No había más coñazo para la mujer que se retocaba los labios en el espejo interior de su vehículo, que pasar la inspección técnica a éste mismo. Una pérdida de tiempo, un sacacuartos, una tontería y un rollazo total, de la que ella ni entendía ni quería entender. La pena era no haber podido conseguir que algún amigo lo llevase por ella o no tener pareja a la que cargar con rollazos de ese tipo, siempre bien recompensados por su parte con anterioridad. Vale, de lo primero no tenía de qué preocuparse, amigos generosos con su tiempo, no le faltaban. De lo segundo era poco preocupante mirándose al espejo como lo estaba haciendo. De hecho, desde que había llegado al parking de la ITV no le había faltado recibir alguna curiosa y masculina mirada. Uhm, sin problemas por ahí. Podía reconocer sin ningún pudor, ser una lesbiana que por encima de preferencias sexuales, le gustaba gustar a cualquier sexo. Como le estaba gustando que el tipo aparcado delante suya esperando apoyado en el coche, fumase mirándola. Sería su pelo corto negrisimo, o sus labios rojos, o su piel tostada o que simplemente, se dejaba querer. Bueno, ya no era solo que le gustase, es que siendo la primera vez que acudía a pasar la itv en sus más de diez años de permiso de conducir, necesitaba ayuda extra. Pues bien, decidida a reducir su tiempo ahí lo mínimo, salió del coche con estilo marcado. Primero una de sus larguísimas piernas, después la otra y al salir, colocarse el vestido manteniéndole la mirada al baboso.
- Pequeño caracol, ayuda a Mami- sobrada pudiendo, se animó caminando de infarto hacia el hombre que terminaba el cigarro con dos caladas profundas- Hola cielo, no tengo idea de que se hace aquí, ¿me echas una manita?- inocente le preguntó al tiempo que se ponía las gafas de sol. Con ellas pudo reír al verlo crecerse como macho dominante. Coches, mecánicos, inspecciones, un clásico patriarcado que al tipo le hacía transpirar, pensando seguro en echarle las manos al culo, llevarla hasta su coche y empotrarla ahí mismito, según apreciaba ella. Algo que estaba muuuuy lejos de ocurrir.
- Claro morena, ven por aquí. Primero que hay que entregar la documentación y pagar las tasas- el tipo continuó tan caracol como la media sonrisa de ella mostraba. Él solito junto a sus babas se tragó la cola, entregó documentación y pagó las tasas por ella. Genial, en ese tiempo pudo adelantar una llamada de trabajo. ¡Oh todopoderosas hormonas segregadas por un par de contoneos!
¿Como podía su madre extrañarse de que ella prefiriese las mujeres? Es que...¿como no hacerlo viendo lo que acababa de ver? Vale, su buen par de tetas habrían ayudado y estaba mal, tirar de feminidad extrema, pero al carajo si eso le permitía aprovecharse de un rabo con el justito cerebro para llevarse la cuchara a la boca.
- Gracias mi campeón, creo que te toca pasar- se deshizo de él y prefirió no carcajear en su cara. No había mentido y el tipo debía mover su coche al lugar para el que había sido citado. Como ella lo haría, en cuanto lo perdiera de vista.
Primer tramo superado, en teoría ahora debía colocar su coche en la fila de acceso AB, donde mínimo había cuatro coches por delante suya. Sin problemas, aprovecharía para seguir adelantando trabajo. A ello iba, cuando la música exterior le hacía bajar la suya del coche. Normal que la gente que trabajase ahí, rodeados de grasa, gasoil, ruidos y coches, tratasen de contrarrestar sus efectos con buena música.
Pues menos mal que la música le gustó y que su trabajo era en un 99% desarrollado mediante llamadas telefónicas porque le tocó esperar cuarenta minutos a pleno sol. Positiva, no desaprovechó el tiempo. Pudo trabajar como también pudo examinar a su próxima víctima. No era ninguna loca y su amigo se lo había advertido; "Lleva el coche primero al taller o no la pasas" como fuese. No había tenido tiempo de hacer tal cosa, lo cual era igual a la necesidad de una nueva víctima para salir airosa y sin talleres de por medio. De unos cincuenta años, canoso, guapo, fornido, así era el técnico que iba a mirarle su coche y al que ya había señalado como su próxima víctima.
- Uhm....esto está chupado- se dijo mordiendo la patilla de sus gafas. Un cincuentón fornido y de físico cuidado era igual a "empotrador" y empotrador era igual a ITV pasada. Pero eso era lo que ella creía. Quien era creía su víctima, fue quien le indicó que adelantase el coche hasta los primeros topes y quien con sonrisa blanquísima, le pidió esperar un minuto- Lo que tu quieras fiera- pensó sabiéndose vencedora y siguió esperando ese minuto. Relajada por la segura victoria y disfrutando de la música, bajó la ventanilla del coche y un olor concreto colándose en su coche, la hizo sonreír. Si había un olor que por sí solo pudiera agitarla, era justo el que estaba entrando ppr su ventanilla. Pues genial de nuevo. Si el empotrador olía así, sería mucho más divertido tontear con él.
- Buenos días, éste atenta a las instrucciones que voy a darle.
Para su jodienda, no era el empotrador canoso quien colocaba en su salpicadero un pequeño altavoz ni quien olía a bronceador. Era una mujer y no sólo eso, era una mujer con cara de pocos amigos.
- Mierda- musitó, si bien el olor a bronceador continuaba sacudiendola.
Todo lo a favor que tenían los hombres para que ella pudiera usarlos en su interés y lo mismo que a su vez les hacía descartarlos como preferencia, lo tenían las mujeres en su contra. Nada fáciles, orgullosas, altivas, poco dominadas por sus bajos instintos y alguna más, les hacía adorarlas para jugar con ellas. Pero cosa bien distinta, era tener que pasar la ITV con una de ellas... ¡y qué una! Según podía mirarla y en guasa según su estilo, esa seriedad que presidía sus gestos y rostro, daba para querer quitarsela con un buen polvo. Indudablemente alta, bronceada por el sol de esa explanada, de pelo castaño ensortijado recogido salvaje en un coleta baja, fuerte sin duda y no por favor, de pose chulesca de morder- Ufff- resoplo. Le gustaba la tipa a la que debía ronear y la seriedad con que continuaba carpeta en mano, más el afrodisíaco olor a bronceador, no es que ayudará a bajar su acaloramiento. Mejor subir la ventanilla.
- No la suba- le ordenó la técnico sin levantar la vista de su carpeta. Fuerte, guapa y dominante. ¡Ay no, por ahí no!
- ¿Como?- le preguntó haciéndose la despistada y bingo, la técnico ahora si la miró de frente. Así y nada más verle la mala hostia, las ganas de provocarla fueron insoportables.
- Que haga sólo lo que yo le diga- fingiendo paciencia a todas luces, le pidió la técnico y ella tuvo que morderse los labios por no reír.
- ¿Abrir... la?- a conciencia pauso el verlo tal cual lo quería, sin perder un detalle de la reacción de la mujer. Le bastaba cualquier gesto dubitativo, cualquier carraspeo o similar, para declararla posible lesbiana o desterrar la idea de pasar la itv correctamente esa mañana. Pero la tipa se mantuvo impávida. Lesbiana o no, esa era la gran cuestión.
- No la escucho - le dijo la técnico de nuevo, señalándose la oreja. Algo que le gustó bastante. De ser lesbiana, estaba quedando claro, que no le faltaban chochitos.
- Porque no quiere. Deme un aparatito de esos- vacilandola sin olvidar poner una voz angelical, ganó una nueva mirada seria de la mujer e incluso que dejara la carpeta y viniese a su puerta.
- Joder...a ver. Deje bajada la ventanilla y limítese a seguir mis instrucciones- con poquita paciencia le pidió y vale si, ahora con su cara seriota a centímetros no pudo reprimir morderse los labios risueña.
- Uhm...con calma cielo que en esto soy nueva- le dijo manteniéndole la mirada. Pues si, cuanto más cerca y seria se mostraba, más follable le resultaba. Verás que al final, le iba a gustar pasar la itv.
- Abra el capot- exigente la técnico artículo la orden despacio, alto y claro. Pero no mamita, tan fácil no.
- ¿Abro?- de nuevo con clara connotación sexual, se hizo la loca para desesperación de la técnico.
- La palanca- le precisó la técnico señalándosela, por si tenía dudas de donde estaba.
- ¿Que abra la palanca?- insistió ella, deseando desatar su genio. Que le dieran a la itv, esos morritos arrugandose los quería para ella.
- Si esto joder- cansada la mujer abrió la puerta y tiró de la palanca. Que bueno, fue sentirla cerca y comprobar que no sólo olía divinamente a bronceador, sino que también a limpia, extremadamente aseada. Que le estuviese encantando toda ella, no quería decir que se quedase callada.
- Cielo...el estrés arruga- le advirtió provocando que su pierna rozase el brazo de la mujer antes de que lo volviese a sacar de su coche.
- ¿Y el cansancio?- le contestó la técnico buscando su cara. Ok. Confirmado, a doña bracitos fuertes le sobraban chochitos babeando por ella. Sin problemas, así todavía le gustaba más.
- No lo se- con naturalidad le retiró un mechón de pelo del rostro- yo lo único que sé....es como quitarlo.
Auch, por mucho que la técnico quisiera disimular, lo dicho por ella le había impactado lo suficiente para sacar la cabeza de su coche tan apurada que acabó golpeándosela.
- Mierda- murmuró quejosa. Pasando de divertir más a la morenita que disfrutaba sentadita en su coche.
- Esa boquita, ehm...¿Andrea?- reteniendola de la camiseta, leyó el nombre de la técnico arrugando los labios con desaprobación.
- Andrea si- soltándose Andrea resoplo y para colmo, la morenita seguía a morritos arrugados- ¿Qué?- quiso saber.
- Nada. Te hacía con otro nombre- como si nada le contestó ella.
- Es que no me tienes que hacer con ningún nombre, sólo.. seguir... mis...instrucciones- otra vez pausado, a ver si así podía dedicarse a lo suyo, inspeccionar el puto coche.
- Mm...no se me da bien obedecer- insistió ella, más preocupada en molestar a la técnico que en pasar la itv.
- Jajaja, vale. Escuchame esto. No soy un tio, no se me pone dura por una carita de zorra, ni porque me roces, ni me provoques. ¿Estamos?- inquisitiva Andrea volvió con genio a la ventanilla y hasta ahí llegó el roneo sofisticado.
- No...porque ahora me escuchas tú- también con genio la morena de pelo corto salió del coche y se fue directa a ella. A un palmo de la técnico, ni se lo pensó- Nadie me llama zorra, ¿si?- sacando pecho ambas se midieron, siendo la técnico la que tuvo que recular.
- Muy bien. Nadie te lo llama- le contestó dejándola parada ahí mismo- Avanza el coche, hasta el siguiente tope- le ordenó avanzando hacia ese tope y la sonrisita de la morena fue instantánea.
- ¿Ya pase este control?- evitando mostrarse feliz, le preguntó ruda.
- Si, ya lo pasaste- le contestó la técnico faltandole solo santiguarse. Menuda paciencia había que echarle y como dicen en España; ¡y lo que te rondaré morena!