Emergencias 161

- Ay ...yo no se que tienes en este lugar pero...

- Ape follar todo el tiempo.

- Jajajaja, ¿no somos las únicas?

- Tengo dos parejitas más, que os siguen el ritmo.

Pues ellas riendo y hablando en confianza, y Su proponiéndose no chocar ni de coña con su sobrina. Si eso ocurriese, seria igual a cena familiar, llamadas a los demás, paella de domingo y.. No, esta vez no. Claro que, a ver como se las apañaba en un Refugio no muy grande.

Por supuesto que ni de coña. La mayor de las pilotos, debía irse meses atrás para recordarse con Lu a solas, todo un fin de semana. Para uno que estaba teniendo, no iba a dejar que la mismisima hija de Lu lo estropease. Vale, pensar en Marina de esas formas, le hizo arrugar el entrecejo. Tampoco es que hubiese pensado nada malo de ella, sólo que podía molestar. Una hija molestando, ok. Ahora se auto-regañó con un ruidito extraño saliendo de su garganta. Justo estas cosas extrañas de su cuerpo que ahora se daban y repetían, gemidos raros, mirar a Lucía y sonreír de una manera que le tensaba las mejillas, verse divagando, soñando, anhelando..... Vale, vale y vale. Estaba sonriendo sola. ¿Cuando había sonreído sola? Ni leyendo novela picaresca le había ocurrido, incluyendo su gran tesoro de risas El Lazarillo de Tormes. Joder, tenía que encontrar una versión infantil de esa obra, sin olvidarse de conseguir también La Celestina, algo de Moliere, algo más actual como Echenique y stop. Otra vez se había lanzado a soñar despierta y además, Inés de pequeña salía huyendo de ella cada vez que le regalaba un libro y Karla nunca entendió el humor de Moliere. 

- Jrum- gruñó entre tanta cavilación. Era más que suficiente. Conociendo la torpeza de Inés, no iba a dejar en manos de la suerte ni de su sobrina, el encontrarse cara a cara. Menos llevando esa sonrisa que no lograba quitarse. Pues tenía un plan y en marcha lo iba a poner. Aprovechando que Lu se duchaba, salió por el balcón y con sobrada experiencia, se armó de piedras. Ahora sólo necesitaba probar su puntería y tener cuidado con Inés. 

E Inés, la mediana de las pilotos, que en la cama de la suite, desnuda y en una postura poco digna, miraba sus corazoncitos tan espatarrados y hechos polvo como ella.

- Es una fiera- mordiéndose los labios les hablaba, que para eso podía verlos y los pobres corazoncitos, que sólo podían afirmar con la cabeza- Nos ha destrozado- continuaba alucinando por lo que acababa de vivir- No puedo ni guasapear, con eso lo digo todo jjjjjj- reía maliciosa como sus corazoncitos hasta que un ruido en la ventana, le hacía agudizar el oído. Al primer ruido le siguió un segundo, al segundo un tercero y en él ya pudo discernir que alguien lanzaba piedras con tremenda puntería- Jolines, no falla una- podría preguntarse porque le lanzaban piedras, pero no. Ella prefería comprobar la puntería de quien fuese, como buena ex-militar- Jijiji ya me están picando. Yo clavo, por lo menos diez- y hasta diez seguirían sino fuese porque Susana perdía la paciencia al acercarse al balcón y verla toda desparramada en la cama con pocas ganas de salir a investigar. Viendo su inoperancia, Susana se arriesgó a asomar la cara y ahora si, Inés parecía cobrar vida- Oye, esa mujer se parece tela a mi Tia. Es igualita.

- Inés, que salgas joder- a Susana no le quedó de otra que llamarla gesticulando tal cual su humor.

- Jijiji me muero. Si tiene hasta la misma mala hostia- a lo suyo siguió Inés hasta que en su cabeza se encendió la bombilla y miro aterrorizada a sus corazoncitos- Que es ella- pies para que te quiero. Ahora si que salió corriendo al balcón y del balcón a las súplicas- No me quites a Buggy, por favor no me la quites- desnuda y babeando a besos a su Tía, que más precavida la arrastró unos metros de protección ante miradas Sánchez. Pero esos metros no la libraron del abrazo empalagoso de Inés y sus besos- Jijiji te quiero yo más, Tita- de su abrazo, besos y declaración de amor. Ok. La dejaría un poco más y ayyy  le daba gustillo y de la sonrisa, Su ya ni se preocupaba. La tenía puesta seguro, lo que cambiaba era que...

- Jijiji. Anda, suelta ya- lo que cambiaba es que ella también abrazaba a su sobrina y reía de una forma que le producían arcadas. ¿Que le estaba pasando? Lo peor es que ahí continuaban, de moñadas varias.

- Mi Tita guapa

- Inés 

- Jjijji mi Tita prefe

- Ineeees

- Jijiju ¿te hago yo el ajo? Ajooooo mi Tita, ajo.

Valeeeee, eso fue ya demasiado para alguien como Su. Aunque le costó lo suyo despegarsela, dejar la sonrisa, no decirle a muuuy bajita voz un yo también casi imperceptible y a punto estaba de soltarse de ella y jurar no reconocerse, cuando Mamen apareció ante ellas.

- Jo...der.