sábado, 17 de octubre de 2015

Bandolera 1

La nueva mañana que se abría paso con luminosos y calurosos rayos de sol, le hicieron removerse en su enorme cama. La suavidad de las sábanas que acariciaban su desnudo cuerpo, le hizo sonreír contra la almohada. Fuera se escuchaba el alegre y vivo cantar de los pájaros y en nada, su fiel María entraría con su desayuno preferido. El sonido de la gran puerta abriéndose, despertó su apetito.

- Buenos días, mi Doña- saludo adentrándose en la habitación María. Pintando canas y de anchas caderas. Típica mujer del sur, madre de una piara de hijos y fiel ama de llaves de la mujer que desnuda, se desperazaba en la cama, haciéndola admirar su larguísima melena.
- Uhm...- gimió de placer al oler el café recién preparado para ella y se incorporó de la cama, sin importarle la desnudez que mostraba. Sin pausa y estirando los brazos, llegó hasta el balcón que la fiel María abrió, después de dejar la bandeja sobre la cama- Hace sol- hablo de cara a aquel del que hablaba y se dejó poner la finísima bata que María le colocaba. Con gráciles movimientos sacó sobre ella su hermosa y larga melena, mirando sus tierras- ¿Están en el almuerzo?- se interesó al no divisar a ninguno de sus jornaleros por las tierras más cercanas a su casona.
- Es media mañana, Doña- le contestó María aprovechando para peinarla. Era un verdadero placer, peinar con sus dedos una melena tan suave, frondosa y larga. Tanto que llegaba a las firmes posaderas de su Doña- Claro que a saber, que horas de la madrugada le darían a usted despierta.
- No llegue al alba-contestó anudandose la bata- Tuve que ordenar reforzar la seguridad, dicen llegaron bandoleros a las cuevas del Moro.
- Madre mía del Clavel marchito Doña...- se santiguó la mujer temerosa- esa gente nada bueno puede traer. Viven como animales y hasta dicen que se aparean como ellos- dejó de peinarla para cómo ella, asomarse al balcón mirando la sierra.
- Jajaja, el pobre siempre envidiando la verdadera libertad- dijo y respiró los agradables aromas que le regalaban sus tierras- No son más que nómadas que viven según sus propias leyes- siguió conversando con ella y como ella, miro la sierra curiosa.
- Pues bien que ha reforzado la seguridad- contrarrestó la mujer teniendo su absoluta confianza.
- De algo tienen que vivir, sólo tome precauciones. Hace un día maravilloso para ir a la gruta. Haz que me preparen un baño en sus aguas- pidió dejando el balcón. Su estómago reclamaba calmar el hambre y en su cama como reina mora se sentó, dispuesta a desayunar.
- ¿Con esos hombres merodeando por la sierra?- pregunto temiendo por su Doña, consciente de la presencia de "esa" gente y acudió junto a ella, a servirle el desayuno. Tan guapa que se veía en esa blanca cama, el mismo Goya podría haberla pintado como dicen pinto a la Duquesa.
- Puede que alguno, gaste buen parné- bromeó gesticulando con los dedos, queriendo provocarle temores a la vieja mujer.
- No diga tonterías...es usted mucha mujer para un muerto de hambre de esos. Calaña que por no doblar lomo ante un señorito, prefiere vivir en cuadras y tampoco creo yo que Don Rafael fuera a estar muy contento con ese arrejuntamiento.
- En mi cuerpo mando yo, y Rafael a aguantarse....¿como dice la copla? La llaman la bien paga, porque su cuerpo compré- cantó ante las negaciones de la divina mujer y estalló en carcajadas al ver su cara de espanto- Ahora vas a confesarte a Don Ángel, el mismo que ha pagado estas sábanas.
La doble moral de una Andalucía que se santiguaba por la forma de vida de unos bandoleros y que a la vez, era consciente de que la palabra de su Iglesia, gastaba las monedas que recogía en el cestillo, en la meretriz más lujosa de todo el sur.
La casona que había visto despertar a su dueña, había sido conseguida con el sudor de su cuerpo, pero no aquel conseguido sirviendo casas o labrando las tierras. Ella vendía su sudor más íntimo y de toda Andalucía venían, buscando pagarlo.
No sabía de esquinas ni de oscuros callejones. La suerte de la belleza femenina que tenía, sus ojos morunos, rasgados y negros como la noche, su piel blanca de insolente pureza, su alta estatura, las curvas de una guitarra española y el embrujo que da la luna. Había sabido venderse y no había señorito que por ella no pagase lo que fuese. Ahora, dueña de tierras, no cualquiera se tumbaba en su cama, y el buen parné costaba un sólo chato de vino compartido con ella.
Capricho habían sido esas tierras, y bien contentos debió dejar a unos cuantos para conseguirlas y ahora que las tenía, disfrutaba de ellas y de su termal gruta.
Inaccesible para el resto de habitantes de sus tierras, guardada por la propia naturaleza entre rocas y vegetación, la gruta competía en belleza con su dueña. Sólo a las mozas que preparaban su baño en tan divino lugar, dejaba probar el agua que las gentes del lugar decían, te bañaba en belleza haciéndola perpetúa.
Aguas termales brotaban de las entrañas de la sierra y verde césped cubría sus aledaños, permitiendola tumbarse después de un baño relajante. Los altos Olmos le hacían de escolta a su blancura y los litros de leche en que se bañaba después, la guardaban del rastro a campo y mal vivir.
Caprichosa y consentida, dueña de si misma y meretriz de Andalucía. Nada enturbió su baño en ese río y nada sabía de los nuevos bandoleros que poblaban las cuevas de la Sierra.
Llegados de Córdoba, en esos días se afanaban en darle habitabilidad a las llamadas Cuevas del Moro. Un grupo formado por hombres, mujeres y niños, que llegaban a esas tierras regidos por su propia ley.
De entre ellos, una joven mujer, gustosa de vestir ropajes de hombre sin ocultar su feminidad. Nula para las tareas de limpieza o cocina, pero nacía para manejar el puñal como el mejor de los bandoleros. Eran mejor los pantalones entallados, las altas botas, la camisa de anchos puños y cubrir su dorada melena por un pañuelo, para dar seguridad a sus compañeros y asaltar cuando el hambre apretase.
Respetada por los hombres y consentia por las mujeres. A la sierra había llegado, Carmen " La cantaora".

5 comentarios:

  1. Me dejas con ganas de más y esperando ese encuentro entre doña y la cantaora, que será de altura seguro.

    Gracias Gemo.

    Pasen todas un buen fin de semana

    A.

    ResponderEliminar
  2. uau estou dentro obrigada Gemitoooooooooooooooooooo
    e só uma pergunta algum dia nos dará a felicidade do retorno de Bajo tu muérdago, por favorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr

    ResponderEliminar
  3. Ayyy madre mia..que me da un ataque..Bandolera.Doña y coplas...

    Y que que no me gustan a mi estos temas de pasion..locura y desespero..
    ¿Porque habra todo eso no?..
    Como A..estoy deseando mas..y mas..
    Apuntada estoy niña...Divina_Wilson

    ResponderEliminar
  4. Bandolera y Meretriz...la cosa promete jajaja.

    Una más que se une a la historia, gracias Gemo.

    L.a.c.e.r

    ResponderEliminar
  5. ..... Por la serrania galopa...
    una bandolera...
    que enciende pasiones....
    y que LOCURA...provoca..

    ....Despiértate Dña.....
    corre a buscarla al Alba..
    y entre sus brazos sentiras..
    que sobra el '''parne''''...si te roba el Alma.

    .... Escritora....todo un lujazo es llegar y poder leerte...seguirte en cada regalo que nos das...en cada aventura que marcas con ese estilo tuyo...en cada Historia que desde ya¡¡¡...se que me encantara...y donde no faltare para saber de esa bandolera y esa '''bien paga'''''
    ....seguir cada una de tus letras...que sigues bordando de lujo....y que esta vez....traen solera de serranias¡¡¡
    gracias......por ¡¡tanto¡¡¡.....

    celeste-negro.

    ResponderEliminar