María de los Ángeles 11

Sin estar acostumbrada a trasnochar, a Angie se le pegaron las sabanas al siguiente día. Cuando quiso abrir los ojos, el sol quemaba Madrid a pleno rendimiento, pese a ser principios de septiembre. Criada en el campo, le bastó asomarse por la ventana para comprobar que efectivamente se le hacía tarde. A toda prisa se metió en el baño, asegurándose de que Keko aún durmiese tranquilo y corriendo, tuvo que ducharse y preparar un café.
Volviendo a su habitación, verlo tan dormido le partió el alma. De despertarlo, tendría que vestirlo igual de rápido que lo había hecho ella misma y darle el desayuno de camino a su cita. Llevaba varios días teniendo que despertarlo temprano y..no quiso. De estar en la aldea, habría salido tranquila teniendo a Doña Angustias en la casa de al lado. Bueno, en verdad no estaba Doña Angustias, pero si tenía en teoría una vecina a la que pedirle un nuevo favor. 

- Pufff- resoplando quiso buscar otra solución que no fuese May. Quizás estaría ya trabajando. Parada sin decidirse, tampoco es que fuese a solucionar nada. Todo era tocar en su puerta y de no estar, despertar a Keko. 

Antes de salir y en un acto totalmente inconsciente, reviso su imagen en el recibidor de la puerta. También inconsciente sonrío e incluso se pellizco el labio. Listo, le quedaba solo andar unos pasos hasta la puerta de May y tocar en ella como hizo. 

- Joder..¿quién será ahora?

La voz de May tras la puerta, ciertamente ronca, le sorprendió. Lo mismo la tatuadora no iba a estar para favores. Angie dio un paso atrás e incluso pensó en volver a por Keko, pero entonces la puerta se abrió y por milésimas de segundo, pudo ver la camiseta de May cayendo hasta sus piernas, tal cual se la acababa de poner. Milésimas que le sirvieron para apreciarle nuevos tatuajes, que por un momento, la dejaron noqueada. Aunque fue poco, para cuando divisó tras la puerta una mujer desnuda en el sofá. 

- Ah..perdona-se excusó May por el grito dado, entrecerrando la puerta. Así Angie dejó de ver a la tía del sofá, pero no por ello, dejo de sentir una mala baba subiéndole que no era ni medio normal. Algo totalmente desconocido para ella, que le anudó la garganta.

- No, perdona tu- le dijo prácticamente sin mirarla. Ya no le apetecía  que se quedara con Keko- Eh..nada que..mm-sin poder hablar correctamente, la imagen de esa mujer se le había quedado grabada. Dandole tiempo a May, para contemplar el vestido fresco y veraniego que hoy llevaba. Una con la mala baba circulando libre por su cuerpo y la otra pegada a las piernas que el vestido de Angie dejaba ver. Así, la comunicación no pudo ser fluida.

- Vale- dijo May por inercia. 

- Ya- le prosiguió en el sin sentido Angie.

- ¿Querías?- se exigió espabilar May. El vestido no podía definirse como de última tendencia, pero en el cuerpo de Angie quedaba genial. Su pregunta si que consiguió espabilar a Angie, aunque lo hizo en un tono que arañaba.

- Necesito te quedes con Keko, aún duerme y yo tengo cita en el Inem-le pidió con los mandíbulas tensas. Curiosamente, no le salieron las ganas de santiguarse y si otras mucho más agresivas.

- Ahm..vale- estirándose, May abrió la puerta lo justo para coger las llaves de su casa y para que Angie volviese a ver a la tipa del sofá. Después salió  sin darle ninguna explicación a esa mujer, dirigiendo sus pasos medió dormidos hacia el piso de Angie. Pues sí que era obediente recién despertada, tuvo que pensar ésta- Una cosa-parándose en mitad del pasillo, May quiso saciar una curiosidad que la llevaba loca desde la noche anterior- Lujuria, avaricia, gula, envidia, soberbia, pereza ...y me sigue faltando uno. ¿No eran siete?- quiso saber apoyando su trasnoche en la pared. Angie a esos metros y llamando al ascensor, se le antojó super bonita. Sería el despertar, quiso pensar.

- Ira- le contestó Angie con sequedad desde las puertas del ascensor. Mira qué bien venía ese pecado capital justamente en ese momento en que de buena gana despertaría a la tipeja del sofá. Vamos, es que lo iba  hacer, porque May se había dejado la puerta abierta. Que no era maldad, era un favor como buena vecina para que no le robasen. Angie se giró, fue a la puerta y la cerró con un portazo y una sonrisa- Originalmente eran ocho, pero eso ya te lo cuento en otro momento-guiñándole, saboreo la cara de sorpresa en May, perdiéndose después en el ascensor y ahí la dejo. Con la boca abierta, despeinada, a medio vestir y con sus siete pecados capitales completados.

- Follarte esa sonrisa, ese es mi octavo-musitó May, cambiando de registro en cuanto se acordó de Keko-Joder- exclamó antes de correr a por el enano. Quizás debería trabajarse esos pensamientos pecaminosos. Un momento, para eso antes había que creer y hasta ahora, lo que había aprendido de la vida, era que el demonio viste con tacones, pero de dioses buenos y esas cosas, ni rastro. O si. Porque al entrar en el piso de Angie e ir a su habitación, se encontró con la sonrisa de Keko a medio despertar. Debía haber algún Dios o lo que fuese la hostia de bueno, si ella era premiada con esa estampa. Como fuese, dejo de pensar en mariconadas y se tiro en la cama, a la caza del enano. Las risas de este enseguida llenaron la habitación- Duerme pequeño moco verde y pegajoso- le dijo subiéndoselo encima para mayor disfrute del nano. Así las estrellitas que May tenía tatuadas en su rostro le quedaban más a mano. Primero para acariciarlas y hacerla sentir mantequilla fundiéndose y después para arrearle una buena bofetada, que niño seguía siendo. 

El par de dos, se entretuvo jugando y hasta volvieron a dormirse. Hasta entonces y desde la noche anterior, May había pasado de su móvil. De hecho no se acordó de el, hasta que volvió a su casa con Keko, tiempo más tarde. Era mejor plan esperar a Angie en su guarida, que en la cama que olía tan deliciosamente a ella. 

Fue ahí, dejando a Keko trastear con sus consolas, una vez desayunaron, que lo recogió del sofá donde; ¿había dejado a una tía desnuda? Hostia, eso sí que había sido heavy.

Decenas de mensajes esperaban por ser leídos, entre ellos el último de Angie. 

Mensaje de Angie: Serán tus ojos que así nos ven. Besos y descansa mujer lesbiana en todos los planos.

- Wau- pensó volviendo a sonreír de esa especial manera. Asco de sonrisa. Había pasado de una tía, estaba en su salón con un crío y sonreía por un mensaje. ¿Qué estaba haciendo con su vida? ¿Y qué había pasado con su zona de confort? Mejor no quejarse, porque le quedaban más mensajes por leer, como el de Luka interrogándola por si Angie era o no atractiva- Joder- musitó tras leerlo. Estaba claro que no sólo en ella Angie despertaba sonrisas, pero lo peor estaba por leer.

Mensaje de Luka: Aceptemos que es atractiva, pero madre mía. Me la he cruzado con ella esta mañana y ese tipo de vestidos, yo crei que ya no los vendían. Jjjjj la he convencido de ir de compras. Veras que Pretty Woman me marco con ella, chavala. ¿Ligarse una mojigata cuenta por dos?

Y hasta ahí pudo leer May. Le gustaba, a Luka le gustaba Angie, eso había quedado clarísimo. Puede que no, si hubiese seguido leyendo a Luka y sus "es broma" "no me gusta hablar así de ella", o quizás se hubiese preocupado más de haberlo hecho. Daba igual, porque a May lo único que le apeteció es coger a Keko con un único propósito; reventar a la anticuada y repetitiva Pretty Woman. 

Mensaje de May a Luka: Tete...ape una birra, ¿dónde os pillo?

Sin nada que ocultar, Luka quedo con ella en el centro comercial donde estaba de Prettys con Angie y hacia allí se dirigió May con Keko. Pasa que al llegar al centro, May miró al enano, después a una tienda y qué demonios, molaria vestirlo como a ella le gustaría y simplemente... lo hizo.