De
buena gana Alma se daría la ducha que deseo para Amanda. Helada,
para que su cuerpo no sintiera más que frío. Congelar con ella y
bajo el agua, naturalmente fría de la sierra, sus incesantes ganas
de Amanda. Ahogarlas bajo el chorro, convertirlas en estalactitas,
para después romperlas de un zarpazo.
-
Ni bajo agua helada- murmuró desesperándose nuevamente. Sentía sus
labios aun cosquillear y podía aun, sentir en la palma de sus manos,
la tibieza que cubría la piel de Amanda. Fue un tiento. No empezó
salvaje ni loco, los labios de ambas se rozaron temblorosos.
Temblaban de ansias, temblaban de añoranza y lo hacían de verdadera
ansiedad. En un solo beso, había abierto los ojos innumerables
veces, solo para comprobar que sus labios y lengua, no la engañaban.
No era Amanda en sueños, era ella real. Real como la forma perfecta
de sus glúteos que bajo sus manos, encajaban a la perfección los
cuerpos de ambas. Era su boca, siempre de sabor exquisito. Era su
nariz acariciando la propia y eran sus ojos, derramando caricias por
su rostro.
-
Mami...sola aquí fuera, me aburro- la voz de su hija al otro lado de
la puerta, despertó a ambas del sueño. Precisaba bien, a ambas.
Pudo sentir claramente la queja de Amanda en un suspiro, al igual que
sus manos sobre su rostro reteniéndola contra ella.
Recordando
la interrupción, los labios le cosquillearon más todavía. En ellos
sintió la sonrisa de Amanda crecer sobre ellos. Cuanto y como podía
gustarle esa sonrisa.
-
Tiene su punto divertido, alegra la cara, "Mariaburrida"-
le había dicho Amanda, para después darle un corto beso- Naiara,
tengo una misión para ti- prosiguió una vez la liberó y entonces
su hija, entro a la carrera al grito de que es, que es.
Debía
haber avisado a su hija, debió hacerlo nada más Amanda llego a su
casa.
-
Ten cuidado, tiene la maldita manía de atraparte en su telaraña-
murmuraba y lo hacía tarde. Su hija entraba al salón desde la
calle, arrastrando un enorme maletín.
-
Mami...mira que maletín de belleza tiene Amanda, es gigante- decía
a su madre realmente entusiasmada. Amanda le había mandado a por él
a su coche y la niña lo arrastraba como si se tratase de un tesoro.
Hasta que asfixiada por el esfuerzo, lo soltaba a los pies de su
madre- Jopes...me muero por ver que hay en él- mostraba su
entusiasmo y hasta temblaba nerviosa. Mientras su Mami la miraba
pensando en la dueña del maletín y su telaraña, esa donde su hija
ya estaba gratamente atrapada- ¿Me escuchas Mami?- toqueteo a su
madre, llamando su atención y entonces Alma reaccionó.
-
Si- contestó sonriendo. Naiara era su pequeña princess- Amanda es
tan presumida como tú- le dijo y al momento la pequeña bailo
coqueta, derritiéndola- Jajaja, venga...lleváselo, lo mismo
hasta puedes usar sus cosas. Pero ya sabes, se pide por favor.
-
Siempre por favor, sii- se entusiasmó aun más la pequeñaja
volviendo a cargar con el pesado maletín- Mami, entra a Troncho que
es un gamberro y quiero pasarse la noche en la calle jugando y eso no
es así, que es de noche..¿eh?- pidió caminito al baño, en su
mejor papel de Mama del pobre peluche.
Para
Alma era el momento más apropiado para volver a cambiar al peluche.
Naiara era capaz de hacerle tantas cosas al peluche, que tenía
varios idénticos guardados y bien escondidos, para darle el cambiazo
en cuanto el peluche estaba para tirar.
-
Ah- la sobresalto su hija de nuevo- lo mandas al rincón de pensar,
luego hablare yo con él seriamente por malo que es.
Ahora
si, con Troncho castigado, Naiara se colaba en el baño y suspiraba
enamorada. Amanda se secaba su corto pelo mirándose en el espejo. Su
Nancy de carne y hueso, en su baño y secándose el cabello. Naiara
estaba más allá de encantada.
-
Guapa- gesticulo Amanda a través del espejo y Naiara volvió a
temblar de puro gusto- Genial- dijo al ver el maletín- Ábrelo y
elige tu color de labios.
-
Ayyyy- suspiro Naiara completamente feliz- ¿El que yo quiera?-
pregunto reteniendo el impulso que sentía de tirarse a por el
maletín y cogerlo todo, todo.
-
Jajaja, si...el que tu quieras- ofreció Amanda, enamorándose de la
pequeñaja. Naiara estaba atenta a cualquier detalle, incluido como
destapaba el maquillaje.
-
Pero...¿nos vamos a pintar para dormir?- pregunto extrañada. Una
cosa era estar loca por probarlo todo y otra, que fuesen a dormir
maquilladas. Algo que con Mami, jamás veía.
-
Algún día...entenderás que para la persona que te gusta, siempre
quieres estar guapa- dijo Amanda de corrido y tal cual lo dijo, se
dio cuenta que lo estaba haciendo a una niña de apenas seis años-
Pero- se agachó para quedar a su altura- lo más importante, es que
a esa persona le gustes incluso recién despertada, con el cabello
despeinado y sin maquillar- concluyó dándole un toquecito en la
nariz.
-
No entendí mucho pero si tu lo dices, es que si- dijo sonriendo a
morir Naiara. Envuelta por la telaraña de Amanda y su especial,
carisma.
-
Jajaja, eso es cariño...aunque a ti te pasará como a tu Mami, no
necesitarás de mucho maquillaje- le dijo Amanda, volviendo al espejo
y su maquillaje.
-
Mami no tiene culo, pero es guapísima, lo dice Inma- se encogió de
hombros Naiara y a Amanda el lápiz de ojos se le quedo a medio
camino.
Mientras
al otro lado de la puerta, Alma saltaba como si hubiese encestado un
triple en el último segundo del partido.
-
Jajaja- estalló después en carcajadas, de regreso al sofá- Esa es
mi hija- se lanzó al sofá, sin saber que Amanda salia del baño,
tras haber escuchado su exaltada celebración.
-
Cariño hay algo que desconoces de mi- alzó la voz Amanda y espero
que Alma la mirase sorprendida por la pillada, para continuar- Odio
que toquen lo mio...- prosiguió apuntándola con el lápiz labial-
que digo que toquen, me jode que simplemente lo miren, si estimas a
esa tal Inma, no me provoques.
La
extrema seriedad de sus palabras y su pose altiva y amenazante,
provocaron a Alma, quien decidida se incorporó de un salto del sofá
y en dos enérgicos pasos, llegaba hasta Amanda, asegurándose con el
pie, de que Naiara no pudiera abrir la puerta y salir.
-
Celosa eres aun más zorra- dijo antes de tirar de ella y besar sus
labios, con verdadera premura. Completamente loca por la mujer que
besaba, se dio el capricho de balancearse en su excitante telaraña.
Apretó a su araña más deseada contra si, con verdadera fuerza.
Solo Amanda era capaz de haberla dejado ir, para regresar exigiendo.
El intenso beso, asfixió a ambas y aunque sujetas, las dos buscaron
aire, mientras se examinaban. Concluido el rápido reconocimiento,
Amanda alzó una ceja, para inmediatamente interesarse.
-
¿Y este cambio?- preguntó una vez pudo respirar libremente. Había
un algo distinto en Alma, más divertido, menos tenso.
-
Bueno...he decidido que puedo despedirme de ti, más veces-
contestó risueña Alma y a Amanda, se le congeló la sonrisa.
Pues como no tiene culo... que se despida la veces que quiera jajajajaj
ResponderEliminarCari.
Que tira y afloja mas excitante.....jejejeje.. y que siga !!!!
ResponderEliminarNo tiene culo pero es una Diosa..una Diosa del Olimpo..mi querida Borde..aunque creo que llevas las uñas cortadas ultimamente..te noto tan suave...La jefa?...jaajjajaaja...besos insolente..jaajjaaja
ResponderEliminarDivina-Wilson
jajajajajaja... Mi querida Verde es que no quiero Revolucionar sensibilidades jajajaja
EliminarCari.
......ES LA ÚNICA QUE ES CAPAZ DE DEJARLA IR...Y VOLVER PARA MANDAR SOBRE ELLA.....ESO...ESO SOLO LO PUEDE HACER AQUELLA MUJER QUE TIENE EL PODERIO Y LA SEGURIDAD ABSOLUTA SOBRE QUIEN AMA Y DESEA...¡¡¡ ESO ES¡¡¡¡
ResponderEliminarME ENCANTA ESTA HISTORIA ESCRITORA.....ESE ADIOS QUE NO LLEGO A SERLO....ESE QUE QUIZÁS NUNCA LLEGUE...NO¡¡¡¡
GRACIAS...........POR ¡¡TANTO¡¡¡¡