M50C Happy birthady 5

No podía ser. Las manos de Julia cruzando sus muslos directos al foco que ardía con sólo imaginarlas llegar y en el salón sonando sus clásicos de soul. Estaba clarisimo para Min que Julia había pensado en cada detalle, para rendirla a ella.

Pero que una de sus canciones preferidas sonase y que su aliento y caricias jugaran con su deseo, no borraba el que estuvieran en la barra de un salón repleto de gente. De nuevo quiso detenerle las manos, guardándose de que sus movimientos no delatasen lo que entre ellas estaba ocurriendo, provocando la risa de la magnate ante sus maniobras.

- Eres de lo peor- le dijo retrepandose en ella queriendo ocultar el rubor que le producía la situación. Primero por cierto pudor y segundo, porque a Julia querría poder negarle algo así, pero su cuerpo la traicionaba excitándose para ella. Podía regañarla, intentar detener sus manos y buscar enconderse en ella, pero lo cierto es que le excitaba sobremanera. Ahí estaban todos esperando poder compartir con Julia alguna palabra, poder agasajarla, hacerle la pelota al fin y al cabo, y ésta donde estaba era tras de sí con ella. Como si lo único que le importase, era tenerla como y donde fuera. La tensión en su sexo le hizo apretar los muslos, pero la experta mano de Julia, estaba entre ellos haciéndola ceder presión- No me lo puedo creer- musitó agarrándose a su brazo. Increíble era ceder a ella, escoltadas como estaban por ambos lados.

- Sólo quiero saberte mía- le susurró Julia avanzando hacia sus bragas y ella apretó los labios, sabiéndose capaz de gemir. A la mierda el que dirán y los prejuicios, sus bragas esperaban a Julia humedeciendose en placer, pero necesitaba su boca. La necesitaba para morder la rabia de saberse tan suya daba igual la forma y como espacio donde ahogar los gemidos placeneteros de saberla adentrándose en sus bragas. Julia apreció su necesidad y se giró lo justo para poder llegar a su boca, mientras debía cerrar los ojos gustosa. Sus dedos habían atravesado la fina tela de las bragas de Min y tras ellas, encontró una humedad orgásmica que hizo que fuese ella la que gimiese de lo más golosa- Minerva- temblando en placer por lo henchido que encontró sus labios y pliegues, gruñó su nombre sintiendo al momento las uñas de Min clavandose en su brazo. 

Para el resto, serían la pareja protagonista de la celebración abrazándose en un beso propio de una noche así. La estudiada postura de Julia camuflaba su mano entre el vestido de Min, allí donde sus dedos se perdían en ésta buscando entrar en ella. El espasmo que sufrió Min sintiéndola llegar a lo más íntimo la hizo sonreír de nuevo y debió hacer un esfuerzo descomunal para no girar el taburete con fuerza y hundirse en su sexo, queriendo beberla. Pero no podía ni debía y entonces una sonrisa traviesa se instaló en sus labios. Empaparía los dedos en ella, entraría lo justo para querer morir dentro de ella y después se detendría para volver a ser las anfitrionas de la fiesta. 

- No se te ocurra- le advirtió Minerva demostrando conocerla y el movimiento que hizo para asegurarse sus dedos dentro de ella, volvió loca a la magnate. La yema de sus dedos dentro de Min, prácticamente absorbidos por su vagina, le ardían queriendo hundirlos en ella una y otra vez, hasta que Min temblase de placer. Pero alguien llamándola detuvo sus movimientos para desesperación de Minerva.  No era posible que la hubiese puesto tan mojada y predispuesta, para en el mejor punto, tener que frenar apurada. Aunque no fue así. Julia sacó sus dedos extremadamente lento mientras ella se agitaba temiendo que quien fuese que acercaba hasta ellas las descubriese. Tan lento que despertó todos sus nervios y ansias, porque Julia acabase. Que la follase en ese taburete rodeada de gente derramandose en sus dedos, mientras los suyos le marcaban los brazos de puro placer. Nublada en deseo cómo estaba, volvió a clavarle las uñas disgustada, al sentirla salir finalmente sin olvidarse de presionar su hinchadisimo clitoris- Genial- ofuscada y super acalorada, se quejó siendo besada por una más que sonríente Julia- No siempre vas a hacer lo que te de la gana- enfadada no respondió al beso y el pesado que llegaba hasta ellas, las pilló con Julia sin dejar de sonreír traviesa- Debí haberlo sabido- chascó la lengua. Como si no conociese a su mujer y sus extravagancias. Ahora estaría de lo más orgullosa al comprobar que le bastaban dos tonteos para ponerla a mil. Pero como siempre, a Julia le bastaba girarse hacia el tipo que la había llamado chupandose el pulgar e índice, como si se los hubiese manchado con el más exquisito chocolate, para olvidar cualquier indignación y sentir otra nueva punzada bestial de deseo por ella- Jajaja, definitivamente eres lo peor. Disculparme, debo cambiarme de vestido- con la seguridad que le daba sentirse toda una exquisitez para Julia, se disculpó necesitando cambiarse el vestido y de tener unos minutos de tregua. Sin saber, lo que aún Julia tenía preparado para ella. 

Indudablemente feliz y excitada, subió a la que era su suite en ese Hotel. Pasó por el recibidor, el pequeño salón y cuando abrió  la puerta de la habitación principal,  la mandíbula casi se le descolgó de la impresión. Esa no era una habitación lujosa de hotel. Por no ser, ni era la habitación donde habían dormido, aún siendo la misma. Descolocada volvió a salir para comprobar que no se había equivocado como así era y suspirando picardía, los ojos de Julia se le vinieron a la mente. 

- ¿No te gustó el nuevo vestido? 

La voz de Julia sonando en la suite, le hizo morderse los labios, esperando ilusionada, una nueva sorpresa de la magnate.