Un adiós, improvisado 20

A la mañana siguiente, los estúpidos pajaritos cantaban felices y el olor a hierba mojada y naturaleza que se adentraba en la habitación ayudado por la brisa mañanera, era insoportablemente agradable.

Las idílicas sensaciones al despertar en esa cama de sábanas de algodón barato, la hicieron burlarse de si misma contra la almohada. Estaba disfrutando como pava enamorada, del adorable aroma de la almohada, lo hacía del estúpido canto de los pájaros y hasta de la fresca brisa.

Sola en esa cama, ensancho la sonrisa frente a la almohada y hasta se vio, imitando el gesto de una arcada.

Sino fuese por el pinchazo que sintió en su entrepierna, hasta hubiera esperado escuchar las risas de Alma y Naiara tras la ventana, como momento cumbre de un despertar perfecto. Perfectamente amoroso y vomitivo. Riéndose de si misma, abrió la boca reconociendo la excitación no satisfecha en su sexo. Tocándose por encima de las braguitas, comenzó a respirar más fuerte. La excitación seguía tan viva como lo había estado toda la noche, pero ahora no tenía los besos de Alma, haciendo bailar su deseo, y entonces su excitación se tornaba dolorosa.

- Joder- murmuró contra la almohada. Imposible que su sexo se mostrase más hinchado y húmedo. Por un momento temió que la puerta se abriese de par en par y Naiara entrase por ella. Pedir que lo hiciese  Alma era demasiado. Aunque lo daría todo porque así fuera. Verla entrar, deshacerse de las sabanas y ofrecerse como hembra en celo, hambrienta por ella. Alma no entro en la habitación y su mano se adentro en sus bragas, desatando la ansiedad imperiosa de su sexo- Alma- gimió su nombre contra la almohada que por momentos mordía. Bastó recordar la noche vivida con ella, para que sus dedos navegasen ansiosos en la humedad retenida por horas, mientras el nombre de Alma continuaba escapándosele en gemidos.

La interrupción de la niña, detuvo el apasionado beso entre ambas y pudo sentir como Alma la devolvía al suelo contra su propia voluntad. Por suerte para el disparado deseo de ambas, Naiara regreso a la habitación dispuesta a esperar cómo mucho un minuto más, el que ella necesito para arreglarse el cabello y cargar contra Alma.

- ¿Dormiremos en la misma habitación? -le preguntó por primera vez asustada. Asustada por una noche familiar que hacía temblar todos sus cimientos, asustada por lo mucho que le estaba encantado Naiara y hasta la pequeña casa de solo una habitación.

- La estoy reformando conforme puedo, siento no poder chascar los dedos y tener aquí y al momento, una cuadrilla de los mejores maestros de reformas, para que Naiara tenga su propia habitación y tu tengas...tengas- se quedó a medias mordiéndose la lengua. En un tris, toda la tensión sexual entre ambas estallaba en puro enfado.

- No te cortes- prosiguió Amanda cruzándose de brazos sonriente- sigue...¿que yo tenga que?- insistió todo lo altiva que pudo, mientras desde las mismísimas entrañas le rugían por Alma y su enfado.

- ¿Que has venido a buscar? ¿Para que narices has venido?- no contestó, prefirió atajar tan directa como siempre era Amanda y la sonrisa de ésta, aun más ancha, le hizo morderse los labios por no volver hasta ella y arrancarle los suyos.

- Pues...la verdad es que a mi me sobran los ovarios que a ti te faltan para para acabar de decirlo- hizo una pausa a conciencia buscando la desesperación en los ojos de Alma y cuando la obtuvo, la abofeteo a su forma- A follar...¿a que si no?- hablo de sus ovarios orgullosa pero no lo estuvo tanto, cuando concluyó su ataque como defensa. Alma la miraba desencajada, ni un ápice de sonrisa, ni una pizca de admiración, solo enfado que se transformaba ante si, en una dolorosa desilusión.

- Por... ¿Por que tienes que hacerme esto? ¿Por que siempre tienes que hacerme sentir en desventaja?- preguntó volviendo al punto de partida. El reconocimiento personal de sus sentimientos y el vapuleo que de estos hacia Amanda. El genio de sus preguntas y la necesidad de respuestas sinceras y verdaderas, la hizo buscar su cercanía. Sentirla cerca, para por fin, entenderla.

- Oh no, por favor- gesticulo nerviosa Amanda, huyendo de su cercanía- No vuelvas al mismo cuento... Amanda es una zorra...Amanda es una cabrona...por que sabes? Ya lo sabemos y ya lo sabías- alzó la voz olvidando a la pequeña y forcejeo ante el agarre de Alma- Suéltame- pidió entre dientes temerosa. Era tanto el coraje de haber acabado la noche así, que se reconocía capaz de cualquier cosa, más sintiendo como Alma estaba consiguiendo traspasarla- Me largo...definitivamente ha sido un error venir hasta aquí- volvía a lo mismo, repitiéndose como un ciclo. El ataque como mejor defensa y la huida, como mejor salvavidas. Seria tan fácil acostumbrarse a ellas, seria tan rápido necesitar noches como la que acababa de tener, que prefirió huir lejos, donde Alma y ahora también Naiara, solo fueran un bonito sueño de verano. Pero una de las protagonistas de su sueño, no la soltaba impidiéndole la huida.

- Has conseguido cansarme, Amanda y hasta desquiciarme. No saque a mi hija del Colegio, no vine con  ella aquí para nada. Esta vez no me da la gana que todo sea como a tu quieras. Viniste porque quisiste hacerlo, y como esta vez, vuelvas a decirme adiós, será la última. Ahora te pregunto, ¿quieres que te suelte y largarte de mi vida?

Ni de coña contestó a eso, se limitó a lanzarse a por su boca, siendo inmediatamente secundada por Alma. De nuevo la pared freno el ímpetu de ambas y de nuevo se enredaron en un beso totalmente loco. Otra vez el sexo hablando por ellas, otra vez la ansiedad alterando todos sus sentidos y otra vez Naiara, deteniendo su locura.

- Joder...- protestó Alma contra su boca sin detener el avance de las manos por todo su cuerpo y Amanda río excitada sin contenerse. Pero Alma estaba lo suficientemente elevada cómo para detener sus impulsos- Necesito tocarte- susurró asegurándose de atraparla sin escape entre la pared y su cuerpo. La cara de Amanda entre sorprendida y excitada, no la calmo lo más mínimo- Naiara estamos recogiendo, ve leyendo tú- le dijo alzando la voz y el sí risueño de su hija, le dio el arrojo para volver a la boca de Amanda y su cuerpo.

- Alma por favor, tu hija puede salir en cualquier momento- trató de frenarla ardiendo cómo ella. Pero Alma era pura lava recorriendo su cuerpo.

- Quiero volver a sentirte entre mis dedos, solo quiero tocarlo...dejame hacerlo- suplicó Alma, y lo hizo tan deliciosamente, que Amanda acepto.

Como no dejarla hacerlo si ella era la primera que la quería de regreso a sus ganas. La mano de Alma atravesando sus bragas, las hizo temblar de deseo por igual y el esfuerzo realizado para detenerse y marcharse a la cama fue descomunal.

No fue hasta bastante tiempo más tarde, cuando Amanda ya había controlado su excitación y estaba presta a dormir en una cama compartida con Naiara, quien dormía agotada a su lado, y Alma, que ésta última salió de la cama alertándola. Apenas unos pasos y Alma descubría la sábana para acoplarse encima de ella directamente.

- He tardado lo mio en calmarme, un poquito de por favor- le susurró mirando por un momento a la niña, que continuaba dulcemente dormida. El suspiro de Alma en su hombro cómo respuesta, le hizo abrazarla terminando así de acoplarse ambas. Llegaban segundos de caricias calladas y cuando Amanda volvió a mirar a la niña, lanzó la pregunta que más le inquietaba- Esto la puede confundir, de repente metes a una tía a dormir en casa y con las dos, y nosotras, las en teoría adultas, no tenemos ni idea de como va a salir esto. Porque dime tu...¿como lo haremos?- terminó un tanto nerviosa y la sonrisa de Alma, creída y segura de ambas, le hizo rodar los ojos molesta- Tu todo lo ves fácil, cuando ya estamos empezando mal.

- ¿Mal?- le preguntó fingiendo despiste Alma y muy a propósito acercó sus bocas sin llegar a besarla.

- Fatal...como siempre, me haces pedirte que me be..

No hubo más palabras que no fueran suspiradas. Alma la beso sin terminar de pedírselo y fue el beso más largo entre ambas y propio. Intenso por momentos, suavizado a propósito, con sólo las pausas necesarias para acomodarse de una lado o de otro, lo que fuera, para volver a disfrutar de Alma y sus eternamente deseados besos.

El beso, que la hiciera despertar ardiendo en el deseo no consumado, que ahora, a solas y contra la almohada, le hacía ahogar un hondo gemido, para después reír. Reír sin tapujos a pleno pulmón, mientras su cuerpo aún cosquilleaba entre las sensaciones placenteras del orgasmo alcanzado. Por Dios, estaba a sólo unos metros de ellas, en una idílica casita en plena montaña y era todo tan maravillosamente vomitivo y adictivo, que reía no creyendo sentirse tan sumamente bien.

Su risa no fue la única que llenó la habitación, también lo hicieron las de Alma y Naiara colándose por la ventana. Escuchándolas dejó de reír para prestarles atención, pero duró nada haciéndolo. Prefirió salir rápido al baño, con la intención de una ducha rápida, pero nadie había arreglado el grifo de la misma y optó entonces por un aseo rápido y en camiseta, salir fuera con ellas.

Tan vomitivo, que cuando se vio sonriéndolas como si fuesen el mejor despertar soñado, sacó a la Amanda más perversa.

- Buenos días chicas- las saludo parada a solo un par de metros de donde madre e hija, se chinchaban una a otra como dos crías.

- Buenos días, Amanda...- respondió Naiara claramente entusiasmada- ¿Dormiste bien?- pregunto gentil a pesar de su sonrisa traviesa y ante el nuevo golpecito de su madre, continuó para ella- Es educado...la abuela me dice que lo haga, díselo tu también- insistió devolviéndole el golpecito y ante el carraspeo de Amanda, las dos la miraron sonrientes.

- Vaya...también tenemos abuela, no nos falta de nada y todo bollitos...Uhm...- hablo Amanda mientras poco a poco, se quedaba completamente desnuda ante las miradas sorprendidas de madre e hija. Desnuda paso por delante de ellas deleitándose por la boca a medio abrir de Alma y la bonita sonrisa de Naiara- Me gusta que seamos solo bollitos - arrugó chistosa los labios y avanzó directa al lago, donde se sumergió ante la atentísima mirada de las chicas.

- Jolines...- exclamó Naiara sacándose su camiseta- Amanda si tiene culo, Mami...tú no- corrió riendo hacia el lago tras meterse con su madre.

- Que si que tengo- protestó Alma intentado mirarse el culo- Que más da- terminó por animarse antes de correr al lago junto a ellas.

El resultado de las carreras desnudas, fue un refrescante baño  entre juegos, que  con Naiara dejándolas solas por ir a buscar a Troncho. En brazos de la que había sido su escolta, Amanda contempló el idílico entorno en el que estaba y se carcajeo apoyando la frente en la de Alma.

- Esto es..adorablemente vomitivo- dijo antes de besarla entre risas, mientras Naiara se quedaba quieta viéndolas besarse.

- Jolines...Troncho también quiere besitos de sus bollitos- dijo la cría corriendo hacia el agua cargando con su osito.

- Al peluche este...¿no se le puede cambiar el sexo?

Fin...