Despanzurrada
en su sofá, y llorando a moco tendido, se encontraba Minerva a sus
cuatro meses de embarazo. Sin duda Julia lo definiría como,
acomodada relajadamente en su sofá. Pero en verdad Minerva estaba
despanzurrada, una pierna por aquí, la otra por allá, un cuenco de
cereales azucarados a medio comer en la mesa, junto a demasiados
pañuelos desperdigados por esa misma mesa. No había sido buena
idea, invertir la tarde en que Julia tenia una reunión con sus dos
sedes más importantes fuera de Madrid, viendo la serie de dibujos
que Julia le había recordado la noche anterior.
Ver
Marco, de los Apeninos a los Andes, estando embarazada tenia sus
riegos, hacerlo además cuando tu mujer fue abandonada por su padre,
aumenta el riesgo de lamentos, suspiros y llantos.
-
Snif.. Ahora dirán que es por estar embarazada, pero esto es para
llorar hasta el día final...snif- destrozada por la vida del pobre
Marco, no cesó ni un momento de acariciarse la barriga-
Snif....cariño, lo primero que te enseñaré será el Edificio que
me regaló Mama por la boda...si te pierdes...snif...buscanos allí-
hablarle al ser que en su vientre llevaba, y que crecía día a día,
le hizo llorar aún más y así, busco su mejor consuelo, Julia-
Elisa llama a mi mujer, no se que hace que no está aquí...¿es que
no ve como estoy?
Imposible
verla si estaba en plena reunión. Elisa le recordó lo importante de
la reunión de Julia, y del llanto apenado, paso a removerse en el
sofá, en plena pataleta.
-
Eli...snif.. Llama a mi madre, me estoy sintiendo muy sola, por favor
te lo pido- pidió, ahora en pleno ataque aniñado y consentido.
-
¿Que pasa cariño?- la voz de su madre, le hizo sonreír abrazando a
su barriga feliz. Ella si tenia Mama y su hijo abuela, era para
llorar de dicha.
-
Mami... Necesitaba oírte y decirte que te quiero muchísimo. Que se
que hemos tenido nuestras cosas, tu querías que fuera heterosexual,
y fui lesbiana, tu querías un tío con buena pasta y oye...Julia de
tío nada de nada, pero pasta la que quieras y...ayyy, aquellos
zapatos que tanto te gustaban y que misteriosamente desaparecieron de
un día para otro, fue que...ayyy les rompí el tacón y temí
decírtelo, pero yo te quiero...te quiero mucho, porque eres mi madre
y yo ahora voy entendiendo muchas cosas...snif, dime algo Mama-
terminó suspirando. Se había vaciado y ahora solo necesitaba que su
madre la mimara un poco, para ir calmándose.
-
Ya eh...ya veo que Julia no está- le contestó su madre, la segunda
sufridora del embarazo de Min y así no hubo consuelo, hubo pataleta.
-
¿Crees que te digo que te quiero porque Julia no está y por lo
tanto, porque estoy embarazada?- fue su malcriada contestación.
-
Cuidado cariño que yo no soy ni Julia ni tu padre, que los manejas
como quieres. ¿Has hecho ejercicio?- le preguntó queriendo
asegurarse y ese era uno de los puntos negativos de Elisa.
Despanzurrada en el sofá, y hablando a través del ordenador, no
podía fingir falta de cobertura y colgarle a su madre, evitando el
temido tema ejercicio- Minerva, ¿recuerdas lo que dijo el
ginecólogo?
-
Ayyy.. Que siii, estoy cuidando la alimentación y cuando Julia
venga, saldremos a pasear. Pero para eso, tiene que venir, ¿no te
parece?- le contestó a su madre pensando en una nueva estrategia.
Estaba mal interrumpir a Julia con una llamada que la asustaría,
pero nadie dijo que no le pudiera mandar fotos rogativas. Conversando
con su madre, poso para conseguir selfies "morritos"
como ella misma los definía. El primero fue enviado junto con el
mensaje: Te echamos de menos.
-
Minerva suelta el móvil y déjala trabajar.
De
nada sirvió la exigencia de su madre, a la primera foto le siguieron
unas cuantas más. Fotos que llegaban al móvil de la magnate,
sentada en su butaca frente a la gran pantalla que dividida en dos,
la comunicaba con Japón y Estados Unidos. Desde el inicio del
embarazo cada toque o sonido de su móvil había adquirido una
importancia desmesurada. Cualquier noticia de Minerva, la alertaba al
preocuparse de que algo fuese mal. La primera foto le hizo sonreír y
contestar rápido con: "Yo también...tengo problemas con Nueva
York". A la segunda acompañada por el mensaje de Minerva: "Pasa
todo y ven con nosotras, anda por fi", ella contestó: "Necesito
darles unas últimas directrices y termino". A la segunda
le siguió una tercera. Ésta no sólo mostraba a Minerva, en ella
también se veía su hermosa barriga libre de prenda y curiosamente
no le acompañaba mensaje alguno. A ésta tercera Julia contestó:
"Salgo para casa. Estáis absolutamente hermosas".
-
Jajajaja- estalló en risas Minerva pataleando en el sofá, sin dejar
de acariciar su barriga, en cuanto leyó el último mensaje- Mama ya
viene, si es que va de dura..pero nos quiere muchísimo, ya te
enseñaré mis trucos para con ella.
Julia
regreso en cuanto pudo a casa. Pero a diferencia de como Minerva
creía, Julia llego consciente de que había que cumplir con las
recomendaciones médicas. Minerva había sabido cómo escabullirse
las dos noches anteriores a un largo paseo, esta noche no podría
consentirla y ambas darían un reconfortante paseo. Al entrar al
salón y verla sonriendole cómo nena consentida desde el sofá, le
hizo ser consciente que no sería nada fácil. Lo mejor era avisarle,
antes de acercarse a besarla como llevaba horas queriendo hacer.
-
He llegado justo para cambiarme y dar nuestro paseo- aviso queriendo
mantener la fe y Min le abrió sus brazos. Primero que la magnate la
besara y abrazase, luego ya se vería que pasaría con ese paseo.
Y
pasó, que Julia tras el cariñoso recibimiento insistió en el paseo
cómo Minerva insistió en saltárselo.
Esa
Minerva casi infantil y consentida al máximo, desataba toneladas de
ternura en Julia y por ella era capaz de cualquier cosa. Pero Minerva
debía mantener un mínimo de ejercicio, por eso Julia siguió
insistiendo, a su manera.
-
No quieres que sea por la Urbanización para que no, nos estén
parando...no quieres tener que cambiarte, porque seguro acabamos en
el Club...y solo te apetecería si lo hiciésemos solas en un
romántico lugar, ¿lo he entendido bien?- uso sus armas como pudo y
la sonrisa plena de Minerva le hizo reír por dentro. Si esas eran
las excusas tenia solución para todas.
-
Si cariño...porque estoy harta de saludos, de que me toquen la
barriga y al final, paseamos poquísimo y sin poder mantener una
conversación entre nosotras. Ya mañana, vemos algo- contestó
eufórica. Estaba claro que se libraba del paseo y así, podrían
quedarse en el sofá y Julia las miraría a morir.
-
Bien...dame quince minutos, y pasearemos solas por un lugar que te
encanta.
No
se lo podía creer Minerva y Julia no le dio tiempo a sujetarla
contra ella, improvisando una nueva técnica. La magnate se marchó
de su lado y ella se quedó noqueada, hasta que reaccionó a su
forma.
-
Jajaja, no...no puede ser cariño...que no puedes darme ahora mismo
todo eso sin coger el avión. Por un momento te he creído...¿Julia?
Ven al sofá, anda..
A
pesar de sus súplicas Julia no regreso hasta pasados los quince
minutos que había pedido y Minerva tuvo que reprimir las ganas de
volver a patalear cómo niña consentida. Julia se prometió no ceder
a sus morritos, ni a sus otras técnicas. Prácticamente ni la miró,
se limitó a tenderle la mano esperando que la aceptara y Minerva la
acepto escéptica. Julia no podía ofrecerle un paseo íntimo por
Praga. Era imposible.
-
Jajaja, que solemnidad- le dijo generándose cierta ilusión. Julia
parecía resulta a darle lo que quería por imposible que pareciera.
-
La que merecéis- le prosiguió Julia guiándola hasta la pequeña
sala de cine.
-
Ayyy- suspiro Minerva emocionándose por momentos. Julia la abrazaba
por la cintura cómo si ya estuviesen paseando y enseguida supo, que
tras la puerta de la sala, Julia guardaba alguna sorpresa. En cuanto
Julia la abrió y pudo ver la sala en completa oscuridad. La emoción
y nervios por saber que era, pudieron con ella- ¿Que es? Ay
dímelo...y yo pensando que al final me harías pasear- se colgó de
Julia ante la sonrisa de ésta, quien aprovecho para besarla
guiándola hasta donde quería. Dos cintas electrónicas las
esperaban y en una subió a Min.
-
Quedate aquí- le pidió, subiéndola a una de ellas y pudo sentir
como Minerva arrugada su sudadera de pura emoción.
-
Si...si, pero rápido...corre, dame lo que sea- casi exigió
esperándose cualquier cosa, que en manos de Julia, siempre resultaba
increíble. Solo un minuto más tarde, Julia tomaba su mano y en uno
más, la cosa sobre la que estaba subida se ponía en marcha y
mágicamente, la sala se convertía en una calle de la hermosa Praga-
Julia- exclamó derritiéndose al tiempo que se acostumbrada a la
pausada marcha de la cinta.
-
Estamos en Praga- le dijo Julia acomodando el paso de ambas para
evitar riesgos solas y podemos conversar mientras paseamos...un
día te dije, tengo un mundo para ti, ahora lo tengo para las dos.
-
Snif....esto...esto si que es la leche- con su habitual desparpajo,
paso de las cintas individuales y se subió junto a Julia, bien
abrazada por ella- Por estas cosas te queremos, no creas que es por
otras, es por estas. Uhm...me encanta Praga....¿pero el helado donde
lo tomaremos?
Una
nueva etapa estaban viviendo las chicas, en esa montaña rusa
que es un embarazo, a la que siguieron otras.
Minerva hace con julia lo que quiere me encanta esta pareja
ResponderEliminarJa, ja,ja, ya puede Julia armarse de paciencia. Gracias.
ResponderEliminarA.
La vida es una montaña rusa y estas chicas estan siempre en la cima de la ola. Ohhhh q suerte
ResponderEliminarUna montaña rusa acuática? jajaja. Gemo quiero una Julia y un viaje en esa montaña,)
Eliminarkkkkkkkkkkkkkkkkkk ammmmmmmmooooooooooooooooooo tantoooooooooooo gemito obrigada
ResponderEliminarbrigoninha
No conoces la montaña rusa acuatica nueva? es muy divertida entra y sale del agua a una velocidad de vertigo
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