112-Emergencias 172

Que Lu&Su estuviesen esperando gemelos, pasó a ser noticia en Pedraza en cuánto la vecina MariLogia se enteró. No hubo comerciante que no comentase la noticia, sin egañarse, unos para bien, otros por no tener nada mejor que contar, otros por pura guasa y alguno habría con maldad, que contra ésta no hay medicina que funcione. La cosa es, que gracias a que fuese noticia en el pueblo, Susana se veía en situaciones donde debía demostrar sus nuevas dotes sociales. Lo típico "ay cariño que se me olvido el pan" y ahí que iba Su con su mono de piloto. Nada más entrar en el despacho de pan, notó las miradas curiosas sobre ella y algún bajito cuchicheo que ella ignoró bien "plantá" Pero, fue llegar su turno y...

- Ay Coronela, que ya me han dicho os vienen dos criaturas. ¿Como estáis? Contentísimas seguro- la panadera, a la que le faltaba salir del mostrador y besarla, pregonaba lo que nadie de los allí presentes, ignoraba. Porque sí, los que ya habían comprado se habían quedado en el despacho de pan, sería por la calor o sería por el cotilleo.

- Jum- fue la primera contestación de Su y ¿que cojones tenía en sus hombros? Dos militares perfectisimamente uniformadas diminutas. La de la izquierda; una militar de tierra. De esas fuertes, erguidas, adiestradas en la batalla cara a cara con el enemigo con su ametralladora dispuesta a hacer fuego. La de la derecha en cambio, vestía uniforme del aire. Impoluta, destilando clase y demostrando estar preparada para una forma de batallar mucho más inteligente. Para sorpresa de Su, la del aire habló.

- Incorrecto mi Teniente-Coronel. Debería sonreír y mostrarse agradecida por la felicitación recibida. El enemigo jamás debe conocernos- dijo la aviadora con una sonrisa blanca y sincera, que enamoró a Su.

- Y una mierda, mi Teniente-Coronel. Es el puto enemigo, estamos rodeadas. Repito, estamos rodeadas de cotillas. Que les jodan- la de tierra fue más... Bastante mas brusca y horror, escupió al suelo a lo "Rambo" mientras no dejaba de apuntar a todos los allí presentes. 

- Ya está la flipada. Os sacan de reptar y no dais para más- la aviadora arremetió contra la otra, ante el alucinamiemto de Su.

- Jem, jem...boinitas no me provoques. Cosa guapa- respondió a su ataque la rambo y horror otra vez, le hizo tirándole dos besos de lo más guarrilos algo que molestó a la aviadora. Y no, Su no era Inés, de una sacudida hizo a caer a las dos al suelo. La panadera esperaba que algo más que "jum" le dijese. O no, porque se le adelantó.

- Dos niños no, que ya tenéis a Roberto y al que llegará de Laura. ¡La parejita!- exclamó la panadera feliz de la vida y no, por ahí no que Su se molestaba.

- Es Ito y serán dos niñas- escueta a su forma, la corrigió Su. Y sin quererlo, provocó el exaltamiento de las masas allí reunidas. La primera la panadera.

- Ay Dios mio. No me digas, que alegría- dijo la mujer y ojalá Susana hubiese podido volver a corregirla. Pero no pudo, la "Rambo" diminuta escalaba con exultante experiencia el mostrador y se quedaba frente al rostro de la panadera apuntandola directo.

- Mi Teniente-Coronel, a su orden disparo. Esa fue una clara intromisión en su intimidad. Repito, espero orden de fuego- la Rambo cargaba el arma, sin dejar de comerle la cabeza- Use el sarcasmo y cállela. ¿Que sabe ella lo que nos alegra o no?

- Por favor. No marque objetivo. Nadie puede ofenderse porque alguien se alegre de nuestra dicha, mi Teniente-Coronel- la aviadora pilotando un caza todopoderoso, no es que apuntase a la panadera sino que lo hacía a la Rambo.

- No ves la boinitas. ¡Que no me apuntes a mi!- se quejó la rambo.

- Jajaja. No te escucho desde ahí abajo, te ves tan pequeñita- disfrutó la aviadora.

- Pues no sabes lo que ésta pequeñita puese hacerte- vaciló la rambo.

- Uy...ladra más fuerte cariño- contraatacó la aviadora.

Vale. Stop. Suficiente. Estaba en mitad de una panadería con varias caras pendiente de ella y su falta de alegría por la llegada de dos niñas. Debía sacudir al par de visiones y seguir a lo suyo.

- Eh..todavía no sabemos sus sexos, sólo que Lucía cree que son niñas- carraspeando ante tanta expectación les explicó, ya no sólo a la panadera, sino a toda la panadería. Ups, de momento parecieron desilusionarse, pero entonces la panadera...

- Pues si lo dice Lucía, es que lo son. Si la estoy viendo en esos vaqueros que me llevaba embarazada de Marina, por la plaza- meneando la cabeza al recordar a Lucía en su venazo ochentero, Susana sonrió permitiéndole el recuerdo de esa Lucía.

Taconazo de aguja y rojo como el carmín con el que maquillaba sus labios, su cabello larguísimo recogido en una coleta alta, una chupa de cuero colgada al hombro y una camiseta blanca ajustadisima, que le marcaba su pancita de cuatro meses. Así se la encontró la hoy panadera, de su misma edad, cuando paseaba con su madre. Obvio, pueblo pequeño infierno grande. La madre de la panadera fue cruzarse con Lucía y soltarle;

- Dios mio de mi vida, Lucía. ¿Como te dejaste hacer eso?- la mujer cada vez que la veía se escandalizaba. Tan joven y ya "preñá" Pasa que Lucía era Sánchez desde la barriga de su madre y no es que se callase. Mascando chicle, bien que contestaba.

- No le voy a decir como me lo han hecho. No quiero que fantasee- sonriendo exageradamente, todavía escandalizaba más a la mujer.

- Ayyy. Roja de siempre- musitaba esta santiguandose.

- Jajaja y con orgullo. Uhm, Déjeme verle los ojos- el lado médico, por aquel tiempo estudiante, a Lucía le hizo acercarse a la mujer y chequearla rápido. Tiempo que la hoy panadera aprovechaba para cotillear sobre la gran moderna del pueblo.

- Lucía, ¿ya sabes que será?- le preguntó con cierto respeto. Era la diva de Pedraza y ella ahí, de colegueo.

- Niña- segurísima le contestó Lu sin dejar el exámen a la madre de la panadera.

- ¿Te lo dijeron?- quiso saber ésta.

- No. Pero lo se- categórica le respondió Lu concluyendo su exámen- No me gusta, llevala mañana al médico, pide una revisión- le dijo a la panadera y ok. Era Lucía, callaita no se iba a quedar- Y alegre esa cara Doña Angustias, estamos en los ochenta y por fin, las mujeres follamos libremente y por gusto- le soltó antea de comenzar echar a caminar con andares de diva o de lo que es lo mismo, de quien se come la vida como le venga. Algo que...

- Alabado sea el señor.

Provocaba el escándalo de Doña Angustias y las risas en el presente dentro de la panadería.

- A mi madre no le dio un ataque, no se como jajaja- reía la panadera y Su sonreía. De "esa" manera que de un restregon se quitaba. 

Pues si, si Lucía lo decía es que sería, aunque a ella no le preocupase y como iba a hacerlo, si tras despedirse de todos los allí reunidos fue a abrir la puerta para marcharse a casa y no pudo, porque las dos visiones diminutas le entorpecían el paso. La rambo trataba de levantarse entre polvo y arena, rodeadaba por socavones. Socavones que no eran naturales. Bastaba una rápida mirada para saber, que un caza la había bombardeado. 

- Jajaja. A ver si aprendes  a tratar a una mujer- la aviadora desde su casa, disfrutaba a morir de sus existosos bombardeos.

- Jum...en el amor y en la guerra todo vale, nena- la Rambo conseguía ponerse en pie, no es que fuera a ser fácil acabar con ella- No sabes lo que has hecho.

- ¿Empezar el amor? Cuidado y no te enamores fuerte- le advirtió la aviadora antes de iniciar un trayecto veloz que la hizo perderse de vista. La Rambo viéndola salir rauda sonrió de lo más tonto hasta que se topó con la mirada de Su sobre ella.

- Eh que yo no pienso enamonarme como tú- le advirtió antes de echar a correr y a Su se le escapó una carcajada. Lo mismo y por Facebook había pensado ella respecto a Lucía en su día.

Y joder, Lucía era quien esperaba la barra de pan para por fin meterle mano a la pasta que había dejado preparada. Sólo pensar en ella, la pasta, y a la piloto le crujió el estómago. Así tardó poco en llegar a casa y entrar a la cocina con su trofeo.

- Ya traje....el pan- normal que se atrancara al anunciarse. Lucía había devorado la pasta sin pan ni ná- Eh...que ya no te hace falta, ¿no?- dudando que algo le hubiese dejado de comida, encogió los hombros- Pues si que comen tres.