miércoles, 28 de enero de 2015

Emergencias 124


De brazos a brazos pasaba el pequeño Ito, la noche del estreno que todos esperaban. Un programa de investigación se adentraba en los nuevos tipos de familias del siglo XXI y ellos; Marina, Ines y Xavier, eran los protagonistas de uno de los varios reportajes que formaban el programa. 
- Oh oh..este gordito tiene pis- decía Karla pasándoselo a Nacho, de Nacho a Laura y de ésta a Xavier.
El único sentado en el suelo y que enseguida cogió a su hijo dispuesto a cambiarlo, mientras Lucía gritaba atención por el inicio del programa. En nada todos estuvieron atentos y ciertamente nerviosos por verse en televisión, pero ahí solo verían el resultado final que duraría sólo unos minutos. 
Minutos que resumirían todo un fin de semana pasado en familia y en El Espinar. El pueblo de los padres de Karla e Ines, fue el elegido por expreso deseo de Marina. Si iba a participar en un reportaje que hablaba de la familia, para ella no existía mejor lugar que la casa de El Espinar. De paso podrían airearla y disfrutarla ahora que la primavera permitía tirarse al sol y también, serviría para que Susana se reuniera con el antiguo grupo de aviación del pueblo. Todos supieron organizarse para acudir juntos a la casa para pasar el fin de semana. En su propio coche iban las chicas con el pequeño, en otro Nacho con Karla, Lu y Su, y Laura y Xavier en otro debido a un inconveniente de última hora. 
La ilusión se respiraba en cada coche y no por el programa de televisión, sino que por primera vez habían conseguido ir todos. Como era de esperar, fue Ines quien abrió la casa de sus padres con Marina e Ito a su lado, mientras el resto descargaba la exageración de cosas que llevaban para pasar solo tres días. Nada más Ines le abrió la puerta y pasó al recibidor, Marina supo que no se había equivocado. A través de los recuerdos de Ines sobre esa casa, sobre su gente y familia, Marina había llegado a sentirlos suyos y tanto era así, que al entrar se sintió como si lo hiciese en su propia casa. Enseguida pudo notar que el primo de Ines cumplía con su palabra de mantener la casa acondicionada y que estaba lista para poder disfrutarla. Antes, fue imposible que no buscase a Ines y fuese hasta ella para abrazarla con Ito colgado de ella. Todavía debía ser duro para la piloto entrar ahí y que Carmen no estuviese. Pero aunque así fuese, ella sonrió mirando a la nada.
- Es la casa de los abuelos, cariño- dijo a su hijo tras unos segundos de silencio por esos mismos abuelos y corrió a besar la sonrisa de Ines.
- Ufff...voy a ayudarles- le dijo Ines más allá de complacida por la referencia de Marina para con sus padres y después salió a ayudar como había dicho. No le importó a Marina quedarse sola, quería recorrer con Ito la casa, salir a su enorme jardín y como no, subir a la casa del árbol. En esas estaba, cuando sintió el brazo de su madre rodeandola. Vale, ahora si que se emocionó.
- ¿Te he dicho que me encanta estar aquí?- conociéndola, Lucía la abrazó contagiada por su emoción.
- Y a mi que lo estés- le contestó Marina y no esperó más- Después ves la casa, ahora vamos al jardín... te va a encantar- la invitó y en verdad, la encantada era ella. Lo estaba de tenerlos ahí como ya le había dicho, lo estaba por ir enseñándole el camino como si se conociera de toda la vida esa casa y lo estaba por llegar junto a su madre al enorme jardín. Con diferencia el lugar más hermoso de la casa y en el que más paz podía sentir. Estando con su madre, se permitió emocionarse cómo le dio la gana y en esas, al verla mirándola super cariñosa le explicó.
- Te parecerá mentira, pero es que Inés me ha hablado tanto de cuando vivía  en esta casa, que es como si pudiera verlas corretear por aquí con Carmen vigilandolas- le dijo buscando su abrazo a pesar de las muecas y gracias que Ito inocente les hacía. 
- Yo te creo- las dos se giraron al escuchar a Nacho y Lucía no pudo evitar rodar los ojos. Los ojos de Nacho brillaban tanto como los de su hija, seguro que al pasarle lo mismo que a ésta. Pero no, no habían venido a esa casa a dejarse llevar por la nostalgia y si, para llenarla de lo que en otros tiempos estuvo cargada, amor y diversión.
- Venga par de lloricas, estamos en el nido de las pájaro... Hagamoslo nuestro- trató de animarlos y se dispuso a cotillear el jardín y sobre todo la gran casita del árbol, pero entonces dos golondrinas salieron a volar, aleteando en exceso.
- Me muero ahora mismo- dijo Laura apareciendo en el jardín y menos mal que ella y su gesticulación excesiva habían aparecido porque los otros tres estaban a punto de salir corriendo de puro acojone. 
Con la llegada de Laura ya estaban todos y entre organizar las cosas y la comida, unos y otros se desperdigaron por la casa y obvio, Marina e Ito, fueron los primeros en subir a la casa del árbol.
- Este si que es el nidito de Mami- lo hizo haciéndole partícipe de todo a su hijo- No quieras saber a cuanta niñita subió aquí y ésta noche, como dice la abuela tu y yo, haremos que esta casita también sea un poquito nuestra.
Hablando con su hijo, mientras curioseaba la casita y sus cosas, es que la encontró Susana al subir a por Ito. 
- Vamos al pueblo, a que la familia sepa que hemos llegado- le dijo la piloto disimulando como pudo la impresión que le dio ver colgadas de nuevo, las cartas del tartot de Inés bajo el lema: Del destino, no se huye. Vale, el tonto del primo las habría vuelto a colgar y habría puesto el dichoso lema sin saber, que habían significado esas cartas para Carmen. 
- Bien...pero no hace falta que me lo digas tan seria- le dijo Marina extrañada por la seriedad repentina de Susana, pero pasando a la vez de la misma. Junto a su madre, era de las pocas que se saltaba esa seriedad como le daba la gana.
- Acabareis haciéndome una blandita- la siguió la piloto en un coquetería elegante que ambas manejaban bromeandose.
- Sería una delicia verte así, pero no serías tu...no me gusta, pues- con simpatía prosiguió Marina arrugando los labios y a Susana le hubiese encantado bromear más, pero estaba deseando arrancar de cuajo esas cartas. La excusa estaba fácil, debían ir al pueblo e Inés como era normal, quería lucir a su niño. Así Marina bajó primero y ella con rapidez, se hizo con las cartas, pero su día ya estaba jodido. 
Las Merino decidieron ir dando un paseo hasta el pueblo y ella fue en silencio prácticamente la mitad del camino. En un bolsillo de su chaqueta estaban las cartas esperando ser quemadas y llevarlas, era recordar la lectura que de ellas hiciera Carmen: La muerte de ella misma, como la de Roberto y la de...Ok, eran chorradas y si bien es cierto que habían predicho dos muertes, no quería decir que siguiesen cumpliéndose. En cuanto pudiera las quemaría sin alertar a más nadie. Ahora sólo debía disfrutar y no comerse la cabeza con ellas. Era ideal todo, estaba en El Espinar con Lucía y ahora mismo paseaba con sus niños e Ito hacia el pueblo, donde las esperaban la familia de siempre. No debía más que participar en la conversación de las chicas y se olvidaría de esas cartas.
- Joder, yo flipe con las imagenes del helicóptero metiéndose en la ladera. Tenias que ver lo estático que lo mantuvo el tipo y fue un buen rato- era Karla quien le comentaba, seguro que algún rescate a Inés. De puta madre, pensó Susana, justo lo que no necesitaba.
- No fue para tanto, tenía metros suficientes de maniobra, yo diría que se gustó- decía Inés y fue suficiente para Susana. Iba a participar en la conversación, pero no para entretenerse.
- ¿Como vas en el 112?- le preguntó y hasta se vió rara haciéndolo. Pareciera el típico padre que no sabe de que hablar con sus hijos y tira de lo más fácil.
- Es un peñazo. Aquí en Castilla nunca pasa nada interesante- le contestó Inés sin ocultar sus ganas de acción y erró, porque en ese momento era lo que Susana no quería oír.
- Ya...supongo que es la hostia ponerte en riesgo teniendo una mujer y dos hijas esperándote- cabreada y porqué no decirlo, acojonada por las putas cartas, se equivocó y lo hizo sacando el único tema tabú entra las Merino; la muerte de Roberto padre.
- ¿Que?- pronto Inés detuvo el carricoche y Karla hasta le apreció la vena "padre" marcada en la frente. De la muerte de su padre era mejor no hablar, no al menos en los términos profesionales.
- Venga..ha querido decir Marina e Ito- intervino la menor de las Merino sin ninguna gana de gresca, pero a Susana le pesaban demasiado las cartas que guardaba en su bolsillo.
- Tenía que salir a reconocer el terreno y volver a Base. Punto, esa era su única misión esa noche- insistió Susana perdiendo el norte. Vale, sería que su hermano le dolía tanto como a Inés y que todo lo pasado después de perderlo aún escocía.
- Parece mentira que tú digas eso- enseguida le contestó Inés para desesperación de Karla- ¿Cuántas veces te has puesto  en peligro por orden superior? Es lo que le hicieron a él y no tuvo más huevos que acatarlo.
- Principio básico de cualquier piloto de rescate, no poner en peligro más vidas de las que se quiere salvar- la rebatió Susana y ahí, Karla lo flipo totalmente. Ni idea que le pasaba a su Tía, pero era bien raro verla cambiar sin sentido de su padre a Inés, mezclandolo todo.
- Hablamos de mi padre, era piloto de combate. No se rendirme,...¿recuerdas?- respondona Inés siguió a lo suyo, defendiendo la muerte de su padre, a pesar de estar descuadrada por el claro ataque de su Tía hacia ella sin venir a cuento. 
- Me importa dos ovarios Inés- alzó la voz Susana y ahora si que si, dejó paralizadas a las dos hermanas- Grabate que los tienes aquí abajo esperándote, grabatelo a fuego si hace falta- terminó y verse tan descuadrada y en verdad tan acojonada, la dejó sin ser capaz de mirarlas, no reconociéndose así misma- Me adelanto a hacer una cosa- les dijo necesitando estar sola para reconocerse y atrás las dejó, mirándose entre ellas alucinadas por sus formas y tono.
A Susana le pesaban las cartas, el haber visto y compartido con él la familia tan bonita que había formado su hermano, como él haberlo perdido y tener que sostener la familia que tras su pérdida quedó destrozada. Nada nuevo si lo pensaba  pero algo había cambiado. Sería el ver a Inés como antes había visto a su hermano formar una familia o puede, que fueran sus ganas cada vez más apremiantes de por primera vez, tener la suya propia. Vale, ¿que estaba pensando? ¿En que momento las tonterías de Inés sobre que podía tener un hijo con Lucía habían pasado a ser un sueño? Chorradas, su edad era la de ver crecer a los hijos de sus sobrinas, no para hijos propios. 
Y Susana  que se fue aligerando el paso y Karla, que tuvo que hacer reaccionar a Inés que se había quedado flipando con lo que le había caído encima.
- Pienso en ellos cada vez que me subo sl helicóptero, pero soy piloto de rescate. Sea...rescato ¿eh? A eso me dedico...a rescatar- rallada siguió pese a que su Tía ya no estaba.
- Que siii, no seas pesada y anda- la empujó Karla, anotándose una de sus charlitas con su Tía y menos mal, que Inés era de olvidar pronto y tardar cero en ilusionarse. Pero como no hacerlo, si en la entrada del pueblo seguía el antiguo avión usado como adorno de bienvenida- Jajaja Ito...por fin vamos a bautizarte como pájaro loco. 
Pues otra que como Marina, iba a emocionarse. Porque ver ese avión para Inés, era verse siguiendo la larga zancada de su padre con Karla bebé en sus brazos. De paseo como iban ellas ahora, llegaron al pueblo en teoría para comprar cualquier cosa pedida por su madre y de paso, para que a Karla le diese el sol. Pero su padre fue ver el avión recién puesto y mirarla con los ojos abiertos como platos. Alguna locura se le había ocurrido, eso era un hecho.
- Corre hasta casa y tráete la camara con el trípode- le pidió y hoy Inés podía reconocer que a ese hombre nunca pudo negarle nada. Porque con él cualquier cosa contaba con la increíble chispa de la ilusión. Claro que corrió obedeciendole y volvió cargando con la cámara y el trípode toda sudada pero tan ilusionada como se veía su padre- Ahora, nos vamos a subir los tres a ese avión y Karla, será tan pájaro loco como nosotros- le dijo su padre y a ella se le disparó el corazón. Como molaba lo gamberro que podía ser su padre.
- Jajaja Papi nos pueden regañar. No es un juguete, está para la gente sepa cuanto nos gustan los aviones en este pueblo- le dijo la explicación que su misma madre le había dado a ella para evitar que se subiese a ese avión. Pero ni caso le hizo su padre, más bien se cachondeó de ella.
- Bla blab bla...¿de pájaro has pasado a pollito?- la había picado su padre y a tomar por saco. De un salto casi estaba en el avión pero esos no eran los planes de su padre- Jajaja, baja de ahí...primero ponemos la cámara, después me subo con Karla, entonces le das al disparador y te subes corriendo con nosotros, ¿hecho?
- Papi se me sale el corazón, dímelo despacio- asifixiada de puro nervio como si fuesen a hacer algo prodigioso le pidió un poquito de tranquilidad a su padre y este se la comió a besos sin compasión. Después vino el correr y subir, volver a bajar y volver a subir entre risas imposibles de olvidar y sonreír a cámara cada vez que Roberto se lo pedía.
- Sonreír con Papi- era su grito de guerra ante cada disparo de la cámara y hasta la bebé que era Karla lo obedecía dejando una de las mejores fotografias de los tres juntos en un avión.
Karla no podía recordar aquellos ratos pero si que tenía una foto guardada como si fuese un auténtico tesoro. 
- Ahora con los móviles es más fácil, subamos de un vez- ilusionada como Inés consiguieron subirse los tres y los selfies serían después para emocionarse y hartarse de reír. Subidas en el avión se las encontró Susana cuando volvió a buscarlas.
- ¿Tenemos otro pájaro loco?- les preguntó habiéndose limpiado por dentro a su forma y le fue imposible escaquearse de subir con ellas. Pero, ella no dispuso de mucho tiempo, a lo lejos divisaron un coche de policía y a las tres le faltaron piernas para bajarse corriendo. Pues genial, ese avión ya contaba con más recuerdo de los Merino, pero el finde no había hecho más que comenzar y les quedaba por grabar un programa de televisión.



6 comentarios:

  1. Joe, ya no me acordaba de las dichosas cartas. Mira que el fic es de lo más dulce, espero que no nos llevemos sorpresas desagradables.
    De cualquier forma, entiendo a Susana y su miedo. Cuando crees haber tocado la felicidad, cuando sientes que todo lo que te rodea vuelve a tener sentido, que la alegría ha desterrado a la pena, cualquier elemento que pueda distorsionar lo alcanzado debe generar pánico. El poder sentir de nuevo el dolor, el sufrimiento propio y el de los tuyos debe ser horrible, y es verdad que aunque solo se trate del tarot, es decir, suceda o no suceda lo mostrado en las cartas, a la piloto le aterra. Ha sido el pilar de esa familia en ausencia de su hermano llevándole relegar, creo, su vida a un segundo plano. Ahora, que se siente plena con Lucía, ahora, que sus sobrinas tienen su vida encauzada, no quiere que nada le pueda estropear lo conseguido. Alguien podría pensar que actúa con egoísmo. Puede que sí, pero la entiendo perfectamente. Soy fan de Susana, jeje.
    Me ha encantado el trozo.
    Muchas gracias
    L.a.c.e.r

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  2. espetacular é você gemo, mais a noite de susana e lucia ficou devendo hein
    brigoninha

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  3. He tenido que leerlo dos veces y creó que aun necesito una tercera para asimilar todo, pero intentare plasmar las emociones que he sentido mientras leía el trocito, lo primero soy muy ansiosa y con ganas de mucho más me quedo y más hoy, jajaja.

    La entrada en la casa de los abuelos Merino por primera vez de ito junto a sus madres, con ese apoyo a Inés en ese momento de regreso al hogar de antaño, y con la complicidad de Lucía con su hija en ese mismo lugar, emocionante.

    Conmovedor y desgarrador casi hecho una lágrima la sensación que siente y que le embarga a Susana con las cartas de Tarot, que la lleva a sacar en un momento determinado todo lo que le preocupa y que ha encerrado dentro de ella, vivido desde la muerte de su hermano, y de fondo el sentir por primera vez la necesidad de formar una familia propia con Lucía, eso estaría genial, serían unas madres estupendas y la edad es lo de menos.

    Y esa vivencia tan maravillosa y entrañable de recordar a su padre haciendo travesuras con el avión, y revivirlo con su hijo, hermana y tía, tres de los mayores pilares que tiene Inés y como Susana le dice la anclan al suelo.

    Profundo, emocionante, desgarrador es un trocito donde por primera vez vemos a Susana con miedo por el devenir y sobre todo sus sentimientos saliendo sin control.

    Si el anterior trozo fue Espectacular este ha sido Explosivo.

    Como dije hace mucho tiempo, tienes un don para escribir y nunca dejas de sorprender y cada trozo supera las expectativas del anterior.

    Gracias, miles de ellas.

    A.

    PD.: Perdonar por el testamento pero aun así de largo me dejo cosas. jajaja

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  4. Solo tendría que repetir lo que dicen LACER y A. Son las mismas reacciones que provocas en mí, Gemo. Tu don de la escritura despierta sentimientos escondidos. Pintas tus personajes con tanto realismo llenos de amor, ternura, respeto y alegría que se acomodan en un rincón de nuestro corazón tratando de hacerlos vivir en este plano.Me acojonan las cartas. Y yo tambén soy fan de Susana.Gracias por lo que nos das.
    Constance

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  5. .....ME UNO TAMBIÉN A LAS PALABRAS DE CONSTANCE....Y A LAS DE LAS DEMÁS...HARIA MIAS CADA UNA DE ELLAS....Y ES QUE ES IMPOSIBLE NO SACAR LO QUE SACAS DE QUIENES TE LEEMOS...DE QUIENES TE LO DECIMOS...Y DE QUIENES NO LO HACEN....ESTANDO SEGURA DE QUE SERA SU MISMO SENTIR...
    IMPOSIBLE NO HACERLO ...CUANDO EN CADA UNA DE ELLAS PONES ¡¡¡TANTOS¡¡¡ SENTIMIENTOS A FLOR DE PIEL...SENTIMIENTOS QUE SALEN DE TAL FORMA...QUE INUNDAN MENTES...RINCONES ...SI¡¡¡

    GRACIAS......ESCRITORA....POR ¡¡TANTO¡¡¡

    CELESTE-NEGRO..

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