis meses de embarazo llegaron con una Minerva pletórica.
Confirmado el sexo de la niña, todo rodaba entre ellas de maravilla
y la magnate, tuvo que dejarla en Madrid para acudir sin poder
postergarlo más a New York. Estaban por tanto en plena subida por
esa, su particular montaña rusa. El revolucionado carácter de
Minerva, aún hizo de las suyas, y una de esas ocasiones, fue
justamente cuando a las chicas, le confirmaron el sexo de la niña.
Según palabras de Julia- Oh es una mera revisión rutinaria, se que
es niña- aunque Minerva no lo tenia tan claro y temía que sus
últimos sueños se hicieran realidad.
jueves, 19 de junio de 2014
112-Emergencias 4
Noche
fría de congelarse. Con los chicos del Centro de emergencias fuera y
los primeros copos de nieve cayendo sobre el helicóptero, tanto Ines
como su compañero, decidieron bajar a resguardarse del frío, a la
cafetería del Hospital. Estando de servicio como estaban, ambos se
llevaron las trasmisiones portátiles.
miércoles, 18 de junio de 2014
Mi cincuenta cláusulas 128
Despanzurrada
en su sofá, y llorando a moco tendido, se encontraba Minerva a sus
cuatro meses de embarazo. Sin duda Julia lo definiría como,
acomodada relajadamente en su sofá. Pero en verdad Minerva estaba
despanzurrada, una pierna por aquí, la otra por allá, un cuenco de
cereales azucarados a medio comer en la mesa, junto a demasiados
pañuelos desperdigados por esa misma mesa. No había sido buena
idea, invertir la tarde en que Julia tenia una reunión con sus dos
sedes más importantes fuera de Madrid, viendo la serie de dibujos
que Julia le había recordado la noche anterior.
martes, 17 de junio de 2014
112-Emergencias 3
Marina
se tuvo que quedar, sin escuchar lo que a Inés le había
ocurrido en ese crucero. Una llamada al centro de emergencias
alertaba de accidente en la carretera nacional. Era el propio
conductor del vehículo siniestrado el que llamaba y participaba
haber perdido el control del coche, para acabar saliéndose de la
carretera.
lunes, 16 de junio de 2014
Mi cincuenta cláusulas 127
¡Es
la leche! La expresión más utilizada por Minerva, para describir
cuan pletórica se sentía, se quedó pequeña en brazos de Julia.
Las risas llenas de ilusión y vida, dieron paso a un
profundo beso entre ambas y tras él, Minerva busco con ahínco verse
reflejada en los ojos que tanto adoraba. Para Julia tenerla así,
celebrando su mejor sueño, le hizo recordar lo contado a sus
secretarias. La sonrisa y risas de Minerva serian por siempre, su más
preciada fotografía. La mezcla de sentimientos y alegría desbordada
en ambas, terminaron por emocionarla, y con Minerva en brazos
mirándola directa, no tuvo donde esconderse. Así, dejo la lucha
pérdida contra sus lágrimas y lloro sonriendo, como siempre,
suspirando su nombre.
domingo, 15 de junio de 2014
112-Emergencias 2
De
regreso a su despacho de butaca caliente, se sonreía orgullosa por
la actitud mostrada en la sala de comunicaciones. Su estricta
profesionalidad y entrega a su trabajo, en ocasiones, no le dejaba
ver, que se puede ser una gran profesional, sin tener que permanecer
rígido todo el tiempo.
viernes, 13 de junio de 2014
Mi cincuenta cláusulas 126
Los
extraños comportamientos de Julia, tenían a su secretaria personal
y a la asistencial, de lo más entretenidas. Habían escuchado que en
las dos inseminaciones realizadas a Minerva, la magnate se había
mostrado tiernamente nerviosa. Pero eso lo supieron solo de oídas.
Desde que Elisa, confirmara el embarazo de Minerva, lo estaban
viviendo en primera persona. Primero fue la exaltación con la que
pidió reserva en Las Bahamas. Julia pedía, y ellas cumplían entre
cuchicheos.
jueves, 12 de junio de 2014
112- Emergencias 1
Llegaba
tarde y era algo que detestaba. Había pasado media mañana
durmiendo, recuperándose de la noche de guardia, después hacer las
cosas de casa, comer con su madre, cafelito con un par de amigas y al
final, la cena se le echo encima y la hora de comenzar otra guardia,
también.
miércoles, 11 de junio de 2014
Mi cincuenta cláusulas 125
Llevaba
varios días repitiendo exactamente los mismos pasos en su despacho.
Para Izascu comenzaba a ser normal, ver a Julia llegar, prender su
ordenador y pegarse los siguientes minutos, atenta a una sonora
alarma que "algo" para ella desconocido, notificaba a la
magnate. Como cada mañana, al verla llegar y saludar, la acompañaba
al despacho, le sirvió su primer café expreso y le recordó la
agenda para ese día y como los anteriores días, la magnate
saboreaba su café escuchándola a la par, que revisaba la hora y el
ordenador cada tanto.
martes, 10 de junio de 2014
Un adiós, improvisado 20
A
la mañana siguiente, los estúpidos pajaritos cantaban felices y el
olor a hierba mojada y naturaleza que se adentraba en la habitación
ayudado por la brisa mañanera, era insoportablemente agradable.
lunes, 9 de junio de 2014
Mi cincuenta cláusulas 124
El
matrimonio Buitrier, a cuyo enlace Minerva no había acudido, se
había ido convirtiendo con el tiempo en una pareja más de amigos.
Era habitual salir a cenar con ellos cuando visitaban Madrid y lo era
por contrario, cuando las chicas podían escaparse a Bruselas.
domingo, 8 de junio de 2014
Un adiós, improvisado 19
Tan
jodidamente bueno, que Alma no podía creérselo. No había sido
fácil acostar esa noche a su hija. Entusiasmada con la presencia de
Amanda, costo lo suyo llevarla a la habitación para dormir.
De
regreso al salón, la imagen de Amanda de espaldas a ella mirando la
chimenea copa en mano, era tan jodidamente sexy y familiar a la vez,
que Alma se detuvo, no dando un paso más. Como si estuviese en el
mejor de sus sueños y cualquier cosa, bien un porculero mosquito,
bien una leve brisa o bien un puto despertador, pudieran sacarla del
sueño, dejándolo en la simpleza mágica, de todo sueño. Un paso,
un ruido o su sola presencia, eran suficientes para arrebatarle la
imagen con la que se deleitaba.
viernes, 6 de junio de 2014
Mi cincuenta cláusulas 123
Capítulo
19
Minerva
resoplo frente al espejo, dejando apoyado en el lavabo su lápiz
labial, al tiempo que escuchaba una nueva queja de Julia en la ducha.
Ahora se le había caído el gel, antes fue el champú y para cuando
salió de la ducha, fue la escurridiza toalla. Cualquier otra mañana
habría hecho un chiste fácil o hubiese buscado picarla. Pero Julia
se mostraba tan nerviosa como lo estaba ella misma. Su día más
esperado había llegado y desde que habían despertado, apenas habían
cruzado más de un monosílabo.
jueves, 5 de junio de 2014
Un adiós, improvisado 18
Estando
en mitad del paso como estaban, al primer intento de Amanda de
soltarse, Alma la soltó. No podía olvidar que Naiara continuaba con
ellas, por mucho que la repentina seriedad de Amanda, le provocara ir
tras ella. Pensándolo y viéndola regresar al baño junto a su hija,
Alma se sonrió. Después de todo, Amanda estaba en su casa y hasta
se enfadaba por nombrarle la posibilidad de un nuevo adiós. Con
infinito mejor humor, ando hasta la pequeña chimenea, atuso el fuego
y salto contenta sobre el sofá.
miércoles, 4 de junio de 2014
Mi cincuenta cláusulas 122
Sin
más cereales que poder consumir, las chicas tiraron chucherías y
gominolas varias, que acompañaron de dulces licores. Ni taconazos,
ni vestidos ajustados o incómodas medias, la vestimenta elegida fue
la más cómoda posible para acomodarse frente a la chimenea, y dejar
olvidado el preparadisimo Taper-Sex traído por Marga.
martes, 3 de junio de 2014
Un adiós, improvisado 17
De
buena gana Alma se daría la ducha que deseo para Amanda. Helada,
para que su cuerpo no sintiera más que frío. Congelar con ella y
bajo el agua, naturalmente fría de la sierra, sus incesantes ganas
de Amanda. Ahogarlas bajo el chorro, convertirlas en estalactitas,
para después romperlas de un zarpazo.
lunes, 2 de junio de 2014
Urgente..sos o un poquito de ayuda por favor
Que movida madre mía. Os cuento, me he metido en una historia mega heavy, vacíos, inexistencia, sexo en cualquier lado y de cualquier forma, un amor que tendrá que demostrar estar por encima de todo lo mundano, la hostia puta vamos jajaja. Perdón si heri sensibilidades con tan soez expresión. Toma, por si le da a mi padre por leer esto.
Mi cincuenta cláusulas 121
No
es que los chicos pudieran salir hacia la verbena en seguida. Julia
tuvo que volver a asearse y lo propio hizo Min, aunque no cambio su
cómodo atuendo de camisa larga. O más bien, lo hizo ante la mirada
seria de Julia. A esas alturas para ciertas cosas no hacia falta
hablar. Al final Minerva le unió unos cortos y anchos pantalones,
que en cuanto los chicos, incluida Julia, se fueran desaparecían.
domingo, 1 de junio de 2014
Un adiós, improvisado 16
Con
la niña entre ambas, era muy difícil hablar a las claras y aunque
bien fue cierto, que la broma sutil entre la veterinaria y la zorra
relajo la tensión entre ambas, aun a Amanda le quedaba mucho por
saber y a Alma le quedaba todo.
Después
de su adiós en aquel hotel, lo que menos esperaba es ver aparecer en
su casa a Amanda y que después, hasta fuese ella quien preparase la
cena y hasta le diera para organizar recoger la mesa y cocina.
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