Take a Chef 34

Y dulce no es que estuviese siendo la noche para Vera. 

Salir del ático de la Chef no había sido más que una huida a territorio seguro, aunque después el hogar construido junto a Candela, poco o nada, le había servido para guarecerse. No había que hacer muchas ecuaciones para adivinar quien había llamado a la Chef. Y aún a riesgo de equivocarse, casi que prefirió creer saber sin ningún género de duda, quien era. 

 La primera vez que se encontró con Arel en el ascensor le mintió, por supuesto que la recordaba. Había sido imposible no fijarse en la Chef junto a Mel en aquella Cafetería. A lo que había que sumar, la llamada de la rubia desde París con el teléfono de Arel, su cuenta de mail en la App de la Chef y el encoñamiento repentino de Mel para con alguien del que no daba detalles. A otra podía haberle pasado desapercibido, a ella no. Menos, compartiendo el pasado que compartía con la rubia. Bastaba recordar como había llegado Tam a sus vidas...

Aquella mañana de hacía tres años su humor no era el mejor. Recién estrenada su aventura profesional por cuenta y riesgo, restaba más que sumaba. Los clientes le llegaban a cuenta gotas y no es que la famosa y jodida prima de riesgo española, ayudase a que Madrid recibiera residentes de alto poder económico que necesitaran de sus servicios. Por suerte las redes sociales ya hacían un trabajo de publicidad único y en ella se volcaba cada vez que, como esa mañana, no tenía citas. En eso estaba, cuando su única secretaria y chica para todo, entró a su despacho para avisarla de que había llegado una mujer sin cita previa. Obvio, rápido aceptó atender a la mujer, siempre según sus estrictas normas de marketing.

- Elisa, haz que espere al menos 15 minutos, ofrecele café y justificame con cualquier llamada desde Uhm...Moscú por ejemplo. Espera, ¿apariencia?

Cualquier community maneger que se preciara, haría esperar a su cliente si este se presentaba como esa mujer sin cita. Elisa dudó ante su pregunta algo que le molestó. El dinero se siente, se huele, se distingue.

- Pues, es joven y parece más alguien que trabaja para "un", que ser ella "la". Aunque es sumamente educada y yo diría que...no se parece pues...

Su secretaria denotó su falta de experiencia. Ahí estaban una de sus mayores trabas para surgir como una community maneger de éxito. No podía pretender pagar un sueldo mileurista a una erudita en la materia.

- Déjalo... Haz lo que te dije.

Tuvo que cortar su inoperancia. Despedida. Fue lo primero pensó en cuánto su secretaria salió de su despacho. Entonces tuvo quince minutos para repasar su imagen y sobre todo, para a través de las cámaras de seguridad, hacer ella misma el examen a su cliente. Primero lo hizo profesionalmente llevada por las ansias de clientes. No, no era millonaria, pero tenía un gusto muy parecido a estos. Toda la ropa era de marca y el reloj por si solo, superaba en precio a su vestimenta, bolsos y maletas. Móvil de última generación, solo un anillo diría que de oro blanco y las gafas de visión confirmaban su gusto por lo caro. Modales muy refinados, dedos alargados, inquietud en la espera y no acostumbrada a perder el tiempo. Apenas Elisa había cumplido con decirle que debía esperar, la chica cerca de la treintena había sacado una libreta de la que poco pudo ver junto con un bolígrafo bic de simple papelería. Confirmado, dentro de su catalogacion, se trataba de toda una "cerebrito" con altos ingresos. Libreta, boli, dibujar. Estaba claro, la chica debía ser algún tipo de ingeniera. Poca cosa, pero mucho más que nada. Esa fue su conclusión laboral, después y haciendo tiempo, se retrepo en su butaca sin perder detalle. De melena larga y negra, rostro alargado, maduro para su juventud, cuerpo atlético y en su conjunto, follable a todas luces. Ese otro exámen fue mucho más placentero y tal cual estaba su vida sentimental en esos momentos, fue un punto extra que contrarrestaba con que esa mujer, no fuese la millonaria que pudiera abrirle las puertas del poder.

Pasados los quience minutos, se permitió repiquear la mesa con sus largas uñas, confirmando lo que había imaginado. La chica se impacientó con una educación que le gustó sobremanera. Cinco minutos más la hizo esperar y para cuando Elisa bajo su orden le dio paso, ella se aseguró de aparentar estar hasta arriba de trabajo.

Dándole paso, fingió estar con otra llamada. Delante de ella y mientras la chica no se prestaba a sentar, habló en ruso asegurándose de soltar alguna que otra carcajada. Tenerla parada frente así, con la educación y saber estar de no querer mirarla ni incomodorla, volvió a gustarle muchísimo. Eso, acompañado por un aroma delicioso y unos ojos de lo más expresivos, acabaron por conquistarla. 

- Perdona, no acostumbramos a recibir clientes sin cita y hoy tenemos un día intenso- se excusó procurando en el trato dado, demostrarle que ella sería la cliente, pero estaba frente a toda una de las mejores  community maneger de Madrid. 

- Imaginaba algo así- ofreciéndole la mano, la chica le sonrió agradecida- soy Támara Hidalgo, prefiero me llamen Tam y mi empresa me acaba de mandar a Madrid a solucionar un problema en planta. Necesito alojamiento y ropa para creo que aproximadamente tres días, que incluya ropa deportiva, un vehículo con conductor y ah...que mi alojamiento cuente con menú vegano, gimnasio propio,  conexión rápida a internet y ducha, no quiero bañeras- decidida pidió la chica, olvidando quién seguía mandando en ese despacho.

- Wau....¿el tiempo te lo detengo en algún momento o lo dejamos correr libre?- coqueteando con sello propio, Vera dejó a la chica planchada, pero fueron sólo segundos. De mente ágil, enseguida supo contestarle.

- Cuando estoy trabajando suele ser cruel conmigo, si también infringes castigos, ocúpate de él- agudamente irónica, la chica se ganó del todo su atención. 

- Jajaja, ok. Yo me ocupo de conseguir- pausada, alargó la frase clavando la mirada en los ojos de Tam- lo que tú quieras y obvio....pagues. 

Tam no estuvo mucho más tiempo en su despacho. Por mucho que la chica mereciese poder pararle el tiempo con la inexorable cláusula de dedicar esa pausa a su satisfacción, su primera premisa como community maneger, era muy clara, no hacer perder el tiempo a sus clientes.

Y no se lo hizo perder a Tam, primero por profesionalidad y segundo, porque la chica en apenas minutos, había conseguido atraerla. Al final los aproximadamente tres días que dijera Tam, se alargaron para beneplácito de Vera y la ingeniera continuó necesitando de sus servicios, como para por ejemplo localizarse algún pequeño apartamento donde vivir el tiempo que le llevase solucionar el problema en planta. No fue difícil encontrárselo y acomodarlo según sus necesidades. Lo complicado era poder tratar con ella y cara a cara esas necesidades. Por eso la mañana en que el apartamento estaba listo para que Tam lo ocupase, fue la misma Vera quien se presentó en el Hotel donde aún estaba alojada la ingeniera. Después de haber mantenido con Tam alguna conversación telefónica, no se le hizo extraño que la ingeniera siempre fuese  con prisas y aquella mañana, creyó que la encontraría volcada en fórmulas y dibujos que ella no llegaba a entender, pero no fue así. Tam le abrió la puerta de su habitación en ropa deportiva que le quedaba increíblemente sexi y para más, totalmente transpirada.

- Perdona que te reciba así y en la habitación- se excusó Tam, siempre con la educación por delante y obvio, a ella no es que le hubiese molestado verla recién ejercitada y que encima, fuese en su habitación.

- Mi culpa, por no conseguir deternete el tiempo- con delicado coqueteo, aquella mañana Vera entró en el terreno físico más íntimo de Tam. Y le hubiese encantado compartir con ella el café que ésta le había ofrecido, pero una llamada le robó tal posibilidad y tuvo que conformarse con verla dar vueltas por la habitación mientras hablaba de bombas, circuitos y demás tecnicidades que ella desconocía. No habría café, ni conversación, pero si que tuvo el disfrute de verla en su ámbito y disfrutarlo. Apoyada en el escritorio, cuando Tam se le acercó rebuscando algo entre las carpetas ahí amontonadas, tuvo que reconocer que la cercanía de la chica no le era nada indiferente. Entonces normal que todo su cuerpo y modales, iniciarán un cortejo callado, que fue más que satisfactorio cuando Tam lo siguió. Para ese momento, Vera tenía claro que quería una cita con esa chica. Algo apartado de su trabajo por supuesto y fue por el trabajo de Tam, que Vera escuchó:

- Ok, ok..trataré de ir, pero sólo una copa. Una y me marcho.

Escuchándola, la vio buscar un boli para apuntar la dirección para esa copa que alguien le ofrecía. Con picardia, fue ella quien le buscó un bolígrafo y un papel en blanco. Y fue ahí, donde pudo ver el local en donde Tam, esa noche tomaría una copa, solo una. Al salir del hotel aquella mañana, Vera tenía el mejor de los humores y un claro propósito. Esa noche iría a ese local y Tam, sería suya. 

Entre sus planes, no entraba ir sola a ese local. A Tam le hubiese extrañado tropezar con ella allí sola y para cosas así, es que estaban las amigas. A Mel no pudo contarle la razón de quedar en ese local, al que ellas nunca habían acudido, la rubia por entonces andaba estudiando para unas oposiciones internas de su Ministerio y a quien si puso más al tanto fue a Nuria, que enseguida de entusiasmó para su disgusto.

- Ay diosito. Que a mi no me engañas Vera, esa chica te gusta mucho- la exaltación de Nuria, ciertamente le molestó. Tampoco es que le gustase tanto.

- Vale...vale, tú limitate a estar allí puntual- le dijo poniendo los ojos blanco. Nuria y sus cuentos con final feliz.

- Ni lo dudes, me muero por verla.

Nuria fue tan puntual como para tener que esperar a Vera en aquella Cafetería- Pub. No hubo chica que no examinara en busca del prototipo que solía gustarle a Vera, pero la verdad es que no tuvo mucho atino o no se fijó bien. No fue hasta que Vera llegó exultantemente bella, que no supo quien era la chica por la que Vera, nada menos que Vera, las había hecho quedar ahí.

- Ay me gusta. Me gusta muchísimo para ti- el entusiasmo de Nuria tuvo que ser rebajado una y otra vez por Vera en tanto Mel no aparecía. De estilos distintos, Nuria tendía a fantasear en todas sus relaciones y de ahí a idealizar. En cambio Vera prefería la practicidad que estaba deseando poner en marcha con Tam; primero probarla, después ver que tal.

Como era de imaginar, Tam en la distancia parecía volcada en lo mismo; trabajo, trabajo y trabajo. Sin que aún se hubiese percatado de su presencia. Fingiendo estar de lo más interesada en los chistes sobre ingenieros que Nuria buscaba por Internet, es que llegó Mel, tan revoltosa como era.

- Dios mío, llevo necesitando ir al aseo desde hará tres horas os dejo el bolso.

Como el ciclón que era, la rubia les tiró el bolso y cogiéndolo al vuelo, Vera musitó disgustada.

- Jajaja, es muy loca..ya lo sabes- intercedió Nuria y si, así era Mel. Alguien insoportable si estabas de bajón y ella siempre de subidon. Tras lo dicho por Nuria, Vera perdió de vista a Tam y para cuando volvió a ubicarla, Mel ya estaba con ellas. A Nuria entonces, no le dio tiempo a poner al tanto a la rubia de las intenciones de Vera, un camarero sirviendo un cóctel a la rubia, dejó a ésta y a Vera, calladas.

- La chica de la barra pidió se lo trajera. Espera que lo disfrute- sirviéndole el cóctel a la risueña Mel, a Nuria se le abrió la boca de la impresión al ver a Tam saludar desde la barra a Mel y no de no haber sido por el puntapié que recibió de Vera, algo hubiera dicho. Pero Vera lo evitó y estoica, aguantó sonriendo a que Tam llegase a la mesa.

- Vera que sorpresa- la ingeniera primero saludó a la morena dándole dos besos y después, se limitó a Mel- Hola de nuevo, maestra de la torpeza- roneando a todas luces para rabia de Vera, iniciaron un rápido intercambio de pareceres, mientras ella daba otro puntapié a Nuria, que terminó por aceptar callarse.

- Jajaja, necesito tú perdón o no podré disfrutar de tú cóctel.

- Lo tienes a cambio de algo.

- Chantaje

- Puro y duro

- Ahm vale. Te diré el mejor cóctel que puedas tomar en Madrid.

- Ehm...necesito algo más.

- Me saliste dura. A ver pues...te llevare al mejor cóctel de Madrid.

- Te vas aproximando.

- ¿Cena y cóctel?

- Hecho. Estás perdonada.

- Uy gracias, por fin puedo beber.

En sus mismas narices y con todo el descaro del mundo. El remate final para que Tam pasase a caerle de patada en el estómago, fue tener que escucharla días después hablándole de Mel.

- Necesito reserva en un restaurante que por favor tenga terraza elevada y un taxi que recoja a...ok, ¿te he dicho que me encanta tu amiga? Eh vale, conseguirla supongo que no puedo pedírtelo. 

Pues no, no se dedicaba a citas románticas de vomitar por empalagosas.

En el presente y semitumbada en su cheslong el recuerdo tenido le amargó el vino. Ausente no se percató que Candela llegaba hasta ella, prácticamente dormida.

- Ven a la cama ya- le pidió Candela y sería por como había salido del ático de la Chef o sería saberla con Mel, que Vera se enderezó mirando fijamente a Candela.

- Dime una cosa, ¿por qué me elegiste a mi?- quiso saber y Candela abrió los ojos, no esperándose la pregunta. Vera adivino su sorpresa y precisó- Me refiero, tú primera invitación no me la hiciste a mí...fue a Mel. 

Ahora Candela se quedó alucinada. Ni idea podía tener de porqué Vera venía con eso y de haber podido contestar sincera, puede que hubiese compartido lo que en el estudio de May, Arel pensaba, compartía y sentía.