Take a Chef 48

Para cuando los tres llegaron al lugar, la mayoría de los invitados compartían una copa de bienvenida departiendo entre ellos. Y entre ellos, Tam acercándose a saludarlos. 

- Ufff- resoplando, Mel cogió fuerzas creyendo que lo más duro de la noche, sería terminar con Tam. Pero esos no eran los planes de Vera y Mel no tardó en comenzar a sufrirlos, en cuánto Tam le informó de la presencia de una Chef en especial.

- Es cocina de innovación y la Chef es de lo más rara- dijo Tam y de inmediato Mel buscó y tropezó con dos ojos azules únicos, cuando la noche no había hecho más que empezar.

Descubrir que Arel era la Chef de la que Tam le hablaba, a Mel le supuso quedarse congelada y sin reacción. Por un lado, Tam le agarraba de la mano e incluso se acercaba a ella de lo más cariñosa, mientras a metros, Arel le retiraba la mirada. Debía ser cuestión de poder volver a respirar, despegarse un poco de Tam y en algún momento de la dichosa cena, acercarse a Arel. Ésta debía entenderla. Aún no había podido hablar con Tam y que estuviesen juntas en esa cena, no era más que alargar lo que para ella ya estaba terminado. Respirar, necesitaba respirar y sobre todas las cosas, que Arel la mirase, que volviese a mirarla. Algo que no ocurrió de momento y que cuando lo hizo fugazmente, fue para encontrar la Chef claramente molesta. 

- Eh...si no te importa, me gustaría ver que prepara- señalando a Arel, quiso poder acercarse hasta ella. Pero Tam arrugó los labios, claramente en contra de sus intenciones.

- Vine con ella en el taxi y.. - se interrumpió Tam, sin saber como continuar por lo contradictorio del trato recibido por parte de  la Chef. Mel se sorprendió por la maldita causalidad de que se hubiesen conocido y con Arel a metros, no pudo esconder sus ansias por saber.

- ¿Con la Chef?- preguntó revuelta sin medir las veces que con los ojos buscaba a la Chef. Imposible era sostenerlos en Tam, si huían necesitados de una mirada de aliento por parte de Arel. Mirada que no llegó. 

Como hacerlo, si la Chef por momentos se estaba sintiendo pequeñísima y sola. En lo poco que había tratado a Tam, le había parecido una tía de puta madre. Culta, con trabajo estable, simpática, buena gente y enamorada. Su miedo  a que Mel la dejase habia sido de lo más evidente y para sus ojos, sólo alguien que sabe donde tiene y con quién la felicidad, se aferra a ella de ese modo. Vale, quizás Tam debía ser un daño necesario, o quizás estaba siendo presa de ese mismo miedo, porque comenzó a ser ella quien lo sintiera. Bastaba compararse un poco; Tam ofrecía  a Mel seguir en su entorno, con su familia y amistades, ¿que le ofrecía ella? Despertar con un macaro en cada lugar al que ella quisiera ir en su eterna busca de la perfección. ¿Hasta cuánto podría Mel vivir como ella sin hogar? Y no sólo eso, es que Mel en la distancia no dejaba de mirarla realmente nerviosa. Normal que no esperase encontrarse con ella ahí, ¿pero había que tener miedo? Ella no haría nada que pudiera perjudicarla, así machacase la nuez con los mismo nudillos impregnandola con su sangre, no lo haría. Si Mel se acercase, si algo pudiera decirle, podría agarrarse a lo que fuese, pero así lo único que obtuvo, fue puñales directos cada vez que entre Mel y Tam, había una muestra de complicidad. Y ya lo dice el refrán; si no quieres taza toma dos. De repente los focos de luz fueron dirigidos a uno de los arcos principales de entrada a los jardínes y la música comenzó a sonar. Llegaban las prometidas o deberían llegar, pero sólo apareció Vera, iluminada como si de una celebridad se tratase. La Chef prefirió no mirarla y Mel abrió la boca al verla aparecer con tanta pompa. 

- Madre mía. En verdad me esperaba algo así- dijo Tam sin evitar soltar una risotada. El snobismo de Vera y Candela, podía carecer de límites.

- Ya...¿y Candela?- con sequedad, Mel se extrañó que la empresaria no apareciera junto a Vera. Y no fue solo ella, por igual se preguntaba la mayoría de los invitados, lo que estaba dentro del orden para la noche de Vera.

- Buenas noches a todos, os extrañará que Candela no esté junto a mí.. Pero se trata de una sorpresa y espero que todos me ayudéis- habló para todos Vera en su habitual tono pausado y elegante. Arel escuchándola, comenzó a no entender nada. Si Vera quería joderla; ¿lo iba a hacer en la sorpresa para su pareja? Demasiado rebuscado hasta para alguien como Vera. Mel en cambio sonrió viendo a su amiga majestuosa e indudablemente impecable y atractiva manejando lo que SI parecía una sorpresa en toda regla. Quizás su mal presentimiento sólo había sido fruto de regresar a un pasado que para ella había quedado enterrado, por mucho que Vera siempre fuese Vera. El resto se prestó a participar en esa extravagante sorpresa de la mano de un relaciones públicas entregado a la causa. Volvió así el esparcimiento por los jardínes en tanto Candela hacia su aparición. Vera saludó a unos y a otros, dejándose llevar por Mirta hasta Arel. 

- Te va a encantar, fijate que pinta los platos y mira..mira como huele de bien- fue algo de lo escuchado por Arel de la boca de Mirta, sin querer mirarlas. Podía sentir la presencia de Vera sin levantar la vista de sus sartenes. Su olor, su paso firme y la segura sonrisa que tendría grabada en sus labios.

- Mm...se ve todo genial- curioseando los platos, Vera guiñó un ojo a la Chef sin que Mirta pudiera verla- También los jardínes, la decoración..todo. Hasta los invitados; me encanta ver a Tam y a Mel así de enamoradas- disparó sorprendiendo a Mirta, quien estaba deseando presentarle a la Chef. Con el cambio de Vera, Mirta dejó la presentación y miró hacía donde lo hacía Vera.

- Eh..bueno, Mel no se si- dijo Mirta creyendo lo contrario. A Mel más bien se la veía rígida y queriendo fugarse de esa celebración.

- Mel, Mel, Mel- la interrumpió Vera, sonriendo por dentro- Chiquilladas que Tam sabe perdonarle. Su secretaria y alguna zorrita más que le sirven de entrenimiento, después siempre regresa a Tam- concluyó dejando ojiplatica a Mirta.

- Pero...¿zorritas?- escandalizada, Mirta pretendió bajar la voz. La Chef estaba escuchándolas chismorrear de esa manera sobre una amiga. ¿Que estaba pasando?

- Ujum...- girándose hacia Arel, Vera se recreó clavando los ojos en ella- Zo..rri..tas. A Mel siempre le chiflaron.