¡Ay, Trini! 1

1.

Lunes era y en el hasthag de Twitter, podía leer lo poquísimo que el primer día laboral de la semana gustaba en general, no así en particular. Ella estaba encantada de que por fin fuese lunes. De hecho había llegado sonriendo a ese edificio de viviendas, como sonriendo había saludado a la pareja que se encargaba de limpiar las zonas comunes.

- Que alegría da como te tomas los lunes, chiquilla- le dijo la mujer y más sonrió. 

- Yay..hay que empezar con buenas energías- contestó subiéndose al ascensor. El lunes era bueno de buenísimo para ella, por muchas cosas. Primera; porque el lunes era el primer día de tres en que por ratitos era inmensamente feliz. Segundo porque su fantasiosa mente se detendría y no estaría incrementando gratuitamente sus celos y/o envidias. Tercero y en este lunes en particular, porque estrenaba mechas. Un color más atrevido por el que había tardado en decidirse cómo medio año. Cuarto, porque los lunes era el día en que su ratito de felicidad se iba más tarde a trabajar y quinto, porque cada fin de semana extrañaba más a esos ratitos. Ratitos de felicidad con nombre de mujer; Alba. 

- Ayyyy

Sólo su nombre le hacía suspirar por ella. Alba, ese ser despiadado, de vida ociosa, trasnochadora, derrochadora, follado..vale. En resumen, un ser que tenía tooodos los defectos que tanto había odiado en los hombres. Y ahí estaba ella, amando un lunes que casi todo el mundo odiaba, solo por ella. 

- Y machista...ayyyy- a las puertas de Alba, todavía suspiraba por ella. Y ella, era una tia que conforme conseguía quitar unas bragas se olvidaba del nombre de la dueña de esas bragas. Estaba claro que Alba se empeñaba, inconscientemente, en ser la excepción que confirmase la regla. Porque además de los defectos marcados, era una mujer- Si que lo es...ayyyy- por lo que ahora suspiraba, hacía como medio año fue todo un descubrimiento que la dejó tarumba. Ella que había crecido creyendo en el príncipe azul subido a lomos de un precioso caballo, ahora suspiraba por una snob de vida lúdica y lunática, que además montaba en bicicleta a sus casi cuarenta años- Y como de bien...monta, jijijiji- haber superado que una mujer le gustase, le había abierto caminos sexuales desconocidos y muuuuy atractivos- Jijijiji cochinota puedo ser- de un tiempo a ésta parte, se había visto todas las series y películas que tuvieran o tuviesen algún personaje lesbico. Personajes ficticios que si bien no se parecían en lo más mínimo a su Alba, se la traían en forma de cojín al que abrazar cuando los guionistas cabrones, acababan con la pareja les- Que duro es ser lesbiana en la tele- ficción o realidad. Lo cierto es, que abriendo la puerta del piso de Alba, le faltó llorar. Y hacerlo porque de nuevo y tras dos días, volvía a llenarse del olor de esa casa. De seguro se habría fumado ahí durante el fin de semana, como que el salón y cocina estarían llenos de botellines de cerveza y otras bebidas más contundentes, como que tampoco se habría ventilado, que a ella le daba igual. Porque entre tanto, olía a.. Alba. Y oler a Alba, era regresar a su hogar. Aunque su hogar como ella lo sentía, estuviese comidito de mierda. Mierda que ella tendría que limpiar, que para eso se le pagaba.

Que el piso estuviese desornado no era novedad habiendo sido fin de semana, pero que a esas horas, estuviese todo cerrado un lunes, si que lo era. 

- Ay..ya se ha dormido- pensó dejando sus cosas en el único hueco libre que encontró en la cocina. Ahora es cuando debería soltarse el pelo, ponerse la bata de limpiar con sólo la ropa interior debajo, abrirsela casi hasta el ombligo, realzarse las tetas, ir a la habitación de Alba, abrir la puerta y apoyarse en ella cual loba hambrienta- Jijiji anda ya. ¿Yo? Que vergüenza madre mía- casi santiguandose, se puso la bata encima de su ropa y avanzó por el piso intimidándose. Alba solía dormir con poca ropa, hecho que enrojecía sus mejillas. Seguro que también dormiría con su cabello suelto, negro y desordenado por la almohada- Ayyyy- vuelta a los suspiros. El enrojecimiento de sus mejillas al imaginar a Alba durmiendo plácida en su cama era proporcional al cosquilleo que le despertaba esa imagen- Ufff- abrir la puerta, y con bata abrochada o desabrochada, caer sobre ella, sentarse a horcajadas, agarrarla del cuello y pedírselo; Es lunes de follar...fóllame. Como hasthag de Twitter estaba genial, pero la realidad era distinta- Jijij calla, calla, me muero yo.

Muriéndose, pero por la falta de valentía, llegó a la habitación, abrió la puerta y....Alba no dormía sola.