miércoles, 11 de junio de 2014

Mi cincuenta cláusulas 125


Llevaba varios días repitiendo exactamente los mismos pasos en su despacho. Para Izascu comenzaba a ser normal, ver a Julia llegar, prender su ordenador y pegarse los siguientes minutos, atenta a una sonora alarma que "algo" para ella desconocido, notificaba a la magnate. Como cada mañana, al verla llegar y saludar, la acompañaba al despacho, le sirvió su primer café expreso y le recordó la agenda para ese día y como los anteriores días, la magnate saboreaba su café escuchándola a la par, que revisaba la hora y el ordenador cada tanto.

Lo mismo de cada día, salvo la video-llamada de Guillermo De Urrutias. Julia admitió la llamada girándose hacia la gran pantalla e Izascu, abandonó el despacho dejándola con su suegro. Al salir, se encontró con la secretaria presencial ocupando su puesto y su mirada más curiosa.

- ¿Has podido saber que diablos mira?- le preguntó sin disimular su curiosidad por lo que parecía el nuevo juguete de la magnate.

- No- contestó Izascu dudando- pero creo que tiene que ver con su mujer, llamo Guillermo y Julia sonrió...ya sabes, sobrada.

No andaba Izascu muy equivocaba. Julia dio los buenos días a Guillermo, sonriendo orgullosa por su gran idea. Las últimas actualizaciones en Elisa, cedidas a Ambrosio, mantenían a los dos, ansiosos por cantar victoria.

- Voy a desinstalarla de Ambrosio, me tiene de los nervios y ésta mañana Adela se ha enojado bastante conmigo- le dijo Guillermo al otro lado de la pantalla, prácticamente sin saludarla, provocando sus primeras risas del día.

- Jajaja, te dije que no puedes estar comentando los resultados de su análisis, cada mañana- le dijo con total obviedad.

- Tiene el colesterol a casi doscientos, normal que me preocupe por la salud de mi mujer...digo yo- se defendió Guillermo, ciertamente obsesionado por la aplicación con la salud de los suyos- Nicolás en cambio esta perfecto, casi como yo.

- ¿Lo has instalado en todos los baños?- se sorprendió Julia. Guillermo era demasiado parecido a ella en cuanto a juguetitos, pero sin duda con este, Guillermo se estaba excediendo.

- Cuido de mi familia, obvio- contestó convencido de ello. La aplicación permitía realizar desde el propio wc, una analítica de orina completa- Y por eso te llamaba, quiero que Elisa me remita los vuestros.

- Guillermo- pidió calma Julia. Su suegro estaba a un paso de obsesionarse- Te lo cedí a modo de prueba, para que comprobases lo bien que funciona, no para que a diario controles la analítica de toda tu familia. Puede, que sea incluso ilícito, estas vulnerando su intimidad y quieres vulnerar la nuestra.

- Mira quien fue hablar, tu lo haces cada mañana con mi hija- se empecino y como Julia consulto su reloj de pulsera.

- ¿Porque que estamos intentado ser madres?- rebatió completamente convencida de ello. Vuelta a mirar su reloj, a Minerva se le estaban pegando las sabanas y así, su ansiedad por conocer el resultado de la analítica aumentaban.

- Y por eso, ¿te adjudicas el derecho de ver la analítica de su pis? ¿Y cuándo se piensa despertar mi hija? Dios...- resoplo  y ambos se echaron a reír. Ahí estaban suegro y nuera, pendiente de un escondido análisis.

- Anoche tuvo cena con sus compañeros de Vanity, llego tarde- le comentó Julia a un tris, de activar las cámaras de casa y comprobar mediante ellas si Minerva continuaba durmiendo.

- Uh..uh...recuerda, no se puede vulnerar su intimidad.

No era que Guillermo y sus bromas la detuvieran. Era la propia Minerva y su prohibición absoluta de no espiarla, salvo que fuese precisamente necesario o algún sexual juego entre ellas, lo hiciera necesario.

Ambos trataron de mantener entretenidos mutuamente hablando de esto o aquello e Izascu, terminó por volver a entrar al despacho. La primera visita a Julia llegaría en momentos, y ésta no había repasado cómo le gustaba la cuenta del cliente.

Cuando entro al despacho tras dos toques y el "adelante" de Julia, se los encontró conversando distendidos hasta que por los altavoces del ordenador se escuchó:

- Ejecutando análisis. Hora, diez y veinticinco, señora Minerva De Urrutias.

La pobre Izascu al escuchar la información dada por el ordenador, aguanto como pudo el mostrar la sorpresa por lo escuchado, mientras Julia giraba su butaca claramente nerviosa y Guillermo, guardaba silencio despeinándose para volver a peinarse. Con ambos tan ensimismados con el ordenador, ella quedo sin saber muy bien que hacer.

- Saltar analítica general- pidió Julia incoporándose de su butaca. Según las cuentas médicas, hoy debía ser el día definitivo- Directamente realizar test de embarazo.

Ahora si que Izascu no supo donde esconder su sorpresa ante lo que estaba ocurriendo en ese despacho y la agenda que llevaba en sus manos cayó al suelo. Su disculpa no fue atendida, tanto Julia cómo Guillermo estaban en pie, esperando que el ordenador les diera la mejor de las noticias.

- Izascu- la nombró Julia sin despegar la vista de la pantalla- Si Elisa me dice que Minerva esta embarazada, quiero que anules todas mis citas de hoy hasta dentro de cinco días y reserves la villa 333 del Hotel One & Only en las Bahamas- concluyó mirando a su secretaria y ésta sonriente y emocionada, afirmó con la cabeza- Elisa..dime algo.

Ajena a toda la emoción contenida que inundaba el despacho de Julia, Minerva se duchaba tranquila. Había llegado a casa a media noche y no tenia previsto nada de trabajo para ese día. Sin ocupación alguna, antes de ducharse escribió en el grupo de sus amigas: Estoy libre...¿desayunamos en el Club?. Cuando salió de la ducha, pudo comprobar que sus tres amigas no tenían mayores ocupaciones que ella, por lo que rápido, quedaron en verse y desayunar. Maquillándose estaba, cuando le apeteció saludar a Julia, dándole los buenos días.

- Elisa, necesito que llames a Julia- pidió a su ordenador, terminando de maquillarse. En poco, los tonos de llamada se escuchaban. Uno, dos, tres y Julia descolgaba- Buenos días, mi trabajadora del año. ¿Dormiste bien?- se adelantó cantarina y de excelente humor, al saludo de Julia. Saludo que no llegaba, alertándola- ¿Julia?

- Si...ehm...disculpa, estaba...estaba, bueno...pues, en fin...buenos días, Minerva- contestó cómo pudo Julia. El titubeo en su voz, claramente nerviosa extrañó a Minerva, nada acostumbrada a que Julia hablase en esos modos.

- Cariño...¿estas bien?- trató de asegurarse ante su titubeante respuesta.

- Absolutamente- contestó decidida. Imposible le era, estar mejor, pero era obvio, que no podía mostrarle lo absolutamente feliz que se encontraba- ¿Has vuelto a la cama?- le preguntó queriendo que fuese Minerva la que más hablase, pero cayó en el error de mostrar saber demasiado.

- Eh.. Pues no, me acabo de despertar, ducha y ahora...- hizo una pausa revisando los pilotos de las cámaras por si Julia, había vuelto a los jueguecitos de espías, pero los pilotos estaban apagados- Jajaja, por un  momento creí que me estabas viendo. Te decía, salgo en cinco minutos, he quedado con las chicas y ya llego tarde como siempre- abrevio revisando la hora- Para el aperitivo me paso a verte, un beso cariño.

- ¿Hasta el aperitivo? -nuevamente Julia se dejaba llevar por la necesidad acuciante de estar con ella, después de conocer la mejor noticia de su vida.

- Si...- contestó extrañada pero con paciencia Minerva, recogiendo lo necesario para salir de casa- Me dijiste ayer que tenias la mañana completa. Estas muy rara, esta mañana, que lo sepas.

- Jajaja- ahora se le escapo una risita que extrañó aún más a Minerva- Estoy bien y si no temiera que alguien pueda fastidiarme, diría que increíblemente genial. Diré a Izascu que te recojan.

- A ver.. -le pidió calma Minerva empezando a alucinar- Estas hablando precipitadamente, has sabido que hace poco desperté, ¿y ahora pretendes que me lleven y me traigan? Sino fuera porque las chicas se enojan si tardo, iría ahora mismo a verte. Pero ay, desperté con muchísima hambre.

- Hay multivitamicos en la nevera- volvió a decirle atropelladamente sin poder contener su boca- me asegure de ello, tomate uno en el camino.

- Definitivamente a ti te pasa algo, más tarde lo averiguo. Otro beso y corto, voy a coger el ascensor. Hasta luego, cariño.

Por suerte para Julia, Minerva colgó a tiempo de no escucharla pedirla bajar por las escaleras. Quien si la escucho fue Guillermo, que seguía pegado a la pantalla.

- Definitivamente - imitó a su hija divertido. El también estaba insultantemente feliz, y así, las ganas de meterse con la magnate aumentaban- No sabes disimular, ha estado a nada de pillarte. Madre mía, cuando mi hija se entere de esto jajaja, prepárate.. Cabreada tiene genio.

- Tu también lo sabes- se defendió Julia acusándolo por igual. Aunque si lo pensaba, a Minerva le darían igual los cómplices utilizados.

Para la magnate tocaba esperar ansiosa la llegada del aperitivo. Nada más Minerva llegase, le insistiria en la necesidad de realizarse un test de embarazo y no esperar así, a las pruebas marcadas por la clínica. Desconociendo, que las mosqueteras ya tenían para con Minerva, sus propios planes.

La primera en insistirle fue Fátima, con quien se encontró nada más aparcar el coche. Reciente madre, mostraba su total confianza en los nuevos test de embarazos, mucho más precisos y rápidos. Minerva aludió querer esperar a la cita con la clínica dos días más tarde. Como era obvio, prefería hacerlo allí y con Julia. Prácticamente los mismos motivos le dio a Manu, al llegar a la mesa que había reservado, distinto fue cuando llego Marga y su habitual descaro.

- Soy la última lo se- disculpándose llego hasta ellas, gesticulando en exceso- Pase por una farmacia y no me pude resistir- hizo una pausa para buscar en su bolso y sacar de el una pequeña cajita. Blandiéndola le faltó saltar de pura emoción- Lo hicimos con Fátima y ayyyy- terminó por saltar eufórica- Y lo haremos contigo.

El entusiasmo de Marga, contagio a Manu y Fátima, amigas a las buenas y a las malas, y como le dijo la propia Fátima:

- Si es por Julia, haces como yo hice..finges no saberlo y...yo también compre un predictor.

Una magnate de las finanzas cómo Julia Arango, llega a adquirir todo su poder a base de esfuerzo, trabajo, oportunidad y un toquecito de suerte. Y contando con ese toquecito de suerte, Julia no tuvo que esperar hasta el mediodía para ver llegar a su despacho a Minerva, felizmente embarazada.
 
 
 
 
 

6 comentarios:

  1. Yo quiero una Elisa en mi vida. Tenemos embarazo.

    Gracias.

    A.

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  2. Que bueno jajjajaja, me encanta Julia !!!!
    Mil gracias escritora !

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  3. ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh que delicia te amoooooooooooooooooooooooooooooooooooooo gemo e nao quro que se acabe esse fic kkkkkk
    brigoninha

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  4. ay ay ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy que me muero que mueroooooooooo
    GRACIAS POR TANTOOOOO
    artistaaaaaaazaaaaaaaaaaaa

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  5. JULIA...ATATE LOS ''MACHOS'' CUANDO MINERVA LLEGUE A CASA
    ESTARA COMO UNA FIERA AL SABER QUE LA HAS CONTROLADO..
    YO DE TI DESPLEGARIA TODO TU GLAMOUR PARA PARAR EL GOLPE...JJAJAJA...

    Divina-Wilson

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  6. .....GRACIAS ESCRITORA.....te leo siempre que tengo un tiempo....siempre que puedo llegar y buscar un ratito para poder sonreír y perderme en tus Historias....Y a veces no puedo decirte gracias como mereces....por eso aprovecho que ahora si puedo y lo hago con cada una de las letras que nos regalas....

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