miércoles, 1 de abril de 2015

Encrucijada

Otro trago de whisky que bajaba por su garganta con el amargor y frío que ella misma sentía. No habían servido ninguna de sus excusas ni intentos para no acudir a la cena que la tenía bebiendo whisky con la mirada perdida por su salón.
El pequeño carruaje del oeste, un juguete de su hijo, a los pies del sofá, la terminaba de hundir en la miseria. Normal, si ese juguete parecía estar ahí destacándole que no tenia motivos reales para estar mal humorada y deseando meterse en la cama cubriéndose la cabeza con la almohada. Ahí se ahorraría la vergüenza de mirar a su mujer a la cara. La vergüenza, el pudor, el arrepentimiento, el miedo, y de vuelta, el deseo escondido, el mayor de sus secretos, el silencio, la tentación, el morbo, y de nuevo, el miedo en otra forma.
El ruido de pasos escuchado tras de sí, la hizo erguirse dejando el vaso sin whisky alguno. Debía esperarla sonriendo, no había motivos para no hacerlo.
- ¿Bebiendo a estas horas?
En la encrucijada de un viejo querer, estoy amarrada muriendo de sed.
En la encrucijada de otro nuevo amor, estoy deseada y digo que no.
Quien tiene derecho, no me importa nada y la que está al acecho, me tiene ganada.

Sonreír por inercia al girarse y sonreír con los ojos no queriendo ocultar, lo que el mirarla implicaba.
- Eh...no sé, me apeteció.
Contestó con la garganta anudada. Lo de menos era sonreír, lo peor era aparentar normalidad cuando por dentro sentía que se rompía de a poco y sin que esos ojos, en los que había deseado y querido mirarse por siempre, la ayudasen.
- Ya...se que no te apetece salir a cenar, pero insistieron y es cierto que últimamente apenas quedamos con ellos.
Para cualquiera serían simples palabras lo que salía por la boca de su mujer mientras le retocaba el cabello cariñosa. Para ella eran nuevos puñales clavados en todos sus centros. Atinando de lleno en ellos, al mostrar su preocupación y disculpa, por no poder rechazar una cena que a ella le apetecía cero. Como no crujir por dentro, si su mujer volvía a ponerla por delante de lo que fuese.
Ahora la sonrisa con la que respondía a sus caricias, era tan sincera como las muestras cariñosas continúas de su mujer para con ella.
- Además, sabes que unas copitas de vino me sientan genial.
La contestación a su sonrisa, fue el coqueteo tan especial y único de su mujer. La mezcla perfecta de la coquetería femenina, con gestos chistosos de quien sabe, es sensual con vino o sin él. La misma mezcla que hasta hace muy poco, la enredaba a ella y revolvía sábanas en lujuria. Esa mezcla hoy le provocaba abrazarla y querer retenerla a toda costa con ella. Salvarla incluso de sí misma. Abrazándola el roneo gustoso de su mujer, le hacía apretar dientes y buscar hambrienta su olor. En su cuello, su nido perfecto. Ahí donde siempre guardaba sus miedos, llenó sus fosas nasales de ella. De ella y su olor. Que prodigioso y que sanador, sería poder retener el tiempo justo en ese instante, en que era su olor y no otro el que la colmaba.
Detenido el tiempo, ese otro olor no se colaría en sus sueños, no mojaría sus bragas, no amenazaría su presente y no haría tambalear su futuro.
- Va cariño..despídete del chiquitín y vamonos. Así antes volvemos, tonta.
Por más que le pidiese aligerar, irse significaba meterse de lleno, en la boca de su particular lobo. Atemorizada, no la soltó y entonces.
- Cariño...¿de verdad estás bien? Mira que lo anulo.
De noche en silencio me entrego a morir, pensando en la otro deseo vivir.
Que te pasa dice, que te vuelves loca y por no decirle que pienso en la otra, me muerdo la boca.
No había razón para anular la cita que pudiera salir por su boca. Le tocó volver a sonreír y contentarla entre besos y piropos sinceros. Grabado a fuego, llevaba bien escrito que ella no pagaría la deslealtad que amargaba su humor. Ni un momento dejó de atenderla camino a la casa donde esa noche cenarían entre amigos. Porque una amiga era, quien le producía que amarrase el volante a manos temblorosas y transpiradas. Una amiga a la que saludar como a otra cualquiera.
La misma agilidad en la conversación que le había enamorado de su mujer muchos años atrás, era la que la mantenía entretenida, alejando de su cabeza lo que en breve ocurriría. Las dos en la misma casa, la misma mesa y las mismas paredes.
Demasiado para aguantar como si nada. En un impulso, en la búsqueda constante de los últimos tiempos para salvarguardarse de su propio repudio, detuvo el coche antes de llegar a su destino.
- Pero...cariño no es aquí. No seas exagerada que seguro hay aparcamiento más adelante.
- Sólo quiero un beso, antes de que te conviertas en el alma de la fiesta y pases de mi.
- Jajaja, yo nunca paso de ti.
- Uy que no. Acuérdate del domingo.
- Era un cumpleaños infantil y esos enanos querían mi tarta.
- Ay dios...yo también quiero tu tarta.
- ¿Sólo mi tarta?
- Si...tooooda tu tarta.
Que te pasa dice, que te vuelves loca y por no decirle que pienso en la otra, me muerdo la boca.
La pobre se alegra de verme feliz y la otra se piensa que porque me acosa me hace sufrir.

La felicidad venía de la mano de unos besos entre sonrisas dados en el coche, el acoso vino al separarse de su mujer y topar de lleno con otros ojos, que la miraban acusadores, desde otro coche detenido en paralelo.
- Hey...podría llamar a la Poli, eso que hacías debe entenderse como exhibicionismo grave- les dijo en broma el compañero de esos ojos que continuaban sobre ella, ahora más amables. Su mujer continuó la gracia y es así como al final, aparcaron el coche en la debida calle.
Ahora tendría que bajarse como si corazón le latiese normal a saludarse con una pareja de amigos. Pero no era a una amiga a quien le ofrecería las mejillas, ni de quien trataría de retener su olor como yonki sin dosis que meterse. Fue difícil no ponerse nerviosa. Su mujer se bajó feliz de poder compartir una noche entre amigos. Unas risas y charlas amistosas a disfrutar, mientras que para ella significaban la tortura de compartir una noche con/entre ambas.
Al bajarse del coche y mientras su mujer ya se saludaba cariñosa con ellos, sus temores se hicieron presentes. Esa otra mujer, se besaba con la suya sin quitarle la vista de encima. Escalofriante fue ver como esperaba su saludo con media sonrisa dibujada en sus labios.
- De milagro encontramos aparcamiento. Ésta zona cada vez está peor.
Las palabras del marido de esa mujer, en teoría su amigo, le permitieron dejar de mirarlas para aceptar el abrazo con el que él la saludaba.
- Alejala de mi- le hubiese encantado prevenirlo. Pedirle que alguna cita urgente les obligase a dejar esa cena o mejor, prevenirle de ella misma- ¿Es que no lo ves? No merezco tu abrazo.
Pero no lo hizo y su cobardía la llevó a soltarlo y enfrentarse con la media sonrisa que moría por besar.
Y en la encrucijada de este doble amor. Las dos se equivocan , porque la engañada sigo siendo yo.
Era ella quien tenía a su frente, la sonrisa de siempre y la presente cargada de tentación.
- Ay Dios...siempre tan gato mojado- le dijo su tentación rompiendo la cercanía con su mujer para acercarse hasta ella robandole la vida. Parados sus pulsos y detenido su aliento, lo único que en ella parecía tener vida esperando su saludo, eran las palmas de sus manos y su incesante y nervioso cosquilleo. Cuando su nariz captó su perfume, le fue imposible no cerrar los ojos y dejarse besar. Las manos corrieron a posicionarse en su cintura y la suavidad de los labios de ella acariciándole la mejilla, fueron tan apoteósicos para ella, que el aliento volvió a salirle aunque tembloroso y el corazón le saltó loco. Sería increíble poder detener el tiempo justo ahí, donde la proximidad entre ambas era tan íntima cómo todo su ser anhelaba. Ahí podría susurrarle lo que en sueños su boca de ella hablaba.
Pero su tentación no ayudó a detenerlo, lo que hizo fue acelerarlo.
- Sonríe cielo. Sonríe.
Como hacerlo si podía sentir como le costaba tanto como a ella separarse y continuar sonriendo tan normal. Como no llorar suplicando que la disimulada caricia dejada en su mano, se alargase por caminos prohibidos. Yonky, de su olor, de su tacto, de su voz, de sus pasos y del beso, que en otros labios dejaba ahora.
- Cariño...espabila- su mujer tirando de ella la sacó de esa calle donde el tiempo no se pudo detener.
Y se dejó arrastrar a un portal y del portal a un ascensor que a ella se le antojó minúsculo. Pequeño y cruel, como si a cualquier desgraciado yonky lo encerrasen en un espacio igual al lado de un gramo de coca. Lo mismo se sintió teniéndola tan cerca y a la vez tan lejos.
La distancia la ponía su marido, gozando de lo que ella tenía prohibido. Oler su cabello, perder las manos por su vientre, besarla sin importar donde. Debía envidiarlo a muerte, pero no podía entendiendo que de poder ella haría lo mismo.
- Jajaja, pobre...siempre llamando la atención.
En un momento x del que ella no tuvo consciencia, su tentación reía por algo dicho por su mujer y en cámara lenta, la vió alargar el brazo hasta llegar a su cara, donde dejó una breve carantoña.
Un puto yonky que transpira con sólo ver la blancucina coca y que hiperventila, cuando ésta la roza.
No había podido el tiempo y de tener un par de ovarios, debería retener su mano y parar el ascensor. Más humano sin duda y de más mujer. Con los 4 ahí metidos, podría haberles dicho que sin culpa no hay culpables. Que nadie manda ni entiende de las razones del corazón. Que no hay afrentas cuando se sigue queriendo y que la vida es una, y a ella hay que darse.
Pero, le faltaron los ovarios y como el tiempo, tampoco detuvo el ascensor.
A la que está mirando, debo de decirle, que le estoy amando. Pero, pero es imposible.
Y a la que ya no amo, le confesare que aunque esté en sus manos, no vivo para ella.
Para su suerte, el ascensor abrió sus puertas y otra pareja más, amenizó la cena. Su tentación parecía relajada como el resto, entre vivas conversaciones y anécdotas, le dio la calma necesaria para no morir ante cada roce casual y ante cada mirada buscada. Fueron minutos esos, de sosiego. Tanto como para poder departir entre amigos con normalidad. Pero el vino tomado como calmante, nubló su sosiego. Los pies de ambas buscándose bajo la mesa se hicieron con descaro, bastaba la gracia de una para que la otra riese encantada. En ese punto, la mano de su mujer posada en su muslo era un calvario. El hoy y el ayer, presentes en una mesa que amenazaba con hacerla perder la cabeza.
No podía detener el tiempo y tampoco lo había hecho con un ascensor. De la mesa si podía irse cómo terminó haciendo, buscando volver al sosiego mediante un cigarro mal fumado en la terraza. O eso creía, porque al poco de salir a la terraza, su tentación salió con ella.
- Por fin te pillo a solas. Voy rápido antes de que alguno salga. Tengo que tomar una decisión y debo hacerla ésta noche. No tengo más tiempo- le dijo su tentación y había algo en su mirada, que la turbo tanto que ni supo que contestarle.
¿Que decisión debía tomar? ¿Y porqué justo tenía que ser esa noche? Las preguntas se amontonaban y su tentación no parecía dispuesta a darle mascaditas las respuestas.
- Vale...lo haré yo sola- volvió a decirle provocando en ella un torrente descontrolado de sensaciones. Primero miedo al ver su decisión, pasión después por lo que podía suponer y vuelta al maremoto, cuando con rapidez le dejó un beso en los labios antes devolver a dejarla sola en la terraza.
Después, cuando sus labios temblaban guardando la prodigiosa sensación de sus labios en los suyos, la adrenalina comenzó a recorrerle el cuerpo de arriba a abajo.
Que me pasa dice, que te vuelves loca.
Y por no decirle que pienso en la otra, me muerdo la boca.
La pobre se alegra, de verme feliz y la  otro se piensa que porque me acosa me hace sufrir.
Y en la encrucijada de este doble amor
Las dos se equivocan, porque la engañada sigo siendo yo.
Que distinta fue la noche a partir de ese beso. Ahora si rió y bromeó con ganas. La vida había vuelto, dura y difícil, pero de vuelta. Horas más tarde, volvía a su casa con una sonrisa imborrable. En ese estado se dejó llevar por mujer. Entre ellas también volvieron las bromas y risas, hasta que recién cerrada la puerta de su casa, el timbre sonó atendiéndolo su mujer.
- ¿Quién es?- extrañada por las horas le preguntó a su mujer y ésta tardó en contestarle.
- Es...es Mar.
Mar, su tentación llamando a su puerta la noche de su primer beso y de su decisión. Aquella que había advertido de tomar sola, la traía a su casa. Ahí donde su niño dormía y donde su mujer, la escudriñaba como no recordaba.
En silencio, incómodo y doloroso, como si ella también supiese de su tentación, esperaron que la puerta volviera a sonar, anunciando a Mar. Sonó la puerta y las dos se miraron.
- No abras- le pidió a su mujer, muerta de miedo. A la mierda la vida si pone en riesgo la sonrisa por la que te has desvivido toda tu vida. Adiós a las tentaciones convertidas en un querer que borra al que juraste lealtad eterna. Pero su mujer no obedeció, y abrió la puerta por la encontró Mar y con ella, su marido.
- Chicas no hemos podido esperar a mañana para deciros y no queríamos ser la atención en el cumple de Mario...Nos vamos a Nueva York. Mar me ha empujado a que acepte el trabajo allí y nos vamos en dos días.
Lo dicho por el marido de Mar, dejó un silencio ensordecedor dentro y fuera de ella. Esa era la decisión de esa noche, esa que tomó sola. El beso no había sido más que una despedida. Hubo abrazos de alegría y fue incapaz de dárselo a Mar. Como una cobarde se marchó al aseo aludiendo estar mal y pudo escucharla escondida en él.
- Dale un beso muy fuerte de mi parte y que no crea que os habéis librado de nosotros. Ahora ir a Nueva York para vosotras será cosa de comprar un par de billetes de avión.
Algo le contestó su mujer y supo que volvieron a despedirse y a nombrarla. Pero ella continuó encerrada en el baño hasta que se marcharon. Después, cuando tuvo que enfrentarse a su imagen en el espejo del mismo, la impotencia le hizo golpearlo con saña. Había dividido su corazón y al final....

Que me pasa dice, pero, pero es que estas ciega. No ves que por otra me muero, me muero
Déjame en silencio, no preguntes nada.
Ya no tengo fuerzas pá seguir callada.
Que me pasa dice, que me vuelvo loca y por no decirte que pienso en la otra, me muerdo la boca.
Que me pasa dice
Que me pasa dice
Que me pasa dice
- Tranquila, no toques nada y deja que te cure.
Los cristales rotos, la sangre en el lavabo, un corazón hecho añicos y su mujer, tan dulce como siempre.
- Mañana haré chocolate para los tres y bajaremos al Parque a tomarlo. Te encanta desayunar en la calle, mañana lo haremos, mi vida...mañana.

Fin

 
 





16 comentarios:

  1. Gemo, me los acabas de poner pa bufanda, madre mia que arte tienes. Gracias y sigue sigue no pares!!

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    1. JIJIJI gracias primor jajajajaja zasca.
      Besitos
      Gemo

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  2. Lo primero que me viene a la mente tras leer este relato es “COBARDE”, lo segundo sin que nada haya pasado es “TRAIDORA”, la tercera “ENGAÑARSE” con eso describiría la sensación que me da el personaje, si has dejado de querer a tú mujer no la traiciones de pensamiento y dile que ya no la quieres, si quieres a otra no seas cobarde y lánzate a buscarla, y no te engañes a ti misma intentando vivir algo que ya no deseas. Ahora es desgarrador y con sensación de amargura deja. Hacer de tú vida una mentira, debe ser un infierno, pero para la persona que está a tú lado la traición debe ser peor si se llega a enterar. Hay que ser valientes en la única vida que tenemos y vivirla.

    Gracias.

    A.

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    1. Ayyy, siempre disfruto mucho de tus comentarios. Da gusto entretenerse creando cositas y que alguien como tú, se detenga y nos haga saber que opinión le ha sugerido. Pero además en que este, atinas de lleno en lo que sería la sinopsis de ésta canción hecha historia
      Gracias de veras, nena. Besis
      Gemo

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  3. A punto de salir entre en tu pagina y me quede muerta...un mini relato basado en una copla..de la que soy fanatica...y yo si que me muero porque no puede leerlo ahora y tengo que esperar a regresar....
    Deseandolo estoy escritora...lo espero todo de ti y de tu talento.....
    Talento y copla..ahi es ''na''...
    Divina_Wilson

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  4. Como intuia me encanto..esa copla echa palabra...palabra de Gemo
    Fuego y pasion..y un amour fou que le salio mal en contra de lo que
    pensamos...breve pero pasional..
    Te confieso que creia que al final se iria con ella ..pero en el fondo me elegre que no fuera asi..hubiera sido una injusticia..y que no me gustan a mi las injusticias en el amor..jaajajjaja
    Grande de España tu Gemo....Divina_Wilson

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    1. Jajajaja quiero mi título y con él mis tierras. Jajaja grande tu. Besitos
      Gemo

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  5. Todo adquiere en mi boca
    un sabor persistente de lágrimas;
    el manjar cotidiano, la trova
    y hasta la plegaria.

    Yo no tengo otro oficio
    después del callado de amarte,
    que este oficio de lágrimas, duro,
    que tú me dejaste.

    ¡Ojos apretados
    de calientes lágrimas!,
    ¡boca atribulada y convulsa,
    en que todo se me hace plegaria!

    ¡Tengo una vergüenza
    de vivir de este modo cobarde!
    ¡Ni voy en tu busca
    ni consigo tampoco olvidarte!

    Un remordimiento me sangra
    de mirar un cielo
    que no ven tus ojos,
    ¡de palpar las rosas
    que sustenta la cal de tus huesos!

    ¡Carne de miseria,
    gajo vergonzante, muerto de fatiga,
    que no baja a dormir a tu lado,
    que se aprieta, trélmulo,
    al impuro pezón de la Vida!

    Coplas - Poemas de Gabriela Mistral

    RS

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    1. Me encantó e hila perfecto con la canción. Adoro las letras de las coplas y entre muchos maestros, me quedo con Rafael de León. PENA Y ALEGRÍA DEL AMOR
      A José González Marín

      Mira cómo se me pone
      la piel cuando te recuerdo.
      Por la garganta me sube
      un río de sangre fresco
      de la herida que atraviesa
      de parte a parte mi cuerpo.
      Tengo clavos en las manos
      y cuchillos en los dedos
      y en mi sien una corona
      hecha de alfileres negros.
      Mira cómo se me pone
      la piel ca vez que me acuerdo
      que soy un hombre casao
      y sin embargo, te quiero.
      Entre tu casa y mi casa
      hay un muro de silencio,
      de ortigas y de chumberas,
      de cal, de arena, de viento,
      de madreselvas oscuras
      y de vidrios en acecho.
      Un muro para que nunca
      lo pueda saltar el pueblo
      que anda rondando la llave
      que guarda nuestro secreto.
      ¡Y yo sé bien que me quieres!
      ¡Y tú sabes que te quiero!
      Y lo sabemos los dos
      y nadie puede saberlo.
      ¡Ay, pena, penita, pena
      de nuestro amor en silencio!
      ¡Ay, qué alegría, alegría,
      quererte como te quiero!
      Cuando por la noche a solas
      me quedo con tu recuerdo
      derribaría la pared
      que separa nuestro sueño,
      rompería con mis manos
      de tu cancela los hierros,
      con tal de verme a tu vera,
      tormento de mis tormentos,
      y te estaría besando
      hasta quitarte el aliento.
      Y luego, qué se me daba
      quedarme en tus brazos muerto.
      ¡Ay, qué alegría y qué pena
      quererte como te quiero!
      Nuestro amor es agonía,
      luto, angustia, llanto, miedo,
      muerte, pena, sangre, vida,
      luna, rosa, sol y viento.
      Es morirse a cada paso
      y seguir viviendo luego
      con una espada de punta
      siempre pendiente del techo.
      Salgo de mi casa al campo
      sólo con tu pensamiento,
      para acariciar a solas
      la tela de aquel pañuelo
      que se te cayó un domingo
      cuando venías del pueblo
      y que no te he dicho nunca,
      mi vida, que yo lo tengo.
      Y lo estrujo entre mis manos
      lo mismo que un limón nuevo,
      y miro tus iniciales
      y las repito en silencio
      para que ni el campo sepa
      lo que yo te estoy queriendo.
      Ayer, en la Plaza Nueva,
      —vida, no vuelvas a hacerlo—
      te vi besar a mi niño,
      a mi niño el más pequeño,
      y cómo lo besarías
      —¡ay, Virgen de los Remedios!—
      que fue la primera vez
      que a mí me distes un beso.
      Llegué corriendo a mi casa,
      alcé mi niño del suelo
      y sin que nadie me viera,
      como un ladrón en acecho,
      en su cara de amapola
      mordió mi boca tu beso.
      ¡Ay, qué alegría y qué pena
      quererte como te quiero!
      Mira, pase lo que pase,
      aunque se hunda el firmamento,
      aunque tu nombre y el mío
      lo pisoteen por el suelo,
      y aunque la tierra se abra
      y aun cuando lo sepa el pueblo
      y ponga nuestra bandera
      de amor a los cuatro vientos,
      sígueme queriendo así,
      tormento de mis tormentos.
      ¡Ay, qué alegría y qué pena
      quererte como te quiero!

      Besitos
      Gemo

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    2. Incrusta aquí la carita con la boca abierta del wasap..

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    3. .....ese poderío ESCRITORA ¡¡ llevado al limite.....Esta canción es un llanto callado al AMOR....imposible y lleno de desgarro¡¡...me encanta¡¡¡...
      GRACIAS....por ¡¡tanto¡¡¡ regalo...
      celeste-negro

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  6. Ahi va tu titulo y tierras Gemo....

    Gemo_Grande de España y Señora Suprema de las Letras

    Condecorada como escritora con el titulo__Buena hasta decir basta

    Se le otorgan las tierras que llevaran el nombre de..

    Tierras de la fertilidad y de..no se puede escribir mejor....

    Divina_Wilson

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    1. ..... jejejejeje....muy bien DAMA ....absolutamente de acuerdo contigo...no podía ser de otra forma...
      Celeste-Negro

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  7. ......dejarse arrastras por una PASION ....eso...eso siempre puede tener un precio...o por el contrario...no tener ninguno...sencillamente porque debemos tener la valentía de perseguir un sueño....si no lo hacemos....quizás nuestra vida...esa que construimos pensando que sería lo que queríamos... cuando desearla fue hacerla...hará que nos estalle en nuestra propia cara...
    .....pero la pasión...camina siempre a un paso del AMOR...y rara vez...muy rara vez...no se junta...si lo hace.....nos atrapa aún más...mucho más....por eso AMOR...PASIÓN...LOCURA...puede ser aquello que nos puede llegar...cuando ni siquiera lo llamamos...como tampoco llamamos y si sentimos ese DESEO prohibido....ese que que nos hace sentir culpables...sin serlo...porque no se es CULPABLE DE '''SENTIR'''' NO SE ES.....pensarlo si es cobardía...eso si lo es....porque nos negamos a nosotros mismos la oportunidad ....de lo único en lo que jamas podremos mandar....en el corazón....en los sentimientos....sean cuales sean....es mejor...mucho mejor dejar esa cobardía disfrazada de cualquier cosa que queramos ponerle ...y mirar con valentía al frente...''''' sin tener nunca que pedir perdón a mundo'''''....por sentir....por desear....por amar...Y es de humanos también....pensar en quien nos importa...lo es¡¡...pero sin sentirnos culpables....no se trata solo de decir....se trata a veces también de poder y querer callar...
    ......como la misma canción.....esta historia es desgarradora....lo es por muchas cosas...por quien siente....por quien decide y por que lo hace....y por quien calla....sin saber o sabiendo todo....y calla para no perder a quien ama....las tres pierden....las tres lo hacen....perdidas en un AMOR...que esta vez...no les dio su cara buena...no¡¡¡

    ......Escritora no dejas nunca...nunca de sorprender....absolutamente soberbia una vez has estado...con el mismo ''arte''' con que das SONRISAS....nos puedes traer lagrimas...lo haces¡¡¡¡
    ¡¡¡ÚNICA¡¡¡¡ lo eres¡¡....

    GRACIAS......por ¡¡tanto¡¡¡ tanto¡¡¡ tanto¡¡¡¡

    Celeste-Negro

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  8. Ole olé y oleeeeee artissstazaaaaaa eres muchiiiisismo
    Graciassss ARTISTAZAAA

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  9. La que merece un monumento es la esposa (- Tranquila, no toques nada y deja que te cure. - Los cristales rotos, la sangre en el lavabo, un corazón hecho añicos y su mujer, tan dulce como siempre.
    - Mañana haré chocolate para los tres y bajaremos al Parque a tomarlo. Te encanta desayunar en la calle, mañana lo haremos, mi vida...mañana.) Inteligente, comprensiva, habiendo captado el momento de confusión pasional de su mujer y mostrándose segura de si misma ante la vida. Bravo, Gemo, te mereces todos los premios habidos y por haber. Todo lo que escribes atrapa y te hace pensar más allá de las palabras. Gracias.
    Constance.

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