Emergencias 130

¡Oxígeno! Era lo que le pedía todo el organismo de la piloto a ésta. Demasiado para sus pulmones y sobre todo su ansiedad, tener en un habitáculo tan pequeño como es la cabina de un helicóptero a la Marina más "guerrera". Oxígeno que contuviese la presión en sus sienes, el cosquilleo en sus dedos y la palpitación loca de su corazón. Quizás así y a su vez, podría contener las ganas de arrancarle el vestido. Sonaría tan escandalosamente bien la tela desgarrandose. Puede que así mismo estuviera sonando ella por dentro. 

Marina apenas le había dejado enseñarle el currado cuadro de mandos, ni tampoco le había dejado iniciar vuelo por Pedraza,a su estilo. Se le había adelanto y que bonito, había sido.

- Les habla la Comandante Sanchez a los mandos del EC 135. Inicio servicio como comandante del helicóptero sanitario. Es un placer, servir con ustedes esta noche en el 112 Emergencias- fue el saludo de Marina, obviamente divirtiéndose por lo diferente que Inés iniciaba sus servicios. Después desplegaron vuelo y la médico se mostró de lo más ilusionada con lo real que era el simulador que habían conseguido para el proyecto de Susana, hasta que dejó de estarlo para decirle- No te puedes hacer una idea, de la cantidad de fantasías sexuales que tengo contigo en un bicho de estos- así, como si nada le dijo a Inés, acomodándose para mirarla de frente, consiguiendo toda su atención- Jajaja, ni yo misma sabía que tenía tanta imaginación para según que cosas- prosiguió entrecerrando los ojos gustosa. Debía estar pensando en alguna de ellas, era obvio para Inés. Bastaba deleitarse con su forma de cruzar las piernas, de llevar la mano a su rodilla y de las caricias que en ella se dejaba, sin olvidar el tono de voz que estaba empleando. Ahí ya Inés tragó saliva sin dejar de mirarla. A la mierda el vuelo, esa era la suerte de estar en un simulador, se estrellarían sin estrellarse. Lo importante no era perder pies de altura, era no perderse ni una coma de Marina. La misma que seguía enredándola desplegandose toda para ella- En todas mis fantasías discutimos- continuó y la sonrisa que dibujaron sus labios, comenzó a asfixiar en deseo a Inés. Que después se retirase los zapatos sumamente sensual, le alertaron todos los sentidos- también en todas sales con alguna ocurrencia que me destroza los nervios- siguió alzándose los bajos del vestido y su forma de mirar a la piloto, directamente la dejó sin aliento- y en todas, acabo de una misma forma. Sabes cual es, ¿ah?

- Joder...no- le contestó Ines con el latido de su corazón retumbando en sus oídos. Marina se la iba a comer con "papas" o sin ellas y no es que la piloto estuviese para pensar en más nada, que esperar el ataque de la fiera que la miraba a punto de atacar a su presa.

- Siempre termino- hizo una pausa Marina y a Inés dejó de importarle todo lo que no fuese Marina y su agónica pausa- follándome a la piloto- la seguridad con que terminó Marina, mojó de golpe a la piloto. En otras Inés podría haberle salido con una de sus chorradillas tipo...¿seré yo? En ésta bastante tuvo con no destrozarse los dientes de tanto apretar las mandíbulas. Normal si Marina acaba de hacerle toda una declaración de intenciones que enseguida, pasaron a ser acciones. La médico sin retirarle la mirada, se subió el vestido e Inés, por pura intención se retrepó en su asiento. Tan jodidamente mujer se mostraba Marina que la piloto quedó muda. Como si, hubiese desplegado sus alas y cayese al vacío mecida por los vientos de Marina. Los que ella quisiera, débiles, fuertes o huracanados. Le daba igual, absolutamente igual si eso le traía a Marina sentándose sobre sus piernas, para terminar de volverla loca de deseo con su aliento- Esta noche me salto tus ocurrencias, mi enfado, la discusión y paso directamente a follarte.

¡Oxígeno! Que llenase sus pulmones al tiempo que gemía contra su boca. Algo de oxígeno que le permitiera reaccionar a Marina y sus besos. Una pizca que la dejase tomar sus nalgas y pegarla a ella como si le fuese la vida.

- Marina- nombrandola es que pudo tomar esa mijita de aire, sintiendo como el pecho se le resquebrajaba sacando todo su deseo por ella. El justito de oxígeno para no ser una marioneta en sus manos y arrancarle el vestido. Fuera y todo lo lejos que pudo lo mandó. Única forma de tener la idolatrada piel de Marina contra ella, para ella y calmando la ansiedad de sus labios por lamerla hasta desgastarse la lengua. Quería su boca y la tuvo, a pesar de la fuerte presión en su pecho. Esa presión que destacaba las ansias de quererla mojada para ella y de querer  su sexo hinchado en deseo, como hinchados y duros estaban los senos que apretaba con vehemencia. La tela del sujetador que mordía supo de esa ansiedad, empapado en solo segundos y antes de que Marina se lo desabrochase. Los cristales de la cabina se empaparon por igual en vaho. El que ocasionaban las locas respiraciones de ambas.

- Cielo quitate ésto- el apremio de Marina por quitarle el jersey, no fue una tregua, fue otra mijita de aire que le sirvió para romper las bragas de Marina- Joder- el placer emitido por toda Marina. Su boca gimiendo y su cuerpo moviéndose sobre ella de lo más insinuante fueron bastante para Inés. Se acabó el retener la ansiedad imperiosa de tener su sexo en la boca. Quería tenerlo ahí derritiéndolo, bañar la lengua entre sus pliegues, sorber y lamerlo hasta que Marina temblase como nunca. Pero estaban en un simulador de vuelo y los mandos estaban desatendidos. Su primera intuición fue detener el simulador, pero Marina detuvo sus movimientos- No lo apagues, estabilizalo- le exigió y fue una gozada, contemplarle las pupilas dilatadas. Que carajo, podía estabilizarlo a ojos cerrados y darle a fantasía que quería. Con agilidad de Pájaro asumió los mandos sin que ninguna dejase de comerse. Una vez conseguido, no hubo más oxígeno que el respirado directamente del sexo de Marina. Hacerla temblar había sido su deseo, y a él se dio sin pudor ni reservas. Tampoco puso ningunas Marina subida en su boca y a pesar de la estrechez. A las dos le dio igual y de Marina brotó tremendo gemido final, roto y carrasposo, que todavía prácticamente subida en su boca y al escucharse,  le hizo estallar en risas con todo su sexo palpitando sobre la boca de Inés- Jajaja

- Pa,habernos matao- musitó Inés uniéndose a las risas de Marina, pero cuidado que la fantasía de ésta aún no había terminado.

Así comenzaron su primera noche sin Ito, mientras que los que estaban con él...