lunes, 30 de junio de 2014

Mi cincuenta cláusulas Epílogo 1ª Parte


Cómo cada mañana su despertador fue el más bonito imaginable. Los balbuceos de Minerva desde su cuna, claramente despierta y de seguro, jugando con el pequeño cojin del que no se separaba. Amante hasta el extremo de la belleza, Julia se giró con los ojos cerrados y los abrió cuando supo, se encontraría la imagen de su hija en la cuna. La forma más rápida y perfecta, de despertar sonriendo. Para ser completamente idílico solo le faltaba sentir los brazos y piernas de Minerva abrazándola por la espalda. Pero como en los últimos tres días, su peso no le dio los buenos días.

- Buenos días, ¿como amaneció mi niña?- saludo a su hija ganando su primera sonrisa del día. Luminosa y adorable. Su saludo inquieto a la niña queriendo que los brazos de su Mama la cogieran. Con el cojin sobre su cuerpecito, comenzó a mover piernas y brazos, sin dejar de balbucear- Voy- contestó así a sus balbuceos Julia y medio dormida, cuando fue a incorporarse es que se dio cuenta de su desnudez- Oh...Mami me dejo desnuda- sonriendo por como Minerva le había dejado desnuda en la noche, se levantó y regreso a la cama cargando con la consentida pequeña- Se nota que Mami te cambio el pañal antes de irse, no estas incómoda- dijo tras comprobarlo y sin ninguna prisa, se tumbó en la cama, dispuesta a deleitarse jugando con ella. Nada más alzarla sobre si, la niña comenzó a retorcerse riendo- Jajaja, eres lo más bonito...¿le regalaste esa sonrisa a Mami? Si...seguro lo hiciste- los juegos con ella continuaron un rato más y con pena, tuvo que dejarlos cuando su hija comenzó a buscarle el pecho. Apenas llevaban dos semanas intentando que dejará de tomar y la pequeña se resistía. Nada era tan dulce ni estaba tan rico, como la teta de Mami. Subiéndola evitó que se enganchase a su pezon y la niña busco consuelo abriendo la boca sobre la mandíbula de Julia. El gesto y la presión que en ella hacia, hicieron recordar a Julia los consejos de su madre.

- No la dejes hacerte eso, en cuanto tenga dientes te hará daño- fueron las palabras de Araceli cuando orgullosa le había enseñado lo que la pequeña Minerva le hacía.

- Después le enseñamos a la abuela Araceli tus dos dientes- cada progreso o monería era una excusa más, para hacer una videollamada intentando así, que Araceli no se perdiese nada- Ya me has babeado bastante, es la hora de desayunar.

Tras una rápida ducha, salió cargándola de la habitación y así, saludo a la chica que se ocupaba de la limpieza. Hermana de Lola, la chica se había acoplado a ellas y era un alivio, podían contar con ella para lo que fuese.

- Buenos días- respondió la chica dejando la aspiradora. La pequeña era de lo más encantadora y tan risueña cómo la misma Minerva- Ayyy mi cosita, cada día te pareces más a Mami- con confianza llego hasta ellas dispuesta a comerse a la bebe que la sonreía en brazos de su Mama, pero pese a su sonrisa, la niña se sujetaba a Julia, no queriendo que las separase- Y cada vez con más Mamitis.

- Cómo debe ser- contestó Julia vanagloriandose divertida. Enseguida la chica se ofreció a ayudarla con el desayuno pero Julia rechazo su ayuda. Estaba deseando llegar a la cocina y ver si Minerva les había dejado regalito. Incitando a la nena hablándole de su otra Mama, llego a la cocina, donde Elisa saludo a ambas, encendiendo la pantalla interactiva. A la niña no le hizo falta más para balbucear un Mama no seguido entre movimientos nerviosos. Ese "Mama" mal logrado en la vocecilla de su hija, para Julia era el mismísimo canto de una sirena. Pero la niña pasaba de su babeo, deseando tocar la pantalla y que por ella apareciese su otra Mama.

- Ya va impaciente- colocándola de pie en la encimera, tuvo que sujetarle las manos o no quedaría nada por activar en la casa- Elisa, inicia nuestro regalo.

- Cómo guste señora- acepto el ordenador y como siempre que hablaba, la niña miro para arriba tratando de ubicarla. Riéndose por su busca, Julia se ocupó de mantenerla de pie y solo una voz, hizo que ambas se pegaran a la pantalla.

- Buenos días mís amores- la de Minerva en esa cocina una hora y media antes. Ahora si la niña se volvió loca queriendo avanzar hasta la imagen de su Mama y a Julia le entraron las mismas ganas. Con el recuerdo muy presente de su encuentro íntimo esa misma noche, reconocía en Minerva la sonrisa plena y pareciera, que Minerva contaba con la exaltación de una y la parálisis de la otra, porque en el video dejo la pausa necesaria para después seguir hablando- Julia si todo sale como quiero hoy acabaremos el reportaje y si es así, vete preparando porque el equipo quiere celebrar el esfuerzo que nos ha costado..significa fiesta y bailar- mirando a cámara alzaba ambas cejas chistosa para después guiñar un ojo- Un beso cariño y...- realizó otra nueva pausa para acercarse más a cámara- Minerva dale un beso muy gordo a Mami, ven- terminó poniendo los labios y Julia derretida por esos labios, acercó a la niña lo justo para simular un beso con cuidado de no aproximarla  del todo, o Minerva peque sería capaz de babosear toda la pantalla.

- Mamma...Mamma- los balbuceos de la niña se intensificaron y Julia espero un poco más para quitar el video.

- Es guapa Mami, ¿uhm?- preguntó retirándola a pesar de su reticencia de la encimera. Y seguro que la más para ambas. Con Mama Minerva saludada, tocaba darle la primera papilla del día y como premio un pequeño biberón de leche materna, que de seguro Minerva habría dejado preparada  en la nevera. Mientras sin mucho éxito a pesar de juegos y canciones, Julia le daba la papilla, Elisa anuncio una video-llamada de Nicolás. Nada más escuchar que se trataba del hermano pequeño de Min, Julia resoplo haciendo parpadear a la niña por el aire soltado y que, quisiera que lo repitiese una y otra vez más- Jajaja, eres un bicho. Elisa aceptala.

- Julia estoy muy nervioso- fue el saludo atropellado de Nicolás- Necesito que me ayudes a elegir la corbata.

- ¿Solo a elegir la corbata?- pregunto irónica Julia. Nicolás y sus primeras andanzas profesionales estaban a punto de costarle un disgusto con su suegro.

- Minerva...- llamo la atención de su sobrina, extrañado que la niña no se hubiese girado al escucharlo y cuando lo hizo, vio lo mucho que costaba darle la papilla- Madre mía Julia, tiene toda la papilla en el babero.

- No hay forma que la quiera- le contestó Julia retirándole el segundo babero usado. No era tanto, había llegado a cinco, ella y su escrupulosidad manifiesta. Bastante que se retenía y no la bañaba cada vez que le daba de comer.

- Porque sabe que después le darás el biberón con...con...- se atascó no sabiendo como decir la leche de su hermana sin pensar en esta y su pezon dando leche- Tu sabes...con eso- terminó poniendo los ojos en blanco y Julia se sonrió, fijándose en las dos corbatas que Nicolás mostraba.

- Burdeos si la camisa es azul pálido, para el traje de corte italiano que usaste en tu graduación- sentenció sin que Nicolás se asombrase, más bien suspiro reconfortado. Sin poder contar con su madre, Julia era la mejor opción en cuanto a estilismo- ¿Y tu como sabes del biberón?

- Escuche a mi madre regañar a Minerva, según ella Min debía haber dejado de darle el pecho por completo. Dijo algo de un perjuicio en sus tetas que no quiero repetir- se cubrió los ojos negándose a pensar en las consecuencias de dar de mamar en el pecho de su hermana- ¿Y por qué debo llevar ese traje? Es muy serio.

- Porque te vas a presentar ante el Círculo Fortuny, proponiéndoles un servicio exclusivo y de alto standing, Nicolás. Servicio que tu padre desconoce- se quejó Julia, temiendo al momento en que Guillermo descubriese que tampoco Nicolás seguiría sus pasos.

- Si los del círculo nos respaldan, se lo contaras- prosiguió a Julia hablando todo lo rápido que pudo y no espero a que Julia replicase- Min guapi...el Tío Nicolás ira mañana a verte. Chao Julia nos vemos esta tarde- corto la comunicación  silbando. Julia era su mejor aval respecto a su padre y por igual frente al Círculo Fortuny, pero la magnate continuaba teniendo un fuerte carácter que había que torear según se podía.

- Vieja sensiblona, manejada por todo aquel que me sonríe....ese es el futuro de Mama- murmuró con la mirada de su hija fija en ella esperando cualquier carantoña o juego.

- Mamma- balbuceo Minerva alzando sus bracitos y la vieja sensiblona, se emocionó. Desde luego, quedarse en casa, cuidando de su hija, había sido la mejor elección de su vida. Emocionada y cargándola de nuevo en brazos, enseguida se acordó de su madre.

- Ya que llegamos tarde al parque, saludemos a la abuela Araceli- animo a su hija, disponiéndose a llamar a su madre, cuando Elisa anuncio una nueva videollamada, esta vez de Hugo Davo.

- Buenos días chicas lindas- las saludo cantarin Hugo desde el despacho de Julia.

- Oh Dios...¿que paso?- se preocupo al momento Julia, pero la sonrisa blanca de Hugo, la tranquilizó igual de rápido.

- Todo marcha genial y no te hagas, hace sólo unos minutos repasaste los balances. Tus ordenadores lo chivan todo- rodó los ojos Hugo incrédulo, Julia ni descansando descansaba.

- Una reina malvada nunca abandona su Castillo del todo- le contestó Julia comenzando a preparar el biberón con la leche de Minerva guardada en la nevera.

- Jajaja cierto...necesito tu ayuda, celebró algo especial con Marga y no se que regalarle- fue al grano Hugo no queriendo molestarla más de lo necesario.

- ¿Aniversario o cumpleaños?- lo interrogó Julia frunciendo el ceño. Una auténtica lince para las fechas especiales no le sonaba ninguna próxima y tampoco Elisa le había recordado. La sonrisa de Hugo pícara y lo mucho que lo conocía, relajo su ceño, debía ser una celebración íntima entre ellos.

- Eh...digamos que aniversario...- dudo Hugo cómo contestarle entre risitas. No se equivocaba Julia, la celebraban un momento muy íntimo- ehm...especial, eso es.

- Ya...pues, puedo conseguirte una noche en una suite, con jacuzzi cargado de gominolas, justo debajo del mejor manto de estrellas que puedas imaginar- le ofreció cucandole un ojo. Mensaje entendido y regalo perfecto.

- Justo lo que necesito...a Marga le encantan las gominolas. Minerva cielito dale un beso al Tío Hugo...Chao Julia, ven algún rato a tomar café a tu Palacio, me gustara ver temblar al personal jajaja y gracias fea malvada- se despidió Hugo realmente agradecido. Seguro que en minutos, Elisa le remitiria las reservas, con algún regalito extra de la magnate. Julia afirmó con la cabeza y la comunicación se cortó.

Mirando a su hija, con el biberón en la otra mano, no pudo evitar quedarse pensando en la celebración de Hugo y Marga, mientras la nena comenzaba a alargar los brazos queriendo su biberón preferido.

- Después se extrañan de que no me gusten los hombres. No cabía en si por la ilusión de celebrar la primera vez en que compartieron cama, más allá de celebrar el primer beso o la primera vez que se vieron- participó a su hija, aunque esta mostraba muchísimo más interés en el biberón que no terminaba de llegar a su boca- ¿Sabes donde bese a Mami la primera vez?- prosiguió recordando aquella noche y frunció el ceño. No era muy diferente a lo que Hugo celebraba- Bueno...Mami se mordía los labios todo el tiempo- hizo una pausa recordando aquella noche en aquel restaurante- Es infinitamente deseable, cuando lo hace- se encogió de hombros y en el despiste, la nena llego a su biberón y en nada, se enganchó a él- Bien...es comparable a lo mucho que a ti te gusta tu biberón- cedió al ímpetu de su hija y como no hacerlo. A la niña prácticamente de le volvían los ojos de puro placer. Sonriendole, recordó la primera llamada que quería hacer pero tampoco se dio, ahora era Adela quien llamaba haciéndola apartar de golpe a la niña, manteniendola con los brazos extendidos. Si Adela la veía con el biberón, tendría que dar muchas explicaciones- Buenos días Adela- se adelantó nada más verla aparecer por la pantalla y ésta se extrañó. Julia mantenía una postura muy rara y el saludo había sido  demasiado enérgico.

- Ahm...si, buenos días Julia- trató de reponerse Adela, aunque la sonrisa que Julia mantenía le inquietaba un poco- Pensé ya habrías salido a correr.

- Si...no, bueno- titubeo Julia. La postura causaba risa en la pequeñaja pensando que era un nuevo juego y los chupetazos que le daba al biberón, super feliz, era raro que no fueran escuchados por Adela- Nos entretuvieron, saldremos ahora.

- Si...despues el sol da más fuerte. No te olvides de ponerle protector solar, insiste en el labial aunque se lo coma y deja de ocultarmela, se que esta con el biberón- terminó haciendo aspavientos con las manos y a Julia se le escapo una risita nerviosa. Por fin, podía volver a encoger los brazos y la dura abuela, se convirtió en cachito de pan al ver a su niega encantada con el bibe de Mami- Si es que le encanta.

- Si- reafirmo Julia olvidándose del temor y Adela enseguida mostró su disgusto.

- Aja...como seguro te encanta el pecho de Min y no quieras saber como puede terminar de seguir así- explotó y los ojos bien abiertos de Julia se lo hicieron ver- Perdóname, estoy nerviosa- se rasco la frente haciendo sonreír a Julia. Nerviosa también Min tenia ese tick.

- Yo te encuentro resplandeciente- la piropeo Julia sincera. Su suegra se veía ciertamente reluciente.

- Ayy- suspiro Adela encantada- vengo del centro de estética, ne estuvieron haciendo pruebas de maquillaje para el baile benéfico en Mallorca, pero total.. Aun no encontré vestido apropiado- continuó desanimada pese a la sonrisa cálida con que Julia la escuchaba.

- Si ese es el problema tengo solución, le diré a Chantelle mi estilista que te llame, quedas con ella y veras que enseguida encuentra lo mejor para ti- se ofreció encantada y eso, que comenzaba a sentirse como una operadora del teléfono de la esperanza o de soluciones al instante.

- Eres adorable...te lo agradecería, Julia. Y ahora a lo que más me preocupa. Me gustaría que hablases con John. Nicolás esta rarisimo y ya sabes como es Guillermo de extremista, prefiero consultarlo antes con John...no se, ver la manera que hable con mi hijo, a ver si a él le cuenta lo que sea que le ocurre- concluyó realmente preocupada por el compartimento de su hijo y a Julia no le quedo de otra que tranquilizarla contándole los nuevos proyectos de Nicolás. Obvio, Adela puso el grito en el cielo, no porque los planes de su hijo no fueran acertados y ciertamente apetecibles, sino por su pobre marido- A Guillermo le da algo cuando sepa que Nicolás tampoco quiere la constructora
- Son solo proyectos, que en ningún caso pueden ser catalogados de incompatibles. Nicolas es muy perseverante- mostró su confianza en Nicolás, y lo hizo mostrando tanta seguridad que Adela comenzó a relajarse. Aunque tampoco se ofreció a contárselo a su marido, como Nicolás, prefirió que fuese Julia- Esta tarde le acompaño a presentar su proyecto en el Círculo Fortuny, puedes dar por hecho que esa gente quedará encantada y en Mallorca, nos ocuparemos de Guillermo- zanjó el tema sumamente serena y entonces si, Adela volvió a respirar y a centrarse en su nieta, que con el biberón terminado, regalaba sonrisas sin parar. Al final la conversación se alargó y Julia tuvo que participarle a Adela, que su madre estaba llamando. Nada más cortar con Adela, en la misma pantalla apareció Araceli arrugando un paño de cocina con las manos de pura ansiedad- Madre

- Ayyyyyyyyyyy- prácticamente gritó Araceli al verlas. Julia había sentado a la niña en la encimera y ella a su espalda sonreía enternecida por la mirada de su madre sobre ellas- Estáis guapísimas, mi vida.

- Mamma- balbuceo la pequeña Minerva y el huracán de babas llamado Araceli, no se la comió por los kilómetros que en verdad las separaban.

Fue pasado el huracán, cuando Julia pudo vestirse con mallas cortas de running y estrecha camiseta, para con el carro de tres ruedas giratorias, salir a correr empujando el carrito. Nada más salir al jardín, la afanada jardinera se acercó a ellas, como otras más enamorada de la niña y un tanto impresionada por la magnate y su espectacular figura.

- A correr un poquito- sonrió la muchacha tras saludar a la nena. La altura de su jefa impresionaria a cualquiera pero era nada en comparación con sus ojos de gata.

- Nos entretuvieron, hoy serán apenas diez kilómetros- le dijo Julia ajena a la impresión que una mujer como ella, incluyendo su manifiesto poder, podía suponer en una muchacha de corta edad. La muchacha trago saliva con disimulo, correr un poquito para Julia Arango era correr diez kilómetros y seguro que estirar la pierna ayudándose del carrito, mostrandola terriblemente sensual, era estirar una mijita de nada- Uhm...amaneció un día perfecto- continuó Julia cambiando de pierna y en el sube y baja, la muchacha tuvo que sujetarse a las tijeras de podar que portaba en las manos. La curvatura del cuerpo de Julia, era para tener más de un cuarto rojo y en cada uno de ellos, esperarla arrodillada y que así la domina, mandase lo que quisiese látigo en mano.

- Eh...ah...bu- titubeo a garganta seca la pobre chica, aguantando cómo buenamente podía los deliciosos movimientos de una Julia que respiraba llenándose los pulmones.

- Listo...nos vemos en un rato- concluyó con el estiramiento que estaba haciendo sudar tinta a su jardinera y a trote empujando el carrito de su hija, salió a la calle. En su casa dejaba una jardinera suspirando y a una limpiadora, saliendo con genio al jardín.

- Niña....espabilando que esa reina ya tiene cenicienta- la regaño a plena voz. Joven y abiertamente lesbiana, era comprensible que en cierto modo, babeara por la magnate.

- Si yo solo era educada...no ves, el ratito de poda que tiene, me lo guardo- recuperado el aliento, la jardinera demostraba el desparpajo por el que Minerva la había elegido entre más aspirantes.

- Jajaja, anda ya- se carcajadeo la limpiadora para terminar suspirando.

- Pero vamos....que aquí la rosa que yo querría podar, maneja la aspiradora como nadie- piropeo retirándose la penita gorra que cubría su ensortijado y loco cabello.

- Ayyy calla y dejame- pidió huyendo de los ojos negros más  traviesos de la urbanización.

- Jijiji no te enfades y ponme un cafelito que nos hemos quedado solas- la seguía alargando la zancada y en un tris, ambas llegaban a la puerta principal.

- Ah no...a la casa con esas botas no entras- le prohibió la entrada al momento. Botas de jardinera mojadas y claramente sucias, ni de coña después de llevarse un par de horas aspirando iba a empezar otra vez

- Pues sácamelo aquí, cosa guapa- insistió la jardinera sin nada que perder y mucho que ganar.

- Ay Madre mía...si de esto se entera la señora- reculo la pobre limpiadora, superada por la sonrisa canalla de la jardinera.

- Pss...la señora Min la torea como quiere y le da la gana, naita pasa...guapura.

Diez kilómetros de carrera, más un rato en el parque infantil más cercano, Julia regresaba a su casa y como antes estiraba para iniciar carrera ahora lo hacía para aliviar sus articulaciones. Pero al contrario que en el primer estiramiento, la jardinera no vino a saludar y diría, que estaba bajo un árbol tirada y una fumandose un cigarrillo. El primer pensamiento fue ir hasta ella, exigiéndole apagar el cigarrillo y volver al trabajo, pero entonces recordó como Min había insistido en que le tuviese paciencia a la joven y un poquito cara dura de la jardinera. Con el ceño fruncido al aceptar hacerle caso a Minerva, entro en su casa y entonces, durante minutos vio como a la limpiadora todo se le escapaba de las manos, claramente nerviosa. Extrañada, busco intimidad y rápido llamo a Minerva.

- Julia cariño, voy a mil- saludo Minerva enérgica, totalmente a acelerada queriendo acabar el reportaje ese mismo día.

- ¿Que hay entre la limpiadora y la jardinera?- pregunto sin rodeos Julia, aprovechando para espiar a la nerviosa limpiadora, a quien seguían cayéndosele cosas entre murmuró inaudibles.

- Jajajajaja, Wau... ¿Ya paso?- a Minerva le encantó la noticia. Noticia que Julia no llegaba a comprender.

- ¿El que tenia que pasar?- interrogó empezando a alucinar. Era ella quien no trabajaba y quien pasaba más tiempo en casa, pero era evidente que algo se le estaba escapando.

- Cariño, no me seas carca, ¿eh? Jajaja, a mi me encanta que haya pasado, se lo note nada más se vieron.

Carca o no, cuando Julia fue puesta al tanto del cotilleo en su propio hogar, se fue a la ducha y eligió un mono corto oscuro de palabra de honor, para visitar a Minerva, como ésta misma imaginaba.

- Llevo tres días aquí encerrada. El primer día me echo de menos y como  Julia es como es, no quiso venir a molestar, el segundo se que estuvo a punto de venir, hoy es el tercer día, ella es Julia Arango y no lleva bien esperar...así que Niki, no cuentes conmigo para almorzar, vendrán mis amores de seguro.
 
 
 
 
 



6 comentarios:

  1. Uma delícia...

    flechazo1858

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  2. OHHHH!!! Habrá al menos 132 partes en este epílogo??? Jajajaaja es broma claro. Bueno medio broma porque a mi siempre me sabrá a poco.

    Un placer leerte siempre. Muchas gracias. Genu.

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  3. aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii minha gemito quero pelos menos 200 parte de epílogo por favor e brigadoooooooooooooooooooooo
    brigoninha

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  4. Encantadora esta Minerva pequeñita, fantástica ver a Julia criando a su hija, y como las abuelas les dan su consejos, y esa jardinera con que desparpajo se ha ganado a la hermana de Lola.

    Ahora me sumo a la petición de Genu, el epílogo tendrá 200 capítulos verdad? Jajaja

    Mil gracias,

    A.

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  5. Me encanta...!!!!!!, y sigue con estos maravillosos epílogos !!
    Mil gracias genio!!

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