Los
extraños comportamientos de Julia, tenían a su secretaria personal
y a la asistencial, de lo más entretenidas. Habían escuchado que en
las dos inseminaciones realizadas a Minerva, la magnate se había
mostrado tiernamente nerviosa. Pero eso lo supieron solo de oídas.
Desde que Elisa, confirmara el embarazo de Minerva, lo estaban
viviendo en primera persona. Primero fue la exaltación con la que
pidió reserva en Las Bahamas. Julia pedía, y ellas cumplían entre
cuchicheos.
-
Me parece de lo más romántico. Ningún sitio mejor para celebrarlo-
fue lo comentado por Izascu a su compañera.
-
¿Se conocieron en las Bahamas?- le preguntó ésta, al no mantener
la relación estrecha que Izascu si mantenía con las chicas.
-
Se ve que si, aunque en el mural de Min, no hay foto de ellas dos
juntas. Ay chica, ahora me hiciste dudar- le dijo Izascu, repasando
los datos que de ellas tenían, cuando la puerta del despacho de
Julia se abrió, apareciendo la misma Julia.
-
Disculpad chicas- las interrumpió Julia y ambas rápido guardaron
silencio, esperando que Julia les pidiese lo que fuera. Pero Julia se
limitó a guardar las manos en sus bolsillos y así se acercó al
mostrador, donde se apoyó- Hace buen día- les hablo necesitando no
estar callada. Ya había estresado bastante a sus brókers y de
seguir revisando números, acabaría manejando operaciones
financieras ella misma.
-
Eh- dudo Izascu, pisada disimuladamente por su compañera. Tocaba
darle conversación a la Jefa- En verdad hace un día espléndido-
prosiguió medio divertida. Conocía a Julia y sabía que apenas le
estaba prestando atención- Reserve el Hotel, villa 333.
-
Bien- contestó Julia bajando suave sus párpados- Estando alojada en
esa suite, es que conocí a Minerva- continuó comentándoles, ante
el asombro de ambas. Siempre era Min, las más dispuesta a exponer la
vida de ambas, que lo hiciera Julia, era toda una novedad. Aunque
Izascu debía reconocer, que le encantaba como Julia pronunciaba el
nombre de su mujer. Lo diferenciaba, le daba un toque tan particular
y único, que generaba en ella cierta envidia sana- Jugaba al Voley-
playa o mejor dicho, lo intentaba- prosiguió cruzándose de brazos.
El recuerdo de aquellos días, le suponía poner una cara de lo más
imbécil, al que ese día, debía unir una verborrea incontenible-
Hice que me pusieran un pequeño gimnasio en el jardín que daba a
las instalaciones generales del Hotel y estando haciendo bicicleta,
escuche alboroto. Se sentían joviales pasando un buen rato, deje la
bicicleta, me acerque a la barandilla y un grupo de chicos y chicas,
bombardeaban a una de ellas, tirada sobre la arena. Era Minerva- hizo
una pausa perdiendo su vista por el despacho. Podía verla como aquel
primer día, como si hubiese sido ayer mismo- Reía, ella reía a
pesar del bombardeo y de sus intentos por cubrirse. Adore su risa en
ese mismo instante. Pura, natural y simplemente mágica- concluyó
encontrándose con la embobada mirada de sus dos secretarias-
Oh...disculparme, seguro os estoy aburriendo.
-
Para nada- contestó rápido su secretaria asistencial, encantada de
conocer los amoríos de su jefa.
-
Pero bien es cierto, que os entretengo en vano- sonrió Julia ante su
respuesta. Anotándose controlar su vena más emotiva, pese a
que las sonrisas de sus chicas, le incitaban a seguir recordando- Te
dije la 333, ¿verdad?- insistió obligándose a regresar al
despacho, aunque de buena gana contaría como se sintió, cuando el
desparpajo de Minerva, la llevo a seguirla por la paradisíaca playa.
-
Ujum- contestó Izascu, permitiéndose una pequeña muestra de
afecto. Con soltura, poso su mano en el brazo de Julia. Normal que la
magnate se mostrase inquieta y los recuerdos viniesen a golpe. Elisa
había dado la más bonita de las noticias- Esta todo reservado, hay
pista libre, y sus equipajes ya están preparadas- trató de
calmarla pero los ojos de Julia se movían, seguro repasando- El
servicio médico esta avisado y solo faltaría el equipo fotográfico
de la señora Minerva, pero ese no deja tocarlo a nadie.
-
Ni a mi- la prosiguió rápido Julia y otra vez, se sintió sonreír
por Minerva totalmente boba. Necesitaba recobrarse o acabaría
contando cualquier delicioso detalle de Min- Sin duda, es su joya más
preciada- continuó dejando su apoyo, con toda la intención de
regresar a su despacho, cerrar la puerta, activar su pantalla y
sonreír todo lo boba que le apetecía. De hecho, hasta miraría su
reflejo en algún espejo. Debía verse tan estúpida así, pero a la
vez se sentía tan tremendamente dichosa, que al final, optó por
agradecer la muestra de afecto de Izascu, besando su mano,
despedirse- Debo revisar unas últimas anotaciones, avísenme en
cuanto Minerva llegue- así se despidió y tuvo que carraspear
nerviosa. Las chicas continuaban mirándolas cómo si fueran un
reflejo propio de su cara embobecida.
Izascu
se limitó a continuar sonriendo. Realmente complacida por lo
emocionada que Julia se mostraba, en cambio a su compañera le pudo
el ímpetu de continuar sabiendo más de su Jefa y su esposa.
-
¿Bajó a esa pista de Voley?- preguntó soñando con su propio
cuento de hadas y suspiró esperando una romántica explicación de
Julia.
-
No, no lo hice- le contestó Julia ante la sorpresa de Izascu-
Fui...bueno, yo al principio.. Pues
-
¿Cuando lo supo?- volvió a preguntarle su secretaria prosiguiendo
con su impetuosidad y salvo a Julia de su titubeo- ¿Cuando
sintió que era ella?- insistió ante la perplejidad de Izascu.
Aunque ésta mentiría, si dejara que no estaba por igual interesada.
Sus preguntas, no intimidaron a Julia. Hasta se permitió tomar una
pausa, para contestarla finalmente.
-
Minerva, suele argumentar que una sola instantánea puede dejar
constancia de miles de sensaciones. Un sólo clik basta para
recogerlas. Las Bahamas y ese balcón, me dieron muchas instantáneas
de Minerva.
Sonrisa
boba y explicación pomposa. Julia comenzó a sentirse irreconocible
y entonces busco refugio en su despacho. El aperitivo no llegaba y
sin él, tampoco lo hacía Min. Así, el desbordamiento que estaba
sintiendo, entre saber que Minerva estaba embarazada y el recuerdo de
aquellos primeros días, la dejaron mirando sin ver, su gran pantalla
en el despacho. Un clik en cualquier lugar perdido de África, trae a
los mal llamados primeros mundos, su cruel realidad. Un sólo clik, a
aquellos que nos creemos vivir en libertad, nos permite ver que tras
siglos y siglos, el mundo sigue cortado, sin real libertad. Un clik,
sólo un clik, había cambiado su vida por completo. Su clik era la
sonrisa de Minerva, de proporciones áureas para ella, impresa por
siempre, dentro de sí.
Fuera,
curioseando por lo contado por Julia, las chicas no estuvieron lo
alertas que había pedido Julia y Minerva llego hasta ellas en pleno
ataque chismoso. Verlas pegadas y hablando bajo, a Minerva le hizo
gracia. Parecían dos colegialas contándose esto y aquello. Si no
llegase pletórica, si todo el pecho no le bombeara pidiéndole ver a
Julia, se habría entretenido con ellas.
-
Buenos días- las saludo cantarina, queriendo colarse rápido en el
despacho de Julia y las chicas se sobresaltado, saliendo de detrás
del mostrador.
-
Minerva- le respondieron al unísono y ella sonrió. Agradecía y
mucho, que el trato con ellas fuese de a tú.
-
¿Aflojó el látigo?- bromeó aludiendo a Julia y su amor por la
disciplina.
-
No...o si..., bueno a ver...estamos aquí, tranquilas pero atentas-
contestó la más chismosa de las chicas, y perdía el partido, dos
pisotones por uno que ella había dado a Izascu- Me refiero que-
trató de explicarse ante la mirada divertida de Minerva.
-
Si no me voy a chivar- la calmo Minerva avanzando hacia la puerta. Se
estaba haciendo eterno llegar a Julia, desde que el predictor le
diera el sí.
-
¿Quieres algo? ¿Una infusión quizás?-le preguntó Izascu
deteniéndola junto a la puerta. Tenía razón su madre. Viendo a
Minerva, podía afirmar que tenía un algo distinto que le hacía
estar más guapa. Esperando su contestación, no pudo evitar fijarse
en su vientre.
-
Eh...no- rechazo su ofrecimiento, dejando girar el pomo que ya
tomaba- Si esta sola prefiero entrar y no, no necesitaré nada. Sois
un encanto.
Las
chicas estaban de lo más extrañas. No por su amabilidad, sino por
la constante sonrisa con la que la miraban e incluso, Minerva diría
que Izascu le miraba la tripa. Lo que fuese que les pasara se quedó
ahí. Por fin después del revuelo con sus amigas, estaba ante la
espalda de Julia. Fue como se la encontró al abrir la puerta y le
extrañó que la pantalla estuviese apagada y Julia no se girase.
-
¿Julia?- la llamo lanzando su bolso a la primera butaca que encontró
sin retirar su vista de ella. La espalda de Julia mostraba la
contracción propia de estar respirando más hondo de lo normal-
Cariño- insistió a un palmo de tocar su espalda y entonces si,
Julia se giró hacia ella, haciendo mil esfuerzos por no llorar. No
se asustó Minerva, increíblemente no lo hizo. Ella era la
fotógrafa, ella era quien sabia cuanto alberga una imagen. La de
Julia en esos momentos, era otra para guardar. Que Julia tomase su
rostro y buscase su boca en adorable silencio, era otra más para
guardar- Uhm...- saboreó el profundo e intenso beso, cuanto pudo.
Cuando volvió a abrir los ojos, los grises y cristalinos de Julia,
hablaban por ella- Eres lo peor, ya lo sabes.
-
Jajajaja- estalló en risas Julia contra su boca. No la dejaría
separarse de ella ni un segundo, ni siquiera el tiempo, que entre
risas de ambas, necesito para alzarla- Elisa es muy deslenguada y tu
estas, sumamente
-
Embarazadaaaaaaaaaaa- gritó como llevaba rato queriendo anteponiendo
al hermosa que seguro Julia iba a decirle- Jajaja, ¿no es la leche?
Esta Julia es adorable, me quedo con la sonrisa en los labios. Gracias.
ResponderEliminarA.
AMOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO A HISTORIA E GEMO
ResponderEliminarBRIGONINHA
gemito me ta um trocito amanha e depois e depois e depois e etc também por favor kkkkk
ResponderEliminarbrigoninha
Quiero una julia en mi vida
ResponderEliminar.....¡¡¡ Dios mio¡¡¡¡¡....con un cachito de esta MUJER ya sería suficiente para estar en ''una nube '''' continuamente....
ResponderEliminarGRACIAS.......ESCRITORA....