Una
simple formalidad, legalizar a su hija registrándola, una tarea
burocrática más, que a la magnate la tenia despierta desde bien
temprano. Con Min y la niña durmiendo, salió hacer su primera cola
del día. En recepción espero ilusionada el certificado de
nacimiento de su hija y con entre sus manos, llevándolo como si
fuese un tesoro, regreso a la habitación. Para entonces Minerva ya
estaba despierta y se sorprendió al ver a Julia, tan cómodamente
vestida. Cómodo, para cómo Julia solía vestir. Para
registrar a su hija, la magnate había elegido un pantalón blanco
conjuntado con una blusa que realzaba a ojos de Minerva su altura y
pecho, los zapatos sin duda, realzaban aún más la primera.
-
Buenos días- saludo cantarina la magnate al verla despierta y de
pie, prácticamente inmóvil mirándola. Normal, para Minerva era
increíble como Julia no era consciente de lo mucho que resaltaba en
cualquier sitio y también de normal le hizo gracia saber, que la
magnate creería no llamar la atención vestida así- ¿Te he dicho
que hoy tendré entre mis manos el libro que os hace mías?- bromeó
acercándose hasta ella y con Min dolorida, ésta no pudo alzarse
para llegar al cuello de la magnate y fue ella, quien tuvo que
inclinarse para poder recibir los brazos de Min.
-
Jajaja, desde luego...es un libro de familia, no de propiedad- la
corrigió Min disfrutando de sus besos y de poder estar en pie,
sujeta por sus brazos.
-
Aun puedo hacerte firmar mis cincuenta cláusulas. La primera,
obvia...sois mías, si lo pienso- rodó los ojos sabiendo lo mucho
que ese pequeño gesto gustaba a Min- me sobran las cuarenta y nueve
restantes- concluyó sin poder vanagloriarse mucho más. Min la beso
suspirando para después echarse a reír.
-
Anoche leí, que están grabando la película de Cincuenta sombras de
Grey y jajaja, y pensar que ese tipo me encantaba- le comento Minerva
esperando el destello justo de celos en los ojos grises de Julia y
conseguido, Julia enseguida entraba al trapo contra el tal Grey.
-
Las copias nunca son buenas, no te castigues por ello, ahora tienes a
la original, pestañeando por ti- le dijo exagerando su pestañear y
de no estar sumamente dolorida, Minerva hubiese saltado sobre ella,
dispuesta a borrarle a muerdos, la sonrisa.
-
Que no seas tan creída- sin poder saltar la regaño verbalmente
mientras Julia no olvidaba su estado y con cuidado la llevaba de
regreso a la cama.
-
Oh...ciertamente me lo puedo permitir- insistió besándola sin darle
tiempo a una nueva réplica. Pero entonces la puerta de la habitación
fue abierta por Adela y Minerva aprovecho la visita de su madre, para
devolvérsela a la vanidosa Julia.
-
Mama girate, Julia es muy reservada- le pidió a su madre entre risas
y al momento, Adela se giró obediente y Julia busco escondite en su
cuello.
-
Minerva- la regañaron al unísono, una mirando la puerta por la que
acababa de entrar y la otra, aún más escondida en su cuello. Pero
ahí no podía quedarse y Minerva se las ingenió, para que Julia le
mostrase su rostro enrojecido.
-
Jajaja, por creída te pasa- jugueteo con ella, disfrutando de los
nervios de su madre taconeando sin disimulo en espera de que la
pareja dejara de besarse- Sonrojada- bajo la voz a propósito,
delineando el labio preferido de la boca de Julia- estas para
olvidarse de cuarentenas- concluyó sin poder evitar absorber con sus
labios el labio roto de su mujer.
-
Oh no, prometiste no provocarme durante días- se espantó Julia,
consciente del largo período que les quedaba por delante sin sexo de
a dos.
-
Julia- taconeo más fuerte Adela y la única que rió divertida fue
Minerva, hasta que un beso de Julia ahogo sus risas.
Con
Adela en la habitación dispuesta a cuidar de hija y nieta, Julia
dejo las bromas para asegurarse de que lo llevaba todo. Ante la
mirada enternecedora de Minerva, reviso la documentación necesaria
para después guardarla en su bolso.
-
Bien...creo que lo llevo todo- les dijo Julia tomando su bolso- Pedí
desayuno para las dos- sonrió ilusionada. Minerva atentisima a ella,
noto sus nervios, propios de la ilusión que mostraba- Nunca me ha
gustado hacer cola, y ésta vez reconozco que perdería encanto sino
no me encontrase una y bien larga.
-
Cielo...en un registro civil siempre hay cola- la corrigió su suegra
con total confianza, sonriendo por dentro. Ahora vendrían minutos en
los que Julia le revisaría todo, como acabo sucediendo. Que Minerva
desayunase bien, que a la niña le pusieran la crema recetadas, que
no introdujesen regalos tipo peluches en la habitación y en sin fin
de detalles minuciosos más, que Adela toreo como le dio la gana. Sin
querer participar más de las bromas de su hija, se las ingenió para
dejarlas despedirse en intimidad.
-
Con los días que llevamos sin separarnos para nada, te vas ahora un
ratito y se que te echaremos de menos- meloseo Min, ganándose una
dosis extra de mimos de la magnate. Y recibió tantos, que temió
emocionarse al punto de llorar- Venga.. Vete a por el libro que dice
que somos tuyas- bromeó queriendo no acabar llorando y ésta vez, le
suspiro preferido de Julia, le llego por sorpresa.
-
Minerva- pronunció desde las mismas entrañas Julia, antes de
besarla. Su mejor te quiero, el único y propio, que ahora dedicaba a
dos.
No
se fue tan fácil la magnate de la Clínica, se aseguró de aburrir a
Adela volviendo a repetirle lo dicho anteriormente y entonces si, se
marchó a registrar a su hija.
Feliz,
Minerva se quedó en las mejores manos esperándola y como cada
mañana, admiro la belleza de las dos orquídeas que acompañaron al
espléndido desayuno para dos, encargado por Julia. Orquídeas que en
esta ocasión iban acompañadas de una magnífica rosa roja.
-
Es para ti- le indico Minerva a su madre, sorprendiéndola. Aunque
Adela se repuso rápido para coger la hermosa flor entre sus manos- A
veces es tan detallista que hay que regañarla, otras como en esta
ocasión, te hace adorarla- prosiguió viendo como su madre le estaba
entendiendo.
-
A mi con que os haga sonreír como sonríes tu ahora mismo, me basta-
contestó Adela antes de que ambas, disfrutaran del desayuno.
Y
mientras ellas desayunaban, Lola conducía llevando a Julia al
registro. Años a su servicio daban para conocer a la magnate de
sobra y ver en ella, no a la poderosa empresaria y si, a una
orgullosa madre primeriza. La curiosidad con que la miraba por el
espejo interior del vehículo, acabo delatandola.
-
Quien nos iba a decir años atrás, que un día te pediría llevarme
al registro a por mi propio libro de familia completo- le sobresalto
Julia manteniendole la mirada por el espejo. Lola se limitó a
sonreirle. No hacia falta más para que ambas se entendiesen y Julia,
de excelente humor, jugó con ella imitando a Minerva- ¿No es la
leche?
Lo
era y lo fue, llegar al registro, pasar el filtro de seguridad,
esperar turno en el ordenador que daba número, seleccionar
asentamiento recién nacido y recoger su número, para dirigirse al
mostrador donde debía entregar la documentación, donde a pesar del
número cogido, le esperaba un buen rato de pie. A Julia le daba
igual, ganaba la ilusión por registrar a su hija, daba igual estar
de pie sin apenas espacio para moverse, daba igual las miradas que
recibía a hurtadillas o totalmente descaradas, daba igual el aire
acondicionado excesivamente frío, o estar cediendo el paso cada tres
segundos. La sonrisa no se le borraba y como el joven situado a su
lado, mantenía la pequeña carpeta en las manos, cual medalla
olímpica conseguida en la línea de meta.
-
Difícil aparcar por aquí- escuchó decir al joven mirándola y ella
asintió sonriendo.
-
Si, está complicado- asintió dándose cuenta que el joven estaba
tan nervioso como ella.
-
Vine con mi padre y él se ha quedado aparcando, veremos a ver si
llega a tiempo...venimos a registrar a mi hijo- hablo rápido el
muchacho, sacando el móvil del bolsillo. Julia supuso que para
llamar a su padre, pero no el muchacho se lo mostró orgulloso- Tres
kilos trescientos de nene, mírelo con su Mami.
-
Wau...- exclamó Julia viendo la foto dicha por el joven. El bebé
era bien moreno y diría que hasta sonreía a la cámara- Es
guapísimo y su Mami también- habló sin extrañarse de la confianza
instantánea con el joven y saco su móvil, dispuesta a lucir
orgullosa la suya- La mía es más pequeñita, dos kilos ochocientos.
-
Hey...una rubita preciosa- piropeo el muchacho y como a Julia, se le
escapo una risita nerviosa. Ahí estaban los dos, luciendo a sus
hijos bien orgullosos. Viéndola tan rubia y viendo a Julia morena y
demasiado recuperada para acabar de dar a luz, al muchacho no le hizo
falta más, para imaginar que había otra Mama- Pues ahora cumplirás
con el dicho- prosiguió ganando una nueva sonrisa de la atractiva
mujer- Ya sabes...en tu casa, lo que diga la rubia.
-
Jajaja- rió Julia totalmente de acuerdo con el dicho, bastaba
recordar el embarazo vivido- en mi caso a partir de ahora es...lo que
digan las rubias.
Entre
risas y anécdotas del embarazo y parto, los dos esperaron turno
acompañándose. Cuando el joven fue llamado al mostrador, Julia lo
vio mirar a la puerta sin que su padre hubiese aparecido.
Comprensible que lo necesitase el recién Papa no podía llegar ni a
los veinte años.
-
Venga, yo voy contigo- se ofreció Julia y el joven acepto encantado.
Los dos acudieron al mostrador donde una funcionaria más que
acostumbrada a los recién Papas, se limitó a pedirles la
documentación sin apenas mirarlos. El joven por los nervios le
entregó toda la carpeta sin abrir y tuvo que ser Julia, quien la
cogiese y empezase a sacar la documentación una a una. La
funcionaria ahora si los miro, esperando que no demorasen y algo en
ellos, llamo su atención.
-
Le han echo abuela bien joven- le dijo a Julia, haciéndola alzar una
ceja sorprendida.
-
No es mi hijo- la corrigió Julia riendo por dentro. No le ofendió
el error y tampoco es que la funcionaria dijera mucho más que lo
necesario para registrar al hermoso bebé de nombre Pablo.
-
Me esta ayudando- la secundo el joven mirándola bien agradecido-
pero vamos, no me importaría que algo me tocase- bromeó entre
nervios. La mujer a la que confundían con su madre, era
absolutamente atractiva y gastaba unos modales que por momentos lo
dejaban bobo.
-
Jajaja, no seas golfo- rió cariñosa Julia regañándolo y el
sonrojo del muchacho le pareció de lo más encantador.
-
No- contestó decidido- Yo ahora a mi novia y a mi hijo.
-
Exacto...no encontrarás nada más bonito que ellos, aceptame el
consejo como madre tuya que podría ser- continuó bromeando Julia,
pensando en las caras que pondría Minerva si la viera tal cual se
encontraba.
-
Y que madre- volvió a secundarla el muchacho y ahora hasta sonrió
la funcionaria.
Entregada
toda la documentación y después de firmar todo lo necesario, el
joven se quedó junto a Julia viendo como era ella quien entregaba la
suya para registrar a la pequeña Minerva. Tras ello, los dos
volvieron a dejar el mostrador para volver a esperar. Esta vez, solo
para recoger el libro de familia. En tanto, el padre del muchacho
llego y rápido, este le presentó a Julia. Poco tiempo más tarde,
una funcionaria a voz alta llamaba al pequeño Pablo y padre e hijo,
corrían a recoger su libro. Con él entre las manos, el joven se
giró hacia Julia alzándolo.
-
Lo tengo- le dijo recibiendo una colleja de su padre por la voz dada
y Julia rió deseando que ocurriese lo que al momento ocurrió.
-
Minerva Arango De Urrutias- nombró la funcionaria a su pequeña y en
dos zancadas Julia estaba en el mostrador dispuesta a recogerlo.
Muchacho y padre se despidieron mientras ella firmaba el recibí.
Cuando lo hizo y se despidió amable de la funcionaria, los pasos
dados hasta la puerta del registro, los hizo con la vista fija en las
hermosas letras que leía. Nombre completo de su hija, fecha y lugar
de nacimiento y lo mejor; hija de Julia y Minerva. Cuando quiso salir
a la calle, el corazón le bombeaba con tremenda fuerza. Había sido
muy emocionante leer en su día el primer libro de familia con
Minerva, por aquellas sin hijos, ahora con su pequeña Minerva
figurando junto a ellas, la emoción sentida comenzaba a desbordarla.
Parada en la misma puerta, con la vista en esa particular página, no
vio como Lola salia del coche y se quedaba mirándola sonriendo ante
la dicha que mostraba su jefa.
-
Señora- la nombró Lola haciéndose notar y cuando Julia la miró,
pudo observar como la sonrisa de Julia comenzaba a ensancharse hasta
acabar estallando en carcajadas
-
Lo tengo, Lola... Tengo mi propia familia- gritó al punto de saltar
de alegría y al carajo pensó Lola. Había visto a la fría
financiera, a la temible negociadora, a la huérfana mujer, a la
insociable millonaria, a la temerosa amante, a la amorosa esposa y
ahora, a la exultante Mamá. En definitiva a Julia y sus cincuenta
cláusulas. Decidida a fundirse con ella en un abrazo corrió hasta
su jefa- Mi familia, Lola...mi familia.
Fin.
Y no habrá un epílogo???? Pa ver como lo llevan con la nena algo mas crecidita jeje. Me ha encantado la historia. Gracias!
ResponderEliminarUn final encantador para una historia increíble. Me ha gustado muchísimo, como todo lo que escribes...
ResponderEliminarGracias por compartirla con nosotras!
L.a.c.e.r
Fantástico, la sonrisa en los labios como en casi todos los trozo que hemos ido leyendo.
ResponderEliminarAhora, ¿Cómo que fin? Eso no estaba contemplado en esta historia, me quitas mi mejor chute de las mañanas.
Simplemente, muchísimas gracias por esta historia, yo te diría que siguieras unos cuantos trocitos más. Pero el final es muy acertado. Julia ha conseguido lo que siempre ha demando una familia y ser querida, algo que disfruto a medias en su adolescencia.
GRACIAS.
A
jijijiji gracias chicas y si, la semana que viene epílogo bien largo. Besos sonrojaitos de mi, sea de Gemo...jjjjj
ResponderEliminarPenita llegó a su fin!
ResponderEliminarGracias.....mi gemo
beijos
No quiero repertirme, solo decir que me ha encantado.
ResponderEliminarGracias una vez más por regalarnos tu ingenio y tu tiempo.
Besos. Genu.
euuu to sofrendooooooooooooooo gemito não queria que tivesse fim, aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii vou sentir falta de verdade, e olha que nunca havia gostado de ler algo que não fosse maca e ester,mas essa história me encanto e obrigada por cada momento dedicado, pena que chegou ao fim
ResponderEliminarbrigoninha
Un final por todo lo alto..
ResponderEliminarLa atractiva y sensual Julia se trasfomo en un ser humano ''normal''
gracias al ..// aunque este muy manido decirlo..// amor...ainss
Me encanto Gemo..aunque extrañe mucho a la Julia del principio que me cautivo pero......oh .. l'amour..jajajaja...
Grande tu Gemo...Divina-Wilson
Sencillamente Encantadora,Vibrante y Emocionante!!!!
ResponderEliminarMil gracias por esta historia que nos has regalado, y ahora a esperar ese largoooo epilogo, jejeje, aunque siempre esperare nos traigas de vuelta esta historia como haces a menudo....
Gracias y gracias, eres genial !!!
Tus historias me hechizan.
ResponderEliminarGracias por existir y hacerme soñar, guapa!
flechazo1958
que que QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE??????
ResponderEliminarmuero, me has matado, es tan especial, y tan acostumbrada estaba con éste parejón, tan metidas en mi corazón, que me angustio solo de penar en palabra fin, grrrrrrrrr....
gracias GRACIAS, por tantos sentimientos provocados...ARTISSSTAZA
.... ESCRITORA....LLEGUE PARA DEJAR EL COMENTARIO LLENO DE ADMIRACION QUE ESTA HISTORIA MERECE EN SU FINAL...Y NO..NO ES LA PRIMERA VEZ QEU ME PASA...SENCILLAMENTE Y SIN EXPLICACIÓN POR MI PARTE...SE ME BORRO...
ResponderEliminarAHORA YA ME ES IMPOSIBLE HACERLO...QUE DUDA CABE QUE LO HARE...EN CUANTO ME SEA POSIBLE...MIENTRAS..
BRILLANTE....ABSOLUTAMENTE BRILLANTE¡¡¡¡ ÚNICA¡¡ TÚ¡¡¡
GRACIAS.........
.....ayyyy perdón...no lo puse por aquí.
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