Emergencias 151

Lucía inseminándose era igual a Laura, en su (teórica) consulta médica gimoteando en catarsis para sorpresa de Antonio, su paciente más paciente.

- Snif...es tan sumamente emocionante, tan brutal de bonito que es. Las pienso donde Fran, Lu en el potro, piernas abiertas, Su a su lado que no encima jajaja. Perdón, mi mente hot me jugó una mala pasada. Esa enfermera que llega con el juguito que creará la vida, la eco preparada, mi colega que inyecta, el juguito que sube hasta los óvulos que lo esperan y snif...yo muero de amor y me pregunto, ¿porque demonios no me preño?- en ese punto golpeó la mesa y el pobre Antonio dio un respingo. Un sustito de nada, él que venía a ver como iba su hipertensión y la Doc queriéndose preñar- Es que no lo entiendo, Antonio. Xavier ya es padre y los dos estamos sanos, que alguna prueba nos hemos hecho. Porque claro, me lo follo de todas las maneras posibles, pero nada- hasta para ella era demasiado la expresión usada, y corría a corregirse, por el bien de la tensión del pobre paciente- Jajaja, me va a perdonar que esté un poco atacada. ¿Si?

- Claro que si- le contestaba el pobre hombre, que no sabía como consolar a la rubia que podía llorar y reír a la vez.

- Y encima cada vez mas fea- continuaba Laura a su estilo, soltando todo aquello que cruzase por su mente -

Porque si algo hay demostrado, es que el estrés emocional estropea muchísimo el cutis. Ja, a las Sánchez no. Porque claro, ellas no se estresan. Se quieren preñar, se preñan. Mira que bien.

- ¿El que miro?- se interesó el hombre dada la vehemencia señalando a la nada.

- Era un decir, Antonio. Usted que viene cada mes, ¿me ve más fea?- quiso saber y el hombre ya pasó de controlarse el ritmo cardíaco. ¿Para qué? Mucho mejor acercarse a su Doc tratando de consolarla.

- No hay Doctora más guapa en toda la Seguridad Social- la halagó el hombre y buena cosa había hecho.

- Ay Antonio...¿lo cree así?- ronroneó Laura.

- Por supuesto- le afirmó Antonio.

- Ayyy...¿la más?- insistió Lau.

- La única diría yo- por igual lo hizo el hombre.

- Ayyy...pues esto que ve usted. En la privada no se compra- venida arriba hasta besó coqueta al paciente, que angélico... al salir de la consulta tenía la tensión peor de como entró. Para desconsuelo de todos, Antonio no sería el único que tendría que sobrevivir a la catarsis intesa de Laura. La primera inseminación de Lucía fue infructuosa y ella pues....

- Nada...seguimos igual. MariLogia me lo he follado en luna llena, cambiante, menguante y de todas las formas lunares. He estado con las piernas en alto todo un capítulo de Juego de Tronos, lo he atacado a cualquier hora del día en cualquier postura, ¿y me ve preñada?

- Pues....- dudaba la mujer que ya la conocía y ni de coña quería enfadarla- Y...¿y Lucía que tal?- desvió el tema creyendo poder redirigir la consulta a su artrosis, pero ni modo.

- Ja...me está dando coba. A ver si la pillo y nos quedamos juntas. Snif...la quiero ¿eh? La quiero con toda mi alma y quiero a todos, a usted, a la seguridad social y sobre todo... Quiero quedarme preñada, ¿pero que hago mal?- dale que dale. Laura siguió a lo suyo un rato más y para suerte de la paciente MariLogia en un momento dado, Inés tocó a la puerta de la consulta- Ay mi bombón...pasa, pasa con confianza- la recibió Laura y a pesar de estar super atacada por lo suyo, se fijo en lo alicaída que Inés entraba en su consulta- ¿Que te pasa mi bombón?- generosa y amorosa le ofreció sus pechos, para cotilleo de MariLogia que ahí sentadita seguía sin perder detalle. E Inés en otras le hubiese pedido intimidad para hablar con ella, pero tal cual estaba....

- Marina tiene un amante- soltó Inés echa un trapito.

Obvio....lo dicho por Inés fue todo un bombazo, tanto que MariLogia intervino.

- Ja...mucho rato pasa tu mujer en la sede esa. Se veía venir- murmuró la mujer y había que irse días atrás para saber porque Inés sospechaba de la posible infidelidad de Marina.

Las dudas de Inés comenzaron de la manera más tonta. Una mañana cualquiera, Susana tuvo que reunirla a ella, junto a Nacho, Karla y Xavier. Se trataba de conseguir la mayor ayuda para encajar el nuevo motor en Buggy. Toda ayuda era época, no contando con maquinaria pesada. Tampoco es que a alguno le importase. Iba siendo costumbre que a ratos sueltos, cualquiera de ellos se presentara en el Helipuerto a ayudar en lo hiciese falta. Encajar el motor en Buggy no fue tarea fácil y acabaron todos transpirados y cansados. Pero hubo quien fue el que más, Xavier. Del esfuerzo hasta tuvo que apoyarse en las rodillas tratando de controlar un pequeño mareo.

- Hey...¿estas bien?- le preguntó al momento Susana, mientras que Karla e Inés, se miraban con complicidad. Estaba clarisimo para las dos, que Laura llevaba al abogado exhausto en su intento de ser papis y temiendo a Su, no se cachondearon como querían. Pero eso no evitó, que Xavier se subiera la camiseta para secarse el sudor de la cara y que Nacho, alucinase con los oblicuos de éste.

- Joder nano, ¿como has logrado esos oblicuos?- quiso saber Nacho, alucinando con ellos y claro, Karla recordó su primer acompañamiento a la Clínica con Lu.

- Tía...enséñales los tuyos. A Lu la vuelven loca. Lo sé- le pidió a su Tía, que obvio no iba a participar del exhibicionismo que estaban haciendo Xavier, Nacho, algo Karla y perdona. Si alguien era dado a vacilar de lo que fuese, ese alguien era Inés. Si ellos tenían oblicuos ella también, pero claro olvidó la vida sedentaria de los últimos tiempos. Ito, Marina muy ocupada en un año cargado de elecciones, el helipuerto, el 112 y unos oblicuos que quiso enseñar pero que no existían. Lo que existía era una barriguita, pequeña y redondita de morder, pero claro...no era de lo que se vacilaba.

- Jajaja pero....- hasta a Su le dio la risa. Por más que Inés se esforzaba en posturas culturistas, los oblicuos no salían y así pues...

- Están debajo...so listos- salió su orgullo y erró. Eso era darles alas para el cachondeo.

- Tu sigue dejándote y algún día, veras que sorpresa- dijo Karla sin ninguna mala intención. Sólo buscando guasa, pero hizo la señal del toro-cornudo y sin pretenderlo, sembró la semilla de las dudas en Inés. Semilla que fue creciendo....