miércoles, 4 de junio de 2014

Mi cincuenta cláusulas 122


Sin más cereales que poder consumir, las chicas tiraron chucherías y gominolas varias, que acompañaron de dulces licores. Ni taconazos, ni vestidos ajustados o incómodas medias, la vestimenta elegida fue la más cómoda posible para acomodarse frente a la chimenea, y dejar olvidado el preparadisimo Taper-Sex traído por Marga.

Al final Araceli, tenia las dudas obvias y normales, de una mujer de su edad, que se casó demasiado joven y sin experiencia sexual alguna. Eran otros tiempos, donde hablar de sexo con tus amigas fundiendo nubes de algodón, estaba prácticamente prohibido. Pero ahora, estaba en otro tiempo, con unas chicas que competían en encanto y que la estaban haciendo sentir, como una treinteañera más.

Obviaba Araceli, que con ella era bien fácil, dejar pudores a un lado y convertir la noche, en una nueva noche de confidencias entre amigas.

De una anécdota a otra, de un mal polvo al mejor de sus vidas, del pudor con una pareja y el desparpajo con la siguiente, una a una, fueron contando esto y aquello, hasta que fue Manu quien contó su primera vez con John, a la que siguió Fátima contando su primera noche con Cayetano y así, quedaron por contar sus primeras experiencias con sus actuales parejas, Minerva y Araceli, o lo que es lo mismo, nuera y suegra.

Más viva y directa, Araceli no se corto en mirar a Minerva, cediéndole el turno, sabiendo que para Min seria ciertamente pudoroso, hablar de Julia delante de ella. Pero no era solo su suegra, sus amigas esperaban por igual.

- No me presionéis que a vosotras ya os lo conté casi en directo- trató de salvarse rebuscando entre las chuches. Era el momento perfecto para disfrutar de unos cuantos cereales. Pero no quedaba más que el triste paquete vacío- ¿De verdad no quedan más?- pregunto a su suegra arrugando la nariz. Recurso que que le funciona por igual con la madre y con la hija.

- No quedan...y madre mía, si por unas hormonas de más estas así, ¿que será de mi hija cuando estés embarazada?- se alteró Araceli entre las risas de las chicas. De buena gana viajaría a Estados Unidos, a por los preciados cereales, pero prefería estar en su especial noche de chicas.

- Jajaja- rió cómo el resto Min, abrazándose a su suegra- Julia me ha prometido tener cientos y cientos preparados- confesó salivando de solo imaginarnos magistralmente colocados y solo y exclusivamente, para ella.

- No sí...veras que sale el niño con cara de trigo- bromeó Araceli secundada al momento por las chicas y Minerva se preparo para una excelente imitación de Julia.

- Oh...será el cereal más hermoso que de la tierra- la imitó e incluso se permitió imitar la espectacular caída de ojos de Julia ante las nuevas risas y aplausos de las chicas. Y aunque quiso escaquearse de contar su primera vez con Julia delante de su suegra, las chicas y la propia Leli se encargaron de que no le quedará escapatoria posible. Fue solo recordar aquella primera vez con Julia y sonrojarse absolutamente.

- Ay Madre....- exclamó Leli enterneciéndose con ella- Si seguro fue super romántico- prosiguió perdiendo la vista en el fuego de la chimenea dejando volar la imaginación- Mi hija te llevaría en su avión por ahí lejos, a un sitio super especial y te regalaría la noche más bonita de tu vida- expresó el típico sueño de princesa de cuento con su príncipe, no en caballo y si en avión, pero cuando regreso la vista a las chicas, se dio cuenta que había imaginado demasiado.

- Bu...bueno- titubeo Minerva no queriendo desencantar a su suegra, pero lo cierto es que sus primeras veces con Julia, románticas lo que es románticas, no fueron- En avión me llevo y el restaurante era estrella Michelín...- hizo una pausa al borde de la risa, tal cual estaban sus amigas escuchándolas- debería contar como romántico jajaja- estalló en risas a pesar de la mirada alucinada de su suegra.

- Leli cielo- intervino Fátima divertida ante las caras de Leli- los príncipes ya no son lo que eran y las princesas tampoco.

- Pero bueno, después del restaurante digo yo que- dijo Leli y calló, las chicas le negaban con la cabeza, advirtiéndole de su error- ¿En el mismo restaurantes?- pregunto escapándosele un pequeño gallito. Minerva merecía más que un restaurante y la mendruga de su hija, no se lo había dado.

- Conociendo a tu hija, no se como te extrañas- le dijo Manu, tan risueña cómo las demás- lo que quiere, lo toma dándole igual donde sea.

- La madre que la parió...que...que soy yo jajaja. ¿Pues sabéis que os digo? Que se chinche en la verbena. Conociendo este pueblo como lo conozco, mi hija esta recibiendo una buena cura de humildad, vamos que...hasta la habrán sacado a bailar- ahora quien se reía era ella, imaginando a su hija en plena verbena de pueblo, con orquesta tocando paso-dobles.

- ¿No?...eso quiero verlo- exclamó Minerva y rápido se apuntaron Fátima y Manu.

Lo era, la verbena a la que acudían Julia, Marga y los chicos, era una auténtica verbena de pueblo. A lo antigua y clásica, con las mozas casaderas aguardando que las invitasen a bailar y los mozos que sujetaban la barra de la cantina, por igual solteros.

Para Julia fue fácil dejarse llevar por los chicos y como no, por la explosiva Marga, de su mano llego hasta la barra mientras los chicos curioseaban el lugar. Amable como siempre, fue ella quien se dispuso a solicitar las bebidas que ambas degustarían, olvidando donde estaban.

- Para mi será un Old-fashioned y para ella un John Collins- pidió con extrema naturalidad y la cara de asombro del camarero, la hizo mirar a Marga frunciendo el ceño.

- Eh- intervino mediando entre ambos Marga- A ver.. ¿Bourbon tienes?- terminó por preguntar yendo directa al principal componente de ambos cócteles y se mordió los labios, no queriendo echarse a reír. El pobre camarero las miraba como si hablasen un idioma incomprensible y Julia fruncía aún más el ceño- Bueno pues....¿dos gintonics?

- Si- contestó rápido y feliz el camarero- Tengo ginebra Bombay y tónica blue- prosiguió orgulloso de su espectacular bodega aunque careciera de Bourbon y la espectacular mujer de ojos gatunos lo mirase petrificada.

- Jajajaja, de lo que puedas guapo- fue Marga la que le hablo, encantada con la gracia del camarero colgándose de una Julia desubicada. Una barra sin Bourbon era un Museo sin Picasso o Velaquez, y el niñato presumía por tener Bombay cómo si el Louvre presumiera de un pintor que imita más que crea- Fijate que estaba dispuesta a beber garrafon pero con las caras que has puesto, ni se atreverá- concluyó guardándose de que solo Julia la escuchase y la sonrisa más limpia de ésta la complació.

Esperando sus bebidas ambas se giraron hacia la pista de baile. Siendo todavía temprano, en ella sólo había niños correteando de un lado a otro y sin mucho donde fijarse, fue Marga quien le iba comentando cualquier cosa de la verbena. Julia sonreía ante cada ocurrencia de la amiga, más chispeante de Min y Marga comentaba, sin dejar de ser consciente de lo mucho que ambas llamaban la atención en ese sitio.

Tanto, que viéndose al lado de la poderosa magnate, comprendió a Minerva y las muchas veces que la había escuchado quejándose de tanta atención. No había ojos que no se posasen en ellas y mentiría, si dejara que no estuvo encantada cuando Julia la tomo con suma delicadeza de la cintura.

- Agh.. Es tan...agh, ¿como lo hace?- pensó viéndose en perspectiva con ella. Su insultante estatura, su envidiable cabello, su llamativa figura y sus poses, absolutamente refinadas. Ella sola, podía convertir una simple verbena de pueblo en todo un evento. Y no fue solo ella, quien así lo vio.

Estando en Bilbao, tierra de aguerridos caballeros, uno de ellos, envalentonado por sus compañeros "quintos", se atrevió a acercarse hasta ellas, para pedir abrir el baile a Julia Arango. La mano de Julia se precipitó por la baja espalda de Marga, escéptica. Un crío que no llegaría a veinte años, al que se le unía pronto otro de no más edad, le pedía bailar. Sin poder creérselo carraspeo levemente, mientras Marga no muy disimuladamente le daba con la cadera, animándola.

- Oh...me siento plenamente complacida por tus intenciones- contestó a la petición del muchacho en su usual tono educado y complaciente, escuchando las risitas de Marga- pero siento tener que rechazar

- Ni caso- interrumpió Marga aceptado la mano de su peticionario- A bailar- empujó a Julia hacia el chico y rió con todo al verla tomar las manos del chico cómo si llevarán mantequilla- Jajaja ni grabándolo, se cree esto Min.

Empujada contra el chico, Julia busco el equilibrio en las manos de este. Manos que el chico soltó, para agarrarla con una de ellas por la cintura. La gruesa y fuerte mano del chico en su espalda, su otra mano aprisionándole la derecha con demasiada fuerza y su perfume masculino molestando a sus fosas nasales, fue una constatacion más, de lo poco que le gustaba el sexo contrario. Pero si algo había aprendido con Min, es que lo mejor de la vida, es poder disfrutarla y divertirte. Que Marga y ahora los chicos, la mirasen expectantes, fue el punto justo para darse rienda suelta. Sin un mal gesto, manejo las manos del chico, para acabar siendo ella la que lo cogiera por la cintura, dispuesta a llevar el paso. Recogidas, se inclino para llegar a la oreja del muchacho.

- Vamos a bailar, pero a mi modo- le dijo modulando su voz y el pobre muchacho tuvo bastante con mantenerse en pie, sin que las piernas le temblasen- Solo déjate llevar.

Divertido para el resto y observado por parte de John, quien murmuró- Incorregible- viéndola bailar con el chico. Julia bailaba con un crío del pueblo, pero lo hacía a su forma o mejor, a su nueva forma. Donde la magnate conseguía lo que quería, reconociéndole, que en estos tiempos, Minerva mediante, lo hacía permitiéndose reírse de ella misma.

Aunque Julia Arango, es Julia Arango donde la pongas y tras el primer baile, busco rápido el cambio de pareja y al hacerlo, cerró los ojos de puro placer. Su mano volvía a posarse en una cintura estrecha y su nariz, aspiraba el delicioso aroma a mujer, el de Marga.

- Dios...me sacas un rollo bollo, muy fuerte- exclamó Marga dispuesta a escandalizar a la verbena del pueblo de mano de Julia Arango. Y escandalizandola estaban, cuando Minerva llego a la animada verbena.

Al grito de Rock and Roll, Marga desplegó sus mejores piruetas bailando con Julia, quien no se quedó atrás. Girándola sobre su cintura, fue como las encontró Minerva, seguida de Manu y Fátima. A Elvis Presley, pase el tiempo que pase, nadie con un mínimo sentido del ritmo le es indiferente y en nada, Marga pasaba de Julia a John y de este a Cayetano, hasta que dando vueltas sobre si, buscaba caer a propósito en los brazos de su pareja, Hugo.

- Desde luego cariño...de ser por ti, acabo lesbiana y perdidamente enamorada de Julia- se quejó a Hugo, justo antes de que estallase a reír y después la lanzase por entre sus piernas sin llegar a soltarla- Ayyyyy...ya esta, ya me tienes otra vez loquita por tiiii- gritó siendo sacada de nuevo y alzada para acabar deslizándose por el torso de Hugo.

Vista desde fuera, la pirueta era para vitorearla como todos hicieron. Pero el rock and Roll continuaba y a Manu el  burbujeante ritmo, más John intentado mover sus rígidas caderas, le hicieron correr hacia él, dejando a Fátima y Minerva mirándose entre risas.

- Que narices- exclamó Fátima- antes de madre, sigo siendo mujer- corrió entre risas como lo había hecho Manu, dejando sola a Minerva.

Verbena animada, con sus insuperables amigas bailando felices con sus parejas y Julia parada en mitad de la pista mirándola. Como había conversado con Araceli, Victoria Davo le jodería por siempre, pero ella jamás tendría a la Julia que al cambio de canción, fingía subirse el cuello de una chupa que no llevaba, al más puro estilo Danny Zuco.

- Jajaja ¿Grease? - alzó la voz cuanto pudo reconociendo la canción, como la de final de la película y el gesto con los ojos de Julia, la fundió por completo. A la mierda Victoria Davo, esa Julia, la que la esperaba a lo Danny Zuco, solo era suya- Oh oh oh, honey.  The one that I want, , oh, ,oh, oh  honey. The one I need. Oh , yes indeed- cantó enrojeciéndose al captar toda la atención, pero a su vez totalmente desinhibida por cómo Julia continuaba mirándola. Tanto, que se permitió imitar a Sandy , haciendo como que tiraba un cigarrillo, lo apagaba tan sexy cómo su princesa interior exigía y contoneándose por igual, avanzó hacia Julia. En nada, todos bailaban su particular Grease y en menos, era alzada por Julia. Fue estar en sus brazos, verse reflejada en sus sonrientes ojos y sentirla totalmente entregada a ella, que entre risas la beso profundamente dejando que su princesa interior, disfrutará en su nube más rosa, de un increíble espectáculo de fuegos artificiales- Cuando este gorda, no podrás subirme.

- Oh...haré pesas, para poder subiros a las dos, mañana mismo empiezo.
 
 
 
 

3 comentarios:

  1. amoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
    brigoninha

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  2. ......LOCURA TRAS LOCURA LAS TIENE PRESAS DE ESE AMOR...QUE SIGUE Y SIGUE....
    GRACIAS ESCRITORA.....

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