¡Ay, Trini! 6

- Me ama...sólo le queda darse cuenta- se dijo antes de recordar sus intereses. El anzuelo estaba puesto, faltaba lanzar la caña- Jajaja, yo también me gusto así como dices y... Esta noche cuenta conmigo, te voy a revolucionar el local- informó sin retirarse del espejo. En él se vio con los labios rojo pasión y no pudo reprimir su impulso de alzarse las tetas- Arrasaras bombón- animandose como si estuviese sola, todo el subidon se le fue por el desagüe del lavabo, al ver tras ella a Alba apoyada en la puerta. Sin cuidados, sonrió cual nena inocente, pero eso si..con las tetas bien alzadas.

Después de semejante pillada, a Trini le tocó disimular estar encargándose de la limpieza del baño, sin dejar de prestar atención a los ruiditos que le alertaban de que Alba se marchaba de la casa.

- Te dejo algo donde siempre, ya nos vemos...y gracias- la escuchó seguro que desde la misma puerta antes de marcharse. Con las orejas de punta, en actitud espiatoria, al escuchar la puerta cerrarse, los ojillos de Trini se movieron inquietos. Alba le había dejado algo donde siempre.

- Ja...y que lo digas- se dijo Trini apretando muslos. Correcto, sus braguitas las había dejado como siempre, mojadas en ganas por ella. Pero cuidado, algo había cambiado respecto a cualquier otra mañana. Mirándose en el espejo, Trini apoyó las manos en el lavabo al tiempo que entrecerraba los ojos- Ay Trini, Trini...es hoy o nunca- armándose de valor, se gustó frente a ese espejo. La codicia que destilaban sus ojos, eran su mejor autoayuda- Que leñe...estoy buena, estoy muy buena- aunque no le faltó autoconfiarse aún más. Lo hizo tanto, que terminó saliendo del baño como si no llevase bambas y sí zapatos de altísimo tacón. Cadera a la derecha, pisada recta, cadera a la izquierda, pisada recta, cuello aún más recto y su imaginación soltándose la melena. Podía ser un día cualquiera, Alba seguiría durmiendo, ella se habría duchado y cual divaza de renombre, pasaría por la habitación acostumbradisima de ser la dueña absoluta de la lujuria más pasional de Alba- Cariño...voy tomando café- habló creyéndose su película y prosiguió su caminar hacia la cocina. Allí tomó asiento donde lo solía hacer Alba, prendiendose un cigarro de ésta misma. Olvidando que en sus pajas mentales fumaría del tabaco de Alba pero que en la realidad no fumaba never- Cof cof..que me ahogo- perdiendo cualquier atisbo de diva, su rostro sufrió el ahogamiento por asqueroso humo adentrándose en sus pulmones. Para colmo, el timbre de la casa sonó despertándola de golpe. Por favor, estaba fumando cual fulanilla de poca chicha, con las piernas cruzadas sobre la mesa y el timbre venga a sonar. La cuestión era, ¿ahogarse como tabernera anclada a su pasado de vedette o abrir la puerta y pedir oxígeno? Ganó lo segundo y para su suerte, no era Alba sino su amiga Paz.

- Que hambre tengo, ¿se fue ya tu chochito?- campechana Paz intentó colar la cabeza entre la poca apertura que le dejaba Trini, roja como un tomate- No me jodas...ay Trini no me jodas- pasó a preocuparse o no tanto por el color de la cara de su amiga; había follado estaba clarisimo. Ese color sólo podía significar haber estado bombeando o eso creía ella y poco más podía averiguar si Trini empujaba la puerta sin dejarla entrar- ¿Trini que haces? ¿Es que está aquí?- queriendo ver a ESA que le quitaba el sueño a su amiga, logró colar la cabeza mientras la otra recuperaba oxígeno sin soltar la puerta.

- Paz- gritó Trini en cuánto pudo correr aire limpio por toda ella. Al fin respiraba.

- Ay Trini- la secundo Paz a punto del esguince cervical. Daba igual, si la gula de saber que había pasado para que su amiga tuviese color langosta, ganaba a todo.

- Paz- insistió Trini, tenía tanto que contarle a su amiga. Había sido una mañana tan provechosa, que las ganas de hablarle se contrarestaban con cerrarle la puerta, vete tú a saber porqué.

- Trini...ay Trini- la otra ansiosa por saber, se dejaba medio pecho en la puerta queriendo entrar, saber y sobre todo opinar. Lo ilógico de la actitud de ambas, duró lo que Trini tardó en cansarse de empujar la puerta.

- ¿Quieres pasar de una vez melón?- fingiendo no ser ella quien empujaba la puerta, Trini al fin le abrió y vino asalto a preguntas por parte de Paz. Preguntas hechas a la misma vez que ésta se adentraba en la cocina y se preparaba su desayuno. Sin orden ninguno y sin esperar respuesta por parte de Trini, mientras las tostadas saltaban, Paz consiguio callarse y al mirar a su amiga, la halló con ESA cara sentada muy relajada.

- Ayyyy...ayyyyyy, lo veo. Fue aquí- agarrándose a la encimera, demostró porque se llevaba tan excelentemente bien con Trini- le ofreciste el café de cada mañana y ella nada dijo, tan sólo te miró. Tú te quedaste callada y ella acudió a ti. Que puta respondiste a su mirada, pero que puta- viviendolo no se midió en gestos, ni tampoco en sinceridad- No...sexo oral la primera vez dijimos que no, Ay Trini que no- regañandola por su inquebrantable pacto de adolescentes, es que Paz dejó la encimera y se encontró con Trini flipando en colores con ella y su imaginación- Que...que...¿que no?- al ver la cara afligida que ahora puso Trini, no sólo dejó la encimera, sino que dejó hasta las tostadas, para acudir a consolar a su amiga. El sexo apasionado, sólo había estado en su imaginación...y en las bragas de Trini. Amigaza sostuvo sus quejíos por amor desolado, sin perder la oportunidad de ponerle las tetas en la boca. 

- Pero Paz- se escandalizó Trini rodeada por dos tetas que no la dejaban ni respirar. Que diferente sensación a la que sentía al ver las de Alba- Ayyy 

- ¿Estas segura que no sientes nada? No entiendo tu lesbianismo, es que no lo entiendo- se quejó Paz y ya estaba bien. Trini casi tuvo que escupir las dos tetas de su amiga, por una buena causa, eso si.

- Paz déjate de rollos. Ha llegado mi hora y te necesito al cien por cien conmigo. Hoy daré paso a otra Trini- con vehemencia y solemnidad dijo Trini, pasa que volvió a querer fumar y claro, la falta de costumbre- Cof..cof..me muero, ay que me muero asfixiada.

- Jijijiji sabía yo te tenían que gustar mis tetas- a lo suyo siguió Paz, pero una misión había comenzado. Ya no había marcha atrás para Trini.