Bajo tu muérdago 12

De tradiciones está cargada la última noche del año, desde la ropa interior roja, las doce uvas, el oro y la plata en la copa para el primer brindis, los besos bajo el muérdago y siendo España, entre otras, acabar la noche con churros y chocolate. Da igual que sea ciudad, pueblo o refugio en plena montaña como era el caso. 

Al españolito de origen o de corazón, le encanta acabar la nochevieja comiendo churros con chocolate en el único amanecer del día uno de cada año que llega pasadas las diez de la mañana. Porque una nochevieja es aquella que se alarga hasta media mañana, entre cantes, bailes, risas, algún beso desbordado a escondidas y buena compañía. Justo como los estaban acabando en el Refugio de Mamen. Pasadas las diez de la mañana eran, cuando esturreados por la hierba fría y mojada por la helada caída en la noche, degustaban esos churros con chocolate al amparo de los primeros rayos de sol. Mamen había dejado su cómodo asiento entre las piernas de Anabel y su manta, para cogerse unos cuantos churritos más. Otro clásico de nochevieja, los propósitos que se incumplen en minutos. No estaba mal recordarse que ya iba teniendo una edad y que como consecuencia, su cuerpo no digería tan rápido y bien, las calorías que puede acumular un chorro mojado en chocolate. Como propósito, cuidar sus hábitos alimentacios y como despropósito, posponerlo a otro día en que los churros no estuviesen tan deliciosos y que por dentro, estuviese haciendo mil esfuerzos por no recordar lo inevitable, que Anabel se marcharía ese mismo día. Ante esa realidad, era mejor volverse y coger dos churros más, con los que regresó hasta Anabel. Vale, había más mundo fuera de Anabel. 

La gente esturreada por su terreno, mostraban el cansancio propio de haberlo dado todo pasándoselo bien y descansaban satisfechos y alegres. Ese era el principal objetivo a conseguir cuando empezó a preparar esa noche y por sus caras, estaba clarísimo que lo había logrado. Ella satisfecha por sus logros y Anabel, orgullosa de Mamen por lo mismo. Quizás sin derecho o puede que no haga falta haberlo adquirido para sentirlo. Así las dos se sonrieron antes de que Mamen volviese a sentarse entre sus piernas, bajo la pesada supervisión de su hermano, sentado por igual con Mirta a su lado. 

- Bueno....pues ha sido una noche espectacular- dijo Mirta estirándose claramente cansada. Después de los churritos, venía apeteciendo meterse en la cama y que Fede le calentase bien a gustito los pies.

- Para unas más que para otros- susurró Fede con toda la intención, queriendo olvidar rápido el culo desnudo de su hermana con sólo unos hilitos como braguitas. De haberlo escuchado Mamen le habría pegado un buen pellizco, pero se estaba tan rico abrazada por Anabel y con el estómago lleno, que pasó de él y se limitó a mirar lo que bajo la manta le mostraba con disimulo Anabel.

- Jajaja- rió olvidándose de disimular y como no hacerlo, si Anabel tenía guardado un muérdago y era lo que le enseñaba con tanto sigilo.

- Cuidado.... puedo usarlo en cualquier momento- la amenazó entrecerrandola entre sus brazos. Según la hora que era, debía ir cambiando el chocolate por una buena taza de café y peor, dejar ahí a la dueña y culpable de que ahora adorase esos muérdagos. Mamen no le contestó, se limitó a gemir apurando las sensaciones de tenerla con ella, bien pegada- Pienso llevármelo- continuó y le hubiese encantado ver la cara de Mamen, pero ésta se las apaño para que no le viese reflejada en ella la tristeza que le producía su partida- Vivo en...

- Cállate- la interrumpió Mamen, no queriendo escuchar más, ni ilusiones, ni esperanzas. No quería escuchar nada de nada de su boca, que no fuera un "me quedo" y como no iba a ser así, lo prefirió a su modo- No lo quiero así- le pidió y no aguantó más sentada. Se acabó nochevieja y sus tontos deseos. Anabel debía partir hacia donde fuese que viviese y ella debía volver a ser la fantástica anfitriona- ¿Café?- le preguntó ya de pie y a Fede se le quitaron todos los remilgos respecto a Anabel. No podía tenerlos, si su hermana se apagaba de esa forma por tenerla que dejar ir.

- Pónselo bien cargado- contestó Fede por Anabel y Mamen se marchó no queriendo escuchar más- A ver, cuéntame a donde vas- como buen hermano se prestó a indagar sobre la vida de Anabel, mientras Mamen se marchaba a la cocina.

Propósito de año nuevo era cuidar su alimentación, practicar más deporte, descansar más ahora que el Refugio despuntaba y permitirse algún capricho, así a grueso modo y a falta del principal, no ilusionarse con una tía como Anabel, que después de desarmarte en horas se marcha con muérdago o sin él. Ella misma reconocía su cabreo como infantil, pero como no ser así, si lo que quería era colgarse de su cuello y suplicarle que al menos se quedase ese primer día del año. Pues no había caso, Anabel no reculaba y debía ser por su nuevo trabajo, sumando lo que sabía llegó a una peor conclusión. Se seguro Anabel comenzaría a trabajar el día 2 y si para llegar a su ciudad debía salir el 1 a media mañana, siginificaba que vivía lo suficientemente lejos como para cagarse en sus propios anuncios del Refugio. 

Pobre café, que sufrió sus bajadas y subidas y que no fue derramado, porque Anabel entró a la cocina cuando ella se prestaba a salir. Vale, ni de coña se iba a quedar con ella ahí tomándose el café y fiel a lo que le había pedido se lo dejó en una de las encimeras, con toda la intención de salir de ahí.

- Ufff, voy a por Mirta...esta gente se irá a dormir y nosotras debemos preparar la comida- le dijo sin llegar a ser mentira y quiso irse, pero la mano de Anabel detuvo su huida. Nada dijo Mamen, dejándole la patata caliente a ella. 

- ¿Sabes lo más gracioso? Vine aquí huyendo de la Navidad y sus recuerdos-comenzó a decir Anabel sin soltarle el brazo, como si adivinara sus ganas de huir. Antes de continuar Anabel sonrió y Mamen tuvo que hacerlo contagiada a pesar de todo- Nada más recibirme Mirta y al verte hablando con otro huésped sobre Nochevieja, supe que me había equivocado de lugar- hizo una pausa volviendo a adivinar a Mamen- y ha sido el mejor de los errores- terminó enredada a la mirada de Mamen sobre ella compartiendo el mismo brillo en los ojos. Demasiado para Mamen fue sentir que se encontraba así misma en esos ojos oscuros y qué demonios, después de todo le apetecía a morir.

- ¿Podrías usarlo ahora, por favor?- le pidió de vuelta al muérdago que las había acompañado desde media tarde y Anabel no necesitó sacarlo de sus pantalones para tirar del brazo de Mamen y besarla como despedida a una muy especial Nochevieja.

Así empezaba el 2015 para Mamen, perdiendo su primer deseo e ilusión encabezonada como estaba en no ceder y mostrar sus ganas de más. Podría haberle pedido volver tras besarse, o haberle pedido su teléfono o dirección. Lo que fuese que le permitiera seguir sabiendo de ella, pero no lo hizo como tampoco lo hizo Anabel. Después prefirió perderse por la Casona, no queriendo estar fuera cuando Anabel se marchase. Por una de las ventanas de la planta de arriba, la vió despedirse de su hermano, de Mirta y de algún huésped que aún merodeaba por el jardín. Pero no esperó a ver desaparecer su coche en la lejanía, antes de que ocurriese dejó la ventana con la intención de regresar a la cocina y bajando a ella, se tuvo que regañar. De buena gana habría corrido tras el coche de Anabel buscando el final feliz de cualquier comedia romántica. Menos mal, que estaba tremendamente cansada y que el día se le presentaba bien ocupado. Así podría dejar de verse saltando feliz tras el coche o siendo alzada por Anabel tras detener el coche o...Agh, llegó a ser desesperante no poder quitársela de la cabeza. Pero si, como sabía el día estuvo repleto de cosas por hacer y no fue hasta media tarde, que pudo sentarse en su sofa preferido delante de la chimenea.

Para entonces, muchos de los huéspedes se habían marchado y los que quedaban, descansaban. Cansada como estaba, no quiso más luz que la que emitía la chimenea acompañada por la música perfecta, flamenquito de letras desgarradas como era; Ven a borrarme los fracasos de mi mente, ven a llenarme de caricias diferentes. Ven a sacarme de este pozo de amargura donde me encuentro yo... Y dame el agua de tu fuente cristalina y dame el beso que sin darse se adivina. Que estoy sedienta de cariño sin medida, "cansá" de dar amor...

Letra muy propia, para estar como ella estaba, sola con la vista pérdida en el fuego. Así hasta que el teléfono sonó y profesional como era, lo cogió como hizo con la agenda de reservas que siempre la acompañaba.

- Buenas tardes, Refugio BellaVista dígame- contestó la llamada con su habitual saludo, con la mente totalmente en blanco.

- Hola...verá, quería reservar un muérdago para la noche de Reyes- escuchó que le decían al otro lado y ausente, no cayó en ese muérdago dicho por la mujer con la que hablaba.

- Bien...me dice para la noche del 5- continuó revisando la agenda para esos días mientras en su cabeza se repetían las palabras dichas por esa voz de mujer- ¿Cuántos días serían?- preguntó acelerándosele el pulso en cuánto fue cayendo. Quería reservar un muérdago, repitió en su cabeza recordando la voz de Anabel y el sofá comenzó a sufrir su ansiedad sin atreverse aún a preguntarle si en verdad era ella.

- Dependerá de como se porten los Reyes conmigo, creo que fui buena pero ellos tienen la última palabra- volvió a escucharla y se acabaron las dudas, era ella...Anabel.

- Jajaja, me queda uno de inmejorables vistas y confort....

Fin