Inspección obligatoria 8

Mientras tanto Paco... 

- Mi chochitoooooooooooo ganador- festejaba junto a su cliente y la misma Leire, pero cuidado. Todavía faltaba arreglar los fallos del coche.

Fallos que a Leire obviamente no preocupaban. Ya lo de menos era pasar o no la inspección obligatoria, lo que verdaderamente le importaba, era que Paco dejase de mirarse al espejo con sus nuevas super cuñas compradas esa misma mañana que le iban de miedo al vestido que había elegido para SU cita. Porque no era arreglar los fallos graves de un coche, para Leire era una cita en toda regla y para ella es que se había vestido preparada para matar de a poco a la técnico. 

Que era quien en esas llegaba a la calle de Leire, encontraba el coche de ésta, tocaba el capot y se cagaba en veinte de mala baba. Leire había estado usando el coche como le daba la gana, algo que entraba en sus planes por mucho que le jodiera. Pues se acababa la tontería, con dos silbidos bien fuertes se hizo notar y obvio, el primero que corrió a la ventana fue Paco calzando las cuñas de Leire que le hicieron comer cristalera de mala manera. La hostia contra el cristal fue guapa pero nada comparado con encontrarse a la que sería Andrea con ropa de trabajo en la calle junto al coche de Leire. Algo fallaba y girándose a por su amiga todavía con lágrimas en los ojos por el golpe, tragó saliva. Leire le posaba dispuesta a todo como si en verdad hubiese cita.

- Esto...chochito mío, ¿tú no me dijeste que ibais a cenar?- trató el pobre de rebajar las ansias vivas de su amiga. No parecía por las "pintas" de la técnico que ésta fuese de cena y nada menos que a uno de los sitios remilgados que gustaban a su amiga.

- Jajaja, te dije...que me la iba a cenar, luego ya....- segura de sus planes, Leire pasó de las dudas evidentes que Paco sentía por su cita y a éste, al verla increíble de divina, también se le olvidaron. No había nadie con sangre en las venas que pudiera resistirse a Leire tal cual iba. 

- I love it, my tits. Te la comes si o si y ayyy, yo quiero ese vestido, lo amoooo- locaza y amante fanático de los vestidos de su amiga, el par de dos todavía hizo esperar a la técnico y sus silbidos desde la calle- Así, un pelín camionera me suena ¿eh?- volviendo a la ventana y mirando a la técnico, su lado locaza lo acaparó todo- Aunque me super encanta su rollo, es de aghhhh querer arañarla, enfadarla y que te posea a lo loco. Yo en otra vida; mujer y lesbiana. Lo tengo clarísimo, en esta me quedo con gatito malo...miua miau...¿Leire? Pero puton si te has ido sin las cuñas. Ja, pues me las quedo.

Pues si, Leire se había sin sus cuñas de estreno y sin ver a su amigo hacer el gatito malo pegado a una ventana. Normal, si le urgía bajar a por la técnico y hacerla desmayar de la impresión de verla tan sumamente sexi, pero...la que casi acaba desmayada de la impresión, fue ella. 

- Ya era hora, dame las llaves. Un colega nos espera en el taller- dijo Andrea guardándose de mirarla mucho y claro, la indignación fue mayúscula en Leire. Primero porque Andrea acudía a su cita con la ropa del trabajo y segundo por no decirle ningún piropo. Aunque, para como iba no había piropo o halago inventado que le hiciese justicia.

- Jajaja, esto no me puede pasar a mi- clamó al cielo la morena, sin perder su genio- A ver, voy a entrar al portal y cuando salga, me saludas como debes- exigió girándose hacia su puerta. Andrea no pudo más que morderse los labios. Leire estaba de impresión y de olvidarse de coches, pero los humos de la morena también daban para putearla los justito. Por eso la dejó meterse en el portal y volver a salir, aparentando normalidad absoluta. Algo que sabía reventaría a Doña creída como acabó sucediendo- Muy bien, ahí te quedas- caprichosa a muerte, Leire de nuevo se giró con toda la intención de dejar plantada a la técnico, pero esta lo disfrutaba a placer y en dos pasos, ya la tenía sujeta y dispuesta a cargarla hasta el coche. Claro, los gritos de Leire llegaron enseguida, pero ni caso. Como saco de papas la cargó, para disfrute de sí misma y de Paco.

- Ayyyyy, yo quieroooooooo, ¿pero porque a mi un hombre no me hace eso?- quien se moría de la envidia pegado a la ventana. No así era Leire, que cargada pataleaba con todo el cabreo del mundo hasta que Andrea la soltaba y lo hacía con la preocupación de no quedarse cerca de ella y llevarse una buena tarascada de la morena. Pero para su sorpresa, Leire sólo tensionó mandíbulas, la fulminó con sus intensos ojos negros y con su pedazo de toque sensual se ajustó el vestido. Digna como la que más, se fue a la puerta del copiloto, sin olvidarse de lanzarle las llaves a Andrea. Pues ahí estaban, ambas subiéndose al coche, con Leire cabreada como una mona y Andrea divirtiéndose con ese cabreo. Obvio, los primeros metros los atravesaron en silencio, hasta que Andrea quiso aprovecharse de la situación. Era eso o morir abrasada por el magistral cruce de piernas de Leire.

- A ver que musiquita te gusta- dijo accionando la radio del coche, pero duró encendida lo que Leire tardó en apagarla.

- Ninguna me gusta- apagándola, Leire volvió a su postura me la sopla el mundo en general y particularmente tú. Pasa que estoy buenísima, lo sé y lo uso.

- ¿Ninguna? Algún grupo o tipo te gustará- prosiguió Andrea, cerrando de tanto en tanto los ojos. Estaba buscándola y al final la encontraría. Una hostia, una tarascada...un beso enredao.

- Mira si, este- con genio Leire le hizo escuchar el silencio del coche y vale, eso le dio más juego a Andrea.

- Ufff...¿a quien no le gusta escuchar un motor rugir? ¿Uhm?- arriesgando, Andrea se pego a ella con su mejor tono de voz. El efecto fue inmediato en Leire que se giró hacia ella examinándola y las ganas de besarla para Andrea fueron superiores. Pero no, no. Leire debía bajar humos- Pena que el tuyo está que ni ruge como bebé tigre- volvió a la lejanía natural entre piloto y copiloto, sin dejar de prestar atención a Leire y su bramido mal disimulado- ¡Libros! ¿Cual es el que no falta en tú mesita de noche?- en juego, Andrea insistió pero queriendo en verdad, conocer los gustos de la morena que la llevaba caliente a mil. Esas piernas color canela, brillantes, tersas y eternas deberían estar prohibidas.

- Tampoco leo- fue la contestación seca y borde de Leire. Como Andrea siguiese en esa línea tan pava, se iba a enterar. Pero bueno, la verdad es que adoraba Anna Karenina para cualquier noche, como adoraba el grupo Amaral, en su día The Peche of Mode y.. 

- ¿Algún color favorito o tampoco distingues colores?- prosiguió a las preguntas Andrea y vale ya. Tampoco es que Leire fuera fría como hielo. Las tonterías de Andrea y el tufo inexplicable a bronceador la llevaban contenta. Eso unido a su mala hostia, pues...

- Que nooo, que no soy así,  ¿vale? Que yo no funciono con esas chorradas de conocerse y demás- creyó cortarla Leire. Ya estaba bien y pues mira no, el rosa no era su color. Más bien el celeste lila. Eso si, para lencería el negro por encima de cualquiera.

- Bueno...- pareció relajarse Andrea pero nones. Las ganas de callar ese geniazo que gastaba la morena, ya no daban pa jueguecitos y si para pegar un volantazo, detenerse donde fuese y comerle toita la boca. Pero oye, todavía le quedaba rematar- Me quedaba intentar saber tú número favorito, pero no sabrás contar por lo que veo- agarrando el volante con fuerzas, tuvo los ovarios de mirarla de frente.

- Pues si....el 69- también mirándola le contestó Leire, cortando la respiración de ambas. Fuera no sabían que temperatura habría, dentro reventaba termostatos y las pieles de ambas, daban fe.

Lo siguiente fue un volantazo, primera salida, frenazo y....