112- Emergencias 110

A la mañana siguiente y a la hora prevista, se les quedó a todos un suspiro atravesado en el pecho, viendo como se llevaban en camilla a Marina. Privilegios de su profesión, pudieron contar con una habitación para ellos solos, que siendo primera hora, ya recibía algún regalo. Habitación que en los primeros minutos quedó callada y habitación a la que llegó el señor Zapatones metido en una bolsa.

De mano de Susana, que fue la encargada de subir las últimas cosas a la habitación llegó y durante la primera media hora, nadie le hizo caso. Mujer de vida dura y experiencias traumáticas, fue también la piloto, la que empezó conversaciones para que los chicos se distrajesen y menos mal que lo hizo, o Inés acabaría destrozándole la mano de tanto apretársela. Así fue fácil, que al poco unos hablaran con otros, y las tres Merino lo hicieran entre ellas.

- ¿Que has traído en esa bolsa?- le preguntó Karla, extrañada por los enormes zapatos que sobresalían de la misma bolsa y Susana rodó los ojos, recordando las prisas de Lucía porque ese muñecajo estuviese limpio.

- Es el señor Zapatones- le contestó dándole solemnidad. De hecho debía tenerla, si a mitad de la noche había tenido que poner la lavadora y después secadora, para traerlo esta mañana.

- ¿Un muñeco?- ilusionada con esa posibilidad Karla fue directa a por el muñeco. Era buenisimo comprobar cambios así en su Tía. O sea, era la hostia verla traer muñecos, como haberla visto despidiéndose de Lucía. Y atenta a como ella sacaba al señor Zapatones con cuidado de su bolsa, Inés muriéndose por coger el muñeco. Marina le había hablado muchas veces del payaso con grandes zapatos que arrastraba de pequeña y que siendo adolescente aún conservaba en su cama. Karla entendió la mirada de su hermana y se lo ofreció entre bromas. Que te lo doy, que parece que lo vas a coger y te lo quito, así hasta que Inés pudo cogerlo y rápido, fue a olerlo.

- Uhm... huele a ellas- derretida por el olor de las mujeres que en esos momentos estaban en quirofano, Inés no pudo atender a la mujer que abría la puerta de la habitación con cara de circunstancias.

Normal que así fuese, su hijo le había prohibido acudir al Hospital y ahí estaba ella pasando de su prohibición. Laura fue verla y tensarse al momento, mientras que Nacho y Karla seguían a lo suyo sin extrañarse. Por supuesto, Xavier suspiró en tanto su madre acababa de entrar y saludaba en general. Vale, suficiente fue para Laura. Ni de coña se iba a quedar ahí con esa mujer. Así que se levantó con la excusa de tomar algo y Susana la siguió, al darse cuenta de la tensión que la llegada de esa mujer había creado.

Por lo rápido y decidido que andaba Laura delante de ella, confirmó que entre suegra y nuera, no existía mucha simpatía. Una auténtica pena, visto desde sus ojos. Laura para ella era una delicia de niña, siempre con una ocurrencia, con la chispa que todo ser que ama la vida posee, abierta, liberal y sobre todo, cariñosa. Aunque, en momentos como los presentes pecase de histérica.

- Que poca vergüenza tiene y seguro ahora saludará a Inés como si nada- de pronto y al saber que Susana la seguía, Laura detuvo sus pasos, necesitando desahogarse o estallaría de rabia- Una clasista es lo que es, una snob, una estirada, una superficial...

- Y una madre, que mal que bien, se preocupa por los intereses de su hijo- la interrumpió Susana, tratando de relajarla.

- Ja...no me creo que alguien como tú, la defienda- no relajada, Laura gesticuló a su forma, haciendo sonreír a Susana. Ni enfadada como estaba, Laura podía dejar de verse bonita.

- No, no quiero defenderla- le dijo- Pero vengo de presenciar la desesperación de una madre sufriendo por su hija y por lo poco que se, como madre esa mujer hasta ahora ha sido intachable.

- ¿Madre? Ah claro, ha debido ser fácil serlo mientras Xavier se ha comportado como ella quería. Un excelente abogado que consigue tener un bufete propio con indudable prestigio. Pero claro, llega el momento en que preña a una folla-amiga que después resulta lesbiana y para postre, se enamora de la amiga de vida alegre de la lesbiana preñada, y  eso le rebaja los instintos de madre. Pues ella será todo lo madre que quiera, pero a mi su hijo me duele y ésta noche ha sido horrible- rota terminó su largo monólogo y fue por varias razones. Primera porque había gritado bien fuerte lo que Xavier ya significaba para ella, segunda porque había visto salir de la habitación a la mujer de la que hablaba y no había podido detenerse y tercera, porque su mejor amiga, su hermana y compañera, estaba ahora mismo en quirofano siendo intervenida en una operación de alto riesgo. Adela se quedó parada tras haberla escuchado sin bajar la cabeza y Susana miró a ambas dispuesta a interceder pero no tuvo tiempo. Adela, se le adelantó.

- A mi me duele desde antes de parirlo- dijo la orgullosa mujer, pasando por entre las dos. La primera intuición de Laura fue querer agarrarla y decirle varias cosas bien dichas, pero Susana la detuvo pidiéndole calma.

- No es el día, Laura- llevándosela, Susana no pudo evitar sentir cierta gracia por la cara con la que Laura se había quedado y no habían dado ni dos pasos, cuando se cruzaron con Xavier.

- Ahora vuelvo- les dijo éste caminando a pasos agigantados y no hizo falta preguntarle para dar por hecho que iba tras su madre. Lo que ninguna podía saber, es que había sido Karla quien lo había animado a ir tras ella.

Cuando Susana y Laura abandonaron la habitación, Inés siguió a lo suyo sin cabeza para visitas, ni teléfonos. Pero el grupo de 112 se lo puso difícil y al final tuvo que ir a su sala como le pedían. Así,  le entregó el muñeco a Nacho, mientras Adela miraba a su hijo esperando algo que no llegó.

- Te dije que no vinieses- por el contrario, lo que obtuvo de su hijo fue la confirmación de que no la quería ahí con él y ella no le contestó con nada. Se limitó a desear que todo saliese bien y después se marchó.

Obvio, Xavier no es que quedase de lo más contento. Si echaba la vista atrás no recordaba un momento en que necesitase más a su madre, pero ésta prefería seguir con una lucha que estaba pérdida antes de empezar.

- Madre mía si este muñeco hablase, jajaja hasta lo llevábamos a las fiestas de la Universidad- ajeno a su situación, Nacho sufría un ataque de nostalgia con el señor zapatones en sus manos. Y Karla no pudo atenderlo, como él esperaba. El hombreton que era Xavier, la reclamaba.

- Hey...con todo lo rubia angelical que soy, me llevaba a matar con mi madre. Nunca llegué a entender que mi hermana y yo no fuésemos suficiente para que ella siguiese luchando por la vida, y ahora mírame...no hay día que no la extrañe. De todas estas mierdas te arrepientes un montón cuando no la tienes- ni siquiera tuvo que pensar las palabras a decirle. Porque le nacieron de dentro y tampoco es que Xavier estuviese cerrado por completo- Para alguien como tu madre debe ser heavy, que su hijo comparta a su nieto con dos tías, dale tiempo y será cuenta que mi hermana es lo puto mejor.

- Joder...no recuerdo que Zapatones tuviese ésta cosa- los sobresaltó Nacho, absorto en un dibujo que él no recordaba en la chaqueta de Zapatones, pero volvieron a ignorarlo. Karla empujó cariñosa a Xavier y éste se marchó a por su madre.

"Mi hermana es lo puto mejor" La definición de Karla, quizás fuera exagerada. Pero lo cierto es, que su hermana sin tener ni idea de lo que estaba pasando entre Xavier y su madre, iba a darle a ésta una lección en toda la cara. Los chicos del 112, conociéndola se habían aprovisionado de cantidad de dulces caseros acompañados de exquisito chocolate caliente y dada a compartir, cuando Adela se marchaba coincidió de cara con ella cargada con algunos de esos dulces y chocolates.

- No baje a cafetería, me trajeron de todo los compañeros... Aunque en verdad, ni ganas de olerlo. Con lo que a mí me gusta el chocolate y creo es la primera vez que no tomaré- no fue tanto lo que dijo, sino el evidente mal estado de la piloto. Nerviosa y con la garganta anudada, pidiendo a gritos callados una caricia, un abrazo o una simple palabra alentadora que le diera la fuerza suficiente para seguir respirando hasta saber algo de Marina y su pajarito. Y una cosa es que la mentalidad de Adela, anclada al clasicismo manío y carco, no entendiera ciertas cosas y otra que no tuviera corazón y no estuviera por igual preocupada.

- Después... Cuando salga nuestro niño hermoso, seguro tomamos una taza- comenzando a temblar por la forma en que Ines aceptaba la caricia que estaba dejándole en la mejilla, la mujer se olvidó de todo y temió llorar junto a ella- Va a salir todo bien, corazón... Verás que si- emocionada al final la abrazó chocolates de por medio. Y suerte, fue que en esos momentos Xavier llegase y no de suerte dependían Marina y su hijo. Dependían de los profesionales, que pusieron todo su empeño en que ambos saliesen bien.

Mientras, en la habitación Susana y Karla, miraban la manchita en la chaqueta de Zapatones, tratando de darle una explicación.

- Pues no se...habrá desteñido al lavarlo- fue la explicación de Susana, sin darle ninguna importancia a que esa manchita pareciese las alas de un pájaro. Laura fue escuchar pajaro, estando al día de las premoniciones de Marina y erizarse entera.

- Ayyy, fenómenos paranormales no...que me da susto- la rubia más excéntrica pasó a tenerle cosa al muñeco ante las risas de Karla.

- Jajaja, anda ya.. Esto es casualidad, nada más.

Y casualidad o no, lo cierto es que el señor Zapatones, ya tenía alas y solo le faltaba un pajárito al que cuidar y acompañar.

Pd. Llamarme sensiblona, pero ésta canción me pone mocosa ayyyy. Tierna me ponen otras, pero eso es otro cantar jjijiji.