Otro cuento de Navidad 1

NAVIDAD, Navidad..dulce Navidad. La alegría de este día….anda y que le den. Vale, son los días típicos en que debería andar quejándome de las temidas comidas/cenas navideñas. Primera la del curro; que desde que se hizo tradición se va pareciendo cada vez más a las familiares. En cuanto llevas unos años celebrándola en la misma empresa, pocas sorpresas caben. Ya sabes antes de asistir; quien acabara pedo, quien se irá al baño con alguno, quien peloteará al jefe y quien se pegará la noche dándote la vara por lo que sea. NAVIDAD.

 

Comidas famliares, querer volar a ella, comidas de empresa, querer volar a ella, compras navideñas, querer volar a ella, paseos por mercadillos, querer volar a ella. STOP. 

En teoría no hay ella. No existe. No es familia. No es compañera…no es, no es…puta mierda. ¿Cómo cojones acabe aquí?

El puto internet; unos correos intercambiados, ¿Qué haces hoy? Déjame verte. Tiene pareja, esto es un entretenimiento. Para ti comienza a ser otra cosa. Dame tetas cielo. No pases la raya. Quiero más. Lo tendrás, pero recuerda las líneas rojas. ¿Qué líneas? 

¿Cómo puede haber líneas si tengo grabado a hierro quemado el sabor de su piel? Como no tenerlo si mis papilas recuerdan cada día su pezón henchido colonizando mi boca, la suavidad de su piel enloqueciéndome, su aroma revolucionando cada célula que compone mi cuerpo. No voy a aguantar.

A esta cena de Navidad ella iba sola, salvo sorpresas de última hora. Tampoco es que pueda culparla. De tener una mujer así, toda para mí….yo también gustaría de presentarme cuando no se me espera y VIGILAR. Yo no me engaño, aparecería allí custodiando lo mío. MIA…a cuanta locura suena. 

Jajaja, se me está ocurriendo una locura con todas sus letras. A ver…es un restaurante cualquiera donde esta noche se estará celebrando una cena de empresa más. Que no me gusta engañarme. Esta valentía no es otra cosa que el resultado de unas cuantas ginebras tomadas. Podría llegar y pedirme cualquier cosa para cenar, apartada eso sí de las mesas reservadas y esperar que vaya al baño. COBARDE.

Solo pediría poder entrar al baño junto a ella, arrebatarle la sorpresa de encontrarme allí con un beso, olvidarnos del mundo al cerrar la puerta, encerrarla contra la pared, llenarla con mis dedos, escucharla gemir contra mi boca…mía. Mía como cuando las letras nos hacen libres de otras vidas, de rutinas, de trabajos, de familia, de otras…MÍA. 

Es su culpa. Ella es quien me ha dicho donde irá, con quien lo hará…ELLA. Un trago más, solo uno más que busco a conciencia. Necesito la fuerza suficiente para hacerlo. Por mí, quizás por ella. Solo debo ir y que el destino nos juzgue, por jugar, por tantear…por arriesgar.

VOY….y que de ésta nadie me salve.