112- Emergencias 88

Que poco equivocada había estado esa tarde al vestirse Laura. Como si hubiese presentido que en algún momento se cruzaría con Xavier. Claro que, el momento para cruzarse era de lo más jodido y ese momento por jodido, le estaba haciendo regañarse constantemente. Vale, quizás no debiera tanto. Queda mal ser un poquito superficial, pero debería salvarle de la quema, que a Xavier le quedasen tan exageradamente bien los trajes de corte italiano, desarreglados. Fuera chaqueta y la corbata bajada. Ay dios, esa camisa costaría sacársela y ay dios mio, su sonrisa triste, supuso que esperando algo de ella, era totalmente mordible.

No podía ser tan puta, su amiga, que amiga su hermana, que hermana, su trocito de alma que era Marina, estaba ahora mismo super jodida y ella pensando en arrancarle la camisa a Xavier. Eso no estaba bien, pero nada bien. Con tanta fantasía lujuriosa en su cabeza, tuvo que ser Xavier quien se acercase hasta ella, mientras Celia continuaba ejerciendo de anfitriona entre las visitas que iban llegando.

- Honey- le dijo con la intención de no contagiarse por la vulnerabilidad que mostraba Xavier. No en vano, de los tres amigos era ella quien siempre había ejercido como el polo positivo ante todo. Por eso quiso acariciarle la frente sin dramatismos, pero Xavier rompió la distancia abrazándose a su cintura y Laura estuvo a punto de dar un grito. Si la gente que había en esa sala apreciaban el arte, debían estar prendados de la imagen de ambos abrazados. Así mismo se lo gritaba el espejo donde ella contemplaba esa unión. Arte, eran puro arte y ay dios, de nuevo, el culazo de Xavier, no. Nada de mirarlo, se ordenó como también tuvo que ordenarse no recordar nada de lo pasado la noche anterior entre ellos y menos, recordar lo enrojecidas que aún estaban sus nalgas. Por suerte para ella, Xavier le recordó porque estaban ahí, en una sala de espera abrazándose.

- ¿Como están?  ¿Llegaste a ver a Marina?- las preguntas de Xavier sin soltarla lo más mínimo, no sólo le recordaron donde estaban, sino que provocaron en ella unas ganas inmensas de borrarle como fuese la mirada tan triste que tenía.

- Están bien- le contestó pareciendo un tanto ajena- solo pues....habrá que hacer turnos para amarlo muchísimo. Se ha decidido postergar la cesárea, pero a pesar de las semanas que sea capaz de aguantar dentro de Marina, corremos el riesgo de que algún órgano, no esté formado completamente. ¿Entiendes lo que te quiero decir?- le explicó queriendo mantener una distancia de seguridad con él, sin contar con que Xavier derribaba esa distancia como le daba la gana.

- Si- le respondió el abogado, apretandola contra él lo necesario para guarecerse en su cuello, dispuesto a halagarla- Estas bellísima hoy y empiezo a creer, que no tienes un momento que te pueda afear.

- Vamos ya- fue la queja que no salió por la boca de Laura. Xavier había descubierto America, no te jode.

- ¿Entrarás conmigo a verla? Le tengo aprensión a los hospitales- menos mal para los intereses de Xavier, que tal proposición de lo mas tierna, la hizo agarrándole una nalga, que como no, hizo gritar para sus adentros a Laura.

- Ayyyy- el grito feliz, fue por sentirlo en su nalga y para que engañarse, porque con tanto apretarse, también sentía su vanagloriada entrepierna. Pensar en su magnífico pene, no..por favor, se autoimpuso, pensando en dejarlo y entrar para ver como iban Marina e Inés y de nuevo, lo soltó pareciendo tenerle interés cero. Y fue, justo cuando la madre de Xavier entraba en la sala de espera- Me pierdo de aquí, ahora mismo- pensó con todas las alarmas anti-monogamia sonandole huyó del lugar del crimen, sin darle la más mínima explicación a un Xavier que se quedó mirándola marcharse, sin reacción o alguna si que tuvo.

- Mierda...te dije que no lo vas a conseguir- alzó la voz y a su madre le faltó darle una colleja por las formas. Menos mal, que Laura no lo escuchó muy bien o el espectáculo sería mucho más avergonzante para la buena mujer.

Laura huyendo de la sala de espera y en un boxer de la UVI, Inés llorando a moco tendido.
Como no llorar, si le era incomprensible ser ella, la que estuviese recibiendo mimos sin parar. Primero los compañeros de Marina, que vistiéndola para entrar a ver a ésta no cesaron de animarla quitándole hierro.

- Reposo absoluto, quiere decir que te coges unos días y estáis en casita de lo más a gusto. ¿A quien le apetece estar saliendo a la calle con este tiempo? - fueron alguno de  los ánimos que recibió antes de que fuese la propia Marina, la que la mimase al extremo, con las mismas pretensiones.

- Cariño soy médico, aunque no ejerza cuánto quisiera. Se muy bien que significa lo que me ha ocurrido y he pensado, que puedes coger las vacaciones que te quedan y guardas el reposo con nosotros- le había dicho Marina, con las mismas ganas de echarse a llorar, que sentía Inés. Pajarito, como ésta lo llamaba era demasiado pequeño para un parto prematuro y los miedos por lo que pudiera ocurrirle, las acompañarían hasta ese momento. Pero como bien le había aconsejado su madre, eran momentos de apretar riñones y concentrarse en una sola cosa, estar lo más tranquila posible y para eso, Marina necesitaba a Inés bien- A ver..cuéntame como te están tratando.

- Genial- emocionada, pero ennerviada como no se recordaba, agradeció poder hablar sin parar- Necesité subir a la azotea y no estuve sola, también subió Xavier, después apareció Laura que me comió la cara a besos y tu madre, adoro a tu madre, con ella todo parece más fácil y ahora tus compañeras han estado genial y me han dado una piruleta- terminó mostrándosela sin saber muy bien como tomarse el regalo, provocando la risa de Marina.

- Jajaja, les dije que eras golosa, un chocolate no podían ponerse a preparar- le dijo Marina en una tregua conseguida por ambas. Ahora tocaba echar aire, limpiarse las lágrimas entre besos y volver como en bucle, a lo negativo- No quería complicarte la vida y mira como estamos- dejo escapar su pensamiento e Inés, miró el monitor por donde veía en gráficos las vitales de su pajarito.

- Pues...de todas las complicaciones que haya podido tener, es la más bonita- le dijo Inés y vuelta a las lágrimas entre besos y confesiones, que Nacho colándose con ellas no interrumpió.

- Por situaciones así es que me mola ser guapo, me colé por toda mi cara bonita.
Con él llegó otro soplo de brisa fresca. Tan querendon como Inés, se volcó en consentir a Marina, tratando de hacerla sonreír todo el tiempo y en ello estaba, cuando Laura también llegó.

- Ayyyy, escuchar ese latido...me está diciendo Tati- a su estilo, confesó su enamoramiento del pequeño bebé, sin olvidar mencionar el disgusto por su sexo- Ya no puedo llamarlo almejita y pichita se me hace raro- les dijo arrugando los labios pensativa. No, siendo hijo de Xavier pichita no podía llamarlo- ¿Pichón?- les preguntó como si tuviesen telepatía y pudieran saber lo que estaba pensando y si, con ella llegaba otro soplo de brisa fresca más.

- Pichón es un pájaro, ¿no?- la siguió Nacho, haciéndolos pensar. Pero sólo a Marina e Inés, porque Laura seguía a lo suyo. El super pene de Xavier merecía otro apelativo y en consecuencia el bebé también.

- ¿Creéis que se heredan las cositas de los Papis? Yo tengo las tetas de mi madre- los sorprendió, sin ser sorpresa que lo hiciese, mientras ella no podía dejar de pensar en un pene en concreto- Que ame su pene, es mal- soltó dejándolos ahora si con la boca abierta, justo cuando Xavier entraba. Así, vinieron unos cuántos carraspeos nerviosos, para pasar a que Marina la regañase visualmente, Inés mirase el paquete de Xavier uniendo cabos y Nacho, se mirase su propio paquete para después mirar el de Xavier, quien los miraba a todos.

- Esto..¿se puede saber por qué me miráis el paquete?- extrañado por la vista de todos en su formidable paquete, no pudo evitar preguntar y estaba clarísimo quien le iba a contestar primera que nadie.

- Honey...no me seas egocéntrico, pierdes encanto- le contestó Laura e iba a hacerlo él de vuelta, cuando entró Lucía sin cara de amigos.

- Puedo entender que queráis estar cerca de ella, pero Marina necesita descanso- les dijo con una seriedad impropia de ella y tal fue así, que todos salieron de lo más obedientes, incluída Inés, un pelín acojonada- Mi niña- la detuvo siendo la última en pasar por su lado- Tu sólo a tomarte esto- rebajó el tono lo justo para que Inés parpadeara ronroneando y fue más, al ver lo que Lucía le daba. Una apetecible rosquilla de chocolate acompañada por un batido también de chocolate.
- Jijij, eres lo más- enseguida halagó a su suegra, quien se señalaba la mejilla dispuesta a recibir el beso que merecía.

Después y a solas con su hija, Lucía siguió comportándose de manera impropia. Revisó las vías en silencio, los monitores, peinó a su hija, la arropó bien y ésta no pudo aguantar más sin saber que tenía a su madre tan rara, a parte de obvio. Fue preguntarle que le pasaba y alucinar por lo que la respuesta de su madre implicaba.

- Nada..estoy con Fran viendo los resultados de las pruebas conforme van saliendo, como es natural preocupada y atendiendo como puedo  a las visitas que van llegando. Por cosas así es que no me gusta Pedraza, los cotilleos vuelan- contestó a su hija, cruzándose de brazos. Pero si con esa pose, creía tranquilizar a su hija, iba equivocada.

- Ya- musitó Marina y siendo hija de esa mujer, prefirió dejarse de rodeos- Visitas que viven o trabajan aquí.

- Como sea, cielo...que mas da- sin muchos ánimos volvió a contestarla, desesperando a Marina.

- No es lo mismo, que vivir en Torrejon- le dijo dando por hecho que hablaban de la no visita que estaba segura, tenía a su madre así.

- Cielo...cuando quiere no hay distancias que valgan y por mi, que venga cuando quiera- sentenció Lucía sin que ninguna llegase a mencionar a Susana y Marina se tragó el "ja" que le salió instantáneo. Pero ni modo, por lo que conocía a su madre, daba igual las vueltas que diera o la defensa que pudiera hacer de Susana. Después sin ella en la habitación como gata enjaulada, tendría tiempo de comentarlo con Inés. Fuerte y mucho, ver a su madre tan dependiente de alguien.

Ella alucinando con su madre e Inés, de charla con la de Xavier. Le había dado cosa al salir, verla sin nadie conocido, pues ni rastro había de su hijo en la sala. Y  a pesar de lo remilgada que había sido con ella en anteriores ocasiones, se sentó a su lado, con su rosquilla de chocolate.

- Están bien- le dijo a la mujer, que como todos, estaba tan preocupada que para remilgos no le daba-  me tiembla hasta la campanilla, porque Marina me lo pinta como un descanso de las dos, pero...el susto se me ha metido en el cuerpo y no habrá quien me lo quite. Y tengo que sonreír, ¿sabe? Para que ella éste tranquila, tengo que sonreír cuando lo que quiero es arrancarle las vías y cables para que me los pongan a mi. Pero yo aquí... Sonriendo- como en catarsis se explayó con la mujer- ¿Quiere la mitad de mi rosquilla?- pasando a ofrecerle su rosquilla.

Dicen que con un buen susto se pasa el hipo, lo que pocas veces se dice, es cuánto puede unir un susto. A la madre de Xavier le conmovió el amor que la asustada Inés destilaba y entre unos y otros, fueron llevando las horas de espera hasta que a Marina le dieron una habitación. Entonces fue, que lo más íntimos a la pareja se quedaron con ella, incluidos los desaparecidos por un buen rato, Xavier y Laura.

Marina había acabado de hablar por teléfono con Karla, recién aterrizaba en Miami, mientras Lucía entraba al baño de la habitación e Ines y Nacho, se mandaban callados mensajes.
No había que ser muy linces, primero el ratazo que la nueva pareja había estado desaparecida, después el cabello un tanto asalvajado de Laura y para redondear, el cuello más que enrojecido de Xavier. ¿Conclusión? Según Nacho e Inés, bombeo en cualquier aseo y a lo loco. Pero claro, con tanta señal y miraditas, acabaron por extrañar a Xavier.

- ¿Ahora que pasa?- les preguntó harto de miraditas y otra vez, iba a ser Laura quien les bajara los humos, pero se anticipó Marina, callando las risitas de Nacho e Inés.
- Yo no se que hacéis aún aquí, estáis a tiempo de llegar a la cena- les insistió recordando perfectamente lo importante para el bufete de Xavier era esa cena.

- Jajaja- rió falsamente Laura atusándose la melena. Una cosa era follárselo en el baño y otra muy distinto acompañarlo a una cena de trabajo. ¿Que sería lo próximo? ¿Compromiso? Ni muerta- ¿Que cena?- fingió fatal no recordar la cena, pero para lo que le iba a servir. Xavier pasando de sus interpretaciones se estaba despidiendo, haciéndoles prometer que le mantendrían al tanto de todo y después, tan sólo tiró de su mano- Honey...¿que haces? Llevo todo el día con la misma ropa, ni en broma voy yo asi a una cena, Xavier...Xavier, no te lo voy a decir más veces- la escucharon quejarse saliendo de la habitación y dentro, se quedaron a las risas, hasta que la puerta de nuevo se abrió apareciendo por ella Susana.

De las risas a las sonrisas, a explicarle como a todos lo ocurrido, las precauciones que ahora debían tomar, dejarla que saludase cariñosa a Marina y que Lucía saliese del baño. Todo de lo más normal, si no fuese porque Lucía tan sólo saludó a Susana con un hola bien seco y porque el doctor Fran, entró buscando a Lucía para cenar y que ésta se marchó con él.
Tras eso, Marina no pudo evitar comentarle a Inés:

-Se viene un buen bollo-drama.

- Jijiji, nosotras no sabemos que es eso- chuleó Inés, muy propio en ella.

- Jajaja, no que va...semana pasada, visita de Esther y su pareja- le recordó Marina y entonces...

- Ayyy mi Presi jijij, la..la, la de todos los madrileños quiero decir.