lunes, 16 de junio de 2014

Mi cincuenta cláusulas 127


¡Es la leche! La expresión más utilizada por Minerva, para describir cuan pletórica se sentía, se quedó pequeña en brazos de Julia. Las risas   llenas de ilusión y vida, dieron paso a un profundo beso entre ambas y tras él, Minerva busco con ahínco verse reflejada en los ojos que tanto adoraba. Para Julia tenerla así, celebrando su mejor sueño, le hizo recordar lo contado a sus secretarias. La sonrisa y risas de Minerva serian por siempre, su más preciada fotografía. La mezcla de sentimientos y alegría desbordada en ambas, terminaron por emocionarla, y con Minerva en brazos mirándola directa, no tuvo donde esconderse. Así, dejo la lucha pérdida contra sus lágrimas y lloro sonriendo, como siempre, suspirando su nombre.


- Minerva

- Te quiero- contestó a su suspiro Minerva enredándose en otro beso. Los planes de ambas, los de Julia de huir a Las Bahamas con ella, donde celebrarlo en intimidad, y los de Minerva de repetir el predictor con Julia, tuvieron que esperar a que ambas se calmasen.

Cuando parecía que al fin se creían estar embarazadas e inmensamente felices, Minerva arrastró a Julia al baño, a pesar de sus quejas.

- En cuanto todos lo sepan, se nos acabará la intimidad, Minerva...vayámonos- trató así de acelerar su salida del despacho directas al aeropuerto. Bueno, podría admitir y lo haría, desviarse hasta la casa de los padres de Minerva, pero a ningún sitio más. Se moría por llegar a las Bahamas y en ellas, al lugar exacto donde conoció a la mujer que le iba a hacer madre. Pero Minerva la introducía en el baño verdaderamente ilusionada- Oh...no pensé querrías celebrarlo con una lluvia dorada y si en Las Bahamas- bromeó y espero con auténtico deseo el salto de Minerva sobre ella, gratamente sorprendida.

- Eh- se giró rápido Minerva tras lo dicho por Julia- Jajaja- riendo salto como Julia esperaba, enroscado con sobrada experiencia las piernas en su cintura-  Cariño me encantaría una lluvia dorada en Las Bahamas...a poder ser,  de champagne, después ya vemos...ahora, hagamos las cosas como deberíamos haber hecho. La prueba juntas...madre mía, y vayamos a la clínica cuanto antes o soy capaz de estar haciéndome predictor cada vez que vaya al baño.

Lo hicieron, después de compartir la dicha con unos emocionados futuros abuelos y de llamar a Araceli, la Clínica confirmo el embarazo de las chicas. Entonces si, viajaron a Las Bahamas, donde por días, pudieron revivir en largos baños y placenteros paseos, la primera vez, que ambas se vieron.

Una de esas noches, con Minerva sentada en la barandilla del balcón, del magnífico jardín de la Villa, con Julia entre sus piernas, divisó el campo de Voley-Playa. Sin decir nada, las dos se sonrieron.

- Cuando me dio el ataque de nervios por lo mucho que tardabas en venir a decirme que estabas embarazada, les conté a las chicas como te conocí y una de ellas, me pregunto cuando lo supe, cuando supe que eras tu...le hable de tu sonrisa, y de lo mucho que me encantó...ella insistió y quiso saber que hice...si baje al Voley, si te invite a algo y...no supe que contestarle Minerva. Si miro atrás y examino mi comportamiento contigo, no me parece apropiado y sobre todo, me parece que tu merecías mucho más de mi.

- No...escucha esto bien Julia, porque te lo digo desde el corazón. No cambiaría nada de lo que hemos vivido ni de como lo hicimos. A mi me enloqueció tu hermetismo, tu arrogancia y tu posesión...eres sumamente atractiva cuando sacas a la Julia más mandona, creída y segura de sí misma...Dios, se que me voy arrepentir de haberte dicho esto. Lo se jajaja, pero eso que me llevaré.

Disfrutaron de Las Bahamas, como punto exacto donde iniciar una nueva etapa en sus vidas, por igual disfrutaron del recibimiento en Madrid, donde fueron las protagonistas por la buena nueva y les quedaban por delante nueve meses, para disfrutar del embarazo.

Un embarazo, que en la práctica, más allá de blogs y revistas maternales, es como subirse a una gigante montaña rusa con los ojos vendados.

Las nauseas matinales no tuvieron compasión con la pobre Minerva. No había mañana que no abriese los ojos y tuviera que salir a la carrera camino del baño. A los pocos días, incluso tuvieran la buena voluntad de acompañarla a cualquier hora.

Después de mucho insistir, aquella mañana había conseguido un set para ella en exclusiva y a su mejor modelo. Mucho insistir según ella, si le preguntarán a Julia, ésta contestaría que le bastó pedirlo una vez, su clave fue el como y uno de los efectos embarazo, los cambios de humor.

Lo que parecía un tranquilo desayuno, después de su inexcusable visita al baño, se torno en un lamento.

- Estaba pensando....me dijiste hoy tienes la mañana más tranquila, y el set cinco esta libre...podías de una buena vez, consentir para que te hiciera el reportaje. Porque yo estoy aquí, vomitando cada mañana, y todavía no me puedes acusar de estar molestándote. Cariño....estate quieta tal cual estas, te ves increíble. ¿Te dije cuanto te quiero hoy?

No, para nada. En sólo días, Julia podía asegurar que Minerva había pasado por todas las fases que deben darse a lo largo de nueve meses. Cambios de humor, ganas insaciables de hacer el amor, cereales a las cuatro de la mañana o amanecer en Venecia, para quejarse de su olor a humedad y en consecuencia, del aumento de sus náuseas. Por no hablar, de que Minerva de repente, era capaz de quedarse dormida en cualquier lugar y situación. Ya fuese en pleno concierto con veinte mil almas gritando que en pleno encuentro íntimo entre ambas.

- Debes ser más dura, que ésta embarazada no enferma. Jajaja, mi hija hace contigo lo que le da la gana, es un hecho. Acaso, ¿por no hacer el reportaje os va a salir mi nieto con cara cámara de fotos?

Un embarazo de una princess consentida y un suegro metiche. Julia no podía quejarse de aburrimiento y acepto posar para ella en ese set cinco.

El reportaje que siempre quiso, Minerva. Julia, vestida por Tom Ford. Hasta la misma marca de diseño se había mostrado interesada en tener las fotos de la poderosa y atractiva Julia Arango vestida con su ropa. Como más de una curiosa de Vanity, como Niki, que se colo en la sesión y quedó impresionada. Julia aun se veía más alta e imponente. Deseando ver las fotos, aprovecho que Minerva se acercaba a Julia para indicarle nuevas poses y se quedó más impresionada. Minerva solo estaba fotografiando los ojos de Julia. Cuando Minerva volvió a tomar su foto, Niki trató de ser disimulada.

- Eh...a ver, llevas más de un año o puede que dos, queriendo fotografiarla vestida de Tom Ford, ¿y ahora te limitas a fotografiar sus ojos?- le preguntó intentando entender a una embarazada de ocho semanas.

- ¿Has visto sus ojos? Me han llamado sus ojos...ha sido brutal, y estoy muy harta de que se cuestione mi creatividad. Cualquier pintor coge su pincelito, pinta cuatro tonterías y le llamáis arte. Llega una fotógrafa se le antoja unos increíbles ojos prácticamente gatunos, ¿y es un antojo de embarazada? ¿Ahora todo lo vais a achacar a que estoy embarazada? Pues lo estoy, si.. Estoy embarazada y quiero fotografiar sus ojos porque me da la gana...ya esta bien, joder.

Todo el set quedo callado escuchando a la estresada fotógrafa, incluida Julia. Aunque sonreía por dentro, deseando la íntimidad justa para ir hasta Minerva y comérsela de a una. Engeniada se mordía el labio, naturalmente sensual, desatando sus infinitas ganas.

- Julia cariño, desnudate y el resto...dejarnos solas- exigió Minerva cogiendo el gusto a dejar el set callado de pura sorpresa. Habían pasado de montar un set para moda masculina, a hacerlo después para fotografiar grises miradas y ahora desnudos. Un récord de apenas minutos. Julia ahora no sabia ni como reaccionar y solo lo supo, cuando poco a poco de quedo a solas con ella en el amplio set.

Sonriendo cómo solo Minerva era capaz de hacerle sonreír, avanzó hacia ella. Pero entonces Minerva, empezó a sentir la conocida nausea, que le avisaba de que tenía pocos segundos para correr al baño antes de que el contenido de su estómago terminase su ascenso y llegasen las arcadas, que la dejarían otro día sin el desayuno en su organismo, el mareo persistente y un agotamiento considerable. Así las cosas, Julia se dispuso a acompañarla, compadeciéndola y el reportaje costo unas cuantas sesiones más.

Las náuseas por suerte solo duraron los dos primeros meses, los cambios de humor y varias peligrosas y sorpresivas curvas pronunciadas en pura caída de más del cincuenta por ciento de desnivel, duraron los nueves meses de embarazo.

- Juliaaaaaaaaaaaa, no me cierra el vestido...esto lo sabía yo...te lo dije, te dije que engordaría como una vaca.. Dios, tengo más pecho que Pamela Anderson.

- Oh...ciertamente, estas a punto de superarla.
 
 
 
 

6 comentarios:

  1. AIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII COITADA DA MIN GEMITO
    BRIGONINHA

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  2. Jajajaja, me gusta esta Julia tan adorable.

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  3. Esta julia me encanta

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  4. Que bueno !!!!, me parto con esta pareja !!!!

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  5. ''''' ¿ TE DIJE HOY CUANTO TE QUIERO?''' PREGUNTA UNA MINERVA QUE NO LO CABE YA...AL IGUAL QUE ESE VESTIDO QUE SE LLENA SIN PIEDAD ALGUNA PARA QUIEN LO VISTE...Y CONTESTA ESA JULIA...CONTESTA SIEMPRE...EN HECHOS ...EN CARICIAS....EN SER LO QUE QUIEN LA AMA QUIERE QUE SEA...Y LO ES...ES TODO...EN ESA ESPERA DONDE LA FELICIDAD LAS SIGUE ATRAPANDO...
    ME ENCANTAN¡¡¡¡ ESTAS MUJERES ME ENCANTAN ESCRITORA.....

    GRACIAS........por ¡¡¡tanto¡¡¡¡

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  6. gracias ARTISSSSTAZAAAAAAAAAAAAA
    es taaannnnn grande, éste parejón, son lo mas especial del mundo

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