112- Emergencias 95

- Me cago en...ya se me ha escapado la cordera de mis sueños. Así no Agustín, así no. Pues yo me voy con mi prima, que en su noche de bodas, durmiendo no puede estar- dicho y hecho, sola dejo a la pista de baile donde todo lo había dado para irse caminando tranquilo a casa de su prima, que aún siendo su noche de bodas, muy despierta no estaba. Aunque en la misma gloria, si.
Así podía considerar y lo hacía, el pecho abultadísimo de Marina, que se había convertido en su mejor almohada. Desde ahí, la escuchaba hablar por teléfono con su Tía.

- Es casi madrugada, ¿donde vas a ir a correr a estas horas?- la estaba regañando, eso estaba clarísimo y no sólo porque conocía de sobra la voz enfadada de Marina, sino porque su pecho se movía más enérgico- ¿En la Base? Pero vamos a ver, Susana- seguía y su Tía podía excusarse como le diera la gana, que regañina le iba a tocar igual.

- Jijiji- de sólo pensarlo, le entraba la risilla floja y trastornada de la cabeza como estaba, jugaba a ahogarsela en el pecho de Marina sin olvidar a pajarito- Ya mismo tu también estarás enganchado a ellas, ¿habrá que poner turnos o k ases?

- Perdóname por preocuparme de ti- la voz de Marina la dejaba encajada entre sus tetas y quieta se quedaba, no fuera ser que también tuviese para ella- Ufff, es que me desesperas siendo tan cerrada y no tiene nada que ver con lo que tengas o no con mi madre- proseguía a lo suyo Marina, aunque la calidez que Inés le estaba provocando, le hacía acomodarse más pegadita a ella- Me puedo alterar un poco, no se me va a ir la vida por eso.

- La vida no, pero las tetas...ay oma- musitaba Inés, casi aplastada por el pecho de Marina, que por la postura, se salía del camisón- Y dile que es una pava, se ha ido sin darle el colgante, seguro- continuó hablando de más y conociéndola, Marina se quedó con la copla, pero nada dijo a Susana porque madre mía, Inés pronto se ocupaba de su pecho salido y como.

- Bueno cielo....yo lo siento, pero más allá de mi madre, es que te has convertido en alguien mio y jajaja.....sí, así de chula soy- le decía a Susana y lo era. Porque ni corta ni perezosa, se subía el camisón,  abriendo de golpe los ojos de Inés a ritmo de "guate, aquí hay tomate". Y lo había y a Inés le fue quedando constancia de ello conforme subió la mano por la pierna de Marina, sin descuidar las atenciones a su pecho- Y......ejem, pues eso...- empezaba a titubear Marina y normal, la mano de Inés no se entretenía ni una mijita y así, la respiración se le alteraba- Ehm..no, ya está dormida- proseguía como podía y mentía descarada agarrando el pelo de Inés que sin miramientos, le atrapaba un pezón con la boca- Uhm- gimió abriendo los ojos ella ahora. Debía apretar a Inés contra su pecho y fingir con Susana- Ahm ayy, que a gusto por fin en la cama. Si...uff, si...me cuida mucho siii, te...te voy a ir dejando, mañana me llamas, ¿si?

- Siii, déjame.. Dejame a mi- a lo suyo Inés continuaba prendiendo una verdadera fogata bajo las sábanas que acabó prendiendo en cuanto Marina tiró el móvil tras despedirse de Susana.

- Cariño joder- llevada por el deseo se movió sobre ella sin importarle la postura acrobática de la mano de Inés para llevar los dedos a la caliente humedad que tenía para ella. Rápido los jadeos de ambas se dejaron escuchar. Lujuriosa, continuó moviéndose sobre ella y no tuvo consciencia de como Inés volvía a abrir los ojos pasada de loca. Algo, un liquido indescriptible llenaba su boca. Vale, dulce era dulce y había salido del pezón que continuaba comiéndose.

- Madre mía- pensó derritiéndose como mantequilla. No podía ser otra cosa más que la leche de pajarito y era ella, quien primero la estaba probando- WTF!- se quejó temiendo haberle hecho daño a Marina, pero fue mirarla, prácticamente sobre ella, tan guerrera y bonita, que dejó sus temores para regalarle el mejor de los orgasmos. Claro que, cuando Marina cayó vencida sobre ella dispuesta a besarla, se encontró con sus ojos llorando emoción.

- Cielo- más no pudo decirle. Inés por igual necesitaba de ese beso, pero entonces recordaba lo que acaba de tomar y así, sin dejar de pensar en ese especial liquido, le fue imposible serenarse.

- Ayyy lo que he hecho- medio llorosa no tardó nada en confesar y Marina no entendía ni media. Bastante tenía con no llorar como ella al verse tomándole la cara con su recién estrenado anillo de casada- Que menudo trago le he dado, esto de mayor no me lo perdona- continuaba Inés queriendo soltarse dispuesta a examinar el pezón de único líquido, pero nada, Marina también seguía a lo suyo y menos mal, que el timbre de la casa sonó, espabilando a las dos.

- Verás que alguno al final no tiene donde dormir- le dijo Marina vistiéndose rápido. A cumplidora no le iba a ganar nadie mientras Inés...Inés pues, se quedaba rallada en lo suyo.

- La leche...que me he tomado su leche y...ha sido sin querer, de verdad te lo digo pajarito, así ha sido- musitó sin darse cuenta que su mano no acariciaba la barriguita con su pajarito y si el colchón mientras Marina se anudaba la bata.

- Mira que si es tu primo Agustín- pensando que él fuese abrió la puerta y no, Agustín todavía no era.