112-Emergencias 4

Noche fría de congelarse. Con los chicos del Centro de emergencias fuera y los primeros copos de nieve cayendo sobre el helicóptero, tanto Ines como su compañero, decidieron bajar a resguardarse del frío, a la cafetería del Hospital. Estando de servicio como estaban, ambos se llevaron las trasmisiones portátiles.

Nada mas entrar a la Cafetería, Ines guardo el porta-teléfono en uno de sus bolsillos traseros y acelero el paso hasta la barra. La cocinera mas guapa, mas salada y maja de toda Segovia, la miraba como Mami deseando repartir mimos.

- Lo guapa que puedes llegar a ser, no tiene adjetivo que lo cuadre...madre mía- prácticamente se comió a la mujer a besos, subiéndose a la barra. No se extrañaron los apenas dos o tres médicos, que tomaban el típico café de media noche. Ines ya tenia su fama y la afable mujer que se dejaba besar, mientras intentaba peinar el desordenado cabello de la piloto, también.

- Que tienes frío y quieres un chocolate calentito- le dijo la cocinera, dejando de peinarla. No tenia caso e Ines, ganaba un encanto especial despeinada.

- Negativo- contesto calmado por ahora su ataque querendon hacia la mujer y se sentó cómoda en un taburete, dejando el porta-teléfono en la barra- Quiero tu chocolate calentito.

- Y si me apuras, hasta una magdalena casera- la sedujo la mujer, conociendo lo golosa y hambrienta que podía ser la piloto. Los ojos de ésta enseguida se abrieron deseando esa magdalena, a la que podría sumar, un rico bizcocho de almendras, con su azuquita tostada por encima.

- Lo que yo te quiero a ti, tampoco tiene adjetivo- fue su forma de aceptar la seguro riquísima magdalena de Encarni. Su cocinera favorita.

Mientras Encarni le servia su chocolate y sus dulces, los pocos que había en la Cafetería. comenzaron a comentar como la nevada comenzaba a ser importante. Ines comprobó que las transmisiones estaban en orden, y que tenían suficiente batería, antes de centrarse en su chocolate. Con su compañero sentado seguro hablando de fútbol con personal del Hospital, prefirió quedarse en la barra, charlando con Encarni, pero la voz de Manolo, el agente de policía, hablando por la frecuencia general, la alerto, prestándole toda su atención.

- Indicativos en regreso tras ingreso del herido, le alerto de que estamos retenidos en la nacional, por atasco producido por la nieve acumulada en la calzada. Estamos a la espera de que llegue la maquina quita-nieves. La UVI móvil, esta detrás de nosotros. Le iré avisando, conforme podamos avanzar.

El mensaje de Manolo, no dejaba de ser algo usual en una noche de invierno cerrada. Pero no había habido avisos de fuertes nevadas y el Centro, la Doctora Marina, era demasiado novata. Por lo poco hablado con ella, no solo se había dando cuenta de su encanto natural y su carácter, también de lo estricta que era profesionalmente.

A Marina, no le hizo falta esperar el aviso de Manolo, para sospechar que algo no iba bien. Años en Urgencias, no le daban la experiencia necesaria para conocer cuanto tiempo real se necesitaba, para trasladar a un herido leve al Hospital y regresar, pero el empleado por los chicos, podía ser considerado de excesivo por cualquiera.

- Joder- exclamo tras escuchar el mensaje. Sus sospechas se confirmaban. Que no hubiesen regresado al Centro, no podía ser mas que por problemas. Y problema gordo era el que ahora mismo tenia Con la única UVI móvil, atascada en la Nacional, ella se quedaba sin dar el servicio mínimo al ciudadano. Sola en su despacho, trato de relajarse. Debía haber alguna solución para este tipo de casos, solo había que respirar dos veces, y tomar el mando.

- Parece un marronazo muy gordo, pero no lo es- la voz de Ines, calma y tranquila, la hizo suspirar. Le venia genial, escuchar a alguien optimista en esos justos instantes.

- Seguro hay un protocolo, y fíjese...llevo toda la vida estudiando, me gano este puesto y no me reviso los protocoles, es para...- se mordió la lengua enfadada consigo misma y además, ya bastante confianzuda había hablado con Ines, como para más.

- Exacto...a este país nuestro, le encanta tener escrito todo. Solo tiene que buscar los protocolos de actuación, en ellos vendrá a que Centro debe avisar, para transferir los posibles avisos que precisen una UVI. Lo rico que esta mi chocolate caliente, no tiene nombre- se le escapo tras su altruista ayuda a la doctora y Encarni, río negando con la cabeza. Solo a ella, se le ocurría hablar de chocolate, cuando la voz de la otra mujer, sonaba ciertamente preocupada.

- Estoy en ello- contesto en un primer momento Marina, pegada al enorme listado de protocolos, pero entonces recordó el chocolate- Tu no te estreses- bromeo con ella, sin tener conciencia del susurro empleado. Susurro que atravesó repetidores de frecuencia, para llegar nítido a una Ines, que tras escucharlo, se quedo con la magdalena a medio mojar.

- ¿Ha...Has escuchado eso Encarni?- le pregunto a Encarni al tiempo que su celebro repasaba rápido, cualquier situación vivida parecida a la presente- Lo tengo- hablo para la doctora como siempre por el porta-teléfono, dejando a Encarni con la palabra en la boca- Busque en los doscientos.

- Listo...es el 245. Actuación ante imposibilidad de medios materiales- le informo Marina, empezando a respirar de nuevo y le fue imposible resistirse al impulso de seguir bromeando con ella- ¿Rico el chocolate?- pregunto sin darle importancia a su voz y a sus cadenciosas modulaciones, que a Ines la electrificaban en un gustillo muy especial.

- Pero...pero, ¿que tiene esa mujer en la voz?- se preguntó Ines, sin caer en que lo hacia en voz alta, y le toco sonreír ante la mirada de los doctores, aún en la barra tomando cafe.

- Chocolate no- le contesto Encarni, haciendo que ambas riesen- Y te ha preguntado por mi chocolate- le animo a contestar, orgullosa de su especial chocolate, de fama en todo el Hospital.

- Riquísimo y calentito, y de la magdalena mojaita en él, ni le digo- termino por contestarle, ganándose un beso volado de Encarni.

Las bromas del chocolate, el protocolo leído y acatado según procedía, y el turno que se iba acabando. Cuando la UVI y el equipo de policías regreso al Centro, la frecuencia general volvió a tener vida y ahí, Marina le dio la razón a Ines. Las nevadas, accidentes, avisos peligros y todo lo relacionado con un servicio de atención al ciudadano, fueron los temas que unos y otros se pisaban por querer acaparar. Ahora ninguno callaba, y todos querían contar aquella vez, que fueron héroes y se marcharon a casa con la satisfacción de haber salvado una o varias vidas.

Ella no participo en el coloquio, se limito a escucharles, mientras rellenaba los informes cerrando el turno. Mentiría, si no dejase que la desilusionaba un tanto, que la luz de la frecuencia interna intermitente, no se mostrase, anunciando con esa intermitencia a Ines. Para su sorpresa, y cuando creía que solo quedaba despedirse, la luz se puso intermitente y a los segundos, la voz de Ines, volvía a llenar su despacho.

- Y otro turno que termina sin mas sustos. Lo hizo genial, ¿se dio cuenta?- la animo Ines, sin ningún atisbo de peloteo o de querer agradarla. Solo estaba siendo sincera.

- Con su ayuda- corrió a contestar Marina, y de tan rápido, creyó que Ines no había alcanzado a oírla.

- Jejeje, ¿ahora es cuando nos dedicamos a florearnos la una a la otra?- le siguió Ines, feliz con su nueva Jefa. Una tía profesional, con una voz deliciosa y encima, enrollada. No se poda pedir mas.

- No...ahora es cuando me dice, que hace una piloto del 112 con aspiraciones de locutora e intuición de psicóloga, al salir de una guardia- contesto Marina pellizcándose el labio. Ines y sus ocurrencias, eran ciertamente contagiosas.

- Pues vera...- le dio misterio Ines- Soy una tipa de aventuras, de no parar, de riesgos y adrenalina, así que...mejor se lo resumo en....sofá.

- Jajaja, muy arriesgado sin duda- rió Marina sin extrañarse, Ines era una caja de sorpresas.

- Huy...no sabe cuantas cosas me pueden pasar en mi sofá.