martes, 13 de enero de 2015

Bajo tu muérdago 11


De la nevera a la encimera pasó Mamen prácticamente sin enterarse. Enredada en un beso loco que subía conforme las manos de ambas buscaban caricias más intimas, fue al sentir el impacto de sus nalgas contra la fría encimera, cuando se percató, no de que estaba sentada sobre el frío mármol sino de que tenía a Anabel toda para ella. Con verdadero ímpetu, la encerró entre sus piernas sin dejar de sujetarle el rostro.


- Oh dios- cuánto más la besaba y apretaba contra si, más se derretía. La boca de Anabel era un vicio del que rápido se hizo adicta, acudiendo a ella una y otra vez. Hasta la cocina llegaban las voces del salón y el ruido de los petardos que alguien tiraba fuera de la casona, pero ninguna le prestaba atención ensarzadas como estaban en destrozarse la boca. Ni siquiera pudieron ser conscientes de los minutos que se les escapaban entre besos ansiosos, que les hacían sonreír cada vez que sus ojos se encontraban. Lo curioso, es que a pesar de estar ambas mojadas en loca pasión, ninguna avanzó en sus caricias, prefiriendo agarrarse con fuerza, mientras sus bocas seguían en la ardua tarea de comerse a contrarreloj. Así normal, que sus labios comenzasen a mostrar las consecuencias. Hinchados y enrojecidos encontró los de Mamen Anabel, cuando frenó por unos segundos sus embestidas sobre ellos. Apoyando la frente en la de Mamen quiso delinearlos con la yema de sus dedos, pero Mamen no la dejó. A ella le daba igual como estuviesen, lo que le jodia no era tenerlos prácticamente rotos, sino que Anabel callase, haciéndola hablar a ella- No te vayas aún, quédate un par de días más- poco acostumbrada a pedir, se le notó esa carencia y no quiso escuchar de la boca de Anabel una negación. Por eso volvió a tomar su boca, queriendo consumir el tiempo que les quedase. Pero para entonces, había algo distinto fluyendo entre ambas, y esta vez los besos se hicieron más pausados, hasta que Anabel se abrazó a ella colando las manos bajo sus nalgas. Abrazadas y en silencio, ahora si que escucharon las voces que les llegaban del salón. Alguien inicitaba al resto a empezar el año bañándose en el Lago. Una locura para Mamen, conocedora de las aguas heladas de ese Lago y una aventura para Anabel, que la miró mostrándole las ganas de correr junto al resto hacia ese Lago.

- Es una tradición, debería gustarte- se adelantó a Anabel a la protesta que iba a salir de la boca de Mamen y rió sobre ella al verla rodar los ojos.

- Por un momento creí que te interesaba más comprobar si mi ropa interior cumplía con la tradición- le debatió Mamen sabiendo usar sus armas y consiguió que Anabel se quedase parada por unos segundos.

- Se que es roja- le dijo dudando e imposible, que las manos se le quedasen quietas bajo Mamen. Ésta sonrió orgullosa, de momento había bloqueado las ganas de Anabel de empezar el año bañándose en un helado Lago. Sensual, supo moverse lo justo para ayudar a que las manos de Anabel llegasen a sus braguitas y quiso gemir de gusto, al verla abrir la boca cuando sus manos llegaron hasta ellas. Anabel había acertado, rojos eran los apenas cuatro hilos de espeso grosor que se anudaban en su pelvis, formando unas braguitas de auténtico delirio- Joder- exclamó siguiendo las formas de esos hilos, descubriendo la desnudez de sus nalgas.

- Aja...y tú prefiriendo bañarte- complacida por el deseo que veía en sus ojos, Mamen bajo uno de sus tacones por toda la pierna de Anabel marcándola y no hizo falta más para que ésta la agarrase por su nalgas volviendo a pegarla a ella. Hinchados y enrojecidos estaban los labios de ambas y a punto de sangrar podrían acabar en sus nuevos besos de no ser por Fede entrando a la cocina entusiasmado, para disgusto de Mamen.

- ¿Pero que hacéis aquí?  Vamos al Lago con todos- les dijo a viva voz, no queriendo fijarse en las manos largas de Anabel sobando a su hermana y mucho menos en como ésta se dejaba sobar. Pero una cosa era no querer ver y otra pensar en dejarlas ahí dale que dale.

- Lo mato- musitó Mamen no queriendo ni por asomo soltar a Anabel, quien disfrutaba de la situación. A un lado Fede, claramente sufriendo por las vistas que contemplaba pese a no querer hacerlo, por el otro Mamen, deliciosamente enfadada y ella en medio, disfrutando a placer.

- No te manches las manos, lo hará por ti el agua congelada del Lago- le dijo despidiéndose con auténtica pena de la boca Mamen y de sus sensualisimas braguitas. Porque si, Fede no parecía dispuesto a marcharse sin ellas.

- Venga...que vamos a ser los últimos- siguió apremiandolas Fede y Mamen bufo como gata enfadada saltando de la encimera. A la porra su hermano y sus quejas al verla bajándose el vestido- Pero...arreglate bien, que se te ve todo el culo.

- Madre mía- murmuró Mamen ante las risitas de Anabel, claramente divertida por la situación.

- ¿Que bragas son esas? Si no te tapan nada- a las quejas continuó Fede, al que solo le faltaba ir hasta su hermana y bajarle el vestido. Cansada de uno y de las risitas de la otra, Mamen se paró manos en jarras y Fede tragó saliva reconociendo la mala uva que podía tener su hermana- Bueno venga, me adelanto- cedió marchándose bien lento de la cocina y así dejó sola a Anabel frente al cabreo de Mamen.

- Como veo que te da mucha risa dejarme mojada- comenzó a decirle Mamen con toda la intención de lo que consiguió, que a Anabel se le cortase la risa y se acercase a ella con urgencias- Pues ahora...- pausó dando por hecho que Anabel algo haría como acabó sucediendo.

- Mojada- susurró pegándose a ella Anabel y que sumamente deliciosa puede ser una victoria de ese tipo, tanto como lo estaba disfrutando Mamen, al sentirla de vuelta

- Aja- también en un susurro le contestó Mamen fingiendo inocencia. Hasta pestañeo por su descaro, desarmando a Anabel.

- ¿Mucho?- quiso saber Anabel dejándose llevar por la intensa mirada de Mamen y de nuevo, los cuerpos de ambas se enredaron sin que ninguna pudiera ni quisiera evitarlo. Grandioso cómo las ganas de ambas circulaban entre ellas sin miedo a quemarse. La mano de Mamen voló a su cuello y Anabel casi tembló de puro deseo al sentir la nariz de ésta pasearse por su cuello hasta su oreja. Ahí donde Mamen acabó por hacerla temblar.

- No se- le contestó llevándole la mano directamente a su entrepierna- Dímelo tú- la remató atrapando el lóbulo de su oreja y otra vez, ninguna esperó para comerse. Volvieron los besos locos y la mano de Anabel se coló con ansia entre los hilos que formaban las minúsculas braguitas de Mamen descubriendo una locura absoluta entre ellas. Las ganas por tomárselo, por hacerlo suyo, la llevaron a empujar de nuevo a Mamen contra la encimera. Ya había suficiente cautelosa como para seguir a los besos. Quería recorrer toda esa humedad, perderse en sus ardientes pliegues y acabar hundiendo los dedos en ella. Hincarlos en ella hasta el fondo y sin respiro. Follarsela  como el primer deseo del año nuevo y no ayudó a rebajar sus ganas, que Mamen la apremiase gimiendo desesperada por sentirla dentro de una vez por todas. Hubiese sido bueno o menos doloroso, que ambas recordasen que la casa estaba llena de gente queriendo pasarla bien y a su vez, queriendo bañarse en un Lago. De ser así, se habrían ahorrado el nuevo parón sufrido, esta vez de mano de Mirta.

- Mi madre...que, que...que pues, van como locos a bañarse y hemos pensado en ir calentando chocolate- titubeo Mirta y normal que lo hiciera si las había pillado en pleno calentamiento y no precisamente de chocolate. Para Mamen había dos soluciones ante las continuas interrupciones que estaban sufriendo, llorar o reír y siendo año nuevo, prefirió lo segundo.

- Jajaja, ahora entiendo que no seas de rollos, es que es un verdadero horror- le dijo a Anabel, antes de arreglarse de nuevo el vestido y murió de amor directamente al verla con los labios entreabiertos sin reacción- Dios...estás guapísima así y venga...estoy segura que te encanta el chocolate.

- Que remedio- pensó Anabel sin creerse tener que parar para ponerse a tomar chocolate y sin darse cuenta, entre calentarlo y servirlo a los congelados animosos que se habían bañado en un lago helado como gran idea de primeros de año, la noche se les fue escapando.



3 comentarios:

  1. Les auguro un año de ...cuñaaaooo!!.Muchas gracias Gemo.

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  2. Lo de Mamen y Anabel, es estar en piloto automático durante todo el día, y no poder apagarlo por fallo eléctrico, no te dan lastima Gemo?

    Manda a todos a dormir y que puedan disfrutar la una de la otra en el comienzo del resto de sus vidas, porque tendrán esa oportunidad, se la merecen.

    Gracias,

    A.

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  3. .....ENTRE GEMIDOS HUBIESEN QUERIDO QUE ESA NOCHE SE ESCAPARA....PERO..PERO NO PUDO SER...NO AÚN...DEMASIADA GENTE ''ENTRE ESAS PAREDES QUE QUERRIAN SOLO SUYAS'''...

    ..... y TÚ ESCRITORA...ABSOLUTAMENTE SOBERBIA EN CADA UNA DE TUS LETRAS QUE SABEN COMO NADIE ''CREAR AMBIENTES....MOMENTOS''' DONDE LA TEMPERATURA...ESA QUE DA CALOR Y LEVANTA PASIONES ...HACE QUE SEA UN PLACER LEERTE...Y HACER UN ALTO EN EL CAMINO COMO HICE YO AHORA...RESULTA DE LO MÁS GRATIFICANTE.

    GRACIAS....POR ¡¡TANTO¡¡¡

    CELESTE-NEGRO

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