M50C Happy birthday 3

Con la ayuda de las chicas, Minerva terminó de vestirse y mirándose de pie frente al espejo, todavía le pareció aún más increíble el vestido que Julia le había elegido para esa noche. Un sirena palabra de honor de discreta cola en rojo cereza. A Minerva no le hacía falta mirar la etiqueta para saber a quien Julia se lo había encargado, seguro que a la misma persona a quien encargaba su perfume. 

- Uhm...en días así me haces sentir la princesa del cuento- dijo en voz alta tomando una buena bocanada de aire. Toda princesa de cuento llegado el momento, debe bajar las escaleras de Palacio llevándose toda la atención y eso era justo lo que a ella le esperaba tras la puerta. Amable agradeció a las chicas todas las atenciones recibidas y antes de abrir la puerta, volvió a tomar aire ganando seguridad y menos mal que lo hizo. Tras la puerta un enorme pasillo adornando sus pasos con orquídeas y al fondo, frente a las escaleras, Julia la esperaba- Wau- tuvo que musitar. Si ella lucía espectacular, se quedaba sin defeniciones que se acercasen aunque fuese un poquito a como Julia se veía en smooking. De claro estilo minimalista andrógino, la magnate lo llevaba con toda la elegancia posible y era para suspirar, verla sonreír como si la única belleza en ese pasillo fuese ella y no al revés. Las ganas de llegar hasta ella a Minerva le hicieron aligerar el paso, ansiosa de verse en sus ojos y de gritarle, lo increíble que se veía.  Pero Julia entendiendo sus prisas le hizo un gesto disimulado indicándole la cantidad de personas que esperaban al pie de las escaleras. Pues nada, de nuevo le tocaba aguantarse las ganas de Julia y peor, debía soportar que Julia ese hecho lo disfrutase a placer- Eres perversa- le dijo al llegar a su altura, sonriendo, a diría más los espectadores que invitados. De hecho así se sentía observada, como si fuesen las protagonistas de una super gala.

- Ujum...mi perversidad es directamente proporcional a tu belleza. Estás insuperable- la halagó Julia tomando su mano y Minerva sintió unos deseos locos, de no bajar las escaleras y quedarse con ella ahí arriba, donde no había invitados y la belleza de la que Julia hablaba, en verdad era la de verse sonreír en sus ojos- No..no, hay que bajar y ser educadas- de nuevo la magnate se adelantó a sus deseos desbaratandolos y le fue imposible no rodar los ojos molesta.

- Hay algo que no entiendo- pasó a decirle en un último intento de no bajar las escaleras- si soy tu regalo de cumpleaños- continuó pero tuvo que detenerse al apreciar la sonrisa pícara de Julia- Jajaja, no se que tramas- se rindió aparentemente, no olvidándose de jugar sus propias cartas. Acercándose a la magnage, buscó su oreja para decirle- pero es una pena que no puedas disfrutar de lo mucho que me has gustado esta noche- conforme le dijo notó al instante las manos de Julia agarrandola de la cintura contra ella. Le resultaba tan excitante las inmediatas reacciones de Julia a sus deseos, que no le importó lo más mínimo, seguir provocándola- ¿Sabes esos días en que me pones tanto que me dejaría hacer lo que fuese?- prosiguió y el agarre de Julia como sabía, se hizo más firme. Eso unido a estar sintiendo su aliento cálido en el cuello, a Minerva le hizo cerrar los ojos antes de morderle suave el lóbulo de su oreja- Pues así mismo, me tienes ésta noche- confesó y el roneo gustoso de Julia fue todo un premio. Tal cual estaban era imposible que Julia no cediese a sus deseos y bueno, cierto era que celebraban su cumpleaños y que debían bajar a saludar, pero entre medias podrían esconderse en cualquier sitio indefinidamente a ser posible. Pero Julia suspiraba en su cuello antes de besarlo, haciéndole saber que de momento, serían sólo excelentes anfitrionas.

- Es justo como te quiero esta noche y ahora, deja que me envidien un poco por tenerte todavía conmigo- rompió la cercanía Julia con un brillo tan divertido en sus ojos que Minerva supo dejar de lado sus intenciones más lujuriosas, para de una vez por todas bajar las escaleras de su mano. 

Abajo las esparaban las caras de siempre, como sus amigos y familiares, como también gente de los negocios de Julia y algún que otro "Pequeño Nicolás" colado por la cara en su celebración. Al poco de bajar y como Min temía, las dos fueron separadas entre saludos y conversaciones corteses, pero no por ello, Minerva dejó de sentir la mirada gris de Julia sobre ella. De excelente humor y sabiendo igual a la magnate, en la lejanía se vió reír por las muecas que Julia le hacía por algún invitado pesado o directamente se sentía arder en deseos cuando no había mueca y si miradas incendiarias by Julia. Fue recibiendo una mirada así, que se despistó por completo de la conversación que supuestamente mantenía con un rico empresario belga, comenzando a necesitar "algo" que le resfrecara un poco. Desde luego que si el juego que Julia había planeado era tenerla de lo más caliente toda la noche, lo estaba consiguiendo. Pero no pensaba ponérselo tan fácil y despidiéndose educada del caballero, decidió salir al jardín y disfrutar del aire fresco y húmedo de Venecia. Pensándolo bien, estaría genial salir y que justo entonces, un hermoso castillo de fuegos artificiales comenzase a estallar sobre los canales. Pero obvio, eso sería más propio que ocurriese en la celebración de su cumpleaños que en el de Julia y en todo caso, antes debía salir y dejar de pelearse con la enorme cristalera que quería abrir. 

- Joder- musitó cabreandose contra la cristalera que continuaba resistiéndose y bueno, éste sería el momento en que agradecería una muestra de caballerosidad por parte de algún asistente.

- Cuide sus modales, señora Minerva- la voz de Julia fue todo un alivio y rápido dejó su mal humor por la estúpida cristalera. Ahora no sólo saldría si no que además lo haría con Julia. Sonriendo ingenua se giró esperando encontrasela tras ella, pero para su sorpresa, Julia estaba a más de diez metros de allí- No te asustes, soy yo- escuchó de nuevo a Julia, viendo como a lo lejos ni siquiera la miraba y en cambio ella la escuchaba como si estuviese al lado. Si Julia pretendía que con eso no se asustase, se equivocaba de pleno.

- Ya se que eres tú, pero- se interrumpió mirando a todos sitios y ahora si, pudo respirar viendo a Julia mirándola- Cariño- pasó a llamarla sin querer comerse la cabeza y prefiriendo que la misma Julia le hiciese reír por lo que fuese que hubiese tramado.

- No puedes salir de la sala y sólo tú me escuchas- escuchó de nuevo a Julia mientras ella se cruzaba de brazos, un poco molesta- Debes confiar en mi, ¿uhm?

- Ya...soy tú regalo- le contestó y tan ensarzada estaba en su conversación con la magnate que ni calló en la cuenta de que para los demás, estaba hablando sola.

- ¿No quieres serlo?- con voz de malcriada le preguntó Julia, evidentemente disgustada y la carcajada que sólo Min retumbó en la sala.

- Jajaja, claro que sí... Pero esto de escucharte y que estés lejos, se me hace raro. Creo que es comprensible, señora me enfado enseguida- le explicó recobrando por completo el humor y pudo apreciar como Julia en la distancia le sonreía. 

- Pues entonces ahora si, comienza mi fiesta de cumpleaños. Fíjate en toda ésta gente que nos rodea, aparta a los rostros amigos y quédate con los ajenos....