Emergencias 180

Un año y pico después, el primero de la fila de coches se detenía ante un camino sin salida. Después de más de una hora dando vueltas, el coche había sido detenido frente a una rampa natural, de lo que parecía una pista forestal. 

- Llámame loca, pero creo que hemos estado dando vueltas para acabar donde mismo- dijo Karla reprimiendo las ganas de reír. El pobre Nacho, conductor del coche, se encogió en el asiento al tiempo que echaba el freno de mano. Si no conociera al grupo que lo seguía, podría reír por el despiste, pero siendo quienes eran, sus intenciones fueron bajar el volumen de las transmisiones que llevaban. Si no le fallaban las cuentas, en uno, dos y tres comenzaría el cachondeo. 

- Como los cimientos los diseñes igual que guías, pobres casas- la primera en decir algo al respecto fue Inés. Pero no sería la única.

- Nacho- fue lo único que se escuchó de Susana.

- Jajaja, ¿por aquí no habíamos pasado ya?- el siguiente fue Xavier y hubiesen seguido, de no ser porque se comenzó a escuchar las quejas de los más peques. Demasiado coche para los cuatro "nanos" que los acompañaban. Ito no hacía más que pedir pis, el pequeño Itzier lo secundaba nada más que por hacerse notar y las gemelas balbuceaban queriendo marcha. Así las cosas, las transmisiones continuaron funcionando.

- ¿Y no sería mejor buscar un restaurante? A mi edad eso de comer bocadillos...jajajaja, a mi edad digo, si estoy echa una chiquita- dijo Fátima tirándose sus flores habituales.

- Nacho- volvió a escucharse a Su.

- Verás que al final habrá que llamar al 112 emergencias- vaciló Marina.

- Tranquilidad, ya se hace cargo la militroncha del grupo- dijo Lucía con evidente sorna. Bastante había aguantado Su dejándose llevar en círculo. Ahora era la única que se había bajado del coche, gps en mano con un rollo muy militar. Algo que en Lucía era igual a girarse hacia sus gemelas- Decirme que no está super sexi así de marimandona.

- Mamá las transmisiones- corrió a informarla Marina, todos la habían escuchado- Algún día deberás mirarte este lado exhibicionista.

Y mirándoselo o no, Su fue hasta el coche de Nacho, el supuesto guía esa mañana del grupo. El angélico se bajó del coche tragando saliva ante la Teniente- Coronel.

- Partamos de la base de que soy un nenaza, ¿si?- fue su excusa con cara de niño guapísimo de morder. Bueno, eso para Karla que los observaba entre risas sin saber a quien morder antes, si a su Tía por los esfuerzos evidentes que estaba habiendo por no bramar, o a Nacho encogido como si fuese a recibir tremenda bronca. Pero nones, por suerte o por lo que fuese, habían llegado donde debían hacerlo. Por eso Su pasó a sonreír.

- Aparquemos, hemos llegado...por fin - eso si, a Su no le faltó darle cierta cañita al nenaza. El mismo que se giró varonil y crecido hacía Karla.

- Jajajaja ah no, no...yo te quiero nenaza, ahora no vayas a cambiar- tirándose sobre él, niguno se extraño de varla colgada de Nacho. 

Aparcados los coches, tocó ir sacando a los nanos, que salvo Ito, contaban con super mochila para cargarlos. Inés se prestó enseguida a cargar con una de las gemelas, mientras Su cogía a la otra. Siendo dos bebotas de chillar de guapas, no faltó que la piloto se deshiciera en "monadas" con ambas, pero como venía observando en los últimos días, la más pequeña de las dos, ni se inmutaba por sus tonterías. Callándose, el vello se le erizo por sus pensamientos y natural en ella, corrió a besar la cabeza de la cría, tropezando con la mirada pausada y serena de su Tía.

- Joder- pensó acongojandose, pero como siempre, su Tía le devolvió su sonrisa más todopoderosa. Como fuera, nada más ponerse la mochila con la beba en ella, Inés necesitó buscar a su refugio preferido; Marina. Sin hablar llegó hasta ella y le cogió la mano. Un simple gesto, que sin saber porqué, a Marina le recordó la primera vez en que vio a Inés. Emocionada por el recuerdo, no se dejó llevar por Inés y ésta finalmente se detuvo y giró hacia ella- Me empiezo a asustar- le confesó Inés y no hizo falta que dijese más para que Marina la entendiese, aunque nada le dijese. Era mucho más feliz y daba muchísima más tranquilidad, quedarse en su recuerdo, del que le costó salir.

- Cada ves que me tomas la mano así, me teletransportas al primer día en que te vi- con los ojos inundados en lágrimas fue Marina quien agarró ahora con fuerza la mano de Inés- Es muy pequeña aún para saber- acongojada, Marina se abrazó a Inés y a la beba que había en su espalda. Pero ninguna olvidó donde estaban y cual era el plan para ese día.

- Ok. Todos preparados, ¿que se supone hay que hacer aquí?- dijo Xavier para todos y todos incluido él, miraron a Susana con su inseparable GPS. 

- Andar, tropa.. Andar- dijo Su, disfrutando de sus caras acojonadas.

- Uy...¿en fila y todo eso mi Teniente-Coronel?- picante como siempre, Lucía quiso ponerla contra las cuerdas y ni modo, al final rieron y comenzaron su ruta para ese día. 

Lucía había sonado a oídos de casi todos, como siempre. Pero así no lo vieron ni Su, ni Marina, las dos personas que más la conocían. Había un halo distinto en su tono y ambas sabían porqué.

En su ruta en busca de una fuente natural, donde comerse los bocadillos hipercalóricos que temía Fátima, hubo tiempo para las risas, las anécdotas, alguna queja, alguna que otra parada por los bebés o no tan bebés y para que en algún punto, Marina consiguiese quedarse mínimamente a solas con Su. Bastó que ambas se mirasen, para que Su apretase mandíbulas conteniendo la opresión que sentía en el pecho.

- ¿Sabes porque he odiado al ejército? Porque está creado para destruir entre otras cosas nefastas. ¿Y sabes porqué ahora le tengo más aprecio? Porque tú me has enseñado que cree en la superación, porque tiene disciplina para conseguirlo y porque a malas, se apiña buscando el bien general. Miranos, somos un pequeño ejército rodeando a Nina- desde el mismo alma, le habló Marina. Su se limitó a recibir el impacto de lleno y lo más difícil, en creer en lo que lo que toda Marina le gritaba- Cuando miras así, entiendo porque mi madre juega a disfrazar tanto, en juegos de cama. Te quiero- abrazándose las dos sacaron fuerzas para reír, como dos soldados heridos en el campa de batalla, sintiendo que a pesar de todo, no están solos y se tienen. 

Ellas así, el resto caminando despreocupado y las golondrinas en su eterna migración, que los sobrevolaban.

- Jijijjiji vuelan Mami, como tú- decía Ito entusiasmado viéndolas volar.

- Porque yo, ¿que tengo?- como hiciera su padre con ella, Inés lo cogía en brazos. E increíble le parecía volver a sentir con Ito lo que de peque sentía con su padre.

- Alas...tú eres un pájaro loco- gritaba Ito extendiendo las fantasiosas alas de los Merino- Jijijiji

Continuará.....