La escalera

No se cuantas son las noches ya, que subo aquí y me fumo mi último cigarro del día contigo. No sé cuántas son, ni cuantas me quedarán. Ni una sola, no te siento aquí conmigo, pero es en noches como ésta, cuando ella nos alumbra titánica y soberbia, que te siento más mía. El cigarro se me consume, mientras recuerdo cualquier cosa que me sepa a ti.

Será el embrujo con que me ilumina, que hoy recuerdo una candela, tus ojos atravesándola y llegando a mi. El compás de unas palmas, el son de unas guitarras y el baile de tus ojos, que me invitan a bailar. Hoy no bailo, pero sonrío. Sonrío deseando que allá donde estés y con quién estés, la mires. La mires como yo ahora mismo. Hazlo y podré apagar el cigarro para volver a entrar. Aún sonriendo, abro los ojos y la miro devolviéndole su altivez. "Se viene conmigo, porque conmigo está" me gustaría gritarle. Acabado el cigarro, nada me impide volver a mi hogar. Es abrir la puerta, y su aroma me recibe. Así no puedo perder la sonrisa, ni lo pienso hacer cuestionándome. Tras la puerta la escalera, mi pequeño camino que va de ti a mi otra vida. Llena la comienzo a bajar, un escalón, después otro y al tercero una mano que me detiene. El sobresalto, me hace girarme presta. En un segundo el miedo se apodera de mi. Un segundo que se esfuma en otro, cuando te reconozco o no. Porque al sentir como me coges, regresa, aunque lo hace distinto.

"¿Qué haces aquí?" quiero gritarte. Pero como has tomado mis manos, tomas mi boca. "Vete" quiero seguir pidiéndote. No puedes estar aquí, ni debes. Si tu lengua no me conquistara, sino fuese una adicta de tu sabor, quizás podría empujarte, zafarme de ti. Pero no puedo, mi espalda choca contra la pared y cautiva entre ella y tú me quedo. "No me ayudas, vete" quisiera poder decirte. Pero me doy cuenta que no eres tú quien me aprisiona sino yo misma, apretándote contra mi.

Lo hago como una enferma de tus caprichos, incapaz de ponerte freno, ni en esta escalera. Tu pierna colándose entre las mías y tus manos subiéndome el negligee vuelven a no ayudarme. Y gimo excitada, vuelvo a hacerlo porque la seda arrastrada por tus manos, me aventuran tus ganas. Lo hace la tela, lo hacen tus besos y la fuerza de tu pierna. "No  lo hagas aquí" quisiera pedirte suplicando. No saques de mi la mujer que en tus manos se convierte en...puta, tú puta. La puta que mira la escalera, y pasa de sentir miedo al placer del riesgo. Tómame, tómame aquí y ahora. Arranca mis bragas como ya haces, adentra tu mano, atraviésame...lléname. Y lo haces, tomas lo que yo misma te entrego desbocada y tu ayuda es ahuecar en tu boca mis locos gemidos.

"Joder" me dices tan desbocada yo, catapultándome. No hay vuelta atrás y miro la escalera mientras consigues que me derrame entre tus dedos. Dentro, te siento dentro y quiero más. Que me atravieses en esa escalera, que me rompas en ella. Intuyes mis ganas, pareces alimentarte de mi desesperación y vuelvo a mirar la escalera. Ahora, soy yo. Soy yo la que toma tu pelo y abriéndome, te hago bajar. Tuyo, lo quiero tuyo. Bailarlo como lo hago en tu boca hasta que mi locura por ti queda en ella. Con espasmos recorriendo mi cuerpo y jadeante me veo.

 Me veo con un seno al descubierto, con él negligee arrugado en mi vientre, contigo entre mis piernas y...mirando la escalera.

Podría haberme aborrecido, pero un ruido que proviene de abajo, me hace apartarte. Sacarte de mi, empujarte.

"Vete" te pido mientras intento en vano arreglar mi imagen y sonríes, sonríes consciente de lo que te he dado. "Qué te vayas" casi te grito. Sube, va a subir y mi pecho amenaza con partirse. Quiero besarte, a pesar de todo quiero besarte y contestar así a tu sonrisa. "Corre escaleras arriba, hazlo" pido en silencio y me quedo estática viéndote desaparecer tras la puerta.

"Estás aquí" me dicen y finjo. Finjo no haber sido tuya y podría haber salido airosa, pero el estruendo que se oye fuera en la terraza, me hace abrir los ojos.

"Ay Dios...ya se me ha caído" me temo, porque fiera eres para enloquecerme, pero torpe un rato...también.

"Hay alguien fuera" me dice mi otra vida, la misma que corre siguiendo tus pasos escaleras arriba y yo estoy por santiguarme porque de que se lía, se lía. "Un ladrón...llama a la polici...joder, pues se ha estampado en el jardín...vaya, es que ni se mueve"

¿Me río o lloro...o te mato sino te has matado?

Pues río, mejor río porque el sexo aún me palpita por ti, después...

"Vamos que...si solo hay tres metros de caída, todavía nos pide el seguro"

"No eh...joder como me duele. Soy...soy la cartera y...y...fue por no llamar dos veces"