María de los Ángeles 15

Para Angie, desde que llegase a Madrid, el camino hasta el que sería el primer Colegio de Keko le estaba pareciendo el paseo más tranquilo y más bonito de los que había dado. Caminaba relajada, como bien pudiera hacerlo por la aldea, y lo hacía risueña, soltando alguna que otra carcajada al curiosear lo que el par que caminaban delante de ella hablaban. El par no eran otros más que Keko y May, ambos unidos por el dedo meñique y su excepcional conexión.

- El Cole colega..en fin. Es una movida, que sí que te acepten..que si seas de los fuertes y esas cosas. Pasa que poco te puedo hablar yo de eso, estuve más fuera que dentro. Que encima tenía a mi madre cambiándome todo lo que me decían ahí, que si Colón era la hostia porque llego a América pues ella me decía que era un genocida, creo que lo único que no me cambio fue la tabla del tres- hablaba May a Keko. Al que le bastaba escuchar tres y..

- Tres por uno tres- acertaba en su primer intento y obvio, dejaba alucinando a May. Ese niño era lo más, se podía hablar con él como un adulto y se sabía la tabla del tres..tres por uno tres...

- ¿Tres por dos?- flipando con él, May ya se veía recogiendo premios al niño más inteligente del mundo mundial.

- Tres- contestaba Keko. Y vale no, no estaría en el ranking de los más inteligentes pero la sonrisa canalla que le dedicaba, valía de sobra un vuelco en el corazón y querer abrazarlo durante cien años o más. 

- Ya perfeccionaremos esa tabla. La cosa es..vamos al Cole, colega- lo animaba y a ese paso, ella misma se apuntaría a ese Colegio.

- Los tres- dijo Keko. Todo sería que al niño le había dado por el tres y que May al momento, tuviese clarísimo que dibujo de un tres le haría el día de mañana en su cuerpo. Una gozada de crio era, que estaba demostrando llevársela a su huerto. Pero claro, May relajada era igual a..

- Las reglas del Cole se basan en..a poder ser sé el líder, pega si te pegan e insulta dos veces si te lo han hecho una- lo adoctrinó a su forma, olvidando que tras ellos caminaba una cristiana convencida. Cristiana que al escucharla, realizó un esfuerzo por no santiguarse y se le quedo mirando seria. Claro, con esas May quiso excusarse y al hacerlo se aproximó a ella y zas..la proximidad entre ambas era total en mitad de la calle y eso era igual, a una extraña tensión circulando libre sobre ambas.

- Eh..paso de que le hagan bullying o movidas de esas- le dijo May, esquivando mirarla de frente como fuese. Su proximidad la ahogaba, sin que quisiera averiguar el porqué. Mientras que Angie quiso contestarle, pero como buena madre vigilo primero que Keko estuviese pegado a ellas y zas para ella..se encontró con el brazo izquierdo de May y sus tatuajes a la vista.

- Ya- fue lo que pudo Angie decir tras su visión tragando saliva. Naah, no era una mandala, que va..¿o sí lo era? No bastaba con el color de cierto negligee, sino que también una mandala tatuada. Que calor asfixiante continuaba haciendo en Madrid, o así le estaba pareciendo a ella, parada en esa calle frente a May y sus tatuajes.

- A ver..esto es como el sexo, hay que hablar de ello con total naturalidad-salió por ahí May y al momento de hacerlo, deseo golpearse fuerte y duro contra la farola que había tras los labios gruesos y rojizos de Angie. ¿Qué coño pasaba en Madrid? ¿Se eternizaba el verano? Mentar el sexo en esa situación, debería haber avergonzado a Angie, pero no fue así. Ver a May esquivándole la mirada y claramente nerviosa, surgió el efecto contrario. A May más contrariada, Angie más crecida.

- ¿Si? ¿Cómo que natural?- manejando un nuevo arte, el de las pausas a media voz femenina hasta doler, Angie rompió la única barrera métrica  que las separaba, un paso.

- Ehm..en parejas y eso. Ya sabes-menguada y con los labios de Angie a centímetros, May cometió el error de bajar la mirada. Bueno, podía volver a subirla, tropezar de nuevo con los labios, esquivarlos probando suerte más arriba y encontrarse así, con la mirada divertida de Angie, como acabo haciendo. Y hey, por ahí no pasaba- Uy..perdona, que tu creerás que los niños vienen de una cigüeña-tiro a burlarse como contraataque y no..no estaban las cartas a su favor. Porque Angie lo tuvo a huevo.

- Ni del Espíritu Santo-dijo Angie dandole un golpecito en el estomago. Uff, eso había sido demasiado para ella o no. Porque dejo a la tatuadora ahí plantá y ella se fue con una cosita super electrizante recorriéndole todo el cuerpo. Una cosita que le hacía sentirse más alta, más decidida y más capaz de todo. Pero eso era ella, la otra en cambio, se limitaba a taparse la cara y...

- La estás cagando May..pero cagando como nunca-musitaba para sí y lo mismo le hubiera dado por golpearse de verdad en la farola, pero Angie volvió al ataque.

- Vamos...la casa del Señor te espera- la escucho decir. Tenía ovarios la cosa. ¿Cómo no había caído antes? El Colegio de Keko solo podía ser una cosa...católico.

- Te lo aviso desde ya..yo paso de esas cosas, ¿eh?-tuvo que quejarse May antes de seguirlos. Pero eso sí, por si las moscas miro a su alrededor, vaya a ser que a su madre le hubiera dado por pasear por esas calles justamente.

- Ujum..solo debes guardar el mismo respeto que guardarías en cualquier sitio-le dijo Angie.

 Y vale, al fin y al cabo era un colegio por mucho que la misma May más tarde y delante de su madre, aparentase haber visitado la casa de Satán. Había traicionado a su madre metiendose en ese sitio. Ahí con sus cruces, sus figuras, su olor a incienso y con una Angie distinta, que quisiera o no, la había sobrecogido.

- Ya estás soltándome lo que sea que has hecho. Que te parí sola y te conozco como nadie- en algún momento le dijo su madre.

Mierda, su madre lo había cazado al vuelo. ¿Pero a qué edad dejaban las madres de adivinar?