¡Es
la leche! La expresión más utilizada por Minerva, para describir
cuan pletórica se sentía, se quedó pequeña en brazos de Julia.
Las risas llenas de ilusión y vida, dieron paso a un
profundo beso entre ambas y tras él, Minerva busco con ahínco verse
reflejada en los ojos que tanto adoraba. Para Julia tenerla así,
celebrando su mejor sueño, le hizo recordar lo contado a sus
secretarias. La sonrisa y risas de Minerva serian por siempre, su más
preciada fotografía. La mezcla de sentimientos y alegría desbordada
en ambas, terminaron por emocionarla, y con Minerva en brazos
mirándola directa, no tuvo donde esconderse. Así, dejo la lucha
pérdida contra sus lágrimas y lloro sonriendo, como siempre,
suspirando su nombre.
-
Minerva
-
Te quiero- contestó a su suspiro Minerva enredándose en otro beso.
Los planes de ambas, los de Julia de huir a Las Bahamas con ella,
donde celebrarlo en intimidad, y los de Minerva de repetir el
predictor con Julia, tuvieron que esperar a que ambas se calmasen.
Cuando
parecía que al fin se creían estar embarazadas e inmensamente
felices, Minerva arrastró a Julia al baño, a pesar de sus quejas.
-
En cuanto todos lo sepan, se nos acabará la intimidad,
Minerva...vayámonos- trató así de acelerar su salida del despacho
directas al aeropuerto. Bueno, podría admitir y lo haría, desviarse
hasta la casa de los padres de Minerva, pero a ningún sitio más. Se
moría por llegar a las Bahamas y en ellas, al lugar exacto donde
conoció a la mujer que le iba a hacer madre. Pero Minerva la
introducía en el baño verdaderamente ilusionada- Oh...no pensé
querrías celebrarlo con una lluvia dorada y si en Las Bahamas-
bromeó y espero con auténtico deseo el salto de Minerva sobre ella,
gratamente sorprendida.
-
Eh- se giró rápido Minerva tras lo dicho por Julia- Jajaja- riendo
salto como Julia esperaba, enroscado con sobrada experiencia las
piernas en su cintura- Cariño me encantaría una lluvia dorada
en Las Bahamas...a poder ser, de champagne, después ya
vemos...ahora, hagamos las cosas como deberíamos haber hecho. La
prueba juntas...madre mía, y vayamos a la clínica cuanto antes o
soy capaz de estar haciéndome predictor cada vez que vaya al baño.
Lo
hicieron, después de compartir la dicha con unos emocionados futuros
abuelos y de llamar a Araceli, la Clínica confirmo el embarazo de
las chicas. Entonces si, viajaron a Las Bahamas, donde por días,
pudieron revivir en largos baños y placenteros paseos, la primera
vez, que ambas se vieron.
Una
de esas noches, con Minerva sentada en la barandilla del balcón, del
magnífico jardín de la Villa, con Julia entre sus piernas, divisó
el campo de Voley-Playa. Sin decir nada, las dos se sonrieron.
-
Cuando me dio el ataque de nervios por lo mucho que tardabas en venir
a decirme que estabas embarazada, les conté a las chicas como te
conocí y una de ellas, me pregunto cuando lo supe, cuando supe que
eras tu...le hable de tu sonrisa, y de lo mucho que me encantó...ella
insistió y quiso saber que hice...si baje al Voley, si te invite a
algo y...no supe que contestarle Minerva. Si miro atrás y examino mi
comportamiento contigo, no me parece apropiado y sobre todo, me
parece que tu merecías mucho más de mi.
-
No...escucha esto bien Julia, porque te lo digo desde el corazón. No
cambiaría nada de lo que hemos vivido ni de como lo hicimos. A mi me
enloqueció tu hermetismo, tu arrogancia y tu posesión...eres
sumamente atractiva cuando sacas a la Julia más mandona, creída y
segura de sí misma...Dios, se que me voy arrepentir de haberte dicho
esto. Lo se jajaja, pero eso que me llevaré.
Disfrutaron
de Las Bahamas, como punto exacto donde iniciar una nueva etapa en
sus vidas, por igual disfrutaron del recibimiento en Madrid, donde
fueron las protagonistas por la buena nueva y les quedaban por
delante nueve meses, para disfrutar del embarazo.
Un
embarazo, que en la práctica, más allá de blogs y revistas
maternales, es como subirse a una gigante montaña rusa con los ojos
vendados.
Las
nauseas matinales no tuvieron compasión con la pobre Minerva. No
había mañana que no abriese los ojos y tuviera que salir a la
carrera camino del baño. A los pocos días, incluso tuvieran la
buena voluntad de acompañarla a cualquier hora.
Después
de mucho insistir, aquella mañana había conseguido un set para ella
en exclusiva y a su mejor modelo. Mucho insistir según ella, si le
preguntarán a Julia, ésta contestaría que le bastó pedirlo una
vez, su clave fue el como y uno de los efectos embarazo, los cambios
de humor.
Lo
que parecía un tranquilo desayuno, después de su inexcusable visita
al baño, se torno en un lamento.
-
Estaba pensando....me dijiste hoy tienes la mañana más tranquila, y
el set cinco esta libre...podías de una buena vez, consentir para
que te hiciera el reportaje. Porque yo estoy aquí, vomitando cada
mañana, y todavía no me puedes acusar de estar molestándote.
Cariño....estate quieta tal cual estas, te ves increíble. ¿Te dije
cuanto te quiero hoy?
No,
para nada. En sólo días, Julia podía asegurar que Minerva había
pasado por todas las fases que deben darse a lo largo de nueve meses.
Cambios de humor, ganas insaciables de hacer el amor, cereales a las
cuatro de la mañana o amanecer en Venecia, para quejarse de su olor
a humedad y en consecuencia, del aumento de sus náuseas. Por no
hablar, de que Minerva de repente, era capaz de quedarse dormida en
cualquier lugar y situación. Ya fuese en pleno concierto con veinte
mil almas gritando que en pleno encuentro íntimo entre ambas.
-
Debes ser más dura, que ésta embarazada no enferma. Jajaja, mi hija
hace contigo lo que le da la gana, es un hecho. Acaso, ¿por no hacer
el reportaje os va a salir mi nieto con cara cámara de fotos?
Un
embarazo de una princess consentida y un suegro metiche. Julia no
podía quejarse de aburrimiento y acepto posar para ella en ese set
cinco.
El
reportaje que siempre quiso, Minerva. Julia, vestida por Tom Ford.
Hasta la misma marca de diseño se había mostrado interesada en
tener las fotos de la poderosa y atractiva Julia Arango vestida con
su ropa. Como más de una curiosa de Vanity, como Niki, que se colo
en la sesión y quedó impresionada. Julia aun se veía más alta e
imponente. Deseando ver las fotos, aprovecho que Minerva se acercaba
a Julia para indicarle nuevas poses y se quedó más impresionada.
Minerva solo estaba fotografiando los ojos de Julia. Cuando Minerva
volvió a tomar su foto, Niki trató de ser disimulada.
-
Eh...a ver, llevas más de un año o puede que dos, queriendo
fotografiarla vestida de Tom Ford, ¿y ahora te limitas a fotografiar
sus ojos?- le preguntó intentando entender a una embarazada de ocho
semanas.
-
¿Has visto sus ojos? Me han llamado sus ojos...ha sido brutal, y
estoy muy harta de que se cuestione mi creatividad. Cualquier pintor
coge su pincelito, pinta cuatro tonterías y le llamáis arte. Llega
una fotógrafa se le antoja unos increíbles ojos prácticamente
gatunos, ¿y es un antojo de embarazada? ¿Ahora todo lo vais a
achacar a que estoy embarazada? Pues lo estoy, si.. Estoy embarazada
y quiero fotografiar sus ojos porque me da la gana...ya esta bien,
joder.
Todo
el set quedo callado escuchando a la estresada fotógrafa, incluida
Julia. Aunque sonreía por dentro, deseando la íntimidad justa para
ir hasta Minerva y comérsela de a una. Engeniada se mordía el
labio, naturalmente sensual, desatando sus infinitas ganas.
-
Julia cariño, desnudate y el resto...dejarnos solas- exigió Minerva
cogiendo el gusto a dejar el set callado de pura sorpresa. Habían
pasado de montar un set para moda masculina, a hacerlo después para
fotografiar grises miradas y ahora desnudos. Un récord de apenas
minutos. Julia ahora no sabia ni como reaccionar y solo lo supo,
cuando poco a poco de quedo a solas con ella en el amplio set.
Sonriendo
cómo solo Minerva era capaz de hacerle sonreír, avanzó hacia ella.
Pero entonces Minerva, empezó a sentir la conocida nausea, que le
avisaba de que tenía pocos segundos para correr al baño antes de
que el contenido de su estómago terminase su ascenso y llegasen las
arcadas, que la dejarían otro día sin el desayuno en su organismo,
el mareo persistente y un agotamiento considerable. Así las cosas,
Julia se dispuso a acompañarla, compadeciéndola y el reportaje
costo unas cuantas sesiones más.
Las
náuseas por suerte solo duraron los dos primeros meses, los cambios
de humor y varias peligrosas y sorpresivas curvas pronunciadas en
pura caída de más del cincuenta por ciento de desnivel, duraron los
nueves meses de embarazo.
-
Juliaaaaaaaaaaaa, no me cierra el vestido...esto lo sabía yo...te lo
dije, te dije que engordaría como una vaca.. Dios, tengo más pecho
que Pamela Anderson.
-
Oh...ciertamente, estas a punto de superarla.
AIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII COITADA DA MIN GEMITO
ResponderEliminarBRIGONINHA
Jajajaja, me gusta esta Julia tan adorable.
ResponderEliminarEsta julia me encanta
ResponderEliminarQue bueno !!!!, me parto con esta pareja !!!!
ResponderEliminar''''' ¿ TE DIJE HOY CUANTO TE QUIERO?''' PREGUNTA UNA MINERVA QUE NO LO CABE YA...AL IGUAL QUE ESE VESTIDO QUE SE LLENA SIN PIEDAD ALGUNA PARA QUIEN LO VISTE...Y CONTESTA ESA JULIA...CONTESTA SIEMPRE...EN HECHOS ...EN CARICIAS....EN SER LO QUE QUIEN LA AMA QUIERE QUE SEA...Y LO ES...ES TODO...EN ESA ESPERA DONDE LA FELICIDAD LAS SIGUE ATRAPANDO...
ResponderEliminarME ENCANTAN¡¡¡¡ ESTAS MUJERES ME ENCANTAN ESCRITORA.....
GRACIAS........por ¡¡¡tanto¡¡¡¡
gracias ARTISSSSTAZAAAAAAAAAAAAA
ResponderEliminares taaannnnn grande, éste parejón, son lo mas especial del mundo