112- Emergencias 94

A Lucía le sobraban experiencias y vida al fin y al cabo, para entender el callado duelo entre dos mujeres, que desde lejos, se observan y retan, adivinando que son muy similares. Le había pasado eso mismo, al tropezar con unos ojos verdes, tan intensos cómo la misma aurora boreal. Tú en tu sitio y yo en el mio, firmas de paz extrañas e inherentes a las mujeres de tronío. El tiento de arrojo, se dio cuando  estrechó la mano de la mujer, al ser presentadas por Inés.

- Es la Presi, ¿sabes quien te digo?- la risa de la mujer ante el entusiasmo de Ines, fue la tregua necesaria antes de la firma.

- Esther García, Presidenta a tiempo completo para enfado de mi familia y mundana cómo el resto, si es que algo me queda de tiempo para serlo- con la elegancia de sus palabras, ganó su respeto y la sonrisa sincera con la que aceptó su saludo, fue la firma final- Tenía verdaderas ganas de conocerte, a Marina se le escapa el orgullo a borbotones cuando habla de ti.

- Es fácil cuando la diferencia de edad es tan corta- del reto por ver quien era la ama del gallinero, al interés mutuo. Así fue de lo más natural que ambas se buscasen durante la celebración y que a punto de finalizar ésta con las novias ya en casa, las dos se quedasen junto a la chimenea, compartiendo una copa de vino. Desde ahí, contemplaban a los que todavía bailaban o simplemente desfasaban en la improvisada pista de baile.

- Me encanta esa parejita- le decía Esther  en un momento dado, y no le hizo ninguna falta señalar a la pareja en cuestión para saber de quien hablaban; Karla y Nacho.

- Son totalmente distintos y absolutamente complementarios- la secundó Lucía sin ocultar la sonrisa enamorada de ese par. Para no variar, Nacho bailaba con Karla subida a su espalda.

- Además se les ve que guardan la ingenuidad- le dijo Esther sonriendo al verlos y tuvo que rodar los ojos regañándose- Escucharme hablar así, me hace sentir mayor- en natural confianza, la presidenta aprovechó para reírse de si misma. Un ejercicio tan necesario como las propias curas de sueño.

- Si te sirve de consuelo, yo hoy me he comportado como si tuviese quince años. Algo que ya creí impensable en mi- por igual, en absoluta confianza lo hizo Lucía, variando su mirada de Nacho y Karla, a Xavier en pose muy seria y estática frente a Laura- También me gustan ellos- prosiguió en cuanto la presidenta miró donde ella.

- Uhm...la bofetada que ella le dio a él en el Juzgado, en verdad era para ella misma- dijo la presidenta tras observarlos cómo hacia Lucía - Nos queda saber, si es consciente de eso- continuó mirándose de vuelta, provocando que Lucía se terminara de soltar.

- No quiero parecer una ególatra, pero eso me lleva a mi misma de vuelta. La bofetada me va a regresar con efecto bumerán, cuando esta noche tenga que dormir sola- de sólo pensarlo, sintió un escalofrío que la presidenta llego a apreciar.

- Puestas a confesar...en la última etapa de mi anterior matrimonio, disfrutaba horrores durmiendo sola- queriendo quitarle hierro a lo que más o menos podía entender que le pasaba a Lucía, le habló de ella misma- La fría cama de un hotel se me antojaba perfecta...era como recuperar autonomía propia y ahora en cambio ...las detesto- sonrió y los ojos se le fueron hacía la culpable de que odiase las noches solitarias, obligadas en su puesto- Los cambios en general pueden asustar, los personales lo hacen siempre- continuó exponiendo y las dos se miraron a punto de la carcajada- ¿Sabemos si ella también odia dormir sola o ni te preocupaste por saberlo?- terminó dando en la diana de pleno y entonces si, las dos rieron compartiendo pensamientos.

- Jajaja, nada que decir a mi favor- entre risas quedó claro que se había decantado por la segunda opción propuesta por la presidenta.

- Así de puñeteras somos las mujeres, nos encanta que nos adivinen, cuando el camino mas corto siempre es el directo- subiendo los hombros ante la evidencia dicha, a Lucía le hizo pensar en como arreglar su tonta pataleta.

- Creo que llamarla ahora pidiendo que regrese, no me teletransportaría a los quince sino que sería a menor edad aún- también ella subió los hombros, poniéndoselo fácil a la presidenta para una nueva gracia.

- Divina juventud e inocencia- le dijo cucandole un ojo y así..

- De lo segundo escaseamos ya jajaja- de mejor humor, a Lucía le dio para bromear, sin olvidarse de Susana- Está mal decirlo, pero ahora mismo mi hija me da mucha envidia.

- Sin duda- concordó Esther, que conforme siguió hablando, fue teniendo claro lo que a ella empezaba a apetecerle- Seguro estará acomodada en su cama, bien calentita y atendida. Lo que me lleva a despedirme, me muero por imitarla.

Y no es que Lucía no se muriese por lo mismo, aunque francamente lo tuviera peor que Esther. A ésta sólo le bastó buscar a su pareja para marcharse juntas con la promesa de compartir otra copa de vino pronto.

- Torrejon...Pedraza...Madrid, no es un triángulo de muchos kilómetros- lo dicho por Esther, sobre la escasa distancia, dejó a Lucía momentáneamente sola frente a la chimenea, regañándose de nuevo. Por supuesto que no eran tantos kilómetros y por supuesto, que no iba a esperar a mañana para intentar hablar con Susana. Tranquila frente a la chimenea, pese al ambiente de fiesta que se respiraba a sus espaldas, la llamó. Pero el teléfono de Susana comunicaba extrañándola. Aunque no tanto, conociéndola podía intuir con quien podría estar hablando y el hecho, de que Marina también comunicase, se lo confirmó. Así difícil no sonreír acomodándose en el sofá hasta que Laura se paraba frente a ella, ofreciéndole su abrigo.

- Acabamos de romper y necesito un copazo, ¿te hace?- le preguntó Laura prácticamente poniéndole el abrigo.

- Joder- exclamó Lucía sorprendida por lo dicho por Laura, a la que pronto se le unió su madre.

- Pues nada...se enfada porque le digo que no puedo ir a Madrid esta semana, y yo así...necesito una copa- con la misma indignación llegó Fátima , haciendo bueno el dicho de; de tal palo tal astilla. Madre e hija le metieron prisa con toda la confianza del mundo. Y que carajo, su cagada del día no merecía menos que acabar la noche con ese par, ahogando sus penas colectivas en whisky. Dispuesta a levantarse para irse con ella, unos brazos la rodearon por detrás y supo de quien eran, con sólo ver la sonrisa de Laura.

- Uhm...yo que solo tenía una niña y de golpe tengo tres- dijo reconfortándose en el abrazo y mimo que Karla le regalaba, provocando falsos celos en Laura.

- Doy por hecho que estoy en esas tres- atusándose la melena, Laura buscó la broma, encantada por como Karla se veía abrazando a Lucía.

- Jajaja, perdón... Me refería a cuatro, tengo cuatro niñas- conociéndola, Lucía rectificaba y se veía obligándose a soltarse de Karla. Por ella se quedaría abrazada a Karla durante toda la noche. Cositas del corazón, Karla de las dos hermanas, era la más Susana.

- Aja...por eso pajarito es nene, para compensar tanto chochito junto- bromeó por igual Karla, antes de darle un besazo dispuesta a soltarse e irse con ellas, donde quisiera que fuesen.

- Hablando de pájaros, con razón nos llaman cotorras, necesitaremos media hora para irnos...lo veo- les metió prisa Fátima y terminaron yéndose las cuatro solas. Nacho no tuvo problema en que así fuese y tras despedirlas, al entrar de nuevo al salón, hasta lo vió bueno para poder hacer lo mismo con Xavier. Éste tenía cara de necesitar salir de ahí y volcar su frustración en un caro whisky seco.

- Se de un sitio donde tomarnos la última y rajar de Laura lo que quieras- le propuso con toda la intención de quitarle la cara de acelga que Xavier tenía.

- No se si rajar de ella con su íntimo amigo será la mejor solución- le debatió Xavier, a pesar de estar poniéndose ya el abrigo.

- Jajaja, por eso mismo...la conozco tanto o más que a mí- con dos palmadas, acabó llevándoselo. Pero claro, entre las chicas yéndose por una lado, las novias en casa y ellos marchándose también, el primo Agustín quedó sólo en mitad de la pista y así...

- Me cago en...ya se me ha escapado la cordera de mis sueños. Así no Agustín, así no. Pues yo me voy con mi prima, que en su noche de bodas, durmiendo no puede estar- dicho y hecho, sola dejo a la pista de baile donde todo lo había dado para irse caminando tranquilo a casa de su prima, que aún siendo su noche de bodas, muy despierta no estaba. Aunque en la misma gloria, si.