viernes, 20 de junio de 2014

Mi cincuenta cláusulas 129


Los seis meses de embarazo llegaron con una Minerva pletórica. Confirmado el sexo de la niña, todo rodaba entre ellas de maravilla y la magnate, tuvo que dejarla en Madrid para acudir sin poder postergarlo más a New York. Estaban por tanto en plena subida por esa, su particular montaña rusa. El revolucionado carácter de Minerva, aún hizo de las suyas, y una de esas ocasiones, fue justamente cuando a las chicas, le confirmaron el sexo de la niña. Según palabras de Julia- Oh es una mera revisión rutinaria, se que es niña- aunque Minerva no lo tenia tan claro y temía que sus últimos sueños se hicieran realidad.

Por suerte, cuando estuvo preparada en la camilla y su ginecólogo expandía el gel por su abultado vientre, Julia recibió una llamada y ella aprovechó para chantajear al ginecólogo.

- Sea lo que sea, que llevo aquí dentro usted diga que es niña- le pidió dejándolo perplejo y el rostro del ginecólogo alucinando por la petición, le hicieron cambiar de técnica- No soporta a los hombres, no puedo darle un hijo, yo creo que es de entender por cualquiera para que usted me este poniendo esa cara. Que estoy embarazada, pero no tonta- alucinando pero incapaz de disgustar a una paciente embarazada con una carita tan dulce como la de Minerva. Sin querer rechazar su loca propuesta, trato de hacerla entender, que la mentira tiene las patas muy cortas.

- Entiendo su postura y querer no desilusionar a su esposa, pero en unos meses el niño nacería y ella lo vería. ¿No cree que es mejor que ya vaya preparada?

- Tiene razón- le contestó dándole vueltas al asunto. Por un lado tendría meses para preparar un plan b y por otro, mejor afrontar la masculinidad de su hijo desde ya- Hagamos esto- prosiguió decidiéndose por la mejor opción- No diga el sexo...callaselo, inventese que la postura no deja verlo o lo que sea.. Pero a mi mujer no la desilusione justo hoy que se marcha a New York.

- Jajaja, a ver.. -tomó sus manos el doctor, tratando de relajarla- Llevamos haciendo eso las últimas dos consultas y su mujer estuvo a punto de poner una reclamación. Si hasta exigió copia de las grabaciones en la última.

- Ayyy- suspiro enamorada Min recordando esas veces- Es que esta enamorada de la profesionalidad y del buen hacer...habrá que entenderla también- la defendía después de todo, dejando que las hormonas hablasen por ella. El tiempo pasaba y el doctor, decidió atajar o podía pasar como en las últimas consultas.

- Yo se que sexo tiene, lo supe en la- no pudo continuar. Min le tapaba la boca mirando a la puerta por la que Julia podía regresar en cualquier momento.

- Callese... ¿Pero como se le ocurre decírmelo sin mi esposa delante? ¿Ve? Por estas cosas es que ella se molesta y con razón- protestó sin entenderse ella misma. El doctor no supo si reír o llorar y sin saber como convencerla, se dejó mirar por Min, quien se notaba seguía pensando y pensando- Que sea lo que Dios quiera, si es niño, recuerde que las noticias negativas deben darse en positivo y sea como fuere, recuerde incidir en que el sexo del bebé lo decide el hombre...no, mejor no...no vaya a decirle eso, será peor...dígale que es niña y ya esta...joder. Mira las que está formando por no ayudar a una pobre embarazada como yo.

Por suerte para el Doctor Julia regreso a la consulta. Su saludo fue bien escueto para con él, no así con Minerva a quien enseguida cogió de la mano, esperando que el Doctor por fin, fuese el profesional como se le suponía. Pero el Doctor estaba entre la mirada suplicante de Minerva y la dura de Julia, harto de bellísimas embarazadas que no saben que quieren, explotó.

- Es niño, y tiene unos huevos que ni José Tomás encerrado con seis toros bravos, después de tres cogidas seguidas- esa hubiese sido su respuesta cabreado como estaba, pero como en todos, mandaba el nombre de la Clínica y el debido trato a sus pacientes. Por lo que en verdad, dijo- Es niña.

No le hizo falta más a Julia, para tomar el rostro de Minerva y besarla con todo, mientras esta miraba de reojo al Doctor sin saber si lo dicho era verdad o mentira.

- Niña...que si- afirmó repetidamente el Doctor, deseando ver salir a la feliz pareja por la puerta. Minerva estaba a punto de volverlo loco y aun quedaban meses de revisiones.

- Sabia que seria una niña- le dijo entre besos Julia, ajena a las miradas furtivas entre quien besaba y el doctor.

- Que todo lo sabe mi chica, que es muy lista ella, por favor- se excedió Min en los halagos a Julia y ésta se enrojeció por la presencia del Doctor, pero éste había abandonado la consulta, deseando trabajar en la sanidad pública.

A pesar de la consabida celebración por el sexo de la niña, Julia partió hacia Estados Unidos, dejando a Min en casa de sus padres. Fue sentarse en la cómoda butaca de su avión, y todo el cansancio acumulado en meses de embarazo, se reflejo cayendo en un profundo sueño. A los pocos días de su partida, Guillermo se pavoneba desayunando con su mujer. Todos estaban exagerando respecto a Min y su especial carácter desde que estaba embarazada, en los días que llevaba en su cada, en Min seguía viendo la niñita que siempre fue. Claro que, como le corrigió Adela, él apenas compartía momentos con su hija, y así, poco podía decir.

- Ya estas como Julia, por favor.. Si hasta tenia unas ojeras de caballo. Te demostraré que exageráis y que Min, solo esta un poco más consentida, hoy la acompañare yo a sus compras o lo que quiera hacer.

Solo tres horas más tarde con su hija, reconocía que las ojeras en Julia, podría tenerlas él, en un solo día de seguir así. Tres horas e incontables tiendas recorridas, más algún centro comercial, jodidamente lejos de las mil tiendas, incluyendo una visita a la casa de Min y Julia, para cambiar la orientación de la cuna.

Después de los primeros meses de embarazo donde Min se mostró cansada y pesada, en el quinto para seis, se mostraba increíblemente enérgica. Fue su otro hijo, Nicolás, quien le dio la posible pista de esa máxima energía.

- Debe ser de los cereales esos que tanto toman, ¿no?

Pues si eran los cereales, eso pediría el para comer. Por fin, Minerva acepto pararse a comer y aprovechando que estaban cerca del Campus, invitaron a Nicolás a unirse y éste, murmuró esa posible causa a su padre, tras haber estado sentados en el interior del restaurante, después en la terraza superior y finalmente en la exterior.

- ¿Aquí ya bien cariño?- le preguntó a su hija con cierto retintín, pero Minerva estaba ocupada en consultar su móvil.

- Uff- resoplo Min soltando el móvil con genio en la mesa- La estamos empezando a echar de menos, horrores- se quejó refiriéndose a Julia y Guillermo trago saliva, de sólo pensar que a Minerva se le antojara volar hasta New York esa misma tarde.

- Bueno- corrió a decir, queriendo que su hija no tuviese tiempo para pensar- Pues al final, estamos aquí sentados al aire libre genial.

- No creas- le contestó Minerva acariciándose los brazos- Hace un poco de aire.

- Nada...nada, mejor con airecito que encerrados- rebatió Nicolás dándole un pisotón a su padre.

- Jajaja, como te reconoce...se movió, mira- olvidándose de aires y demás, cogió rápido la mano de su hermano para llevarla justo a donde la rodilla de la niña se dejaba notar. Nicolás enseguida abrió los ojos disfrutando como enano de la increíble sensación de notar al bebé y Guillermo se derritió en babas, viendo a sus dos hijos así.

- Es bestial Papa- le participó Nico, encantado con las sensaciones-  y si le pongo mi música, patalea- prosiguió entusiasmado pensando en sacar sus cascos y ponérselos, como tantas veces ya había hecho.

- Jajaja si, os diferencia. Cuando Julia le habla se pone en diagonal, super atenta a su Mama y contigo me destroza...esto duele Nico, música ahora no, o no me dejara comer.

A uno le pataleaba y a Julia la escuchaba atenta. Al abuelo de momento le asaltaron los celos y quiso saber.

- Y Jejeje, ¿que hace cuando me escucha a mi? Jejeje ¿baila o que me hace?- se interesó necesitando que su nieta algo hiciera al sentirlo y de hecho, se las apaño para apartar las manos de sus hijos, de la preciada barriga de Min- Jejeje, cariñin que soy el Abuelo...¿que hace mi cosita linda y bonita ? ¿A quien quiero yo más y a quien le voy a comprar todito lo que me pida?- se esmero sin dejar de acariciarla buscando una señal que no llegaba.

- Ufff...por fin- suspiro Minerva al sentir que su hija cedía y dejaba de moverse- parece que se ha quedado dormida, ahora si...comamos.

Ni modo, Guillermo se tuvo que quedar sin sentirla y sin saber porqué su nieta al reconocerlo no hacia nada. Tan celoso cómo Julia, no lo olvido y al poco, volvió a sacar el tema.

- Y digo yo, cariño...¿Julia que le dice?- se interesó disimulando las ansias por saber y copiar lo que hiciese falta para que su nieta le hiciera algo. Pero entonces Min comenzó a oler exageradamente y revisar su alrededor. El olor le estaba dando un profundo asco.

- Pues- fue a contestar Minerva pero el olor era demasiado intenso, así no había forma de poder comer nada- Habla con ella, como su Mama que es y...Papa aparta tu vino, por favor...huele horrible- terminó pidiendo al detectar el causante del mal olor y Nicolás tuvo que retener la carcajada en extremis.

- Pero- alucino Guillermo sin saber que hacer con la copa de vino causante de la mala carita de su hija- Cariño que me has hecho cambiar de vino dos veces, ¿como voy hacerlo una tercera?

Y hasta una cuarta si hacia falta, para que su hija sonriese cómo lo estaba haciendo.

- Ayyy, Papa se movió...toca aquí- lo sorprendió Minerva cuando este la besaba orgulloso.

- ¿Lo hace por mi?- preguntó levantándose y sin dejar de acariciar donde Min le indicaba. Que se fastidiara Julia Arango, la pequeña Minerva también le hacía mimos a su abuelo. Por el o no, Minerva le contestó que si, su padre era adorablemente consentidor y eso bien valía una pequeña mentira.

Con quien si se movía era con su Mama, cada noche cómodamente sentadas esperaban que Julia llamase desde New York, y era escucharla hablar y la niña se giraba para acabar puesta en diagonal.

- Minerva- su nombre, único y especial en la boca de Julia, provocaba la misma reacción en madre y bebé- ¿Que hicisteis hoy?

- Echarte de menos- contestó quitándose la larga camiseta para quedarse desnuda delante de la pantalla. Que Julia cerrase los ojos un segundo con sumo placer, disparo en ella y en pocos segundos más, una visceral necesidad de Julia- Vuelve a casa en cuanto puedas, cariño.

No hacia falta que Minerva lo pidiese mimosa. Para Julia a pesar del descanso que le supuso New York, los días sin Minerva se estaban haciendo eternos. Daba igual que se mostrase como niña malcriada, que la despertará a las tres de la mañana queriendo cereales, o simplemente porque no podía dormir. La magnate estaba igual de ansiosa por vivir junto a ella cada momento y en cuanto pudo, se escapo para Madrid sin avisarla.

La noche en que Julia volaba regresando a su hogar, Minerva había regresado a su casa. Extrañando su cama y la intimidad propia de su hogar con Julia, decidió regresar y esperar allí a Julia. Esa noche fue Manu quien se ofreció a acompañarla. Entre las dos planearon una velada de maratón cinefilo. La sofisticada mesa del salón quedo plagada de chucherías varias y ambas se acomodaron en el salón, dispuestas a disfrutar sin límites. John se ofreció a acompañarlas más tarde, pero Manu rechazo su propuesta.

- Cielo estamos viendo Vacaciones de Roma  y para después tenemos Tu y yo, si quieres venir y encontrarte con dos mujeres llorando a moco tendido de emoción, en camiseta y despeinadas, puedes venir con el juramento previo de comprometerte a jamas comentarlo con nadie.

- Jajaja, mejor hago unos cuantos informes y mañana desayunamos juntos, ¿te parece? - fue la contestación de John. A fin de cuentas, las chicas estaban disfrutando de una noche para ellas.

Y siguieron haciéndolo, comiendo, bebiendo y comentando cualquier diálogo o escena. Fue en una más subida de tono, que Manu miro a Minerva con complicidad y ésta la entendió a la perfección.

- Si.. Jajaja- rió viendo a su amiga rodar los ojos incrédula- Es bestial la sensación de acabar de vaciarse y estar deseándole de nuevo. Jamás he visto a Julia cansada en esas lides pues...jajaja, ahora la he visto varias veces- prosiguió riendo con su amiga. El deseo constante era uno de los efectos secundarios de su embarazo- De hecho ahora mismo, si tuviese a Julia aquí...ayyy- suspiro exagerada recibiendo el empujoncito de Manu. Entre risas siguieron y si no fuese, porque estaba excitada con la tontería de haberlo hablado con Manu y lo mucho que extrañaba a Julia, juraría que el ascensor había sonado en marcha- Madre mía...¿pues no me ha parecido escuchar el ascensor?- hizo partícipe de sus dudas a Manu y ésta le pidió silencio, también lo había escuchado. Ninguna estaba equivocada, en el ascensor subía Julia y en cuanto apareció en el salón, Minerva salto olvidando su pesada barriga para correr hasta ella, sin todavía poder creérselo.

- Cariño....¿por que no me avisaste?- se lanzó a por ella, dejándola solo sonreír a Manu, para colgarse de ella y besarla.

- Naah.. No creo- murmuró Manu pensando en lo dicho hacia nada por Minerva. Pero lo cierto es que las chicas pasaron enredadas en un apasionado beso por delante de ella- Bienvenida Julia- le dijo sarcástica y se acomodo aun más en el sofá. Supuso las chicas irían a dejar la maleta y regresarían con ella.

- Hola Manuela- le contestó Julia cómo pudo, dejándose arrastrar por el huracán Minerva.

Apenas unos minutos más tarde, Manu se incorporaba con los ojos bien abiertos del sofá, deteniendo la película. O estaba alucinando, o los gemidos de Minerva llegaban nítidos al salón. Uno nuevo, alto, fuerte y sumamente placentero le hizo levantarse móvil en mano.

- John cariño... Voy para casa, Julia volvió y madre como lo hizo. Ay dios...- salio corriendo necesitando huir de la escena. Subía el volumen y ya ni sabia donde esconderse- No te rías, John.

Como no hacerlo, Minerva llevaba a todos de cabeza y que todos cedieran a ella, no era más que la confirmación de lo mucho que todos la apreciaban. Julia trato de no viajar más en los últimos meses de embarazo y su pequeña Minerva, llego cinco días más tarde de lo que esperaban.
 
 
 
 
 



3 comentarios:

  1. Tremenda esta Minerva, pobre médico.

    Gracias.

    A.

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  2. amoooooooooooooooooooooo gemitoooooooooooooooooooooooooo

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  3. ..... YSE CUMPLIO SU SUEÑO....AQUELLO QUE DESEABAN....YA HAY NIÑA Y ELLAS...ELLAS SIGUEN CON ESE MISMO DESEO....

    ESCRITORA SIENTO APARECER MENOS DE LO QUE DESEO...SIEMPRE ME GUSTA LEERTE....PERO EL TRABAJO Y DEMÁS A VECES LO HACE IMPOSIBLE...

    GRACIAS........POR ¡¡¡ TANTO¡¡¡

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