viernes, 16 de enero de 2015

Emergencias 118


La mañana de esa noche que sentada con Roberto en sus brazos recordaba Marina, amaneció con ella sola en la cama, a lo que había que sumar su inseparable móvil. Seguro se había quedado dormida hablando con Inés y habría sido ella quien colgase la llamada al sentirla dormida. Podía recordarse abrazándose a la almohada, con la vista fija en la mesita que ya por derecho era de Inés. En ella estaban sus cremas de noche, algún cargador de móvil y un pequeño gel que cogió queriendo olerlo.
Chocolate, el olor más característico de Inés, a eso olía y sabía ese especial gel. Dicen que de tal palo tal astilla y sabiéndolo o no, lo cierto es que más de una vez madre e hija, gustaban de jugar a lo mismo. Sin salir de la cama, aprovechó su desnudez para darle los buenos días en la distancia a la piloto. Nunca está de más y no es que haga falta, recordarle que tiene en casa, ese fue su pensamiento mientras con cuidado se ponía en el pezon derecho ese gel sabor chocolate que tenía en sus manos y cierto es, que al ver la foto que se hizo después sintió un puntazo sensual muy guapo. Si a ella misma le ponía ver su pezon untado en chocolate a Inés, debería volverle loca como acabó sucediendo para su complacencia y risas, al iniciar con ella un intercambio de mensajes.
Mensaje de Inés: Ay oma...que tetitas más ricas tienes.
Mensaje de Marina: ¿Tetitas? Recuerdame que te hagamos una revisión oculista.
Mensaje de Inés: Mejor recuerda tenerlas así mismo esta noche.
Mensaje de Marina: Dijiste que hoy no venías.
Mensaje de Inés: Ehm....ay oma que tetazas mas ricas tienes.
Como no reír ante las ocurrencias de Inés y que pesadilla tener que estar entre su casa y el piso en Segovia. Que pérdida de tiempo y de dinero suponía mantener las dos casas cuando en realidad, usaban más la suya y el piso de Inés sólo estaba siendo usado como almacén de sus cosas. Aquella mañana se cansó de esa tontería y por mensaje se lo escribió a Inés.
Mensaje de Marina: Cariño ya otro día hablas con el casero, vente esta noche aquí conmigo que tengo algo para ti. 
Mensaje de Inés: Ayyyy ¿será chocolate? Ansiedad de tener tus encantooooos y en la boca volverte a besar. ¿Te mando un audio?
Mensaje de Marina: Jajaja dejalo, no hace falta que provoques las siete plagas.
Que Inés creyese que su cita era un encuentro de los "suyos", cargado de sensualidad y erotismo, le hizo gracia y con ese malentendido fue jugando todo el turno de Inés.
Mensaje de Marina: Cielo, no olvides tomarte algún zumo multivitaminico, te necesito fuerte esta noche.
Mensaje de Inés: Ayyyy, ayyy que turno más largo se me está haciendo. Y si, yo me tomo lo que tu quieras.
Los mensajitos incitándola fueron acompañados entre tanto, por fotos sugerentes que acabaron por disparar la ansiedad de la piloto. Pobre ella, que no sabía que Marina, en vez de hidratar su cuerpo con deliciosos aromas o preparar el salón con fantasiosas velas, se ponía un chandal con pañuelo en la cabeza y con una currada imagen de marujilla de su hogar la esperaba llevando ropa para planchar a su sofá. Esa imagen distinta, pero también de mujer real, era la que Marina buscó aquella noche. Irse a vivir juntas como ella quería, era lo que implicaba, darse por entero y con todas las caras que una misma mujer puede tener. La guerrera incansable, la luchadora constante, la amante, la amiga, la consejera y entre tantas, la marujilla de su hogar.
Las risas estuvieron garantizadas al verse ella misma con esas pintas y a Inés tan equivocada en sus planes para esa noche.
Mensaje de Inés: Salgo yaaaaaa, vete untando jijijiji.
Inés avisándola de que salía de trabajar y ella haciendo que toda la casa oliese a rico caldo casero y colocando la tabla de planchar en medio del salón. El efecto estaba conseguido y entonces solo tenía que concienciarse de no echarse a reír ante la cara "loca" que Inés pondría al encontrarla de esa guisa.
Vale, cualquiera que la viese en el presente acunando a Roberto muerta de risa pensaría que la loca era ella, pero es que recordar a Inés entrando a la carrera en la casa desnudandose como si el mundo fuese a terminar de un momento a otro daba para reír.
- ¿Que me pongo, que me unto...que hago?- fue lo que le preguntó desnudándose a las prisas, antes de quedarse  petrificada al verla planchando en chandal bien abrigaito, que bien podría ser regalo de una suegra con muy mala leche.
- Ay cielo pues....no pude hacer el baño de abajo, si le das una pasadita te lo agradecería- le contestó en su curradisimo papel de marujilla, planchando al milímetro y con verdadero primor unos cullotes de la piloto. La misma que la miraba con el jersey a medio quitar y sin pestañear. Era de entender, Marina la planchadora oficial de la casa se había pegado todo el día acelerando sus ganas por llegar a la casa y ahora que por fin estaba en ella, la mandaba a hacer el baño- ¿Cariño?- quiso hacerla reaccionar mientras por dentro se descojonaba literalmente y "auch", sin pretenderlo su propio juego iba a hacerla enamorarse aún más de Inés.
- ¿Eh?.. Ah si, lo hago enseguida- reaccionó Inés volviendo a ponerse el jersey mientras sonreía rindiendo a Marina- ¿Después quieres que haga algo más?- continuó queriendo saber sin perder la sonrisa en tanto buscaba los productos para limpiar por la cocina. Normal que ella se quedase con sus culottes en la mano a medio planchar, muriendo de amor- Así acabamos rápido y nos vamos a nuestro sofá, traje mantita nueva con super pelos mega suaves....jijiji es de pajaritos.
- Me la como- fue lo que pensó viéndola feliz dispuesta a limpiar el baño y lo que fuese, si incluía sofá después. La broma así perdía toda la gracia y de repente, a Marina le apeteció dejarla para acudir a ese, su sofá- No hace falta que lo hagas, no me acordaba que si lo hice- le dijo dejando la plancha, quitándose el pañuelo y el chándal. Más ella, en camiseta larga y braguitas se fue directa al sofá con una seriedad que descuadro a Inés. Sentada en él, tuvo que palmear el sofá para que Inés espabilase de nuevo y dejase las cosas del baño para sentarse junto a ella. Ok, todas las entrañas se le encogieron al verla obedecerla entre sonrisas nerviosas. La pobre debía estar completamente desconcertada ante su comportamiento y sentirla así, sonriendo a pesar de no saber que pasaba y mirándola como siempre, Marina supo que su todo, estaba en esos ojos que la miraban al borde de la ansiedad- A ver....yo quiero decirte algo importante- le había dicho e Inés rápido le cogió las manos. Entonces pudo sentirla sudando y le hubiera gustado aligerar y dejarla tranquila, pero se estaba emocionando una cosa mala y así no pudo.
- No me dejes...por favor no me vayas a dejar- la sobresaltó Inés casi llorando, sin que a ella le hubiese dado tiempo de decirle más y su corazón le gritó un Stop bien grande.
- Cielo no es eso, es al revés. Te quiero aquí... siempre, aquí junto a mí- le dijo y llegados a ese punto de su recuerdo, a las risas se le unieron lágrimas emocionadas. Cómo no emocionarse al recordarse tomada de las manos con ella tranquilizandola.
Así medio risueña-lagrimosa la encontró Inés cuando pudo entrar a la casa. Normal que ella gimiera gustosa cuando la rodeó con sus brazos besando la cabecita del pequeño Roberto y necesario, fue pedirle que se sentade en ese SU sofá con ellos. Pero, Inés traía noticias.
- Tengo dos noticias y ninguna es buena, ¿por cual empiezo?




2 comentarios:

  1. .....SE LA COME MARINA¡¡¡ Y PODEMOS COMERLA TODAS¡¡¡¡ ESA PILOTO NO ES DE ESTE MUNDO¡¡¡ Y SI LO ES¡¡¡ ES ESO...PARA COMERSELA UNA Y OTRA VEZ¡¡¡¡...Y ESA GUERRERA...MUJER..MARUJILLA Y DEMÁS...NO SABE LA SUERTE QUE TIENE¡¡¡ JIJIJI ME ENCANTO ESTE TROCITO¡¡¡ ES DE UNA TERNURA¡¡¡¡..
    ESPERANDO A VER AHORA QUE SUCEDE EN ESE SÓFA ESCRITORA...

    GRACIAS....POR ¡¡TANTO¡¡¡

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  2. Muy emotivo, ahora lo de la plancha y mandarla a limpiar el cuarto de baño, ha sido una prueba de amor sin reparos, porque ni mu a dicho.

    Gracias.

    A.

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