Tres 6

5.

Cualquier día mataría a su compañero de piso. Por su culpa esa noche Lola llegaba a su especial cita con su cliente, tarde. El muy listo le había dejado sin agua caliente y Lola había tenido que tirar de ingenio para acudir a ese exclusivo restaurante con su cabello inmaculado. Ahora que se veía frente a las puertas del Restaurante, pudo respirar tras tanta prisa tomando aire. Su cliente, en una breve conversación mantenida, había dado muestras de una educación intachable y de otras cosas que dado el caso, mejor no recordar ni pensar.

 Cayetana, su cliente esa noche, le había concertado la cita sin especificar si se trataba de una cena de negocios, social o familiar. Pues bien, desconociendo a qué se enfrentaría, dejó que le abriesen la puerta del local, como si cada noche las puertas de un restaurante exclusivo se abrieran para ella. Denotando estar acostumbrada a esa atmósfera cargada de educación exclusiva y sibirita fue acompañada por un alto y guapo chico hasta otro que ella supuso recepcionista o similar.

- Buenas noches, tenía mesa junto a Cayetana Garre- dijo relajando el tono, minimizando decibelios. Gajes de su oficio, la discreción aseguraba la pasta a recibir. El nuevo chico desvió la vista hasta la pantalla que tenía en frente, confirmando la reserva.

- Si, la señora Garre la espera- fue la contestación del empleado. Una contestación normal y esperada, que dejó a Lola parada en el sitio, casi sin respiración. Cayetana Garre había dicho ella misma. ¿Cómo no había caído antes? Por eso le resultó tan familiar en aquel bar donde la vio por primera vez. Cayetana Garre de no estar equivocada, era una de las productoras más incipientes en el panorama cinematográfico español y si mal no recordaba, casada con una de las cantantes del grupo Mané.

- Joder- exclamó lo suficientemente impresionada ante su descubrimiento como para perder momentáneamente las formas. Tras su exabrupto el empleado fingió no haberla escuchado y presto, se dirigió a acompañarla a su mesa- Lesbiana- pensó siguiéndolo. Vale, el 98 % de sus clientes lo eran o querían fingir serlo, no debería sorprenderle que Cayetana lo fuera si estaba casada con una famosa cantante, aunque lo que sí le sorprendía no es que lo fuera la Cayetana productora sino la Cayetana con la que ella había intercambiado un breve diálogo. Estaba cayendo en estereotipos impuestos, pero tenía su excusa. Esa mujer le había resultado tan sumamente atractiva en todos los aspectos, que ante la posibilidad de tenerla como clienta, se había asegurado creerse imposible la posibilidad de lo que fuese. El empleado, ajeno a sus divagaciones, cumplió con su cometido con sorpresa. Para su asombro, pasaron los comedores principales y acabaron en un pequeño reservado.

- Espero y deseo, que disfrute la noche- se despidió el susodicho dejándola sola. A media luz la instancia, pudo percibir el chispear de la leña ardiendo y sus ojos rápido,  buscaron la chimenea.  Minimalista sin duda, creando una atmósfera innovadora. En conjunto con la mesa preparada, las velas y la música que sonaba, bien parecía una pequeña sala de un hogar contemporáneo. Observando cada detalle no se percató de la presencia de nadie, hasta que la hicieron casi gritar.

- Comenzaba a dudar que vinieses- la voz a sus espaldas, le provocó un repullo del que se repuso como pudo. Girándose las excusas por su tardanza se quedaron sin salir de su boca, al tropezarse de lleno con Cayetana- Lo siento, no pretendí asustarte- asomando una sonrisa, las disculpas de Cayetana no sirvieron para que recuperase el habla. La productora ajena o no, a su repentina incomodidad, camino derechita a la chimenea donde le esperaba una copa de vino. Increíble le resultó que esa mujer enseguida llenase el reservado con su sola presencia. Podría haberse pegado un rato solo mirándola, pero lo cierto es que estaba ahí para trabajar y no para quedarse mímica frente a tremenda mujer.

- No es...no pasa nada- consiguió disculparla sin conseguir en cambio, reponerse a su presencia. Cayetana continuó mirando el fuego de la chimenea y apenas asintió levemente, dándole el tiempo suficiente para ubicarse. En otra cita, habría dejado el bolso y acudido al lado de su cliente, para iniciar la típica conversación que rompiera el hielo del momento. Pero sería el reservado o el halo carismático unido a misterioso que Cayetana transpiraba, que siguió plantada como si su cliente tuviera que ser la que terminase por romper el hielo. Su tardanza en reaccionar, provocó que la productora entonces si la buscase con la mirada y qué mirada fue esa. Si la conociese podría haber intentado traducirla, pero sin hacerlo lo único que consiguió manteniéndole la mirada, fue generarse más curiosidad por esa mujer. Sin olvidar, quién era esa mujer. No podía ser verdad. Admiraba las obras de esa mujer, su lucha por la igualdad de la mujer, amaba su lado transgresor que había conseguido rasgar más de una conciencia cerrada bajo capas de hormigón armado y ella, una estudiante que se ganaba la vida vendiendo su compañía, la tenía ahí, nada menos que como su cliente.

 - Lo siento, fui demasiado imprudente pidiéndote esta cita- hablo la productora trayéndola de la vuelta de sus pajas mentales. Cayetana se estaba arrepintiendo y normal que lo hiciera si ella no había ni siquiera abierto la boca para saludarla debidamente.

- No...lo siento yo...me sorprendió reconocerla- corrió a explicarse sincera. Cayetana debía entenderla o al menos intentarlo y disculpar así su torpeza. La nueva sonrisa de la productora, le supo a aceptación de sus disculpas y ahora sí, dejo el bolso e incluso se sirvió una copa ganando tiempo. Ni de coña iba a a desaprovechar la oportunidad de compartir al menos esa copa con Cayetana, como cliente o como fuese. Bastó recordar quién era y lo dicho por Cayetana sobre la imprudencia para ver la luz- Entiendo que le pueda preocupar la confidencialidad de este encuentro- le dijo ganando seguridad.

- Si fuera solo eso- creyó murmurar la productora. Lola lo escucho perfecto. Al final ambas por razones distintas estaban atenazadas y eso lo hacía más fácil.

- Podemos ir solucionándolo. Entiendo que si me has citado en el reservado de un restaurante no es para mostrarme como caza, sino para algo distinto. El vino está de vicio y conversación, no sé si a tu nivel, tengo. Si le unes la chimenea, algo bueno podremos sacar- soltó sorprendiéndose así misma de lo dicho y del trato empleado. Lo bueno es que a ambas les sirvió y en poco, se vieron enfrascadas en una amena conversación, que a propósito, Lola supo llevar sin entrar en terrenos pantanosos. Cayetana para entonces ya le había demostrado no ser una cita más y no lo fue.

 Con el recuerdo de una cena de lo más interesante, Lola regresó a su casa horas después y lo hacía feliz. Cayetana había sido lo más interesante que le había ocurrido en meses, si bien no regresaba a casa habiendo saciado su mayor curiosidad. ¿Para qué la quería en verdad Cayetana? Habían compartido una cena deliciosa en la que había sido ella el centro de la conversación. Volviendo a su casa, Lola se vio repasando gran parte de esa velada. La productora le había parecido tan súmante carismática, que no le había perdido la atención en ningún momento. Recordando cómo esa mujer la había atrapado con el más mínimo detalle, se sonrió ilusionándose sin pretenderlo con volver a verla. Normal que yendo así de llena por una sola cena, llegase a su casa queriendo contarle todo a Zisco, su loco compañero de piso y amigo. Pero lo cierto es que cuando abrió la puerta de la casa, pensar en Cayetana le supuso dudar. Lo único que ésta había dejado clarísimo, es que se iba a tomar todas las precauciones legales posibles. Siendo así, no debería llegar como una niñata que ha flipado con una mujer y está deseando cotorrearlo. Zisco se lo puso fácil, al encontrarlo en el salón rodeado de gominolas y otras guarrerías más mientras miraba televisión. Tampoco era de extrañar, Zisco era un fanático de todo espectáculo que comenzase con una alfombra roja llena de famosos y justamente, es lo que en esos momentos mostraba la televisión.

 - Gordo- lo saludo dejando sus cosas, curioseando lo que tenía a su amigo pegado a tv. Efectivamente, se trataba de una alfombra roja de vete a saber que gala.

- Ay calla, están a punto de llegar las Mane. Amo a esas criaturas, son las divas de las todas las locas del coño de este país- la informó Zisco sin despegarse de la televisión por donde, como anunciaba, las componentes de ese grupo musical aparecían bajos miles de flashes.

Sin saber cómo y sin esperarlo, Lola se vio parada ante la imagen de una de esas dos mujeres. Aquella que gozaba de la inmensa suerte de tener como pareja a Cayetana Garre. Ausente de las exclamaciones de loca fanática de su amigo, no pudo separar la vista de esa mujer.

Mientras que Rocío y Vega, desfilaban por esa alfombra bajo el foco de las cámaras de los periodistas haciendo gala de su insuperable conexión. La celebración de la entrega de uno de los más importantes premios de la música se celebraba y como se esperaba de ellas, participarían de él con el toque justo de escándalo.