Llegaba
tarde y era algo que detestaba. Había pasado media mañana
durmiendo, recuperándose de la noche de guardia, después hacer las
cosas de casa, comer con su madre, cafelito con un par de amigas y al
final, la cena se le echo encima y la hora de comenzar otra guardia,
también.
Aparco
en la plaza del Jefe de coordinación, y bajo del coche con agilidad.
Si apuraba el paso, cargada con todos sus maletines, entraría al
centro de emergencias en hora.
Apurándolo,
saludo a compañeros que terminaban el turno y adelantó a un par de
agentes de policía, que sin duda lo comenzaban como ella.
El
saludo de ambos hombres, lo respondió educada y al saberlos
adelantados, aminoro su paso. Si algo sabía en los pocos días que
llevaba prestando servicio en ese centro de emergencias, es que como
en los Hospitales, era un hervidero de cotilleos y fuente de
adjetivos machistas.
-
Perfecto- exclamó contenta al divisar en el Hall el reloj colgado en
una de sus paredes. Al final, había conseguido llegar a tiempo.
Satisfecha, camino tranquila hasta el despacho de silla caliente,
dispuesto para el jefe de coordinación de emergencias.
Los
tiempos cambian, y con ellos la forma de coordinar las emergencias.
El edificio por el que ella caminaba, estaba destinado para ser usado
por tres cuerpos de atención al ciudadano. La atención sanitaria,
policía local y una pequeña dotación de bomberos. Los tres
compartiendo espacio y transmisiones. Todos trabajando bajo un mismo
número de teléfono, el 112; emergencias.
Y
ella era la coordinadora de ese servicio, esta noche como llevaba
pocos días haciéndolo. Siendo su primer destino en un servicio de
ese tipo, se reconocía nerviosa y un tanto exigente.
A
pocos metros del despacho, estaba la gran sala de comunicaciones,
desde donde se gestionaban todos los recursos disponibles, en el
momento en que cualquier ciudadano, llamaba a ese número, para
cualquier tipo de emergencia.
Pasando
por la puerta, se ruborizo levemente, recordando la bronca que anoche
mismo en esa sala ella echó al personal. Estricta, profesional y
amante de su profesión, así se definirá en el ámbito laboral y
fruto de esa exigencia, fue la bronca echada. Pero, no se consideraba
arisca, mas bien, simpática, dada a la conversación y fiel amiga,
así se definiría en el trato personal, por mucho que la noche
anterior, se le fuese la mano.
Puede
que por ser así, hubiese comprado unos pequeños pastelitos para esa
noche. Ahora, dejaría todo en su despacho y dando cinco minutos al
personal de noche para ubicarse, pediría disculpas en esa misma
sala.
Sin
saber, que en esa sala se había dispuesto un pequeño catering
casero entre el personal de ambulancia, unos cuantos policías,
bomberos y los operarios que atendían el teléfono.
Un
grupo de personas, que al fin y al cabo, sólo tratan de amenizar las
largas horas de guardia de un mes de invierno, donde las noches se
hacen eternas y se agradece y mucho, que la piloto del helicóptero
del 112, sea una radiofónica frustrada.
-
La última canción escuchada, antes de empezar el servicio, fue
pingüinos en la cama. Dar por hecho que en cuanto cenemos todos,
abriré ondas, para que me contéis, quien congeló vuestra cama.
La
voz de la piloto escuchada por las transmisiones internas, provocaba
las risas en esa sala y alguna que otro mirada inquieta.
-
Recordar, nada de lo contado en estas noches, puede ser tratado
después. Ese es el pacto, soy vuestra Macarena García jajaja,
vuestra amiga en las ondas.
Nuevas
risas generadas y las miradas se tranquilizan por el pacto sellado.
-
Pena que el helicóptero no este aquí, te estas perdiendo el pollo
al ajillo que hace mi mujer. Esta de muerte- contestaba Manolo, uno
de los policías.
-
El pollo de muerte y tú casi rozándola, escucha tu bloqueado
corazón, te dice; colesterol- se animaba también Celia, doctora de
la ambulancia- Aunque sí, esta de vicio.
Y
como había anunciado, cuando todos cenaron, acomodada en el asiento
del helicóptero, la piloto, daba por comenzada, la radio-aficionada
guardia.
-
Amigos de las ondas, esta que os habla es Inés, y esto es: mis
noches cuidando a los queridos ciudadanos. Retransmitiendo desde
Radio Patio Emergencias y hasta que lobezna aparezca, decidme quien
heló vuestra cama.
Difícil
por transmisiones avisar a la piloto, de que Lobezna ya había hecho
aparición y que los dulces que en sus manos portaba, no parecían
endulzar su dura mirada sobre ellos.
Los
carraspeos nerviosos de unos y otros, que ninguno la mirase directo,
como si fuesen alumnos y ella la dura profesora, le resultó
divertido. Un grupo de personas cuya media de edad rondaría los
treinta y pasados, comportándose cómo críos. Si la noche anterior,
había montado en cólera, ésta solo sonrió dejando la bandeja de
dulces en una de las mesas usadas para el esparcimiento. Poco a poco,
ese grupo de personas fue relajando sus gestos, bien parecía que
lobezna no llegaba con la intención de morderles, pero continuaron
sin avisar de su llegada a la piloto de aspiraciones radiofónicas.
-
Vamos aclarando el panorama, que hay pingüinos en la cama por el
hielo que provocas- cantaba la piloto viniéndose arriba, ajena a
todo desde su helicóptero-si hace más de un mes que no me tocas, ni
te dejas sobornar por ese beso escurridizo que busca el cielo y
encuentra el piso- venida arriba lo daba todo causando nerviosas
risitas nerviosas en la sala de emergencias y la posible paralización
de los párpados de la Jefa de esa sala- Vamos aclarando el panorama,
yo no estoy pa´ crucigramas ni tu para masoquista, ya no sueñas
viajes al caribe por tu rol de detective y mi papel del fugitivo, yo
busco un sueño y tu un testigoooo...Jejeje me vengo arriba y a ver
quien me baja. Venga, empiezo yo que esta noche estáis muy cortados.
Os voy a contar quien congeló mi cama- proseguía la piloto,
mientras la jefa en mitad la sala no aguantaba las furtivas miradas,
los movimientos disimulados y las risitas mal camufladas en toses
nerviosas.
Se
había prometido mantener la calma y esperar a conocer al grupo de
personas antes de interrumpir de nuevo como elefante en cacharrrería.
La piloto le ofrecía la oportunidad perfecta para demostrarles que
además de excelente profesional, tenía sentido del humor. Dispuesta
a ello, avanzó hacia la mesa de transmisiones y accionó el
intercomunicador.
-
Compañera eh..- titubeo desconociendo el nombre de la misma y el
Agente de Policía Manolo, le señaló la lista del personal que esa
noche prestaba servicio, donde pudo leer el nombre de la cantarina
piloto- Inés Falco, le habla la Doctora Marina, su Jefa de
coordinación. Le agradecería profundamente unos minutos de silencio
para poder saludar al resto de compañeros y hacer un pequeño
brifieng con todos, justamente necesario, antes de continuar con el
servicio debido al ciudadano. Gracias por escucharme.
Guauy esta piloto es l leche.
ResponderEliminarMe gusta tu sentido del humor jajaja
Esta historia promete
Gracias gemo c
Historia nueva bien
ResponderEliminar.... Y llegas de nuevo Escritora....y a tu paso ya dejas sonrisas.....y una nueva Historia que seguro será como cada una de las que ya nos regalas....es todo un placer poder llegar a este espacio tuyo....después de tiempo sin poder....y encontrar esto....Decirte que seguro me encanta es poco ya....porque siempre gusta todo aquello que haces....Si además ya entras pisando fuerte...razón de más para seguir leyendo cada cosita que haces....Y como siempre también...nos presentas todo un cuadro....Una Jefa que seguro dejara de ser así tan sería y esa ''cuanta camas frias'''' esa ''voz''' para alegrar vidas ...que seguro nos cautivara.....de eso ya te encargaras tú...¡¡¡seguro¡¡¡¡¡
ResponderEliminarGRACIAS.......por ¡¡¡tanto¡¡¡¡