Emergencias 159

-Jijiji... Otros que llegan con urgencia.

Otros u otras. Mientras que Inés se prestó a escuchar entre risas de lo más tontas, Marina se escandalizaba. Primero por el ruido que hacían  la pareja que fuese y segundo por Inés. Que iba a saber ella, que más tarde se escandalizaría aún más. 

Pero eso sería más tarde. En el presente Inés se lo pasaba bomba escuchando a los de la habitación de al lado, entre gamberra y atrevida por estar escuchando lo que estaba escuchando y Marina pues... 

- Pero...¿de que son estas paredes?- escandalizada se preguntaba porque los ruidos eran tan cercanos que parecían estar en la misma habitación- Joder... Es lo más cerca que he estado de una orgía- escandalizada y pellizcando a su vez a Inés, que no se cortaba un pelo en reír.

- Jijiji calla, calla que siguen- la piloto intentaba callarla pero nada que ver. A Marina no le apeteció nada estar ahí escuchando semejante- Mare que polvazooooo- en cambio Inés seguía disfrutándolo pero claro, así se lo puso fácil a Marina.

- Si...no son tan rápidas como tú- le espetó huyendo de la cama a tiempo de que Inés no la cogiera.

- Jolines pero que- intentó excusarse Inés pero entre hablar o seguir a Marina, optó por la segunda opción. Saliendo por el balcón ambas, alucinaron con el extensisimo prado verde con el que tropezaron e Inés recordó la ruta explicada por la fumetas hasta la alberca- Esperate aquí- espabilada dejó a Marina respirando aire puro mientras ella entraba y rápida como para aterrizar, se cogía su mochila, alguna toalla y poco más. Ok, que astucia había tenido de no advertir a Marina de la alberca, así el problema de bikini si o no, quedaba resuelto en el no. Con ella a la espalda salió a por Marina e ilusionada comenzó a guiarla. Entre el padro los árboles, los pájaros cantando, la paz y todas esas cositas que a una tía intensa como era Marina, le daban un gustito especial.

- Mmm...que paz, por favor- gustosa la médico detuvo sus pasos. De buena gana se tiraría ahí mismo a contemplar las hojas de los árboles con el magnífico fondo azul, como acabó haciendo, y a las hojas con fondo azul le sumó la cara de Inés subiéndose en ella- Jajaja, uhm...me pone muchísimo este sitio en particular- susurró enredando a Inés y obvio, ésta se contagió enseguida. Otra vez a comerse a besos, a subir vestido y...

- Agh..ahm...ayyyyy- la piloto que volvía a escurrise enseguida para escandalazo de Marina.

- Pero...¡si ni me has dado tiempo a tocarte!- exclamó la médico a punto de la indignación y también preocupación. E Inés que se escondía sobre ella lo que podía.

- Jijiji jolines..si es que. Hay alberca, vamos a ella- huyendo de sus explosiones fugaces levantó a Marina dirigiéndose a la alberca. A ver, estaba claro que las conversaciones mantenidas por wasap días antes de esa escapada, le habían influido bastante. Algunas como:

Mensaje de Maca "fumetas" a Inés: Oh yeah baby...tiene un paseo entre árboles que te van a dar unas ganas de empotrarla contra un pino y enterrarte entre su...jem jem jem, ¿sigues ahí o de pensarlo ya estás tocándote?

Mensaje de Inés a Maca "fumetas": gvdkxuevs.@() rfilwe

Mensaje de Maca "fumetas" a Inés: OMG

Mensaje de Maca "presi" a Inés: Nada más salgas de la suite coge el caminito de la derecha que te lleva a una arboleda increíble. A ella le encantará, a tí te encantará ella y...espera, creo que tengo alguna foto de Esther ahí.

Mensaje de Inés a Maca "presi": kfbeshudd@()-;!8jfoandbf

Mensaje de Maca "presi" a Ines: Hay que joderse... Jajajaja, no me lo puedo creer.

Mensaje de Inés a Maca "presi": Vuestra culpa, me estáis ansiando y parezco una monito"

Mensaje de Agustín"primaco" a Inés: Primaaaaaaa, deja de tocarte ya y cogeme el teléfono.

Con tantas expectativas generadas sobre el refugio y con Marina tan escandalosamente sexi desnudándose frente a la alberca, Inés lo tuvo claro: si volvía a irse a la velocidad de la luz, el pino iba a servir, pero para que Marina la colgara en él. Pues nada que ver, se negaba a que volviese a ocurrirle y nada mejor para eso, que un buen baño en la alberca y sobre todo, evitar mirar mucho a Marina. Decidida se lanzó al agua y al hacerlo, empapó enterita a Marina, más mijitas para la temperatura del agua que ella.

- Ineeeeees- el grito de la médico revoloteo a los pájaros pero naita pasó. Inés corrió a por ella, la introdujo en el agua, y entre que te quiero besar y no me dejas, que te quito el enfado a bocaitos y que no quiero que me lo quites, el roce entre ambas subió la temperatura del agua de mala manera. Ahora a las dos parecía quemarles y vuelta de nuevo a los besos enredaos que subían de intensidad, como subida al borde de la piscina acabó Marina con la cabeza de Inés entre sus piernas- Ahm...dios que bueno, ahora si- anclandole la cabeza entre sus piernas disfrutaba tanto que estaba hasta por reír de pletórica que se sentía. Peroooo, entre comérsela en una postura de malabarismos y buscarle el pecho, Inés abrió los ojos a tiempo de ver a Su y a Lu caminando por la árboleda directas a la alberca y a ellas. Ya después tendría tiempo de cagarse en todo, ahora le primaba acelerar antes de que las otras llegasen y las pillasen dale que te pego- Agh...Inés que me matas- la médico enseguida notó los cambios de Inés. La velocidad se hizo endiabladamente satisfactoria y el éxito llegó tan pronto como Inés necesitaba- Agh...ammmm, por fin- gozandolo no dejaba salir a Inés de sus piernas, para ella no había prisas ningunas pero no así para Inés. Su Tía era capaz de dejarla sin poder volar ni en el tiovivo del pueblo si se enteraba que al final habían ido donde mismo. Había que evitarlo como fuese.

- Ayyyy, sal del agua hay pirañas- lo primero que se le ocurrió le soltó a la pobre Marina que en un principio llegó a creerselo y en pelotas, salió corriendo despavorida. Claro que, corriendo agarrándose el pecho y viendo delante s Inés correr entre risas, a la médico le dio por pensar y...

- ¿Pirañas en una alberca? Ineeees- a gritos llamó a la piloto y otra vez vuelta a empezar. Inés partida de risa a intentar quitarle el rebote que se había pillado Marina, que te cojo y tú te sueltas, que si desnudas y aún palpitando, que si el prado, los árboles y un gemido alto, claro y rabiosamente sensual, que dejaba paradas a las dos- Se acabó. ¿Donde está la cámara oculta?

Ja, cualquiera le explicaba que era su Santa madre la que gemía de esa manera en la alberca. 

Lo mejor de todo, era que la escapada a solas no había hecho más que empezar.