miércoles, 18 de junio de 2014

Mi cincuenta cláusulas 128


Despanzurrada en su sofá, y llorando a moco tendido, se encontraba Minerva a sus cuatro meses de embarazo. Sin duda Julia lo definiría como, acomodada relajadamente en su sofá. Pero en verdad Minerva estaba despanzurrada, una pierna por aquí, la otra por allá, un cuenco de cereales azucarados a medio comer en la mesa, junto a demasiados pañuelos desperdigados por esa misma mesa. No había sido buena idea, invertir la tarde en que Julia tenia una reunión con sus dos sedes más importantes fuera de Madrid, viendo la serie de dibujos que Julia le había recordado la noche anterior.

Ver Marco, de los Apeninos a los Andes, estando embarazada tenia sus riegos, hacerlo además cuando tu mujer fue abandonada por su padre, aumenta el riesgo de lamentos, suspiros y llantos.

- Snif.. Ahora dirán que es por estar embarazada, pero esto es para llorar hasta el día final...snif- destrozada por la vida del pobre Marco, no cesó ni un momento de acariciarse la barriga- Snif....cariño, lo primero que te enseñaré será el Edificio que me regaló Mama por la boda...si te pierdes...snif...buscanos allí- hablarle al ser que en su vientre llevaba, y que crecía día a día, le hizo llorar aún más y así, busco su mejor consuelo, Julia- Elisa llama a mi mujer, no se que hace que no está aquí...¿es que no ve como estoy?

Imposible verla si estaba en plena reunión. Elisa le recordó lo importante de la reunión de Julia, y del llanto apenado, paso a removerse en el sofá, en plena pataleta.

- Eli...snif.. Llama a mi madre, me estoy sintiendo muy sola, por favor te lo pido- pidió, ahora en pleno ataque aniñado y consentido.

- ¿Que pasa cariño?- la voz de su madre, le hizo sonreír abrazando a su barriga feliz. Ella si tenia Mama y su hijo abuela, era para llorar de dicha.

- Mami... Necesitaba oírte y decirte que te quiero muchísimo. Que se que hemos tenido nuestras cosas, tu querías que fuera heterosexual, y fui lesbiana, tu querías un tío con buena pasta y oye...Julia de tío nada de nada, pero pasta la que quieras y...ayyy, aquellos zapatos que tanto te gustaban y que misteriosamente desaparecieron de un día para otro, fue que...ayyy les rompí el tacón y temí decírtelo, pero yo te quiero...te quiero mucho, porque eres mi madre y yo ahora voy entendiendo muchas cosas...snif, dime algo Mama- terminó suspirando. Se había vaciado y ahora solo necesitaba que su madre la mimara un poco, para ir calmándose.

- Ya eh...ya veo que Julia no está- le contestó su madre, la segunda sufridora del embarazo de Min y así no hubo consuelo, hubo pataleta.

- ¿Crees que te digo que te quiero porque Julia no está y por lo tanto, porque estoy embarazada?- fue su malcriada contestación.

- Cuidado cariño que yo no soy ni Julia ni tu padre, que los manejas como quieres. ¿Has hecho ejercicio?- le preguntó queriendo asegurarse y ese era uno de los puntos negativos de Elisa. Despanzurrada en el sofá, y hablando a través del ordenador, no podía fingir falta de cobertura y colgarle a su madre, evitando el temido tema ejercicio- Minerva, ¿recuerdas lo que dijo el ginecólogo?

- Ayyy.. Que siii, estoy cuidando la alimentación y cuando Julia venga, saldremos a pasear. Pero para eso, tiene que venir, ¿no te parece?- le contestó a su madre pensando en una nueva estrategia. Estaba mal interrumpir a Julia con una llamada que la asustaría, pero nadie dijo que no le pudiera mandar fotos rogativas. Conversando con su madre, poso para conseguir  selfies "morritos" como ella misma los definía. El primero fue enviado junto con el mensaje: Te echamos de menos.

- Minerva suelta el móvil y déjala trabajar.

De nada sirvió la exigencia de su madre, a la primera foto le siguieron unas cuantas más. Fotos que llegaban al móvil de la magnate, sentada en su butaca frente a la gran pantalla que dividida en dos, la comunicaba con Japón y Estados Unidos. Desde el inicio del embarazo cada toque o sonido de su móvil había adquirido una importancia desmesurada. Cualquier noticia de Minerva, la alertaba al preocuparse de que algo fuese mal. La primera foto le hizo sonreír y contestar rápido con: "Yo también...tengo problemas con Nueva York". A la segunda acompañada por el mensaje de Minerva: "Pasa todo y ven con nosotras, anda por fi", ella contestó: "Necesito darles unas últimas  directrices y termino". A la segunda le siguió una tercera. Ésta no sólo mostraba a Minerva, en ella también se veía su hermosa barriga libre de prenda y curiosamente no le acompañaba mensaje alguno. A ésta tercera Julia contestó: "Salgo para casa. Estáis absolutamente hermosas".

- Jajajaja- estalló en risas Minerva pataleando en el sofá, sin dejar de acariciar su barriga, en cuanto leyó el último mensaje- Mama ya viene, si es que va de dura..pero nos quiere muchísimo, ya te enseñaré mis trucos para con ella.

Julia regreso en cuanto pudo a casa. Pero a diferencia de como Minerva creía, Julia llego consciente de que había que cumplir con las recomendaciones médicas. Minerva había sabido cómo escabullirse las dos noches anteriores a un largo paseo, esta noche no podría consentirla y ambas darían un reconfortante paseo. Al entrar al salón y verla sonriendole cómo nena consentida desde el sofá, le hizo ser consciente que no sería nada fácil. Lo mejor era avisarle, antes de acercarse a besarla como llevaba horas queriendo hacer.

- He llegado justo para cambiarme y dar nuestro paseo- aviso queriendo mantener la fe y Min le abrió sus brazos. Primero que la magnate la besara y abrazase, luego ya se vería que pasaría con ese paseo.

Y pasó, que Julia tras el cariñoso recibimiento insistió en el paseo cómo Minerva insistió en saltárselo.

Esa Minerva casi infantil y consentida al máximo, desataba toneladas de ternura en Julia y por ella era capaz de cualquier cosa. Pero Minerva debía mantener un mínimo de ejercicio, por eso Julia siguió insistiendo, a su manera.

- No quieres que sea por la Urbanización para que no, nos estén parando...no quieres tener que cambiarte, porque seguro acabamos en el Club...y solo te apetecería si lo hiciésemos solas en un romántico lugar, ¿lo he entendido bien?- uso sus armas como pudo y la sonrisa plena de Minerva le hizo reír por dentro. Si esas eran las excusas tenia solución para todas.

- Si cariño...porque estoy harta de saludos, de que me toquen la barriga y al final, paseamos poquísimo y sin poder mantener una conversación entre nosotras. Ya mañana, vemos algo- contestó eufórica. Estaba claro que se libraba del paseo y así, podrían quedarse en el sofá y Julia las miraría a morir.

- Bien...dame quince minutos, y pasearemos solas por un lugar que te encanta.

No se lo podía creer Minerva y Julia no le dio tiempo a sujetarla contra ella, improvisando una nueva técnica. La magnate se marchó de su lado y ella se quedó noqueada, hasta que reaccionó a su forma.

- Jajaja, no...no puede ser cariño...que no puedes darme ahora mismo todo eso sin coger el avión. Por un momento te he creído...¿Julia? Ven al sofá, anda..

A pesar de sus súplicas Julia no regreso hasta pasados los quince minutos que había pedido y Minerva tuvo que reprimir las ganas de volver a patalear cómo niña consentida. Julia se prometió no ceder a sus morritos, ni a sus otras técnicas. Prácticamente ni la miró, se limitó a tenderle la mano esperando que la aceptara y Minerva la acepto escéptica. Julia no podía ofrecerle un paseo íntimo por Praga. Era imposible.

- Jajaja, que solemnidad- le dijo generándose cierta ilusión. Julia parecía resulta a darle lo que quería por imposible que pareciera.

- La que merecéis- le prosiguió Julia guiándola hasta la pequeña sala de cine.

- Ayyy- suspiro Minerva emocionándose por momentos. Julia la abrazaba por la cintura cómo si ya estuviesen paseando y enseguida supo, que tras la puerta de la sala, Julia guardaba alguna sorpresa. En cuanto Julia la abrió y pudo ver la sala en completa oscuridad. La emoción y nervios por saber que era, pudieron con ella- ¿Que es? Ay dímelo...y yo pensando que al final me harías pasear- se colgó de Julia ante la sonrisa de ésta, quien aprovecho para besarla guiándola hasta donde quería. Dos cintas electrónicas las esperaban y en una subió a Min.

- Quedate aquí- le pidió, subiéndola a una de ellas y pudo sentir como Minerva arrugada su sudadera de pura emoción.

- Si...si, pero rápido...corre, dame lo que sea- casi exigió esperándose cualquier cosa, que en manos de Julia, siempre resultaba increíble. Solo un minuto más tarde, Julia tomaba su mano y en uno más, la cosa sobre la que estaba subida se ponía en marcha y mágicamente, la sala se convertía en una calle de la hermosa Praga- Julia- exclamó derritiéndose al tiempo que se acostumbrada a la pausada marcha de la cinta.

- Estamos en Praga- le dijo Julia acomodando el paso de ambas para evitar riesgos  solas y podemos conversar mientras paseamos...un día te dije, tengo un mundo para ti, ahora lo tengo para las dos.

- Snif....esto...esto si que es la leche- con su habitual desparpajo, paso de las cintas individuales y se subió junto a Julia, bien abrazada por ella- Por estas cosas te queremos, no creas que es por otras, es por estas. Uhm...me encanta Praga....¿pero el helado donde lo tomaremos?

Una nueva etapa estaban viviendo  las chicas, en esa montaña rusa que es un embarazo, a la que siguieron otras.




6 comentarios:

  1. Minerva hace con julia lo que quiere me encanta esta pareja

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  2. Ja, ja,ja, ya puede Julia armarse de paciencia. Gracias.

    A.

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  3. La vida es una montaña rusa y estas chicas estan siempre en la cima de la ola. Ohhhh q suerte

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    1. Una montaña rusa acuática? jajaja. Gemo quiero una Julia y un viaje en esa montaña,)

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  4. kkkkkkkkkkkkkkkkkk ammmmmmmmooooooooooooooooooo tantoooooooooooo gemito obrigada
    brigoninha

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  5. No conoces la montaña rusa acuatica nueva? es muy divertida entra y sale del agua a una velocidad de vertigo

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